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Alemania
Jakob Springfeld, un “joven, alemán del Este, contra la extrema derecha”
Jakob Springfeld nació en 2002 y creció en Zwickau, una ciudad en el estado federal de Sajonia, en el este de Alemania. A partir de 2015, llegó a Alemania un gran número de refugiados, principalmente de Siria. Esto provocó una ola de solidaridad con los refugiados, pero también un aumento de ataques xenófobos. Esta preocupante tendencia se hizo visible en las manifestaciones periódicas contra los refugiados en la ciudad sajona de Dresde organizadas por Pegida, el acrónimo alemán de Patriotas Europeos Contra la Islamización de Occidente.
Las protestas en Dresde se extendieron a otras ciudades alemanas y jugaron un papel clave en la radicalización de Alternativa para Alemania (AfD en sus siglas en alemán), el partido creado en 2013 en torno a posiciones euroescépticas en el contexto de la crisis del euro que pronto adoptó posturas de extrema derecha más tradicionales.
En su libro Unter Nazis: Jung, ostdeutsch, gegen Rechts [Entre Nazis: Joven, Alemán del Este, contra la extrema derecha], escrito en colaboración con el periodista Issio Ehrich, Springfeld, entonces un joven adolescente, explica cómo vivió la llegada de refugiados a Alemania a partir de 2015. El padre de Springfeld participó activamente en la acogida de refugiados y así fue como el joven Jakob se hizo amigo de Mostafa, un refugiado de Afganistán un poco mayor que él.
A través de la experiencia personal de Mostafa, Springfeld se volvió más consciente del racismo y la agitación de extrema derecha en su ciudad natal. También fue en esta época cuando empezó a descubrir uno de los momentos más oscuros de la historia de Zwickau. Entre 2001 y 2008, la ciudad fue el escondite del grupo terrorista Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU en sus siglas en alemán).
Alemania
Extrema derecha “Es imposible confiar en el Estado alemán y su policía en la lucha contra los neonazis”
Durante su período en Zwickau, el NSU cometió nueve de los diez asesinatos de los que fueron responsables a lo largo de los años. El NSU mató a nueve personas inmigrantes (Enver Simsek, Abdurrahim Ozudogru, Suleyman Taskopru, Habil Kilic, Yunus Turgut, Ismail Yasar, Theodorus Boulgarides, Mehmet Kubasik y Halit Yozgat) y a un oficial de policía (Michèle Kiesewetter) y no fueron descubiertos hasta 2011, después de que la policía les sorprendiera mientras atracaban un banco.
El núcleo del NSU estaba formado por sólo tres miembros, dos de los cuales se suicidaron tras el atraco al banco. Sin embargo, los terroristas tenían profundos vínculos con otros grupos y personalidades políticas neonazis (como los círculos alrededor del NPD, el Partido Nacional Democrático de Alemania, rebautizado como Die Heimat en 2023) que no han sido investigados adecuadamente. En un juicio que concluyó en Múnich el 2018, solo cuatro personas fueron condenadas junto al miembro superviviente del grupo. Mientras que la principal acusada fue condenada a cadena perpetua, la mayoría de las otras penas fueron ligeras. En octubre de 2019, se decidió plantar un árbol en Zwickau en memoria de Enver Simsek, la primera víctima del NSU. El árbol fue arrancado de raíz por unos desconocidos. Un mes después, se plantaron diez árboles en memoria de las diez víctimas en un parque público de Zwickau, que recibió la visita de la entonces canciller alemana, Angela Merkel. Jakob Springfeld fue uno de los que recibieron a Merkel durante su visita a Zwickau. Responde a nuestras preguntas por videollamada.
En enero de 2024, se reveló que la AfD había participado en una reunión secreta en la que se discutía la posible deportación de millones de personas. Esto habría incluido a solicitantes de asilo, inmigrantes y personas nacidas en Alemania de padres inmigrantes. Las revelaciones provocaron protestas masivas contra la AfD. ¿Qué representaron para ti estas manifestaciones y cuál es su potencial?
Para muchas personas las manifestaciones son motivo de esperanza. Mucha gente, especialmente en el este de Alemania, piensa que la AfD acabará entrando en los gobiernos regionales [en septiembre hay elecciones en tres estados federales del este de Alemania, y la AfD sería el primer partido con más del 30% de los votos según datos recientes] y las manifestaciones fueron una señal de que todavía hay mucha gente con conciencia democrática. El problema es que, aunque la mayoría de los políticos en Alemania apoyaron las protestas, todavía estamos esperando medidas específicas para impedir el crecimiento de la extrema derecha. El parlamento alemán está debatiendo la llamada “Demokratiefördergesetz” (Ley para la Promoción de la Democracia) que debería proporcionar más fondos para proyectos de cultura democrática, pero no se ha alcanzado ningún consenso [el partido neoliberal FDP, así como también la centroderecha de la CDU y la extrema derecha de la AfD, bloquean la ley, aunque por diferentes motivos].
Uno de tus principales objetivos como activista antifascista ha sido la creación de un centro de documentación en Zwickau para concienciar sobre las conexiones entre la ciudad y el NSU. La propuesta no ha llegado a buen término y muchas veces te han dicho que esto sólo traería mala publicidad a la ciudad. ¿Qué explica esta actitud?
