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El Partido Social-Demócrata (SPD) ha confirmado que su militancia ha aprobado el programa de Gran Coalición con el partido CDU/CSU, de Angela Merkel, que mantendrá a la política nacida en Hamburgo en la cancillería de Alemania, puesto que ocupa desde 2005.
Dos tercios del poco menos de medio millón de militantes censados han apoyado la opción apoyada por Martin Schulz, candidato de los socialdemócratas en las elecciones de septiembre. De este modo, hoy, 4 de marzo, se ha ratificado la decisión tomada por los delegados del partido en enero.
Pero la decisión no calma las aguas en el SPD. El apoyo a Merkel ha supuesto la defenestración de Schulz, expresidente del Parlamento Europeo, quien a mediados de febrero pagó por su defensa del pacto con la dimisión de su cargo de presidente del SPD. Los jóvenes de su partido, encabezados por Kevin Kühnert, han tensado el partido, especialmente durante el mes de enero con el mensaje “No GroKo” (en referencia a la Große Koalition).
Andrea Nahles, exministra de Trabajo, se postula como sucesora de Schulz y albacea de la tradición de un partido en una grave crisis de identidad a la que no es ajeno ningún partido de la socialdemocracia europea. En septiembre, el partido obtuvo su peor resultado desde la II Guerra Mundial.
Tras cinco meses sin acuerdos, el partido socialista alemán ha aprobado la repetición del modelo que funcionó desde 2013. Pero el contexto para los dos socios no es el mismo. Juntos suman un porcentaje mucho menor que en aquella ocasión, en la que sumaban el 70% del electorado. Hoy aglutinan a poco más de la mitad de los votantes (un 53%), y una nueva fuerza, la Alternative für Deutschland (AfD) suma el 13% del electorado. AfD contará con 94 diputados para hacer publicidad de su discurso xenófobo contra la migración y para explotar el malestar de las clases trabajadoras de Alemania ante la merma de sus condiciones de vida y trabajo.
El acuerdo de los ya tradicionales socios en el Gobierno alemán —es la tercera gran coalición desde 2005— lanza un mensaje al resto de países europeos, por más que sea difícil descifrar el mensaje. Con el presidente francés Emmanuel Macron publicitando su "reforma de Europa" basada en la cooperación entre Estados (intergubernamental) frente a la idea supranacional que defiende la actual Comisión Europea, la coalición roji-negra (por los colores del SPD y CDU/CSU) se verá tensada por las distintas concepciones de Europa de los dos partidos y por el calendario electoral.
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Recuerden cuando se tachaba, en primera plana de la prensa mainstream nacional e internacional, a Venezuela de dictadura porque Hugo Chávez encadenaba legislaturas elección tras elección (internacionalmente evaluadas y ejemplarmente valoradas), porque según las principales teorías contemporáneas de la democracia, elaboradas ad-hoc desde y para occidente, una democracia dejaba de serlo plenamente cuando la persona en el poder supera dos legislaturas. Hoy todo son loas para la canciller guía de la democrática Europa.