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Redadas racistas
Carta abierta a dos agentes de la Policía Local de Barakaldo
Varios colectivos y personas de Barakaldo llevamos cuatro meses acompañando a unos 20 chicos jóvenes de origen magrebí que están en situación de calle, y desde que los contactamos han sido un total de cinco las detenciones irregulares que los agentes nº 1X5 y 1Z9 habéis practicado.
Hay cosas a las que por más que intentas hacer el esfuerzo, cuesta mucho encontrarle un porqué. Nos pasa a todas las personas en numerosas ocasiones y resulta frustrante hasta que aprendes que es imposible darle encaje a todo lo que acontece. Por ello a veces es suficiente con aceptar que algo sucede y tratar de transformarlo con las herramientas que están a nuestro alcance.
Varios colectivos ciudadanos y personas de Barakaldo llevamos cerca de cuatro meses acompañando a algo más de 20 chicos jóvenes de origen magrebí que tras su paso por centros de menores y al alcanzar la mayoría de edad, pasan a encontrarse en situación de calle. Aún así, se esfuerzan por superar cada día los obstáculos que este sistema racista y clasista coloca habitualmente en su camino. Acuden a cursos de formación, clases de castellano, actividades de tiempo libre… todo ello con el fin de alcanzar un futuro prometedor.
Basta con asomarse tímidamente a este contexto de hostilidad global al que se enfrentan diariamente, para darse cuenta de que una vez alcanzada la meta europea, sus vidas se transforman en una auténtica ginkana macabra que cada día adquiere diversas formas. Rechazo social y prejuicio en el transporte público, políticas restrictivas en materia de inclusión social, violencia institucional que les niega el permiso de residencia correspondiente una vez que salen del centro de menores, ansiedad y estrés por no poder acceder a recursos habitacionales… y también, en forma de agentes nº 1X5 y 1Z9 de la Policía Local.
Para nosotros eráis dos auténticos desconocidos hasta que casualmente, para su desgracia, os cruzasteis en la vida de estos chicos. Desde que los contactamos y acompañamos han sido un total de cinco las detenciones irregulares que habéis practicado. El “modus operandi” es siempre similar. Os acercáis a los chicos en la calle bajo cualquier pretexto con el fin de solicitarles la documentación. Da igual el lugar en el que se encuentren, esperando en la cola del comedor social, en el lugar en el que se refugian para dormir, la plaza del pueblo… os acercáis con el privilegio que una porra y placa policial os proporciona y procedéis a identificar a estas personas sin otra razón que el color de su piel, lo que viene siendo una “identificación por perfiles étnicos o raciales” de manual, esas mismas que la ley prohíbe de manera expresa.
Cuando comprobáis que aunque disponen de documento de identificación, carecen de permiso de residencia, los detenéis y entregáis a la Policía Nacional en Bilbao, para dar inicio a la apertura de una orden de expulsión. Ya se han producido un total de cinco órdenes desde que detectamos esta manera irregular de proceder en el seno de la Policía municipal de Barakaldo.
La sorpresa llegó con el acceso a los diferentes atestados policiales que revelaron que en todos y cada uno de los casos habéis sido estos dos agentes los que habéis llevado a cabo estas detenciones. Por tanto, todo apunta a que lejos de tratarse de un procedimiento habitual y generalizado en el seno de la Policía Local de Barakaldo, estamos ante la práctica racista e ilegal de dos agentes de policía.
Tras habernos dirigido ya a vuestros responsables técnicos y políticos, queremos dirigirnos a vosotros directamente para deciros que valerse de una posición de superioridad objetiva, de los privilegios que este sistema y las instituciones os otorgan para generar sufrimiento en la gente, es, además de injusto, tremendamente mezquino. Es falso que con este tipo de detenciones esteis llevando a cabo vuestro trabajo. Entre vuestras competencias no figura el ámbito de la extranjería, pese a que probablemente os gustaría barrer de nuestras calles a todas las personas que no cuentan con permiso de residencia. Sentimos deciros que eso es algo que no os corresponde hacer.
De este modo, queremos trasladaros tres cuestiones. Solo tres preguntas rápidas.
¿Alguna vez os habéis parado a pensar el nivel de ansiedad que genera en una persona que se ha dejado la piel para llegar hasta aquí la apertura de una orden de expulsión? ¿Conocéis el terror que genera en las personas la arbitrariedad y la impunidad con la que habéis estado actuando? ¿Os parece lógico que por vuestra iniciativa una persona que no ha cometido ningún delito, sino una falta administrativa, se pase cerca de 7 horas en un calabozo? Una vez que los chicos recuperan la libertad, esta acción que habéis ejecutado da inicio a un proceso burocrático que muy posiblemente finalice cuando una juez termine matizando la sanción al no concurrir otras circunstancias que justifiquen la expulsión. En cualquier caso, el daño ya está hecho y los efectos que dificultan su inserción se incrementan, a lo que habría que añadir la incertidumbre que les generará volverse a cruzar con la policía en cualquier otro momento.
Tenéis suerte. Tenéis la suerte de contar con unos responsables políticos y técnicos más preocupados por no “enrarecer el ambiente”, por dejar las cosas como están que por investigar lo sucedido y depurar responsabilidades eliminando el racismo de la práctica institucional… Porque, al fin y al cabo, ¿a quién pueden preocupar los derechos de cinco chicos extranjeros anónimos? Tenéis también la suerte de estar en la parte de los privilegiados y de jugar con ventaja, amparados en el horror que generan herramientas jurídicas como la Ley de extranjería, que apuntalan cada día la desigualdad y el odio en nuestras calles. Jugar a este juego en el contexto de xenofobia global en el que nos encontramos, es jugar con las cartas marcadas.
Solo os ha fallado un detalle en todo esto. Las redes de acogida van tomando cuerpo en este país y habéis ido a detener ilegalmente a las personas que a día de hoy continuamos acompañando. A saber la cantidad de personas que habrán precedido a estos chicos en los asientos traseros de vuestro coche patrulla… A saber la cantidad de dolor que habéis generado. Una cosa sabemos. Podéis estar seguros de que vamos a dedicar todos los esfuerzos a nuestro alcance, eso sí al contrario que vosotros, dentro del marco legal y buscando el acuerdo, para que estas prácticas racistas no vuelvan a producirse.