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Literatura
El canto de las batallas desertadas, un texto incendiario de Lola Lafon
Lola Lafon no tiene página en Wikipedia, pero sí un texto súper potente en el que reflexiona sobre el monopolio de la violencia y las nuevas formas de neutralización del feminismo. Traducimos aquí algunos extractos de un texto inédito en castellano, "El canto de las batallas desertadas", aparecido en una revista francesa.
Lola Lafon es una de esas escritoras atípicas en muchos sentidos. Se mueve con fluidez entre los géneros aunque sus libros sean considerados novelas. Habla de las que no se adaptan, de las que se resisten y no tienen rumbo fijo. Hija de madre y padre comunistas, Lola se crió entre Bulgaria, Rumanía y Francia. Dos de sus novelas, Una fiebre ingobernable y La pequeña comunista que no sonreía nunca, han aparecido en la editorial Anagrama. En 2010 publicó un artículo que tituló "El canto de las batallas desertadas", disponible en francés en el blog Mauvaise herbe (Mala hierba) y originalmente publicado en la revista Nouvelle Revue Française, en un dossier sobre feminismo.
Traducimos aquí algunos fragmentos de este interesante texto en el que la autora habla, sobre todo, de la apropiación de la violencia como respuesta a un feminismo "buenista" que le sigue el juego al patriarcapitalismo:
EL CUERPO DEL COMBATE
Apenas liberado de una sexualidad normada y moralizante, nuestro cuerpo ha entrado en la era de lo liberable obligatorio. Esforzándose ansiosamente a procurarle un número suficiente de orgasmos a este cuerpo en continuo "funcionamiento-producción".
Tendríamos que empezar por ser capaces de disgustar, de enfadar. Atrevernos a ser desagradables, incluso locas. Desconfiar (...) [de] esta falsa insolencia adolescente en la que (...) nos callamos tan pronto como somos llamadas al orden. (...) No deberíamos tener miedo de dar miedo.
UN SITIO QUE ELEGIR ELEGIR O ELEGIR UN SITIO
Parece que el cuerpo de las mujeres no tiene otra alternativa que confiarse a un Imperio. El Imperio-estado, patriarcal, que nos protegía de sus leyes o, en última instancia, el Imperio científico que se apropia de nuestros cuerpos como textos parcelables. Y al final, el Imperio total, el que incluye a los otros y en el cual, mientras paguemos, todas las elecciones son iguales y posibles. Un imperio en el que hay que alegrarse de lo que tenemos o querríamos tener, alegrarse ilimitadamente, por tener un teléfono o un juguete sexual, alegrarse con los ojos cerrados. Con tal de que consumamos...LA IDEOLOGÍA DE "ES MI DECISIÓN"
Esta ideología de "es mi decisión" invade blogs, novelas y ensayos. Hace de nosotras sujetos-cuerpos, aisladas unas de otras, siempre representadas por nuestra palabra, el sacrosanto testimonio.LA PALIDEZ DEL FEMINISMO
(...) a las "Otras", no blancas, negras, árabes, de Europa del Este, gitanas y otras precarias, como dicen cuando no se atreven a decir "pobres", a ellas les dejaremos el combate más difícil: tomar prestado el espacio que queda y la calle heteronormada sin que las sermoneen o las juzguen por un trozo de tela que les falte o les sobre, se les vean los muslos o les cubra el pelo. Y esas otras a menudo no tienen ni derecho a la atención de las feministas, tan poco numerosas cuando se trata de defender a las que no tienen papeles, que se ahogan en las devoluciones en caliente o que son violadas mientras las retienen en los CIEs.El feminismo se ha olvidado de pelear... Porque sin duda, pelear no es muy femenino, ¿verdad?
« es hora de pasar de la náusea al vómito » (Mujeres Creando)
No sé qué es el feminismo pero lo que sé es que, si se trata de coger mi parte de un sistema que me destruye y me hace rabiar, entonces no lo soy. Si se trata de seguir siendo un agujero consumidor y conso(a)mable, saturado de órdenes y abierto a todas las tendencias "obedientes", a lo mejor puede que tampoco.Más nos valdría reaprender la colera, (...) reaprender la pelea juntas, la que hace sudar, y expandir la alegría explosiva de nuestras fiestas maleducadas. Conspiremos, robemos, saboteemos, juntémonos en manada por la noche, para destruir a los que nos destruyen.