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Música
Jackson Browne: “Creo en la democracia, pero no sé si funciona”
Leyenda del folk rock americano Jackson Browne publica DownHill from Everywhere, un disco que persiste en el estilo elegante, reflexivo y sensible del cantautor californiano. A pesar del mundo líquido, Browne mantiene su compromiso político y ecológico, el mismo que lo definió como una de las voces más genuinas de la contracultura de los años 70. Tras la pantalla del ordenador, el clásico songwriter transmite cercanía y serenidad. Y quizá porque está desayunando, conversamos sin prisas sobre el disco, la alquimia de las canciones, los odios raciales, las democracias y la corrupción. Browne duda, sí, pero lo tiene claro. Y además sigue en la carretera.
Acaba de publicarse su último disco Downhill from everywhere tras seis años en silencio. Aunque lo grabó antes de la pandemia, el disco rezuma un sentimiento profético, casi de urgencia.
Puede parecer profético, sí, pero, en realidad, el disco explora cuestiones que son parte de nuestra vida, estemos en pandemia o no; como, por ejemplo, la necesidad de inclusión e integración, de contacto humano y también, claro está, el interrogante de nuestra propia mortalidad. Puede parecer profético, pero las canciones reflexionan sobre conflictos que ya hacía tiempo que arrastrábamos y que la pandemia no ha hecho más que acrecentar.
¿Problemáticas solo agudizadas por la pandemia?
No, también por la agitación política que vivimos y sobre todo por los enfrentamientos raciales en nuestra sociedad, que siempre han estado allí escondidos y agazapados. Ahora, sin embargo, deben salir a la luz para ser examinados. ¿Que el disco parece profético? Puede ser. Pero solo trato de describir aquello que ha estado pasando en nuestra sociedad y que sigue pasando.
¿Como la preocupación por el cambio climático?
Sí, cierto, además no tenemos mucho tiempo. De hecho, siempre que hablamos de la emergencia ecológica o del cambio climático con recurrencia usamos la metáfora del acantilado para describir que nos hallamos ante una situación límite, justo al borde del precipicio. De ahí también la urgencia del disco. En ese sentido, la canción Downhill from Everywhere, que da título al álbum, pretende una narrativa muy concisa, como un hilo que crea sentido con imágenes asociadas y contrastadas de escenas de la vida moderna; imágenes, en apariencia, distintas, que, sin embargo, tienen algo en común. La canción incide en la idea de ir de mal en peor en todos los ámbitos, en las cárceles, en las plazas, en las fábricas, en el hospital y en un largo etcétera.
Sin embargo, a veces no sabemos si estamos al límite del acantilado, o si quizá ya estamos en caída libre.
No lo sé, aunque solo escucho cómo mitigaremos los efectos de la actividad humana en el planeta y nada más, ¿no? Ahora bien, debo admitir que escribir una canción sobre todo esto, no satisface esta urgencia para nada. No es una respuesta a toda esta tensión.
Y entonces, ¿para qué la música?
Lo mejor sería que las canciones nos cambiaran para ser mejores, para darnos corazón y ánimo y poder realizar las cosas que deberíamos hacer. Por ejemplo, ayer la ciudad de Los Ángeles se abrió oficialmente y fui a un concierto de los Foo Fighters.
Lo que sentimos en comunidad configura gran parte de nuestra vida como seres humanos
¿Le gustó el concierto?
Sí, fue un concierto fantástico. Sus canciones son fuertes y el público cantaba los estribillos de los temas con entusiasmo. Yo no conocía muy bien las letras de los Foo Figthers, pero, para mí, el mensaje fue uno: la inclusión, estar todos unidos en esta vida y avanzar juntos, especialmente en este momento tan duro. De hecho, lo que sentimos en comunidad configura gran parte de nuestra vida como seres humanos. Podemos discrepar en muchas cosas, pero creo que la música puede unirnos y darnos fuerza.
Sí, estoy de acuerdo. Es alentador. La música crea comunidad y su generación creyó especialmente en estos ideales. A lo largo de los años, después del extenso recorrido, ¿usted se ha vuelto más optimista, o más pesimista?
Creo que aún mantengo mis ideales de juventud, las mismas ideas de entonces. Más bien siento que…
[De repente, Jackson Browne guarda silencio y piensa su respuesta durante unos largos segundos].
Creo que muchas personas en mi país, no solo mi generación, creyeron que estábamos avanzando, que progresábamos hacia una sociedad más justa… pero no ha sido verdad. Los progresos que creíamos que estábamos realizando en términos de justicia racial o de cubrir las necesidades de las personas, no los hemos realizado. Los más ricos de mi país no pagan ningún impuesto en absoluto, no ayudan a la gente y tampoco apoyan la educación. Es más, incluso, compran literalmente con su dinero a políticos y a gobiernos para que actúen a su favor.
Suena duro, muy duro.
