Opinión
Autocrítica feminista del fenómeno de las tradwives: ¿estamos reforzando lo que criticamos?

Las opiniones sobre estas influencers que performan la feminidad tradicional en las redes dan por hecho que se trata de algo ajeno a nuestra realidad, obviando cuestionar el régimen heterosexual, cimiento del patriarcado que copta nuestros movimientos.
Estee Williams
Estee Williams, una de las referencias del fenómeno tradwives en EE UU, y su marido, en una imagen compartida por la influencer en su cuenta de Instagram.
30 ago 2024 06:00

Seguramente a estas alturas estés hasta el moño de oír, hablar o leer de las tradwives. Y, sinceramente, yo también lo estoy. Al fin y al cabo, en los últimos dos meses nuestras redes y medios se han copado de personas que, alabando o criticando, han difundido estas posturas reaccionarias hasta sobresaturarnos.

Parece que ya lo sabemos todo de ellas, creadoras de contenido e influencers que performan un ideal tradicionalista de mujer, madre y ama de casa incluso aun cuando muchas de ellas ni se identifican como tradicionales ni se han casado o tenido hijos todavía. 

Desde dentro de las ideologías y movimientos de izquierdas nos parece que la caja de Pandora de las tradwives se ha abierto para bien, visibilizando y dando atención de forma analítica a este fenómeno neoconservador. 

Movimientos de izquierdas han prestado atención de forma analítica a este fenómeno neoconservador por el que creadoras de contenido en redes performan un ideal tradicionalista de mujer.

Sin embargo, siento que hay algo que nos falla. Las críticas con perspectiva feminista, antifascista y anticapitalista tienden a centrarse en puntos concretos de este movimiento reaccionario que parece estar traspasando fronteras y pantallas. Se habla de la performatividad de una feminidad conservadora, del rol de sumisión frente al marido-hombre, de la relación de este movimiento en Estados Unidos con religiones fundamentalistas… pero se trata como algo bien lejano a nuestras posturas ideológicas. 

El fenómeno de las mujeres tradicionales, al igual que otros fenómenos reaccionarios originados en redes sociales, está siendo ampliamente criticado desde una mirada abstracta. En concreto, tendemos a tratar tanto a las creadoras y como a las personas que consumen y aprecian este contenido, junto a las dinámicas que rodean todo ese proceso, como algo ajeno a nuestra realidad cotidiana. Y claro, cómo no va a ser así si nosotras somos muy feministas y nosotres también somos muy anticapitalistas y antifascistas, ¿verdad? 

El problema viene a que, sin querer, estamos cayendo en una falsa dicotomía, invisibilizando dinámicas y posturas que pese a ser completamente reaccionarias se encuentran a diario en nuestros movimientos e ideologías más revolucionarias y radicales.

Entiendo que todo esto tiene sentido cuando no nos dedicamos a analizar detenidamente y pensar críticamente cada idea o posicionamiento que tenemos. Siendo realistas, hacerlo sería agotador porque sería un runrún constante en cada cabeza. Pero a su vez no podemos pasar del extremo de la autohipervigilancia a obviar cómo nuestras posturas y formas inconscientes de pensar y situarnos en este mundo están ya predeterminadas.

Desde antes de nacer las normas, los valores y las dinámicas alrededor nuestra están ya establecidas. El sistema dominante se invisibiliza a nuestros ojos, haciendo de sus posicionamientos como los naturales, únicos y legítimos para existir. 

Esto es algo de lo que se ha hablado rato largo dentro del feminismo y, más en concreto, dentro de las posturas queer y decoloniales, y no debería hacérselos como algo nuevo a estas alturas. Interiorizamos el patriarcado de la misma forma que interiorizamos el supremacismo o el capitalismo, y tendemos a reproducirlo con nuestros actos y pensamientos en un acto constante que no tiene otro fin más que el de lograr perdurar este sistema. 

Muchos de los análisis y argumentos en contra de las mujeres tradicionales han estado construidos desde un sentido identitario (“ellas son reaccionarias, nosotras somos feministas”) y no desde una perspectiva estructural.

Volviendo a las tradwives, leyendo más críticas que alabanzas sobre este fenómeno me ha chocado para mal ver una separación artificial y falsa entre ese ellas y este nosotres. Creo que muchos de los análisis y argumentos en contra de las mujeres tradicionales han estado construidos desde un sentido identitario (“ellas son reaccionarias, nosotras somos feministas”) y no desde una perspectiva estructual.

Solo así me puedo explicar que hasta el momento se haya ignorado de manera tan exagerada cómo la ideología neoconservadora de las influencers y creadoras de esta clase de contenido va más allá de ser algo de nicho. A lo que me refiero es que la ideología que subyace a las mujeres tradicionales de TikTok e Instagram, ideología patriarcal, burguesa, neoconservadora y capitalista, la encontramos en muchas ocasiones también dentro de nuestros propios movimientos, pensamientos y acciones.

