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Violencia sexual
Escuelas escénicas y abusos: el patrón se repite mientras las profesionales tratan de impulsar protocolos
“En 2018, un grupo de nueve mujeres presentaron una denuncia contra dos de sus profesores del Aula de Teatro de Lleida por los abusos sexuales ocurridos entre los años 2001 y 2008, cuando eran unas adolescentes. Fue demasiado tarde. Por miedo, por vergüenza, porque tardaron mucho tiempo en entender y digerir lo que había pasado, la denuncia llegó cuando el caso ya había prescrito y se archivó”.
Este texto es parte de la la sinopsis de El techo amarillo, el documental de Isabel Coixet de 2022 nominado a los Goya que cuenta el caso de Aula Teatro de Lleida. Pero recuerda al de La Seducción, cuyo director ha sido señalado por nueve alumnas por hechos similares, como publica hoy en exclusiva El Salto Andalucía. En este caso, la denuncia aún no ha sido archivada. Todavía.
Hay más: en diciembre de 2021, el diario Ara publicó los testimonios de 13 exalumnas del Institut del Teatre de Barcelona que daban cuenta de lo ocurrido entre los años 2005 y 2020, cuando una escuela de teatro se convirtió en un espacio abusivo para disfrute de su director, también actor. En febrero de 2023, una concentración en la Escuela Superior de Arte Dramático de Sevilla (ESAD) señalaba a este centro tras readmitir a un profesor que había sido apartado unos meses antes después de conocerse testimonios de más de 20 alumnas contra él por abuso sexual, acoso y mala praxis educativa.
“Estos testimonios están sirviendo para que dejemos de normalizar dinámicas que se dan en las escuelas y en la industria”, decía Rebeca Alfayat
A principios de noviembre de este año, la escuela de teatro Estudio Juan Codina anunció en su cuenta en la red social Instagram la suspensión permanente de su fundador, Juan Antonio Codina, de todos los ámbitos de la organización, además de su cese como profesor. El equipo directivo explicaba que la decisión pretendía “velar por la seguridad e integridad del alumnado y por la viabilidad y estabilidad del equipo interno y docente”. Lo hacía tras la acusación realizada por una antigua alumna del centro, la actriz Miranda Yorch, quien tres días antes había publicado en esa misma red social que, cuando tenía 19 años, fue violada por el director de la escuela en la que estudiaba interpretación, 32 años mayor que ella. Yorch no mencionó el nombre del profesor ni tampoco el de la escuela.
En estas semanas, mientras crece la bola de nueve de los testimonios anónimos en Instagram que dibujan un panorama de abuso de poder y violencia sexual normalizada en varios ámbitos profesionales, las mujeres que están detrás de la cuenta @testimoniosartesescenicas explicaban a El Salto cómo en este ámbito se produce un contexto de vulnerabilidad y fuerte jerarquía que facilita las dinámicas de poder, algo que aplica de manera muy específica en las escuelas. “Estos testimonios están sirviendo para que dejemos de normalizar dinámicas que se dan en las escuelas y en la industria y nuestro objetivo es generar cambios para poder trabajar en espacios seguros”, decía Rebeca Alfayat, una de las seis actrices tras la cuenta.
Protocolos para la prevención de las violencias sexuales
El caso que hoy revela El Salto se produce en un contexto en el que las violencias sexuales están en el centro del debate. Por un lado, la publicación de testimonios anónimos ha generado una corriente frenética de visibilización pero también de cuestionamiento sobre los canales para denunciar estas violencias. Por otro, menos visibles pero constantes, asociaciones de mujeres profesionales del sector trabajan desde hace meses en la implantación de protocolos para abordar las violencias sexuales en determinados sectores, entre ellos el de las artes escénicas.
Una de estas asociaciones es la Asociación Andaluza de Medios Audiovisuales, AAMMA, que trabaja desde hace al menos un año en la elaboración de un manual de buenas prácticas para la prevención de la violencia y el acoso sexual en el cine y la organización de eventos cinematográficos y que sirva para prevenir y abordar las violencias productoras, festivales o escuelas.
En junio de 2024, la Academia del Cine Catalán lanzaba su 'Protocol guia per la prevenció i abordatge de les violències masclistes i LGTBI-fòbiques en el sector audiovisual'
Lo cuenta la actriz y activista Paz de Alarcón, que cita como acelerante del proceso varios encuentros en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en septiembre y octubre de 2023. Una mesa sobre igualdad en la que ella misma participó y un encuentro donde varias profesionales compartieron ideas sobre buenas prácticas para un sector audiovisual libre de abusos por razón sexual de género o de poder sirvieron para que muchas mujeres del sector pusieran en común sus preocupaciones. Además, el festival sirvió para celebrar una reunión del Grupo de Trabajo Interterritorial para la Igualdad en el Audiovisual, del que forma parte AAMMA Andalucía, AMMA Murcia, Dona i Cinema (Comunitat Valenciana), Dones Visuals (Catalunya), Hemen (Euskadi), y MIA (Mujeres en la Industria de la Animación).