Eso es lo que está pasando cada vez más en mi país. En cuanto a tu pregunta sobre si mantengo mis ideales de juventud, te diría que sigo creyendo en ellos, sí, creo en la democracia, pero no sé si funciona. Hay una diferencia entre decir que creo en ello, que debería funcionar, que deberían hacer que funcione y que deberíamos hacerla funcionar.
Deberíamos cambiar muchas cosas, ¿no?
Si pienso en mi país, bajo mi punto de vista, tendríamos que deshacernos del colegio electoral y meter más jueces en el Tribunal Supremo, porque los han manipulado para servir a los muy muy ricos. Y lo han hecho aprovechando los odios raciales. Los ricos cuentan un relato falso sobre quién construyó este país y quién debe merecerlo, como si a ellos les hubieran robado el país. De hecho, convencen a una gran parte de una población blanca e ignorante de que algo les ha sido usurpado. Es de un cinismo atroz.
No estoy de acuerdo con todo lo que Biden representa, pero al menos tenemos un presidente que regresa diciendo “queremos volver a ser parte del mundo con ustedes
¿Qué opina de Biden?
Lo veo bien. No estoy de acuerdo con todo lo que él representa, pero al menos tenemos un presidente que regresa diciendo “queremos volver a ser parte del mundo con ustedes”. Ya veremos cómo va. Los republicanos saben que, si la población negra vota, ellos pierden; de la misma manera que saben que, si la gente obtiene una mejor educación, ellos perderán. Más allá de todo, sigo creyendo en la democracia, en el voto, en la educación y en todo en lo que siempre he creído. Ahora bien, me pregunto una y otra vez si la democracia tiene posibilidades en este país.
No lo sé, pero en su nuevo disco mantiene su compromiso de siempre. ¿Cómo fue la grabación? En una entrevista afirmó que gran parte del proceso creativo sucede en el mismo estudio de grabación. ¿Siempre lo ha percibido así?
Hace tiempo que lo sé, desde mi disco The pretender. Esta canción la terminé de escribir antes de entrar en el estudio, aunque una vez ya estaba dentro para grabarla, tuve que cambiarla bastante. Entonces, comprendí que no era necesario terminar completamente una canción antes de grabarla. Mira, te voy a contar una anécdota sobre esto. Una vez que ya tenía asumido que podía acabar de componer una canción durante la grabación, le pregunté a Tom Petty cómo trabajaba él, ya que siento mucha curiosidad acerca de cómo trabajan aquellos músicos a los que admiro, para aprender de ellos. Y él me respondió: “Voy a darte una regla. Siempre me aseguro de que la canción está terminada completamente antes de grabarla”.
Ahora empiezo a grabar sin que la canción esté acabada y, por la noche, cuando estoy en casa, escribo la letra
¿Y ahora siempre trabaja de esta manera?
Sí. Ahora empiezo a grabar sin que la canción esté acabada. Si me gusta la música, a lo largo del día empiezo a grabar con la banda. Y por la noche, cuando estoy en casa, escribo la letra, porque ya habré descubierto lo que la estructura de la canción me pide. Pero a veces debo descartar alguna estrofa porque no puedo amoldarla en alguna parte de la canción.
Parece como si la composición tuviera algo de impredecibilidad. De hecho, usted ha dicho que componer tiene algo de misterioso.
Sí, porque la vida tiene misterio y componer una canción no es más que preguntarse cosas a uno mismo para poder responderlas y progresar tratando de salir adelante. Cuando compones, tienes que resolver ciertas dudas en cuanto a lo que intentas expresar. La mayoría de lo que sentimos o pensamos está mezclado, es un mundo complejo. No resulta sencillo trasladar todo eso a un papel, ponerle orden en forma de canción, transmitir las preguntas que te acechan, la búsqueda que te mueve. Incluso, hay preguntas que ni siquiera están plasmadas en una canción y que debo respondérmelas antes para poder continuar y avanzar.
La vida tiene misterio y componer una canción no es más que preguntarse cosas a uno mismo para poder responderlas y progresar tratando de salir adelante
No podemos controlarlo todo, ¿no?
Antes, cuando escuchaba una versión que me gustaba, quería grabarla enseguida, exactamente igual a como la había escuchado, porque sabía que después no volvería a ser lo mismo. Recuerdo un concierto con David Lindley en Japón, invitados por Peter Gabriel. Estábamos los dos, David y yo, y de repente él toca una introducción increíble. Entonces, una vez ya ambos regresamos a EEUU, dentro del estudio, le dije a David que quería que tocara la misma introducción que había tocado en Japón. Y el me respondió: “¿Quieres que toque lo mismo que en Japón?”. Sí, sí, le respondo, tócalo para mí, tócalo una vez más.
¿Y qué pasó?
Pues que no fue lo mismo. ¡Ni una nota!
¡Ja, ja, ja!
