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Ecofeminismo
Nuestros propósitos ecofeministas para 2019
Ir al gimnasio, perder esos kilillos de más, dejar de fumar, hacer el Camino de Santiago...como cada inicio de año nuevo, nos proponemos empezar de cero y hacer todo aquello que no hicimos y que creemos puede convertirnos en mejores personas. En Saltamontes no queremos quedarnos atrás y con las gafas ecofeministas puestas, hemos puesto en común nuestros mejores propósitos de año nuevo.
Gabi
Mi primer propósito es probar la transición de dieta vegetariana a vegana durante un mes, del 8 de febrero al 8 de marzo; el segundo es convencer a un amigo de que me haga unos huevos con patatas para cuando el mes acabe, el día de la huelga. El tercer propósito es aprender a cocinar un plato estrella para las reuniones con gente, para poder mimar a mis amigas y fregar menos platos. El cuarto es juntarme con esas amigas para destruir al patriarcado fósil y el quinto que nunca se acabe Juego de Tronos. El sexto es no desesperarme si estas dos últimas no las conseguimos (este año).
Diana
Borrarme del gimnasio y salir más con las amigas...pedirles que vayamos a tomar las cañas en el bar asociativo del barrio. Ay, pero he dicho que voy a hacerme vegetariana en 2019, tendré que cocinar màs...Quizás como Gabi, un plato estrella que pueda llevar a las reuniones, esas reuniones interminables donde siempre hablan más los hombres incluso cuando hablamos de ecofeminismo.
Lo del vegetarianismo me va a costar, sobre todo con mi familia, mi abuelo era carnicero y mi madre cocina el cordero maravillosamente. Todavía me cuesta sacrificar el lado social que tiene toda comida aquí. ¿Cómo dices a tu madre que no comes cordero cuando se ha pasado toda la mañana cocinandolo “con todo su amor”? ¿Cómo le explicas que te gusta muchísimo pero que has decidido poner por delante tus principios sobre la sostenibilidad del planeta?
Con paciencia, espero.
Para 2019, dame paciencia
Elvira
En 2019 mantendré los propósitos que tan buenos resultados me han dado en el pasado y volveré a incluir alguno de los que entrando febrero ya he abandonado. Pero mi propósito especial para el año que entra será tener paciencia para explicar sin cabreo aparente que el ecologismo sí que tiene que ver con acabar con el patriarcado, que el feminismo es igualdad y que la violencia con las mujeres está relacionada con ciertos valores asentados en nuestra sociedad.
¿Paciencia? Algunas lectoras estarán diciendo ahora mismo ¿¿paciencia?? Lo confieso, a mí también me pasa. Mejor para 2019 mi propósito será tratar de explicar lo mejor posible qué es eso del ecofeminismo y sus utilidades prácticas. Al fin y al cabo, son muchos siglos de patriarcado y hay cosas que están demasiado grabadas como para entenderlas si nunca te has puesto las gafas violeta. Pero si las dudas y cuestionamientos no vienen de ahí, sino de un enfrentamiento que solo busca perpetuar privilegios… ay, entonces, ni paciencia, ni paciencio.
Nerea
Entre mis propósitos también va a estar comer menos carne. Si, medio año investigando sobre las consecuencias para el clima y para el medio rural creo que han sido suficientes para terminar de convencerme. Pero necesito un plan riguroso, porque entre los torreznos, la tapa más famosa del pueblo de mi novio, y la morcilla patatera del pueblo de mi señora madre... está la cosa complicadilla.
Además quiero tener más tiempo para leer así que voy a dejar de hacer caso a mis amigas de Saltamontes que me proponen series que me enganchan, como Juego de Tronos, o me sumen en la más profunda depresión (además de engancharme) como El Cuento de la Criada. Una vez superada mi, digamos mediana, adicción al tocino y a las series me propongo tomarme más en serio eso de que "si no puedo bailar y cantar no es mi revolución" para que no se me pase ni un mes sin ir a bailar con las amigas y a idear, entre baile y baile, los pasos de la revolución ecofeminista.
