Hemeroteca Diagonal
Una historia de orgullo y desencanto

A finales de junio, el movimiento de lesbianas, gais, trans y bisexuales de Madrid celebra la marcha del Orgullo. Una cita que sirvió para conquistar derechos a partir de los 90 pero que ha sido despojada de su carácter reivindicativo en favor de un cóctel de ruido y desfase.

Orgullo 2015
Tres participantes en la marcha del Orgullo de 2015 se hacen un 'selfie'. Álvaro Minguito
28 jun 2016 16:03

Algo cambió en España a mediados de los 90. El 28 de junio de 1996 aparecía en Madrid la primera carroza en la fiesta del Orgullo o Día de la Liberación. Unos meses antes, el último Gobierno de Felipe González había introducido en su polémica reforma del Código Penal disposiciones que castigaban la discriminación por orientación sexual. Lesbianas, gais, trans y bisexuales celebraban por segundo año consecutivo el Orgullo en fin de semana.

Como cada año desde el comienzo de la década, se superaba la participación del año anterior. Los medios de comunicación habían olvidado gran parte de los tabúes sobre diversidad sexual y de género, y las cadenas privadas se lanzaban a emitir reportajes de sesgo sensacionalista sobre la nueva escena LGTB, en el cénit de una lucha por los derechos y libertades que se plasmaría con el paso de los años en la Ley de Matrimonio y adopción por parte de personas del mismo sexo (2005) y la Ley de Identidad de Género (2007).

En el centro del movimiento LGTB había un puñado de personas. Dos de ellas han fallecido en el último año. El primero es Pedro Zerolo, exconcejal del PSOE en el Ayuntamiento y expresidente del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), que aquel 1996 viviría su segunda escisión.

La otra es la activista Shangay Lili, fallecida en abril, que con su transformación en drag queen para las actividades del Shangay Tea Dance, llamó la atención de la prensa mainstream. Junto al fanzine Shangay Express, que se convertiría ya sin Shangay Lili en biblia del consumismo orientado al público gay, en aquella época nacerían publicaciones fundamentales para el movimiento como De un plumazo, Bollozine, NonGrata, o la revista de pensamiento feminista Queer.

Entre aquel puñado de pioneras del Orgullo de los 90, estaba Mili Hernández, propietaria de la librería Berkana, primera que expuso en un escaparate las obras de referencia de la cultura LGTB. Entre sorbos a un café con hielo en el Café Figueroa, Hernández reivindica el espíritu de aquellas manifestaciones que transcurrían entre la Puerta de Alcalá y Sol, con pancartas y carrozas hechas a mano.

“Hacerla más lúdica era dar la oportunidad de que viniera un tipo de gay y lesbiana que tenían cierto reparo hacia esa militancia de pancarta y calle”, explica Mili Hernández
En 1995 se optó por dejar de celebrarlo automáticamente el 28 de junio —aniversario de los disturbios iniciados en el bar Stonewall de Nueva York, en 1969— y pasar la marcha al fin de semana, se introdujeron los sound system, y con ellos las carrozas. “Hacerla más lúdica era dar la oportunidad de que viniera un tipo de gay y lesbiana que tenían cierto reparo hacia esa militancia de pancarta y calle”, explica Mili Hernández. Pronto comenzarían a desfilar los cortejos patrocinados.

20 años después, la fiesta del Orgullo no convence a la comunidad LGTB activista, pese a que, desde la salida de Alberto Ruiz Gallardón de la alcaldía, se ha rebajado el ruidoso cóctel en el que se convirtió el Orgullo de los 2000 bajo el llamado “euro rosa” —basado en el neoliberalismo gayfriendly—. Al mismo tiempo que la manifestación se transformaba en la cabalgata más masiva de Europa, comenzaban a aflorar diferencias en la comunidad LGTB.

