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Estados Unidos
El veto antimusulmán de Trump se pone en marcha avalado por el Tribunal Supremo
El veto migratorio de Donald Trump, en su tercera versión en lo que va de año, entrará en vigor mientras los tribunales deciden sobre su probable inconstitucional, después de que así lo haya establecido el Tribunal Supremo.
El Tribunal Supremo de Estados Unidos resolvió ayer que el veto migratorio del presidente Donald Trump, que prohíbe la entrada al país de las personas provenientes de siete Estados, se aplicará mientras la justicia decide si se trata de una medida constitucional o no.
Según este veto, los naturales de seis países mayoritariamente musulmanes (Siria, Libia, Irán, Yemen, Somalia y Chad) tendrán prácticamente prohibida la entrada a Estados Unidos. A ellos se suman los residentes de Corea del Norte, que tampoco podrán viajar al país. En cuanto a Venezuela, se hará una restricción parcial que afecta a algunos miembros del Gobierno de Maduro y sus familiares.
El veto, calificado como antimusulmán por afectar principalmente a personas provenientes de países de mayoría musulmana, debía entrar en vigor el 18 de octubre, pero se hallaba paralizado después de que dos jueces de Hawái y Maryland argumentaran que representaba una violación de la libertad de culto religioso y que el presidente no tiene autoridad para decidir quién entra en el país o no.
Los tres vetos del año 2017
Se trata de la tercera versión de veto migratorio presentada por Donald Trump en los últimos meses. La primera versión, presentada el 27 de enero de este año, rechazaba durante 90 días la entrada de los ciudadanos provenientes de siete países musulmanes: Iraq, Siria, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen, y prohibía durante 120 días la entrada de refugiados de esos países e indefinidamente la entrada de refugiados sirios. En los siguientes días, varios jueces paralizaron la medida, a la que se conoció enseguida como muslim ban (prohibición a los musulmanes).“Esto no va de religión, va de terrorismo y de mantener nuestro país a salvo”, decía Trump, pero sus críticos le recordaron que –aunque esto también habría sido discriminatorio– Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o Egipto, países de donde provienen la mayor parte de los terroristas que han atentado en suelo estadounidense pero aliados de Estados Unidos, no se hallaban en la lista.
Tan solo un mes después, el 6 de marzo, Trump presentaba su segundo decreto. En él sacaba de la lista negra a los ciudadanos de Iraq, y sí planteaba una prohibición de entrada a los nacionales de los otros seis países durante 90 días y a los refugiados durante 120 días. La aprobación de este decreto creó el caos en los aeropuertos antes de que fuera bloqueado por la justicia el 15 de marzo, justo antes de su puesta en marcha.
En esta tercera versión del decreto, Trump deja de vetar a los ciudadanos de Sudán, y añade a dos países no musulmanes (Corea del Norte y Venezuela), quién sabe si para tratar de difuminar el claro sesgo antimusulmán del veto.
Casualmente, la mayoría de los países afectados por la medida de Trump se hallan en una situación de grave crisis humanitaria derivada de una situación de conflicto bélico o postconflicto (Siria, Libia, Yemen, Somalia y Chad), o están en el punto de mira estadounidense (Irán, Corea del Norte y Yemen).