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Ayuntamiento de Madrid
Ni gobernar para todos, ni democracia en la empresa
La política espectáculo, lo que tiene de “barbarie” (irresponsabilidad, falta de un mínimo de compromiso ético, impunidad absoluta entre su “decir”-vender- y su hacer), no oculta la comicidad en la parte del espectáculo, haciendo que los “extremos” (de derechas, de liberales, de las izquierdas de toda la vida, de la izquierdas “buenistas”) se toquen y al final vengan a dar y a ofrecer lo mismo.
Dos lemas, como ejemplos, concretarían de qué estamos hablando. Primero los del “bando o frente de izquierdas”. Carmena, la “alcaldesa”, y sus equipos de Mas Madrid consideran que Madrid -como por extensión la política “nacional”- no puede ser gobernada sin empresas y que su gobierno es un gobierno para todos.
Segundo ejemplo, se presenta en sociedad (madrileña, claro está) la “Plataforma por la Democracia económica” que reivindica la democracia en la empresa…, al amparo del artículo 129.2 de la CE (1). Vamos, que cierta izquierda progresista (la buena, la de toda la vida), parece que quiere convencerse de que el problema, es que aún no se ha logrado convencer a “los otros”, empresarios y gestores del buen rollito, pero que con convicción, tesón y constitución… será ¿posible?
Y desde el lado del bando de las derechas de siempre, más o menos casposas, más o menos reaccionarias y fascistizantes, y de los autodenominados “liberales” a los cuales les vale cualquier principio(s), y… si no les gustan, pues tengo otros…, su lema es… ya no existen los bandos, ni azules ni rojos, sino españoles… todos bajo un mismo objetivo la patria… vamos en una comunión de intereses, sin problemas ideológicos.
Desde mi experiencia laboral -cuarenta años en una gran empresa, multinacional de la energía-, lo más parecido que he conocido a la “democracia en la empresa”, lo encontré en las primeras huelgas laborales y fuertes de los años 70/80: las asambleas eran quienes decidían, el comité de huelga era representativo de cada uno de los sectores de la empresa y, por unos días (dependiendo de la duración del conflicto), los medios de producción eran controlados por la asamblea. Ahí quien negociaba realmente era la fuerza agregada que las personas asalariadas éramos capaces de “imponer” de manera absolutamente democrática, a los distintos gestores empresariales.
El devenir del tiempo, sindical y social, hizo desaparecer el conflicto, como el eje sobre el que únicamente podía desarrollarse un verdadero sistema democrático en las relaciones laborales, y la entrada del “consenso social” en la conciencia de la clase obrera, a través o por medio de representantes, supuestamente los más “preparados y preparadas, los más expertos y los que saben”…, cerró la argolla de la explotación, para demostrar de esta manera “mágica” (eso sí, muy democrática representativa), que el capitalismo y la democracia son dos términos antagónicos.
Resulta imposible de imaginar -a condición de no “hacerse trampas al solitario”-, cuáles son los elementos ideológicos y las estrategias a desarrollar por esa “izquierda biempensante”, como para “convencer” a los gestores del capital y por lo tanto a sus amos (accionistas, hoy sin rostro pues casi todos ellos se esconden bajo el eufemismo de fondos de inversión), de que deben permitir que los trabajadores accedan a los medios de producción…, y esto de buen rollito, entiendo, pues no creo que existan piquetes de miles de huelguistas en las sedes de las grandes corporaciones de cualquier actividad (financiera, telecomunicaciones, automóvil, industria, servicios, energía, etc.), que quieran entrar a votar y a decidir si lo mejor para la empresa es que despidan a miles y miles, se lleven la producción o la distribución a otros lugares, o dejen de bajar salarios, hacer trabajar millones de horas gratis, y eliminen todos los derechos del trabajo, hasta el punto de encontrarnos con empresas con miles de personas trabajadoras que no son reconocidas como tal (2).
Hoy, este tipo de diálogo (la fuerza del conflicto con miles y miles de asalariadas y desahuciadas socialmente) (3), donde sí tiene cabida es en el Código Penal, con aplicación de leyes “singulares” donde a quienes roban, espolian y se apropian de los recursos de todos y todas, se les garantiza “la democracia”, es decir se les reparte miles y miles de millones ante sus desfalcos, y a quienes son ninguneadas si pretenden dialogar con la fuerza de sus heridas y pérdidas se les mete en la cárcel.
Sucede lo mismo con el “gobernar para todos”. La “jartá” de reírse de todos los consejos de Administración –y sus ejecutivos y gestores- de las grandes corporaciones del IBEX 35 (es decir quien manda, gobierna y decide… esto “sí que es democracia” o como cantaba Carlos Cano en sus chirigotas de Cádiz, ESTO SÍ QUE ES CARNAVAL), que se deben estar pegando (llevan mucho tiempo haciéndolo) a costa de embolsar miles y miles de millones a los dividendos que retornan a sus accionistas y los cientos de millones que consejeros, ejecutivos y directivos tienen en sus cuentas, fondos de pensiones y paraísos fiscales… eso sí, como gobiernan “para todos” y creen en la “democracia en la empresa”, el gobierno de Carmena y Mas Madrid han votado “democráticamente” el proyecto Canalejas, la operación Chamartín, la no remunicipalización de las empresas que gestionan lo público y lo común y han decidido “democráticamente” que los Florentino, Ferrovial, San José, etc. y la Banca sigan con los negocios de las basuras, de la limpieza viaria, del cuidado de jardines y parques…
Ni existe un “todos” con intereses comunes (4), ni el capital ni el trabajo han devenido en amiguetes “cristianos de misa de 12”, donde todos se encuentran unidos en la “comunión”. Como dice Emmanuel Rodríguez en uno de sus libros, la política o es de parte, o por el contrario, no sólo estaremos permitiendo el actual estado de malestar, desigualdad, injusticia social, etc., sino que estaremos estirando por el tiempo que dure (hasta que reventemos todos y todas, naturaleza incluida) este capitalismo criminal y depredador y nos estaremos alejando muy mucho de construir un afuera que posibilite un devenir civilizatorio humano, de igualdad y respeto con el entorno y la tierra.
(1) 129.2 (CE)… los poderes públicos promoverán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa… También establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de en los medios de producción…
(2) La mal denominada “economía colaborativa”, como claro ejemplo de a qué nos referimos.
(3) Desahuciadas de empleos, de vivienda, de prestaciones sociales –desempleo, rentas universales, dependencia, etc.-, de sanidad, de educación…
(4) Negar la lucha de clases, con intereses y valores distintos y claro conflicto con el mando, las élites económicas y políticas… es tan “barbarie” como la barbarie del sistema capitalista.
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