El dictado de la economía

Casi un cuarto de siglo después de la eclosión de la visibilidad no heteronormativa, las, los y les protagonistas de aquella historia madrileña han separado sus caminos. Los socios de Shangay Lili, a quienes dedica párrafos de rencor en su último libro Adiós Chueca (Akal, 2016), se hicieron con la organización del Orgullo y pusieron en marcha una idea del barrio pensado para personas de alto nivel adquisitivo, especializado en el consumo, el alcohol, el turismo y la especulación inmobiliaria.
Mili Hernández considera que, con más o menos resentimiento, el testimonio de Shangay Lili “es la pura verdad” en alguno de sus aspectos más polémicos.
Una serie de “empresarios listos”, explica esta librera, “empezaron a distorsionarlo todo” y crearon un modelo “cercano a una mafia de la noche”. Ese modelo tiene como máximo exponente una fiesta capitalizada por los esponsors.

Según denunciaba Shangay Lili en una entrevista, se impuso una imagen unívoca de los homosexuales, varones, blancos y burgueses: “No les interesa que la sociedad se dé cuenta de que no todos los gays son millonarios y están deseando salir en un programa de televisión (...) cada vez somos más y nos ven menos”.

Ese modelo quedó a cargo de la Asociación de Empresas y Profesionales para Gays y Lesbianas de Madrid y su Comunidad (Aegal) y de la organización privada Mado, encargada de la celebración del orgullo, en la que Aegal comparte mesa con las ONG oficialistas Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (Felgtb) y Cogam.

Activistas como Shangay Lili y Mili Hernández critican el papel de éstas y de los partidos políticos en la transformación del movimiento. Pese a su incuestionable rol por los derechos de homosexuales, lesbianas y trans, el socialista Pedro Zerolo es señalado por Shangay Lili como el brazo “político” de un plan empresarial, mediático e inmobiliario que anularía los aspectos más contestatarios de la comunidad. La “domesticación” de Cogam se produjo, certifica Hernández, cuando las subvenciones empezaron a ser la vía de supervivencia de la asociación.

El PSOE y el PP se echaban los trastos a la cabeza —para eso el PP hizo crecer a la ONG Colega—pero estaban de acuerdo en que la expansión del Orgullo como fiesta global favorecía los intereses de unos y otros.

La etapa de Gallardón supuso el paroxismo de este modelo: se revendieron las barras de la calle —hasta por 5.000 euros—, se permitió el incumplimiento de medidas de seguridad —se llegó a tapar con un escenario la salida de emergencia del metro— y se coqueteó incluso con la idea de cerrar el barrio con vallas para poder cobrar entradas a visitantes.

El ruido y la crítica

Armando Fernández Steinko, expresidente de la Asociación de Vecinas y Vecinos de Chueca, señala que “se generaron problemas ambientales serios, pero el PP no nos hizo ningún caso”.
“En esa época todo parecía cuadrar: el negocio, la liberación, toda España estaba aquí poniéndose hasta el culo, Chueca funcionó como parque temático rosa”
Entre las propuestas de la asociación estaban la de limitar el ruido y que las actuaciones más espectaculares de la fiesta se trasladasen a lugares como la Plaza de España o la Casa de Campo, algo que chocaba con los intereses de Aegal. Este vecino de la zona también critica a Cogam: “Se portó muy mal con nosotros… en esa época todo parecía cuadrar: el negocio, la liberación, toda España estaba aquí poniéndose hasta el culo, Chueca funcionó como parque temático rosa”.

Beatriz Gimeno, expresidenta de la FELGTB, defiende el carácter reivindicativo que mantiene el Orgullo pese a que se haya convertido en un evento en el que participan más de un millón y medio de personas.

Gimeno piensa que “para criticar el Orgullo de Madrid hay que conocer los otros”, y cree que aunque “hay mucho empresario y dinero”, la celebración sigue “conservando esa parte de fiesta de barrio que me gusta”, también una parte de reivindicación diferenciada de los cortejos comerciales.