El feminismo se ha centrado en la propaganda conservadora de estas creadoras de contenido pero ha dejado por completo de lado un cuestionamiento clave como es el del régimen heterosexual.

El ejemplo más clave que he podido ver de esto es cómo el feminismo se ha centrado en la propaganda conservadora de estas creadoras de contenido pero ha dejado por completo fe lado un cuestionamiento clave como es el del régimen heterosexual, el cual se haya presente en nuestro día a día y es el orden social primario sobre el que se sustenta el sistema que nos oprime y margina tanto a las mujeres como a las disidencias del sistema. Rescatando a la lesbofeminista materialista Monique Wittig, cuando el feminismo contemporaneo y mainstream aparta la discusión sobre el régimen heterosexual permite que este sea validado, haciendo que el sistema patriarcal siga consolidándose en vez de lograr atajarlo y comenzar a deconstruir o destruirlo.

Cuando desde posturas feministas lésbicas y queer hablamos de régimen heterosexual y lo ponemos de forma crítica como una de las bases del sistema patriarcal, no nos referimos a que está mal que a Manolita le gusten los Manolitos, o que Manolita es menos feminista por ser hetero. Ni mucho menos. 

La heterosexualidad no es solo un modelo relacional o una forma en que articulamos la atracción sexual, sino que es una institución esencial del patriarcado capitalista y racial para justificarse y consolidarse a largo plazo. Feministas lésbicas de los 80, como la ya mencionada Wittig, describieron cómo la heterosexualidad es algo más allá de una institución; algo más allá de EL contrato social patriarcal. La heterosexualdiad es un régimen político donde se establece cómo las mujeres deben relacionarse con hombres: desde una posición de sumisión y complementariedad frente a ellos. 

Es por ello que la heterosexualidad se nos plantea desde siempre como la forma natural y esencial de relacionarse entre seres humanos, e incluso llegamos a proyectar este orden a otras especies animales. El famoso “si eres niña, te deben gustar los niños, y si eres niño, te deben gustar las niñas”. Y, más allá de eso, el no tan famoso y mucho menos explícito saber de que si eres chica debes interactuar de una forma concreta con los chicos, y que tu posición en este mundo se da en respecto a ellos. Y no sólo debes ser y situarte así con los chicos, sino también con el mundo, porque este mismo es patriarcal, y por lo tanto heterosexual.

El sistema patriarcal necesita de la heterosexualidad, es heterosexual, reitero. Por eso me sorprende tanto la carencia de crítica feminista a este régimen tan particular que traspasa movimientos políticos y fenómenos de internet.

Criticamos las reacciones explícitamente conservadoras y antifeministas sin darnos cuenta de que estamos consolidando el mismo orden de forma más disimulada en nuestros espacios. 

Criticamos las reacciones que nos encontramos afuera, reacciones explícitamente conservadoras y antifeministas, sin darnos cuenta de que estamos consolidando el mismo orden, la misma ideología de trasfondo, de forma más disimulada en nuestros espacios. 

Cuando obviamos hacer críticas estructurales de fenómenos como el de las tradwives y no unimos los puntos en común que los solapan con posturas que encontramos en nuestra cabecita o en nuestros movimientos estamos haciendo flaco favor al sistema dominante. 

La única forma para empezar a desmontar este capitalismo patriarcal y racial es tomar conciencia de una vez sobre cómo su ideología coopta nuestros movimientos, haciendo que seamos nosotres desde nuestras acciones quienes al final mantengamos este sistema hegemónico (y, actualmente, global) tal y como está.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Opinión
Opinión No es Poder Popular todo lo que reluce
VV.AA.
No hay alternativa capaz de cambiar este sistema que no hable claramente de socialismo y de clase trabajadora
Opinión
Opinión Monetizadores de la estupidez
Ser un chalado anticiencia puede llevar a pasearte por radios, televisiones y streamings porque eres rentable para gente sin un mínimo de ética periodística.
Madrid
Centros sociales El Barrio del Pilar y La Piluka: 25 años de lucha y resistencia
En 2025, el Centro Social Autogestionado (CSA) La Piluka celebra su 25 aniversario, un cuarto de siglo resistiendo y promoviendo la autogestión, el apoyo mutuo y el pensamiento crítico.
nalaragua
30/8/2024 22:23

Uf, qué complejo. Me he perdido… habla del feminismo como si fuera un movimiento casi uniforme, cuando no solo está cada vez más dividido sino enfrentadas las corrientes. Pero agradezco el contenido del artículo, aunque no lo haya comprendido en su totalidad.