De hecho, el me preguntó después de la grabación: “¿Qué tal ha sonado?”. Solo pude responderle que la grabación sonó genial. Me encanta David Lindley. Con esta anécdota quiero explicar que yo era reticente, pero que ahora he aprendido a que está bien grabar una vez tras otra, porque si quieres conseguir aquello que quieres, debes estar dispuesto a permitirte que algo inesperado suceda.
En una canción del nuevo álbum, A Little Soon to Say, resulta evidente esta dinámica de pregunta y respuesta que comenta sobre la idea de componer.
Sí, es cierto. Es una canción que surgió mucho más rápida que otras. Es una fotografía de una actuación mía en el estado de Vermont, en los EEUU, arropado entre jóvenes y gente mayor. Fue un placer tocar ahí, y yo quería que, si un día volvía a tocar para todas esas personas, ellos pudieran reconocerse en la canción. De hecho, creo que eso es uno de los misterios de la música: a pesar de que un autor ofrece detalles de su vida en una canción, aquel que la escucha es quien le da sentido llenándola de su propia vida. Lo que quería con esta canción era animar de alguna manera a los jóvenes.
No sé cómo los jóvenes van a poder gestionar tanta complejidad, ni tampoco cómo van a poder acoger los problemas que les hemos dejado
¿Cree que los jóvenes lo tienen difícil? ¿Más que su generación?
Sí. No sé cómo van a poder gestionar tanta complejidad, ni tampoco cómo van a poder acoger los problemas que les hemos dejado. Pienso que tienen que solucionar unos problemas mucho más difíciles de los que jamás tuvimos nosotros. Quizá los jóvenes hagan un trabajo mucho mejor que el que hizo nuestra generación; aunque, quién sabe si podrán con un gobierno tan mal gestionado como el nuestro. ¿Quién se hará cargo de eso?
Se desprende preocupación de lo que dice. ¿Hay pesimismo en el disco?
Algunas personas dicen que sí, pero yo no creo que el disco sea pesimista, sino más bien realista.
¿Cómo le gustaría que el público se acercara a las canciones de Downhill from Everywhere?
Con la misma honestidad con la que yo presento las canciones. Y que valoren y consideren las preguntas que planteo. De hecho, cuando escuchas una canción, a veces tu puedes reconocer, aunque sea un instante, la propia verdad en las palabras de otro. A mí me sucede con una gran canción de Warren Zevon, The Indifference of Heaven, cuando él canta “una lluvia suave cae sobre mi y toda la vida se repliega en el océano. Contemplamos la eternidad bajo la gran indiferencia del cielo”. Es una verdad preciosa.
El dolor tan cerca del amor.
Sí, es universal, revives la pérdida que alguna vez podrías haber experimentado tú mismo. Warren Zevon explica una historia muy personal y poderosa.
Una de las canciones de Downhill from everywhere es realment emotiva: A human Touch. Resulta un tema muy actual, ahora que casi no nos podemos tocar.
Sí, pero esta canción trata sobre la pandemia del sida, cuando todavía no se sabía como te podías contagiar del virus. En esos días, a pesar de todo, hubo médicos y enfermeras que arriesgaron sus vidas quitándose el uniforme de protección para tratar a los pacientes de manera humana y afectuosa. Incluso, permitieron que los familiares entraran en el hospital para celebrar el hecho de estar juntos. La pandemia actual está demostrando lo importante que es el contacto humano.
Sí, es verdad. Una última pregunta: el disco concluye con una canción de homenaje a Barcelona. Canta en español y en catalán y suena muy bien su acento. ¿Va a venir pronto a España para alojarse en su piso del Barrio de Gracia en Barcelona?
Sí, me encantaría. Sigo atento a la situación de la pandemia y leo las noticias. Me encanta España y siempre me siento muy acogido en esta tierra. Además, cuanto más tiempo estoy en Barcelona, más música nueva descubro. Y la disfruto mucho. De hecho, mientras acababa la canción A Song for Barcelona, escuchaba la banda de percusión Coetus, creada en Barcelona ciudad por Aleix Tobias, donde también tocó mi amigo Raúl Rodríguez.
Sí, a Raúl Rodríguez lo entrevistamos en El Salto.
Es un músico excelente. Tocamos juntos y con otros músicos en el proyecto Let The Rhythm Lead para Haití. Éramos unos cuantos músicos de EEUU, Mali, Haití y España.
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¿Le gusta la música mediterránea?
Leonard Cohen es un gran compositor mediterráneo, ¿no creéis? [risas]. Mi introducción al flamenco fue con un disco de Morente y Sabicas. Mi amigo Alberto Manzano me lo recomendó. Además, con Alberto siempre comentamos poemas de Antonio Machado. Me encanta el idioma español, Cervantes… Y de Federico García Lorca tengo muchas traducciones de sus libros. Y también la música de Paco de Lucía. Me gusta la música de la que no entiendo la letra. No entiendo el flamenco ni la música africana, pero, por alguna razón, comprendo lo que quieren explicar.