Berta
Muy ligados a los aprendizajes y reflexiones que me ha deparado llevar un año en el consejo editorial de este blog, van mis tres propósitos ecofeministas para 2019. El primero, que pretendo que sea el que más me transforme y construya, tiene que ver con revisar mis privilegios raciales. Al hilo de las lecturas que realicé para seguir y cubrir la huelga del 8M y también después de haber leído Americanah, de Chinamanda, se despertó en mí inquietud en torno a este tema, para mí tan lejano hasta entonces. He seguido con interés a Afrofeminas desde aquella polémica, a veces con la tristeza convencida de que el movimiento feminista necesita ahora mucha unidad y serenidad, pero siempre con la convicción de que lo que nos señalan es cierto: los feminismos, y el ecofeminismo también, necesitamos abordar las interseccionalidades, porque queremos un mundo más justo y un verdadero cambio de sistema. Así que después de un 2018 lleno de lectura, me toca un 2019 (y toda una vida, me parece) para aplicar lo aprendido a la primera persona. Pretendo hacerlo con amigas y amigos también preocupados por revisarse a golpe de reflexión compartida. Además, debo reconocer que es un proceso que me está acercando empáticamente a esos hombres maravillosos y conscientes que tengo cerca y que se declaran más perdidos que perdidos en esto de apoyar el feminismo desprendiéndose de sus privilegios. Así me siento yo.
El segundo de mis propósitos es más modesto. Surge de leer con envidia sana las crónicas de las Bielas Salvajes en Saltamontes. Quiero recuperar la bici como medio de transporte. No voy a ser muy ambiciosa, porque le cogí mucho miedo después de un susto con un coche, y porque hace mucho que no me muevo en la ciudad con ella, pero no pasa de febrero que me haga con el carnet de bicimad. Y lo usaré. Seguro. Para recuperar libertad y para reivindicar una ciudad para las personas, no para los coches. Un transporte racional y verdaderamente sostenible.
Y la última de mis intenciones ecofeministas se la debo a ganaderas en red y sus reflexiones sobre sororidad y medio rural. También a la poeta veterinaria María Sánchez, a quien leemos puntuales desde el tuiter de Saltamontes. Quiero acercar un poco a mi hija y mi hijo a ese mundo rural vivo que ellas nos cuentan, para que conozcan que los pueblos no son solo para pasear, sino que son la base donde se sostiene la vida. Ganaderas en red, os contactaré en la primavera, a ver si a alguna os encaja contar a peques cómo es el día a día en un proyecto ganadero sostenible.
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Después de un meditado balance de las cuentas de este año, y viendo los cada vez más abusivos y estratosféricos precios de los productos veganos de calidad, he decidido poner la sostenibilidad de mi cuenta bancaria por delante -la del planeta que se espere, ya si eso- y apostar por la carne baratuja del Bon Área. Así, de paso, me ahorro tener que ir a la farmacia para comprar antibióticos. 2x1, tu.
pues yo creo que voy a repetir propósitos de años anteriores... básicamente leer, que no voy a tener vida suficiente para acercarme a tanta autora interesante que nos habéis propuesto (Grace Paley, Vivian Gornick, Margaret Atwood -si me atrevo, que no estoy segura-, los cuentos de Terramar y los desposeídos de Ursula K LeGuin y otro montón. Y si saco tiempo, intentar escribir, aunque no se publique, solo ordenar pensamientos por escrito. Bueno, y seguir discutiendo, claro, sobre el nuevo mundo necesario que hay que construir ya. Y seguir leyendo el Saltamontes, claro, que es un pozo de aprendizaje inacabable. Salud! y Energía!
http://www.revistalacomuna.com/cultura/marxismo-feminismo-entrevista-carmen-parejo/