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Migración
“No hemos encontrado el cuerpo de mi cuñado pero gracias a Helena Maleno estamos en paz”
Maïsa murió ahogado en el Mediterráneo en mayo de 2017, intentando llegar a la costa del Estado español. Aunque nunca se pudo encontrar su cuerpo, su familia pudo conocer cómo perdió la vida gracias al trabajo de Helena Maleno, actualmente investigada por tráfico de personas.
La noche del 14 de mayo de 2017 había mala mar en el Estrecho. Maïsa y otros seis tripulantes más de una patera que había partido de Marruecos intentaban alcanzar las costas de España luchando contra la fuerza de la naturaleza. En un momento de la noche, el agua ganó el pulso. Cinco personas llegaron a nado a la costa. Dos permanecieron dentro de la embarcación. Salvamento Marítimo pudo rescatar a uno de ellos. El otro era Maïsa, quien se hundió agotado por el esfuerzo.
La familia de este senegalés, que ansiaba llegar a Europa con la promesa de un futuro mejor para sus dos hijos, ha tenido acceso a la reconstrucción de los hechos gracias al trabajo de Helena Maleno, la defensora de derechos humanos de la ONG Caminando Fronteras que juzga un tribunal marroquí. Le acusan de tráfico de personas. Ella lo único que intenta es salvar vidas, tal y como cuenta Marta López, cuñada de Maïsa. “El día antes de embarcar, Maïsa habló con mi marido. Pensábamos que se le había quitado de la cabeza la idea de venir. Como mucho se quedaría en Marruecos trabajando. Hablaron de la mala mar que había”, cuenta López a El Salto.
Pero no fue así. “Al día siguiente mi marido recibió una llamada. Había noticias de Maïsa. Teníamos que llamar a una española que estaba en Marruecos y nos dejaron un teléfono. Hablé yo. Era Helena Maleno”. La activista les comunicaba que había habido un naufragio en el Estrecho la noche anterior. Marta le envió fotos de su cuñado. Malena contacto con Cruz Roja Cádiz, quienes estaban atendiendo a la persona que sobrevivió en la patera. Este confirmó que el cuerpo de Mäisa había sido arrastrado por el mar.
Entre las labores de la ONG Caminando Fronteras está identificar los cuerpos de quienes naufragan, informar a las familias de los países de origen y conseguir un entierro digno. En definitiva, “poner nombre a esos números que pierden la vida cada día en el Mediterráneo”, tal y como explican en el manifiesto “Defendiendo a Maleno”.
“Helena siguió tras la pista del cuerpo de mi cuñado, pero no apareció. Desde aquel día nos mantenemos en contacto. Siempre me ha estado informando de todo. Siempre se ha estado preocupando. Hay poquísimas personas como ella”, explica Marta López. “No hemos recuperado el cuerpo, pero ha hecho muchísimo. Nos ha permitido estar seguros al 100% de que Maïsa se hundió. Su familia en Senegal, si no ven el cuerpo, no se lo puede creer, pero su investigación ha dado paz y tranquilidad a nuestro espíritu”.
Mientras tanto, la activista se enfrenta a un proceso judicial en Tánger, impulsado por la Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsedades documentales (UCRIF) de la Policía española. El Gobierno investiga su labor en el Estrecho por las llamadas de petición de auxilio que habría realizado a Salvamento Marítimo acerca de embarcaciones que se encuentran a la deriva o desaparecidas. La Audiencia Nacional ya archivó esta investigación, pero el Estado lo intenta de nuevo a través de la justicia marroquí. El 10 de enero Helena declaraba ante el juez, quien reconocía su “labor humanitaria”. El próximo día 31 se enfrenta a la siguiente sesión en los juzgados.
“Es vergonzoso. No hay derecho que una persona que se preocupa tanto por el derecho a la vida sea juzgada por tráfico de personas. Es abominable”, sentencia Marta López con una rabia que se transforma en pena cuando recuerda a Maïsa. “Era la mano derecha de su padre, siempre estaba haciendo recados. Hoy, por lo menos, él sabe cómo murió su hijo. Estaremos eternamente agradecidos a Helena”, sentencia.
La historia de Maïsa es solo un ejemplo. Maleno ha aportado luz en cientos de casos ante la oscuridad de nuestras fronteras y su labor no toca a fin. Tal y como afirma CEAR, durante los 10 primeros días del año más de 200 personas han desaparecido en el Mediterráneo. Mientras el drama no cesa, para las familias de los ausentes, Helena, más que inocente, es necesaria.
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