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Migración
Gonzo: “El migrante en televisión es una persona que sale para dar miedo”
Hablamos con el codirector de Behind the wall y nuevo presentador de Salvados sobre los problemas y las mentiras generadas en torno a las migraciones y la viabilidad de los formatos de televisión en las redes sociales.
Fernando González ‘Gonzo’ estuvo en Compostela presentando el documental Detrás del muro, que cuenta la realidad de la emigración centroamericana hacia los Estados Unidos. Hablamos con el sobre emigración y sobre la viabilidad de los formatos televisivos de periodismo social.
En los medios solemos hablar tarde de las emigraciones, como con la caravana migrante. Se habla poco de las causas que las provocan, de los Estados en muchos casosfallidos de Centroamérica, del contexto de violencia, de la falta de oportunidades... ¿Cómo comunicar en televisión estas problemáticas tan complejas?
Pienso que en el documental conseguimos explicar esos motivos que llevan a la gente a emigrar. Partimos de una zona de Guatemala donde contábamos algo que, sobre todo en las zonas rurales de Centroamérica, que es la pobreza extrema, provoca que los chavales no puedan tener una educación porque trabajan en las fincas y cafetales y cómo las pocas señales de prosperidad vienen de casas donde hay algún familiar en Estados Unidos. ¿Cómo no va a querer irse un chaval cuando ve que la única tele de la comunidad está en casa de algún familiar de una persona emigrante? Después teníamos la historia de Wendy, que nos venía bien para explicar la violencia estructural. No hablamos específicamente de las maras, pero en todas las historias están presentes. A Wendy le pega un tiro un marero; José Eduardo emigra porque, si no, acabará en una mara; Luis cuenta que solo tenía tres opciones: o meterse en la iglesia o emigrar o acabar en la mara.
La premisa del documental es “¿qué sabemos de los centroamericanos? Pues lo que cuenta Trump”. A Trump lo ves en primer plano hablando de esta gente, pero ellos siempre salen en planos generalesCon el documental el espectador puede darse cuenta de que hay una violencia que lo inunda todo, además de la violencia política en Honduras, El Salvador o Guatemala, y ahora también en Nicaragua. Explicar Centroamérica es complicado porque a la gente de aquí le cuesta creer que esto está pasando. No entienden que la violencia sexual contra las niñas es algo social. Hay que saber bien como contar Centroamérica, pero es muy incómodo de escuchar. La premisa del documental es “¿qué sabemos de los centroamericanos? Pues lo que cuenta Trump”. A Trump lo ves en primer plano hablando de esta gente, pero ellos siempre salen en planos generales. Es fácil que digas desde aquí: “Esto es una invasión”. Hay que ver por qué pasa, que en parte es por ser los vecinos del sur de Estados Unidos.
Migración
El éxodo centroamericano atraviesa México
Si, de hecho gran parte del éxito de un emigrante que quiera llegar a los EE UU depende de la información que tenga. José Eduardo pensaba que podía cruzar el desierto de Sonora caminando cuatro horas. Salía con 10 euros de casa. Preparando el documental me di cuenta de lo importante que es saber por donde ir, conocer a un coyote... En Guatemala había un anuncio que decía algo así como: “Si quiere viajar a Estados Unidos, pregunte en la tienda de Pedro. ¡Se puede enviar hasta usted!”. Viajar sin dinero significa que te van a putear malamente, que para pasar la frontera vas a tener que ir cargado de cocaína o marihuana. Todo es demasiado oscuro. ¿Quién tiene que ver este documental?
Los embajadores de Nicaragua, de El Salvador, de Honduras, de Guatemala y de México. La solución pasa por esos cinco países. Es lo que decías: son Estados ‘fallidos’, el Estado no está presente en la mayor parte del territorio. Todo pasa hacia al norte, pero también pasa mucha mierda hacia el sur, porque los residuos tóxicos que mandan para allí abajo... eso no es normal.
No ayuda la relación con EE UU...
Claro, ¿quiénes andan armados allí? Por ejemplo los zetas eran escuadrones que tenían contratados la CIA. Lo único que sabían hacer era matar y montaron el cártel de los zetas. Nosotros condicionamos el rodaje porque no podíamos ir por las zonas que controlaban y los periodistas mexicanos no se atreven a contar lo que hacen. Queríamos ver otras zonas de México por donde se cruza la frontera, pero era imposible. Me gustaría que un embajador de Honduras o Nicaragua escuchase los testimonios de las chicas y preguntarle cómo es posible que eso le pase a miles de ellas todos los años desde hace décadas sin que hagan nada.
“Me gustaría que un embajador de Honduras o Nicaragua escuchase los testimonios de las chicas y preguntarle cómo es posible que eso le pase a miles de ellas todos los años desde hace décadas sin que hagan nadaEl documental no cae en una intencionalidad dramática forzada desde el lenguaje audiovisual. ¿Cómo ves el tratamiento informativo de los flujos migratorios en televisión?
Es un espectáculo. El emigrante en televisión es una persona que sale para dar miedo. Se habla de emigrantes, no de personas. Las ves subidas en la valla de Melilla, en el Gurugú o en el medio del mar; solo vemos desgracias y dices “bueno, si muere tampoco pasa nada”. Ese es el problema. La emigración es un tema de actualidad del siglo XXI que permite controlar muy bien a la población, entonces es mucho mejor meter ese miedo que contar lo que pasa. Hay una situación brutal este siglo con las emigraciones y hay que intentar contar de dónde huyen, qué tipo de personas son... Algo que me gusta del documental es que le preguntamos qué sueños tienen.
Hay quien piensa que no tienen sueños, que vienen a Europa o EE UU porque son lo más.