0
0
Estados Unidos
Extrema derecha Trump anuncia un campo de concentración para 30.000 migrantes en Guantánamo en el 80 aniversario de Auschwitz
La estrategia de llevar la detención de migrantes a territorios lejanos, opacos y sin garantías de derechos también ha sido la opción elegida por la Unión Europea en el último año.
Salario mínimo
Pacto bipartito Trabajo y sindicatos acuerdan la subida del salario mínimo en 50 euros sin el apoyo de la patronal
Díaz anuncia un acuerdo con los sindicatos que llevará al Congreso de Ministros de forma “inminente” la propuesta del Ministerio de Trabajo. Los sindicatos proponían una subida de 66 euros y la patronal, de 34 euros.

Últimas

Crisis climática
Parlamento Ciudadano Climático Un jurado popular ciudadano para combatir la crisis climática y el retroceso democrático
En un momento crítico para la democracia y la acción climática, cinco organizaciones medioambientales reunieron en el Congreso de los Diputados a científicos, actores sociales y asambleístas para impulsar un Parlamento Ciudadano Climático Permanente.
Ayuntamiento de Madrid
Convenio colectivo Las cuidadoras ganan a Almeida: Madrid anuncia nuevos pliegos con la subida salarial pactada
Las trabajadoras de cuidados seguirán en huelga dado que “no hay nada tangible”. El anuncio afectaría a 12.000 personas empleadas por el Ayuntamiento, pero no a las 2.000 trabajadoras más convocadas a la huelga que trabajan para la Comunidad.
Madrid
Justicia El fiscal general del Estado, en el alambre, declara como investigado ante el Supremo
Álvaro García Ortiz acude al alto tribunal a explicar su versión de las filtraciones denunciadas por el entorno de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Es la primera vez que un fiscal de su categoría declara como investigado.
Lavapiés
Madrid Lavapiés gana un asalto a la organización fascista Hacer Nación
La empresa en la que se iban a organizar unas jornadas con figuras de la extrema derecha europea ha confirmado que comunicó a Hacer Nación que no le cedía su espacio.
Más noticias
Pensiones
Revalorización de las pensiones Los pensionistas no se fían y salen a la calle tras el rechazo al decreto ómnibus
La Unidad de Acción de Madrid convoca a manifestarse este viernes 31 frente a la sede del PP tras la “posición negativa de la derecha ultranacionalista, sea española o catalana”.
Energías renovables
Energías renovables en Madrid El Centro Cultural Palomeras quiere ser autosuficiente, los préstamos de sus vecinos pueden conseguirlo
Una universidad pública y una cooperativa de energías renovables lideran el proyecto de préstamos que quiere convertir en autosuficiente al histórico centro educativo vallecano, y que busca reunir 150.000 en financiación ciudadana a un interés ético.
Opinión
Opinión No es Poder Popular todo lo que reluce
VV.AA.
No hay alternativa capaz de cambiar este sistema que no hable claramente de socialismo y de clase trabajadora
Israel
Sionismo Maccabi - Baskonia: no colaboremos con la banalización del mal
El partido de basket en Gasteiz es una oportunidad de oro para mostrar nuestra determinación a no contribuir al blanqueamiento del Estado genocida de Israel, oponiéndonos decididamente.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Sin materiales, sin protección adecuada y sin financiación: los bomberos de Madrid denuncian “abandono”
La contaminación de los equipos de protección de cinco bomberos en un incendio en una nave de reciclaje hace levantar de nuevo la voz de los sindicatos, que ya tienen denunciada ante el TSJ de Madrid, la falta de financiación.

Recomendadas

Laboral
Laboral Investigada unha rede empresarial que explotaba a 82 migrantes nunha granxa de Lugo
Polo de agora, tres persoas responsables da granxa de Begonte centran as investigacións da Garda Civil. As 82 persoas explotadas vivían nun hotel de Ordes (A Coruña) que non tiña sequera licencia de hostalaría.
Literatura
Letras Galegas Da Sección Feminina do franquismo ao Cancioneiro Popular Galego: o pobo é quen canta e baila
As cantareiras protagonizarán o Día das Letras Galegas de 2025. Beatriz Busto e Richi Casás fálannos delas, de Dorothé Schubarth, do Cancioneiro Popular Galego e da dificultade de acceder aos arquivos sonoros que conservan as súas voces.
Medio rural
Reportaxe As mulleres rurais soñan con deixar de ser heroínas
A falta de servizos básicos no rural é a primeira pedra no camiño de quen quere vivir e desenvolver os seus proxectos fóra da cidade. Aínda así, o rural galego atópase á cabeza en canto a titularidade feminina respecto á media do Estado español.