Luis González, exvecino de 55 años que vive entre Atenas y Madrid, media entre las posiciones que defienden la participación de los comerciantes en el Orgullo y quienes han renunciado a asistir a la manifestación por el carácter comercial de la marcha.

“Ha sido la economía de mercado lo que más ha importado para que lo gay se visualice más, exactamente igual que en EE UU, Reino Unido, Francia...”, reconoce González, quien cree que “pasar por el aro de la economía” ha permitido avanzar en visibilidad desde los tiempos de la invisibilidad.

Desde 2006, el activismo LGTB se ha reorganizado con una marcha propia, “sin partidos ni empresas”, al margen del desfile oficial, en cuyo interior se realizó un bloque crítico durante años.

La manifestación política recupera la fecha del 28 de junio e incide en el carácter reivindicativo y autogestionado de las luchas por las libertades sexuales y de género.

El asesinato de 49 personas en Orlando es la herida más triste y reciente de una comunidad que ha conquistado la visibilidad pero sigue siendo atacada políticamente, violentada por las instituciones y agredida en su día a día. 20 años después de la etapa de visibilización LGTB que supusieron los años 90, esta comunidad tiene todavía muchos motivos para reivindicarse.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Opinión
Opinión El fútbol masculino sigue encerrado en el armario
La Eurocopa, que se juega hasta el próximo 14 de julio en Alemania, vuelve a exhibir todo el simbolismo normativo del deporte más popular en el mundo.
Tribuna
Tribuna Orgullo anormal
El Orgullo es el grito de las que dijeron que no iban a ceder un solo centímetro en ser ellas mismas y tampoco iban a tolerar una sola violencia más por ser quienes eran.
LGTBIfobia
LGTBIfobia El PCE y el Soviet de Getafe denuncian agresiones LGTBIfóbicas y fascistas hacia cuatro de sus miembros
La formación comunista y el espacio anticapitalista de esta localidad han convocado una concentración este jueves a las 20h para denunciar el incremento de ataques ultra en los últimos años en los barrios.
Opinión
Opinión Non sempre ter moitas luces é sinónimo de intelixencia
Que impacto ecolóxico e social produce a iluminación do Nadal de Vigo? A cidade sofre máis aló da masificación, o caos de tráfico, as molestias á veciñanza, o malgasto ou os recortes en orzamentos de emerxencia social.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto como el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Más noticias
Pontevedra
Ecoloxismo Unha investigación revela alta contaminación por nitratos en augas superficiais da comarca do Deza
Os resultados da análise de Ecoloxistas en Acción, con máis de 80 puntos de mostraxe, reflicten concentracións xeneralizadas e moi altas de NO3. Só o 19% das augas superficiais analizadas están “fóra de toda sospeita”.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación (CAED) de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el estado español.
Comunidad de Madrid
Violencias machistas Huelga en la red de atención a la violencia de género de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid el próximo 25N
Las trabajadoras de ambas redes se unen para reivindicar mejoras laborales y de atención a las mujeres víctimas en un paro de 24 horas. “Te sientes impotentes porque no puedes ayudar como deberías”, explican.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
La victoria del candidato republicano nos ha demostrado que estamos en una nueva era: la del neoliberalismo autoritario, en donde el camino del mal menor propuesto por los Demócratas ha sido la fórmula más rápida para llegar al mal mayor.

Recomendadas

Galego
Dereitos lingüísticos Miles de persoas desbordan a praza da Quintana para mudar o rumbo da lingua galega
A Plataforma Queremos Galego, que convocou esta mobilización, sinala unha nova data para outro acto protesta: o vindeiro 23 de febreiro na praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.
Redes sociales
Redes sociales Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet
Ni es descentralizada ni está fuera de la influencia de los ‘criptobros’ que han aupado a Trump a la Casa Blanca, pero ofrece funcionalidades útiles para recuperar el interés por participar en redes sociales.