Poco después, en junio de 2024, la Academia del Cine Catalán lanzaba su Protocol guia per la prevenció i abordatge de les violències masclistes i LGTBI-fòbiques en el sector audiovisual. La abogada Carla Vall, que participó en la redacción del documento, explicaba unos meses antes en San Sebastián cómo fueron precisamente los casos conocidos en dos escuelas catalanas (las citadas Aula Teatro de Lleida y el Institut del Teatre de Barcelona) lo que puso en alerta al sector. “Vimos que podía haber decenas y decenas de víctimas que no daban el paso de denunciar y que podría haber unas necesidades específicas del sector para saltar este muro”, explicaba Vall. Este protocolo —que en su índice abarca varios ámbitos antes, durante y después del rodaje, pero no de forma específica las escuelas— se sumaba al servicio puesto en marcha de 2022, que ofrece atención jurídica y psicológica a las víctimas de violencia machista en el sector audiovisual y de las artes escénicas.
Pero el catalán no es el primer protocolo sectorial: en febrero de 2024, el trabajo de las asociaciones profesionales de mujeres daba lugar a la firma de un Protocolo de prevención y medidas contra el acoso por razón sexual, de género y/o abuso de poder dentro del ámbito laboral de las artes escénicas valencianas y del audiovisual valenciano, apoyado por la asociación de Actores y Actrices Profesionales Valencianos (AAPV), la Asociación de Empresas de Artes Escénicas del País Valencià (AVETID) y la Academia Valenciana del Audiovisual (AVAV) y la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA).
El sector audiovisual y las artes escénicas tienen unas particularidades que hacen que los protocolos pensados para otros ámbitos sean de difícil aplicación y es un sector con muchas “zonas grises”. Una de esas zonas grises es precisamente el ámbito de las escuelas, explica Sara Mansanet
Sara Mansanet, secretaria de CIMA y también vinculada a la creación y aprobación del protocolo valenciano, explica la pertinencia de estos procesos. Según ella, aunque la preocupación existía antes, fue la aprobación de la Ley de Libertad Sexual en 2022 la que dio el impulso a las asociaciones de mujeres profesionales. Aunque, aclara, la obligatoriedad de que las empresas cuenten con protocolos de prevención es anterior: viene de la Ley de igualdad efectiva entre mujeres y hombres, de 2007.
El sector audiovisual y las artes escénicas, dice, tienen unas particularidades que hacen que los protocolos pensados para otros ámbitos sean de difícil aplicación. La modalidad de contratación es muy distinta y el proceso creativo implica muchas “zonas grises”, previas a la ejecución de una obra y también posteriores. Por ejemplo, es habitual que existan reuniones previas y momentos de promoción posteriores donde la relación laboral ya se ha extinguido, aunque el contexto sea evidentemente laboral.
Para Mansanet, las escuelas son precisamente una de esas “zonas grises”. Por un lado —aclara—, como empresa educativa deberían tener su propio protocolo. Por otro, en el sector saben que los espacios educativos son “escenarios muy propicios para que se puedan dar abusos”, porque en ellos confluye una jerarquía que facilita la situación del poder de los docentes y “la violencia sexual va muchas veces vinculada a un abuso de poder”. Sobre por qué los protocolos que ya existen no incluyen de forma específica estos ámbitos, explica: “Deberían tener un apartado que contemplara la casuística de las escuelas y ofrecer información de cómo actuar en casos que se den en ese ámbito; estamos construyendo todas estas herramientas e intentando llegar allí donde sea necesario”.
Mientras, las víctimas “tienen miedo a las represalias, vergüenza y a veces no entienden lo que ha pasado hasta más tarde y se culpan a sí mismas, por eso es tan importante que hablemos de estos temas y que las víctimas puedan encontrar espacios seguros donde puedan hablar e intentar escucharles”.
Hacia un protocolo en Andalucía
Paz de Alarcón, actriz y activista, coincide en el análisis. Trabajo con el cuerpo, víctimas vulnerables que saben que los docentes son muchas veces actores en activo que pueden facilitar el acceso a un casting y jerarquía forman parte del contexto de las escuelas de artes escénicas.
Por eso las escuelas son uno de los ámbitos que debería abarcar el manual de buenas prácticas en el que AAMMA trabaja desde hace algunos meses, una intención que está encima de la mesa. De incluir este ámbito, el manual sería pionero. La asociación, que tiene ya 12 años de recorrido, cuenta con una subvención del Ministerio de Igualdad para trabajar en su elaboración.
La hoja de ruta para el manual que impulsa AAMMA, incluye una presentación en 2025 y la intención de que abarque el ámbito de las escuelas
La actriz pone en valor además la coordinación que existe entre diferentes asociaciones de mujeres de ámbito territorial, y que comparten una visión sobre la dimensión del problema y la determinación para poner freno a unas prácticas que han sido normalizadas en estos espacios. Por otra parte, se da la realidad de que las plataformas —empresas como Netflix, que tienen sus propias producciones— ya aplican protocolos de prevención de la violencia sexual.
Este manual impulsado por AAMMA contaría con el apoyo de la Academia de las Artes Escénicas de Andalucía, de la que de Alarcón también forma parte, y donde existe sensibilidad sobre la necesidad de abordar las violencias machistas.
En Andalucía, esta determinación se topa con el inexistente apoyo del Gobierno autonómico. Pero existe ya un camino andado, por lo que de Alarcón es optimista: espera que pueda presentarse en el festivales internacionales de cine en 2025.