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Las Kellys
Las Kellys en la encrucijada (I)
El sector turístico y, más concretamente, el hostelero ofrecen a las mujeres oportunidades laborales porcentualmente importantes para el empleo. No obstante, los puestos de trabajo que ocupan son mayoritariamente los peores en términos de remuneración y reconocimiento social1.
Raquel Huete, Matilde Brotons y M. Carmen Sigüenza, en su artículo “La desigualdad entre hombres y mujeres en el sector hotelero español”2 de 2016 señalan que las empresas turísticas basan su ventaja competitiva en su “capital humano”, formado en una parte muy importante por mujeres. Como recogen estas mismas autoras, “la incorporación de la mujer al mercado laboral del turismo se ha producido de forma paulatina y sostenida en los últimos años”. Este crecimiento se ha visto favorecido “por los cambios en los roles que las mujeres desempeñan en la sociedad y en la familia, así como por la proliferación de los contratos a tiempo parcial y el aumento de los niveles de formación entre las trabajadoras”.
Sin embargo, las oportunidades de empleo no siempre se traducen en unas condiciones de trabajo dignas, predominando el trabajo precario en sectores como el turístico y hostelería.
Uno de los mejores ejemplos en la actualidad sobre inestabilidad, inseguridad y precariedad en empleos del sector hostelería y turismo es el de las camareras de pisos, limpiadoras de hoteles o, como ellas se hacen llamar, las kellys.
Desde el 2015, el término kellys ha dado a conocer a las plataformas organizadas de las camareras de piso en el Estado español, uno de los sectores laborales más precarios en la hostelería dedicadas a la preparación de habitaciones. Tras este juego de palabras procedente de “las que limpian” → “las kelimpian” → “las kellys”, cientos de mujeres han alzado la voz para denunciar unas condiciones laborales extremas para poder llegar a unos objetivos impuestos por la dirección.
En los próximos apartados expondremos las características del trabajo desarrollado por estas camareras de piso.
Un trabajo feminizado y precario
El colectivo de las camareras de piso o kellys llevan años denunciando malas condiciones laborales y la precarización de su día a día. A pesar de tener trabajo en uno de los sectores que contribuyen más ampliamente a la generación de riqueza, las camareras de piso denuncian que anteriormente no habían recibido salarios tan bajos, ni sufrieron tantos problemas de salud o fueron tan poco respetadas como actualmente.
En este sector, altamente feminizado (entre un 95% y un 98% del total de las camareras de piso, más de 200.000, son mujeres) y tan precarizado, predomina la variedad de contratos y la contratación fija es menor.
Externalización
Las kellys denuncian que la reforma laboral que adoptó el gobierno español en 2012 les ha afectado gravemente al “permitir que los hoteles contraten los servicios de limpieza a empresas que no respetan los estándares habituales de la industria”, según recogió el periodista James Badcock en 2017 para BBC 3. Desde dicha reforma, las limpiadoras de hoteles están externalizadas a pesar de que este rol supone el 30% de las plantillas de los hoteles, según datos del sindicato Comisiones Obreras.
La externalización es un mecanismo para reducir costes salariales de forma permanente. De esta manera los hoteles ahorrarían costes laborales, transfiriendo sus obligaciones a las empresas externas y estas, a su vez, a sus trabajadoras. Este proceso estaría implicando una segmentación entre personas directamente contratadas por el hotel y aquellas que lo están por agencia, en condiciones claramente diferenciadas: salarios más bajos; mayor carga laboral; acceso restringido a beneficios sociales como días de vacaciones pagadas o baja por enfermedad. Además, este panorama se vería agravado por la dificultad de los sindicatos de poder penetrar en plantillas tan segmentadas.
Intensificación del trabajo
Diversas investigaciones han identificado que uno de los problemas más graves a los que se enfrentan las camareras de piso tiene que ver con la intensificación de su trabajo, a través de una mayor demanda en términos de cantidad y ritmo (Seifert & Messing, 2006; Liladrie, 2010, Evans et al. 2007, Hunter & Watson, 2006).
Estas empleadas limpian, de media, 30 habitaciones de hotel cada día, cargan con carros de hasta 100 kilos y recorren, aproximadamente, 15 kilómetros a lo largo de su jornada laboral, como recoge un informe realizado por Comisiones Obreras. Se trata de trabajos que, en su gran mayoría, no se ajustan al salario que perciben.
