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Explotación laboral
El método Mercadona que somete a 96.000 trabajadoras: silencio, sumisión y sectarismo
Mercadona lleva siendo el supermercado líder en el Estado español desde 2009. En 2021 la empresa alcanzó el 25% de la cuota de mercado del sector, una cifra muy lejana a la de Carrefour, segunda en liderazgo en el país, con un 9% de la cuota. Ese mismo año, la línea de supermercados tuvo un beneficio neto de 680 millones de euros. Más allá del sector de la alimentación, la compañía es una de las empresas que más factura de todo el territorio. A pesar de que Mercadona está integrado en el día a día de la población, muy pocas son las veces que su fundador y CEO, Juan Roig, ha hablado públicamente, ya que se niega a dar entrevistas y solo aparece para comentar los resultados anuales de la empresa.
Sin embargo, durante los últimos años Mercadona ha tenido una estrategia mediática muy clara: aparecer de forma positiva en los medios de comunicación a través de una publicidad “velada” de sus productos.No hay más que hacer una rápida búsqueda sobre Mercadona para ver la presencia casi diaria, en distintas cabeceras del Estado, de noticias relativas al lanzamiento de un nuevo producto o a los impactos positivos de la actividad económica de la compañía. Es casi imposible encontrar una noticia crítica con respecto a la empresa de Roig, al igual que pasa con otras grandes empresas nacionales como El Corte Inglés. El cuidado escrupuloso de su imagen es la garantía de su hegemonía. Según la propia compañía, “Mercadona es una empresa involucrada con los objetivos de la sociedad”. La falta de una postura crítica por parte de los medios de comunicación, la gran implantación en todo el territorio y una autorrepresentación amable por parte de la compañía hace que la sociedad tenga una visión positiva e inquebrantable de la empresa, hasta el punto de que está extendida la idea de que Mercadona es una de las empresas que mejor trata a sus empleados. Sin embargo, muchos testimonios nos aportan una realidad distinta a esta proyección.
“Nunca verás un empleado racializado en Mercadona”, Miguel Montenegro
A pesar de que se trata de una dinámica empresarial que se produce en todo el Estado, en los últimos años se han dado varios casos en Andalucía que han desembocado en la convocatoria de boicot a la línea de supermercado organizada desde la CGT Andalucía para el próximo miércoles 16 de noviembre. “Una jornada de lucha contra la política laboral de Mercadona que está despidiendo y agrediendo psicológicamente tanto a trabajadores/as como a sus familiares”, comentan desde el sindicato. En esa jornada se realizarán acciones en distintos establecimientos de la compañía repartidos por el territorio andaluz. “Queremos visibilizar lo que Mercadona está haciendo y además concienciar a las trabajadoras de que no se callen, que ya está bien de aguantar abusos, de obligarles a ir a trabajar estando enfermos, de no permitirles conciliar la vida familiar y laboral, de tener que recurrir a los juzgados quien se atreva a reclamar sus derechos”, comenta Miguel Montenegro secretario general de CGT Andalucía.
La jornada de boicot se realizará un día antes de la celebración del proceso de conciliación judicial del último caso representado por el sindicato. Martín, un trabajador de Mercadona de La Carolina (Jaén), denuncia que ha sido despedido por ser la pareja sentimental de la secretaria de Formación de CGT Andalucía, Ceuta y Melilla, Lola Lloreda. “Vamos a defender la nulidad del despido con uñas y dientes —comenta Montenegro—, utilizan siempre un falso despido disciplinario, es una excusa para echar por la cara”.
