El componente más popular de la marihuana es el THC. Es su principal compuesto psicoactivo al que se le asocian de manera demostrada multitud de propiedades: analgésicas, relajantes, estimulantes del apetito, antietémicas, incluso reductoras de la agresividad en determinadas personas.
No obstante, el THC no es el único fitocannabinoide presente en la marihuana. Junto a alrededor de otros 85 cannabonoides, el CBD o cannabidiol es uno de sus principales componentes que, a diferencia del THC, no es psicoactivo y se le asocian muchas más propiedades terapéuticas.
Un informe preliminar publicado por la OMS a finales del año pasado acerca del CBD, expone en su resumen que este compuesto parece no tener ningún potencial de abuso o dependencia derivado de su consumo, además de resultar efectivo en el tratamiento de la epilepsia en varios ensayos clínicos, así como sugerir evidencia preliminar para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, cáncer, psicosis, enfermedad de Parkinson y otros numerosos trastornos.
El informe establece que el CBD es bien tolerado por el cuerpo humano y tiene un buen perfil de seguridad, así como que cualquier efecto adverso parece ser resultado de su interacción con determinadas medicaciones de pacientes. Además, el informe apunta que varios países ya han modificado sus controles nacionales para acomodar el CBD como producto medicinal y que hasta la fecha no existe evidencia de uso recreativo del CBD, ni de ningún problema de salud pública relacionado con el consumo de CBD puro.
Este informe podría ser un catalizador para acelerar la regulación de la marihuana medicinal en países como en España, en donde los responsables políticos parecen desconocer o no conformarse con la abundante literatura científica que establece las propiedades medicinales de la marihuana en general o del CBD en particular. El interés por parte de la ciencia en este compuesto no ha hecho sino aumentar y se estudia activamente en campos como la oncología, y es que parece ser que el CBD puede reducir el crecimiento tumoral mediante la inhibición gen Id-1, responsable de la metástasis de estos tumores.
Al contrario que en países como Holanda, Alemania, Canadá, Colombia o EEUU, en nuestro país el debate político está mostrándose incapaz de ponerse a la altura de la evidencia científica, que se acumula irremediablemente, y que en algunos casos ha sido promovida por la experimentación de pacientes desesperados, que han encontrado en las propiedades de la marihuana un alivio a muchos de sus peores síntomas.
Es el caso de una niña llamada Charlotte, enferma de una forma muy agresiva de epilepsia conocida como síndrome de Dravet, que le provocaba alrededor de 300 ataques de convulsiones a la semana, lo que le evitaba tener un desarrollo normal que afectaba a todas las facetas de su vida, como caminar, comer o hablar. Ningún tratamiento convencional parecía surtir efecto.
En plena desesperación, la familia de Charlotte entró en contacto con los hermanos Stanley, empresarios del mundo de la marihuana medicinal, que desarrollaron una cepa con un elevado contenido en CBD (17%) y muy baja concentración de THC (0,5%), con la que Charlotte comenzó a tratarse monitorizada por un médico. Sus ataques se redujeron forma casi instantánea de 1200 al mes a menos de 4.
Esta cepa fue bautizada como Charlotte’s Web en honor a la niña, y sus creadores consideran que puede ser el futuro del tratamiento de la epilepsia, dado que reduce los ataques sin producir ningún efecto psicoactivo ni ningún efecto secundario negativo, algo que va apareciendo reflejado en artículos científicos.
Mientras la OMS recomienda desfiscalizar el CBD por sus propiedades médicas probadas y la ausencia de evidencia acerca de una posible peligrosidad, y mientras muchos países ya han integrado protocolos de tratamientos que incluyen el cannabis o compuestos cannabinoides, algunos países como el nuestro se van quedando en el vagón de cola de la I+D del cannabis medicinal, por las anacrónicas trabas políticas que está sufriendo la tan necesaria regulación de la marihuana como sustancia legal.