Salarios bajos
Además, la mayoría de contratos que firman estas limpiadoras son de obra y servicio y, en ocasiones, pueden llegar a ser fraudulentos. Esto se debe a que, aunque se hayan pactado determinadas horas, sus jornadas terminan por medirse en producción. Es decir, por el número de estancias que limpien. De media, las kellys cobran entre dos y tres euros por arreglar una habitación.
La actividad peor remunerada en el Estado español es la de la hostelería, sector en el que el sueldo medio es de poco más de 14.300 euros. Y dentro de ese ámbito, el salario medio anual de las mujeres es incluso más bajo: apenas 12.808 euros, según datos para 2018 de la Encuesta de Estructura Salarial, realizada por el INE4.
Podemos concluir, que uno de los sectores que más empleos genera en España es en el que peor se paga. Si se compara con el sueldo medio, que asciende a 24.009 euros, las cifras de la hostelería son un 40% inferior.
La reforma laboral del 2012, una de las más perjudiciales para la clase trabajadora, no ha sido ajena para las Kellys. Badcock, en su artículo para la BBC, hace referencia a que el salario medio antes de su aplicación era de 1.209,88 euros a tiempo completo en una ciudad como Madrid. Tras su aprobación, a las empresas se les permitió utilizar la externalización como forma de contratación para este tipo de tareas a otras que pagan a estas empleadas 820,99 euros brutos al mes por turnos de trabajo de, teóricamente, seis horas.
Por supuesto este salario mencionado anteriormente es el salario bruto al que hay que descontar impuestos y deducciones. También es necesario mencionar que estamos hablando de Madrid, pero fuera de esta ciudad los salarios son más bajos todavía, si cabe.
Con remuneraciones tan ínfimas como cobrar dos euros y medio por habitación limpiada y salarios que apenas superan los setecientos euros netos al mes por jornadas de más de ocho horas, las camareras de pisos son víctimas de un sistema de externalizaciones del que ellas son el último eslabón. Como señala Marta Jarque en su Tesis de Fin de Grado en Turismo5, “el grado de explotación es equitativo con el grado de invisibilidad que sufren”. Solo de esta manera se puede explicar que, en la cadena de valor del turismo, se pague tan poco por dejar impoluta una habitación por la que el cliente ha pagado una cantidad mucho más alta, en ocasiones multiplicado por hasta cien veces.
Represalias
A pesar de que normalmente representan el treinta por ciento la plantilla de un hotel, la gran mayoría de trabajadoras tienen temor a represalias y con esto, la precarización del colectivo se ha agravado y extendido, hasta el punto de que se estima que la mitad de las más de doscientas mil mujeres que se ocupan de estas tareas en el Estado español trabaja fuera de convenio.
Salud laboral
Numerosos estudios han podido evidenciar una incidencia significativa de varios problemas de salud que padecen estas trabajadoras. Se trata de cuestiones como: lesiones por accidentes laborales; dolores de hombro, espalda y nuca, y, de forma más amplia, dolor generalizado, así como trastornos músculo-esqueléticos; enfermedades y alergias dermatológicas, respiratorias e infecciones; trastornos de sueño, fatiga y alteraciones en la alimentación; hipertensión; estrés y otros trastornos psicológicos, incluyendo la depresión, que podrían dar lugar a elevados niveles de abandono del empleo; mayor incidencia de hábito de fumar; y problemas en el estado general de salud. También se ha descrito cómo, a medida que se incrementa su edad, el estado general de salud de las camareras de piso empeora.
Acoso sexual
Por vergüenza o miedo a perder el trabajo, multitud de camareras de piso han sido víctimas de acoso sexual y amenazas. Declaraciones de mujeres que han sufrido en primera persona este tipo de situaciones han relatado ofrecimientos a cambio de dinero, bloqueo de puertas de las habitaciones y coacciones. Por ello, las plataformas de Kellys como las de Illes Balears y CCOO en este territorio exigían medidas tales como un “botón antipánico”, teléfonos de emergencia y, lo más importante, medidas de prevención para evitar estas situaciones, además de la predisposición por parte de la empresa de medios jurídicos y sanitarios.