“Mi caso salió en Canal Sur, pero solo me permitieron hablar de la denuncia a la empresa Fremap, me prohibieron utilizar la palabra Mercadona”, Lolo Lorenzo
Esta estrategia de despido ha sido utilizada en varias ocasiones por la compañía. Un modus operandi que se basa en justificar un despido por cuestiones disciplinarias y reconocer en un posible trámite judicial la improcedencia de ese despido. “Gracias a la no reforma laboral de Yolanda Díaz siguen sin tener que pagar salario de trámites cuando los despidos son improcedentes, a la empresa esto le está yendo muy bien”, comenta el portavoz de CGT Andalucía. El pasado agosto, en Almuñécar, Adela Olivares y Salvador Pagés, dos trabajadores con más de 20 años en Mercadona, fueron despedidos de forma improcedente “después de tantos años cargando cajas de frutas y cortando embutidos”, según comentaban en la concentración frente al establecimiento organizado por vecinas de la localidad. “Mercadona no quiere personas mayores, cuando ya le ha sacado el rendimiento a alguien, utilizan el despido disciplinario”, sostiene Miguel Montenegro.
Altas forzadas y abuso de poder
Lolo Lorenzo era trabajador de Mercadona hasta agosto de 2020, cuando fue despedido “por las limitaciones funcionales que presento en mi aparato locomotor”, según comenta él mismo. Todo comenzó a finales del año 2019 cuando le diagnosticaron varias hernias discales. Tras varios días de baja, Mercadona y la empresa de seguro médico que le da servicio a esta, FREMAP, “me comenzaron a presionar para que me dieran el alta a pesar de que no estaba recuperado”, comenta Lorenzo. Unas presiones que duraron meses a pesar de que el trabajador seguía incapacitado y sometiéndose a distintas intervenciones quirúrgicas. A Lorenzo le obligaron a volver a trabajar: “Provocaron mi alta para así poder echar a la chica que me sustituía, que se había quedado embarazada, y no tener que pagar ninguna de las dos bajas”. Finalmente, a Lolo Lorenzo le dan otra baja por enfermedad común, de la que se hace cargo la Seguridad Social, cuando la enfermedad estaba relacionada con su trabajo y debería haberse hecho cargo la empresa FREMAP. “Yo he cargado 11.000 kilos diarios de lunes a sábado durante 16 años, estas dolencias no son heredadas de mi madre”, se queja el trabajador.
A principio del año 2020, el trabajador dejó de recibir su sueldo estando de baja, según justificó la empresa porque no había acudido a una citación médica cuya notificación había recibido supuestamente por su hijo: “Decían que la notificación la había recibido mi hijo Manuel Lorenzo, pero mi hijo no se llama así y además tiene ocho años, es imposible”.
Durante más de tres años, tanto Fremap como Mercadona han perturbado la tranquilidad del trabajador a través de distintas estrategias. “Me han bloqueado la posibilidad de contacto, mentido y dejado sin cobrar más de un año en el que mi padre pensionista me ha tenido que ayudar para sacar a mi familia para adelante”, se queja Lorenzo. El próximo 9 de enero de 2023 se celebrará el juicio del trabajador contra ambas empresas. El exempleado sostiene que su caso no se trata de un caso aislado del modo de hacer de la empresa, sino que esta tiene “comprados los medios de comunicación y las instituciones”. Por su experiencia, afirma que su caso “salió en Canal Sur, pero solo me permitieron hablar de la denuncia a la empresa Fremap, me prohibieron utilizar la palabra Mercadona”.
A pesar de que “las malas prácticas laborales forman parte del ADN de la empresa”, según comentan desde CGT Bizkaia, y los casos de acoso sexual (en Valencia durante el año 2015), la represión sindical (en 2013, Francisco Enríquez, empleado en Málaga, fue despedido de la empresa por formar parte de la CGT), o abuso laboral (tres casos en Fraga durante el año 2013) son una constante en los últimos años, pocos son los que acaban teniendo un recorrido mediático que llega a la sociedad. Este silenciamiento se debe al miedo a las posibles represalias que la empresa pueda tener con trabajadores y extrabajadores y, además, con la cláusula de confiabilidad que la empresa obliga a firmar a todos sus empleados. Esta obligatoriedad se une a otras cuestiones presentes en el código de conducta de la entidad, que pasa desde la prohibición de los tatuajes hasta la denominación de los clientes como “el jefe”. Una actitud que puede desembocar en la discriminación en sus filas de empleados a distintas personas por cuestiones de diversidad: “Nunca verás un empleado racializado en Mercadona”, comenta Miguel Montenegro.
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