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Migración
Lo correcto
La llegada del Aquarius a Valencia marcó el inicio de un verano lleno de debates sobre migración. Los equipos de rescate de seres humanos trabajan en condiciones extremas y son testigos en muchísimas ocasiones de experiencias que tardan en superar.
Ahora que han pasado algunos meses podríamos decir que la llegada del Aquarius a Valencia el pasado junio, y el despliegue mediático que su acogida suscitó en nuestro país, marcó el inicio de un verano lleno de debates sobre migración que se han ido alimentando en nuestra sociedad con la frenética actividad que los equipos de rescate de seres humanos han mantenido durante semanas en aguas del Mediterráneo.
Justo en este contexto, en Tarifa concretamente, conozco a finales de agosto a Antonio. Yo estaba colaborando en la campaña que varios compañeros de Sasemar habían puesto en marcha a principios de verano consistente en pedir más medios humanos y materiales en las lanchas de rescate. Por lo que una de las visitas obligadas, por la cantidad de personas que estaban siendo rescatadas esos días en el Estrecho y en el mar de Alborán por Salvamento Marítimo, era a la tripulación de la salvamar Arcturus.
La tripulación de la Arcturus nos empieza a contar cómo han sido los últimos días en el Estrecho. Muy duros, muchas horas y pocas manos. Por si todo esto fuera poco, como trabajadores tienen que soportar que desde diferentes sectores de la sociedad y medios de comunicación se les acuse de fomentar la “inmigración ilegal”. Los políticos de turno, sin la menor idea de lo que es ganarse la vida mientras te la juegas salvando a otras personas, no asimilan que la función de este organismo es la salvaguarda de la vida humana en la mar. Su plantilla realiza esta labor en condiciones extremas, muy duras, y siendo testigo en muchísimas ocasiones de experiencias que tardan en superar. Son estas personas quienes en primer lugar se topan con la verdadera cara del drama migratorio.
Un compañero está en ese momento comentando la actitud que algunos medios de comunicación han adoptado al respecto, haciéndose eco de estas afirmaciones malintencionadas hacia un colectivo de trabajadores de un servicio público imprescindible en el Estado español. Estos “medios”, a la vez que desprestigian a unos trabajadores, se dedican también a elogiar la función y actividad de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en la crisis humanitaria a la que hemos asistido durante todo el verano. Instituciones que han estado “cumpliendo órdenes” del gobierno español durante semanas y que han impedido en muchas ocasiones que las embarcaciones de Salvamento Marítimo pudieran realizar su labor eficazmente, como ya denunció CGT cuando algunas guardamares se terminan convirtiendo en campamentos improvisados para migrantes, inutilizándolas para realizar más rescates en las costas andaluzas.
Antonio está callado durante los primeros minutos. Poco a poco va participando del debate que se ha creado espontáneamente sobre la situación de las tripulaciones de este ente público y lo que se ha venido logrando con la acción sindical. La campaña reivindicativa de la Confederación General del Trabajo (CGT) en Salvamento Marítimo ha dado resultado y Fomento ha terminado dotando de un tripulante más a las salvamares, que son las embarcaciones de intervención rápida y por tanto las más activas.
En algún momento de nuestra conversación nos acercamos a la Arcturus. Ese día y a esa hora todavía no ha recibido ningún aviso desde la torre de control. Lo recibiría después de nuestra visita, a primera hora de la tarde. Antonio comienza a contarnos cómo son las jornadas en las que tienen que rescatar a personas que huyen de verdaderas pesadillas en sus países de origen. No tarda en exteriorizar, al recordar experiencias, aquello que en ocasiones le quita el sueño.
Creo, después de haber escuchado a este compañero, que ninguna persona se acostumbra a sacar a bebés del agua.
Muchos de estos pequeños no han alcanzado su primer año de vida y ya han tenido que pasar por una de las situaciones más traumáticas. Antonio me explica cómo es el rescate de los niños. Son los primeros a los que auxilian. Están empapados cuando los suben a la salvamar. Los rescates de personas pueden durar muchas horas. Por eso en la Arcturus están provistos de mantas que Cruz Roja les ha cedido. Pero con los menores tenían un problema importante. Por eso, Antonio decidió contactar con una ONG de Tarifa que prepara pequeñas bolsitas de ropa para bebés. “Me llevé días buscando… a ver quién podía ayudarnos. Fue una iniciativa nuestra, de la tripulación de esta lancha. No era de recibo que niños tan pequeños pasaran frío durante horas”. Todas contienen algún juguete con el que los más pequeños se entretienen hasta llegar a puerto.
“Hacemos lo correcto”, me dice Antonio algo emocionado en algún momento de su explicación. “Y para mí es importante terminar mi jornada de trabajo sabiendo que no solo he salvado las vidas que sean sino que a esas personas se les ha tratado en todo momento con la dignidad que merecen”.
Tener a personas como Antonio trabajando en organismos públicos, como Salvamento Marítimo, es todo un orgullo.