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Opinión
Bonos, políticos, eléctricas y envidia
Enrique Ossorio, con un sueldo superior a 100 mil euros y un patrimonio de más de un millón, justificaba el cobro de esta ayuda de 192 euros con estas palabras: “Es un dinero de Pedro Sánchez, del Gobierno de España; las Comunidades lo que hacen es distribuirlo; son ellos los que han determinado quién debe recibirlo, y han dicho que todas las familias numerosas, así que mientras lo sigamos siendo la seguiré recibiendo”.
La oposición política en tromba y a toda velocidad pidió la dimisión de este vicepresidente, hasta que Mónica García, lideresa de Más Madrid descubre que su familia también lo cobra, pide disculpas y dice que hará lo posible por devolverlo.
Mientras tanto, van apareciendo otros políticos madrileños que reciben esta ayuda, así Alfonso Serrano, secretario general del PP madrileño, con más de 80.000 euros de sueldo como diputado recibe, no el de familia numerosa normal, sino el de vulnerable severo, destinado a familias con ingresos inferiores a 16.800 euros. Según este líder de la derecha madrileña, es un error de la Administración. Vamos, algo que nos suele pasa a todos, que nos ingresan 313 euros al año por error. En paralelo, Rocío Monasterio, líder de la ultraderecha y madre de familia numerosa, también ha admitido que es receptora del bono eléctrico, aunque ha negado que reciba el térmico, que en teoría se concede automáticamente a los beneficiarios de la primera ayuda.
Al final, sale Teresa Rivera, la ministra de Transición Ecológica diciendo que va a limitar el cobro del bono social eléctrico y térmico por familia numerosa a las familias con rentas que no sean elevadas.
Bueno, tras esta presentación de los hechos, escucho en los medios de comunicación del grupo PRISA que no puede ser posible que existan ayudas que no tengan en cuenta las rentas de las personas beneficiarias, que los políticos del PP son unos aprovechados y Teresa Rivera hace bien en legislar en caliente. Para mi asombro, ni una sola explicación de lo que es el bono social térmico, de su relación con el bono social eléctrico, de cómo se solicita, de qué empresas eléctricas son las que tienen el oligopolio de poder gestionar esta ayuda estatal, de cómo las CC.AA. distribuyen esta ayuda estatal... Tampoco escucho a los tertulianos pedir una campaña al ministerio para informar a las personas vulnerables de que tienen derecho a solicitar el bono social eléctrico que supone un ahorro de entre el 65% y el 80%, este año 2023 (el resto de los años entre el 25 y el 40) de la factura eléctrica de la vivienda habitual, además de un pago anual de entre 50 y 313 euros.
El diario Público sin embargo, unos días después, publicó una investigación en la que destaca que sólo el 24,15% de hogares que tuvieron derecho al bono social eléctrico en 2020 cobraron alguna ayuda energética.
Sólo el 24,15% de hogares que tuvieron derecho al bono social eléctrico en 2020 cobraron alguna ayuda energética.
Todas estas noticias me han llevado a recordar el verano pasado, cuando recibí una carta sin certificar en el que una Consejería de la Junta de Andalucía me decía que para cobrar el dinero que me correspondía por el bono social térmico dado por el ministerio (o como diría el consejero madrileño que no ve pobres, por Pedro Sánchez), tenía que meterme en internet y poner el código que venía en la carta no certificada. Recuerdo que en la carta venía en negrita el nombre del organismo de la Junta y muy pequeñito el nombre del ministerio, intentando confundir para que pareciera que la administración andaluza, que ha recurrido ante el Constitucional el impuesto a las grandes fortunas, es la que paga esta ayuda.
El 18 de noviembre del pasado año la Junta publica en el BOJA un anuncio de la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad en la que insta a casi 13.500 familias andaluzas que no han cobrado su bono social térmico (imagino por la pérdida de la carta sin certificar, por cambios de domicilio, por las dificultades de tener que meterse en internet con un código y seguir unas instrucciones complicadas y en las que era más fácil que le dieras a la renuncia que al cobro de la ayuda) a que vayan a Sevilla en el plazo de diez días hábiles en horario de mañana para cobrar el bono social térmico. Aunque lo puse en mi Facebook, que es menos visible que un pobre para Ossorio, dudo mucho que nadie se enterara con esta notificación y fuera a la oficina de Sevilla.
Tampoco en los ayuntamientos parecen que lean los boletines oficiales y en vez de organizar desde sus concejalías de bienestar social un viaje a Sevilla para cobrar el bono térmico siguen con sus viajes a la Virgen de Cortes.
Echando cuentas, ayudas sin pagar de entre 50 euros y 313 euros a 13.500 familias, supone que la Junta nos ha robado a familias vulnerables, vulnerables severas y familias numerosas más de dos millones de euros.
Echando cuentas, ayudas sin pagar de entre 50 euros y 313 euros a 13.500 familias, supone que la Junta nos ha robado a familias vulnerables, vulnerables severas y familias numerosas más de dos millones de euros.
Dudo mucho que entre estas familias numerosas haya familias como las de Ossorio dado que como bien dice Público en su investigación sobre el bono social, las personas más vulnerables son las que menos solicitan esta ayuda.
El caso es que las ayudas sociales cuando requieren de muchos papeleos llegan menos a las personas que más lo necesitan.
Volviendo al tratamiento de los medios de esta noticia, si pensamos un poco, y pensamos mal, tanto el grupo PRISA como el resto de las grandes corporaciones desinformativas están controlados por unos señores que no tienen interés en que haya unas ayudas de corte universal y para toda persona, independientemente de su situación administrativa y económica. Si existiera una renta básica de las iguales, en la que cada mayor de edad tuviera un ingreso asegurado de 800 euros, no sólo los dueños de estas grandes corporaciones y el resto de ricos y poderosos tendrían que pagar más impuestos, sino que incluso tendrían que pagar mejores sueldos y además se podrían encontrar con la reactivación de una banca pública que fuera la que gestionara el pago de la renta básica de las iguales, haciendo pupita a su banca especuladora.
Con la amenaza del aumento de la inflación y el rollo de que no es justo tener ayudas que no discriminen por nivel de renta, los mercados impiden que se desarrollen iniciativas como la renta básica de las iguales.
Lo que no van a impedir es una reforma del bono social térmico, mientras sea una ayuda estatal que no toca los beneficios de las eléctricas, seguirán ganando y si el Estado limita la ayuda a familias numerosas a base de papeleos y de límites de renta, un mayor porcentaje de gente se quedará sin cobrarlas y así el Ministerio de Transición Ecológica podrá donar sus remanentes al Ministerio de Defensa para que destine más armas a la guerra en Ucrania, que cuanta más destrucción más negocio para las constructoras.
Y recordemos, somos humanos educados en el capitalismo salvaje y la envidia es nuestra arma de destrucción masiva.
Parafraseando la escena de Django desencadenado:
“Ha visto amo, ese negro tiene un bono térmico,
-Y tú, quieres un bono térmico.
-Para qué coño quiero un bono térmico. Yo lo que quiero, es que él no lo tenga”.