A veces es difícil de entender, porque incluso desde una perspectiva puramente económica es evidente que no se puede dejar atrás el pasado. Si la AfD se fortalece aún más en Sajonia en general y en Zwickau en particular, es poco probable que las empresas vengan aquí. Michael Kretschmer [presidente de Sajonia desde 2017, pertenece a la CDU] tiene un discurso antiinmigración pero no está claro cómo piensa cubrir los puestos de trabajo en sectores clave de la economía que están actualmente vacíos sin inmigrantes. No estoy de acuerdo con quienes defienden el derecho de asilo o la llegada de inmigrantes sólo porque los necesitamos para nuestra economía. Aun así, no entiendo por qué algunos no ven que, aunque sólo sea por razones pragmáticas, necesitamos inmigrantes.
Me molesta que en algunas zonas de Alemania la gente parezca creer que el extremismo de derechas no es algo que les concierna
Has estado recorriendo el país durante los últimos meses presentando tu libro y hablando ante diferentes públicos. ¿Cómo lo has vivido y qué tipo de diferencias has percibido según dónde estés?
Existen grandes diferencias entre las zonas rurales y las ciudades y también entre Alemania del Este y del Oeste. Al mismo tiempo, me molesta que en algunas zonas de Alemania la gente parezca creer que el extremismo de derechas no es algo que les concierna. Por ejemplo, en Baviera, donde la AfD no es particularmente fuerte, la escena política está dominada por la CSU [partido regional afiliado a la CDU], que está muy escorado a la derecha, junto con Freie Wähler [Votantes Libres, un partido con especial implementación en Baviera], que son aún más derechistas. Estos dos partidos limitan el potencial de la AfD en Baviera.
También es interesante que algunos de los principales políticos de la AfD en el Este, como Björn Höcke, líder de AfD en el estado federal de Turingia, provengan del Oeste del país. Parece que identificaron una oportunidad para sus mensajes políticos de extrema derecha en el Este y se trasladaron allí.
Sí, después de la reunificación de Alemania en 1990, el Este experimentó importantes problemas sociales y altos niveles de desempleo durante toda la década de los 90 y muchos extremistas vieron que había una oportunidad para ellos en las regiones de la antigua República Democrática Alemana. Al final, sin embargo, su objetivo es implementar sus políticas de extrema derecha en toda Alemania. Alemania del Este les ha resultado útil como base para iniciar su movilización.
En tu libro, explicas que algunos activistas antifascistas que vivieron la década de los 90 en Alemania del Este te contaron historias sobre los llamados “Baseballschlägerjahre” [años del bate de béisbol, en referencia al objeto que los neonazis usaban en sus ataques], en los que los niveles de violencia contra los inmigrantes y activistas de izquierda eran aún peores.
Sí, pero creo que lo que es diferente hoy en día es la normalización de los discursos de extrema derecha.
Si sucede lo peor y la AfD entra en algunos de los gobiernos regionales de Alemania del Este, no deberíamos esconder la cabeza bajo el ala sino seguir haciendo lo que hemos estado haciendo hasta ahora
Muchos investigadores del radicalismo de derechas destacan la importancia de la socialización para prevenir el extremismo. La participación en grupos deportivos o actividades culturales, por ejemplo, puede resultar útil. ¿Qué piensas sobre esto?
Sí, creo que no deberíamos centrarnos únicamente en participar en manifestaciones. Deberíamos organizarnos mejor y hablar más a menudo de política. Es importante comprender que no vamos a alcanzar nuestros objetivos sólo votando. Al mismo tiempo, si sucede lo peor y la AfD entra en algunos de los gobiernos regionales de Alemania del Este, no deberíamos esconder la cabeza bajo el ala sino seguir haciendo lo que hemos estado haciendo hasta ahora. El caso de Polonia, por ejemplo, ha demostrado que un episodio de grave regresión democrática no es necesariamente el final, sino que se puede revertir.
En tu libro explicas cómo el traslado de tu ciudad natal, Zwickau [90.000 habitantes, en el estado federal de Sajonia] a Halle [240.000 habitantes, en el estado federal de Sajonia-Anhalt] te permitió tener menos miedo en tu activismo político porque en Zwickau mucha gente del ámbito de la extrema derecha te conocía y te amenazaba. He escuchado otras historias de personas que estaban involucradas en activismo político en zonas rurales y se mudaron a ciudades más grandes, en parte debido a amenazas de la extrema derecha. Esto es comprensible, pero imagino que deja mucho espacio para que la extrema derecha domine las zonas rurales.
Sí, es cierto. Pero esto también representa una oportunidad. Cuando las personas de zonas rurales o ciudades pequeñas se trasladan a las grandes ciudades, tienen acceso a recursos que pueden ser útiles cuando intentan ayudar en sus lugares de procedencia. Eso es lo que intento hacer entre Halle y Zwickau, aunque no siempre resulte exitoso. Este tipo de alianzas pueden ser poderosas. Y al mismo tiempo, al trasladarnos a ciudades más grandes, también podemos concienciar a quienes son originarios de allí de la realidad de las zonas rurales. Aun así, es cierto que es problemático que las zonas rurales viren aún más hacia la derecha cuando muchos de los que defienden otras ideas se marchan.