Como están acostumbrados a vivir en una desgracia constante pensamos que no tienen sueños. Una madre guatemalteca indígena y del rural también quiere que sus hijas estudien, viajen y tengan una buena vida. Los deseos humanos son universales. Lo que quiere una madre o un padre lo quiere esté donde esté, sea rica o sea pobre. Desde los medios de comunicación se busca deshumanizar al emigrante. Si humanizas a las personas que emigran, ¿cómo puedes venderle a un votante que vas a poner una valla con concertinas en Melilla? Tienes que decir que escupen, que traen droga...
... que nos quitan el trabajo...
¡Si! Yo cuando me encuentro con algún racista me gusta hablar con él y preguntarle: “¿Alguna vez te echaron del trabajo?”. Contestan: “Si”. “¿Te sustituyó algún negro?”. Siempre dicen: “No”. Cuando preguntas quién los echó, dicen que fue su jefe. “¿De dónde es tu jefe?”. “De Cádiz”. A ti te jodió la vida un español, no un negro.
La mentira tiene las patas muy cortas.
Utilizan argumentos que van a la víscera, que es mucho más fácil que convencer que al cerebro. Me dijo en una entrevista John Carlin [escritor y periodista británico]: “¿Sabes dónde hay más xenofobia? Donde no hay emigración. En Londres no le tenemos miedo a los negros, nuestro alcalde es hijo de pakistaní, pero en las zonas rurales le tienen un miedo al emigrante de la hostia”. Ahí está el miedo. ¿Dónde gana votos Vox? En el interior de Castilla-La Mancha... o en Almería, donde hay emigración, ¿pero en qué condiciones están los emigrantes africanos que trabajan allí? Porque los quieren tener así. Si les pueden pagar 2 euros en vez de 10 como hay que pagarle a un jornalero español... Pero para eso necesitan que sean emigrantes ilegales, chabolistas, y lo tienen que tener muy jodido. Así crean la imagen de gueto, de pobreza, de enfermedades... Quien ve eso dice: “Yo eso no lo quiero aquí”. Yo tengo familia, si al lado de mi casa vivieran cuatro ratas que me pasan enfermedades tampoco las querría allí, pero que hacen por tenerlos así, para dar esa imagen. En Huelva, cuando fui a la recogida de la fresa, me di cuenta de que estaba muy pensado. El campo de chabolas de los temporeros y temporeras irregulares está justo en frente del mayor centro comercial de Lepe. Toda la gente de Lepe ve eso cuando va a comprar. ¿Cómo vas a querer eso? Lo único que le queda al periodista es contar esas historias.
“Desde los medios de comunicación se busca deshumanizar al emigrante. Si humanizas a las personas emigrantes, ¿cómo puedes venderle a un votante que vas a poner una valla con concertinas en Melilla?Hace falta más periodismo social, valga la redundancia. ¿Cómo?
Contar, contar y contar. Este documental lo vieron casi 1.200.000 personas, un martes que competíamos con Supervivientes, en Antena 3 había un programa de canciones... y lo vio un montón de gente. La gente quiere ver estas cosas si se las cuentas con respeto.
Es bien curioso competir con Supervivientes, que se hace en Honduras. Formatos y visiones bien diferentes de Centroamérica...
Es muy representativo. ¿Qué es Honduras? ¿Qué es Centroamérica para el primer mundo? Materias primas. ¿Qué es lo que molesta de esa zona? La gente que quiere vivir allí, porque por culpa de esa gente no pueden hacer lo que les dé la gana, por culpa de 'Bertas Cáceres'. La gran putada de Centroamérica es que es muy rica.
Ya para acabar, quería preguntarte por estos contenidos más reflexivos, como este documental o Salvados. ¿Hay espacio en la televisión para estos formatos?
Pues va habiéndolo.
Muchos pensábamos que la televisión había muerto como medio para informar con calidad.
Porque interesaba. A ver, al poder político y económico está claro que no le interesa que haya información. Ya tienen bastante control sobre las teles, pero por otro lado también tienen que cuidar al espectador. Salvados lleva once años en pantalla y la gente acude ahí. El Intermedio es un programa que cuenta actualidad con humor y nos ven un millón y pico de personas al día. La gente quiere estar informada. Hay que luchar estos espacios. El otro día me decía Jordi [Évole]: “Cuando empezamos a hacer los Salvados más reposados lo estaba petando Callejeros”. Todo picadito, la cámara moviéndose... Y en Salvados, un total de minuto y medio con cámara fija. A Jordi le decían: “Os vais a meter una hostia...”. Pues nos la llevaremos, pero con nuestra apuesta. Al final mira que hostia: once años y programa de referencia.
“Al poder político y económico está claro que no le interesa que haya información. (...) La gente quiere estar informada. Hay que luchar estos espaciosSalvados es casi un milagro...
No lo creo. Puede ser que en parte, pero es que hay espacio para estos programas. Mira La Sexta, por ejemplo: es un canal que nace para hacer deportes y entretenimiento. Ahora es un 24 horas de información. Te puede gustar o no como se cuentan las cosas pero a las 11h está Ferreras, para un poco y luego está Mamen, las noticias, El Intermedio... Al final son 12 horas de información. Siempre que pasa algo, como el referéndum en Catalunya, La Sexta tiene unas audiencias brutales. El Intermedio lo veían casi 3 millones de personas porque la gente va a quien sabe que está acostumbrado a informar. Después, los formatos de información más reflexiva, como dices tú, sin tertulianos diciéndote qué tienes que pensar y que te cuentan lo que pasa y tú ya verás lo que piensas, ahí andan. Netflix y estas cosas también ayudan: hay más documentales y acaban creando una dinámica. Las teles ven que eso funciona y claro, ellas tienen que ganar dinero.
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