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Música
La Mare: “Me mueven las maneras de amar más sanas que las que imperan en este sistema de amor romántico que nos rodea”
La Mare se llama Mar, como ese ecosistema que fluye por su último trabajo, Mi raíz (Mauka Musikagintza, 2021). La Mare es de Cádiz, ese lugar que saluda en muchas esquinas de sus nuevas canciones. “Viento de Levante”, que entona con la Mari de Chambao, “Salpícame” o “Tanguillos de La Sal”, compartida con María La Mónica, dan cuenta de ello en este su tercer trabajo. Pero también hay raíces de otros mares, de otros floclores y lenguajes. La Mare, con sus lúcidos 33 años, profundiza en las raíces musicales de otros países, pero también en las patrias. Y así lo muestra en este trabajo, que va de la habanera al charro y que será presentado en una gira llena de citas para los próximos meses.
Esta cantora, que no cantante, llegó a Madrid hace apenas cinco años con una maleta de canciones. Y no solo. Firme defensora de los procesos colectivos, enseguida se enroló en diferentes iniciativas. Así fue como comenzó a impartir talleres en el módulo de mujeres de la cárcel de Alcalá-Meco junto a su compañera, la también cantautora María Ruíz. Y así fue también como cofundó Arte Muhé, un proyecto de mujeres artistas de distintas disciplinas que quieren reivindicar su lugar en el mundo.
En el Solar de Matilda, un huerto comunitario ubicado en el madrileño distrito de Carabanchel, hoy vacío y sombrío, y a cuarenta días del próximo 8M, La Mare posa para El Salto, mientras brotan las verduras y crecen las ganas por escapar del individualismo pandémico para volver a llenar las calles. Y también las salas de conciertos.
Empecemos por definirte. Uno de tus referentes es Mercedes Sosa. Ella decía que “soy cantora antes que cantante, porque cantante es el que puede cantar y cantor, el que debe hacerlo”. ¿Tú que eres, cantante o cantora?
Yo soy cantora y cantautora también. Yo no tengo una voz de cantante, no tengo voz para cantar cualquier canción. Hay voces que son muy estándar, en el buen sentido de la palabra. Voces de estas muy bien colocadas, muy bonitas, con muchos registros, que pueden cantar cualquier cosa. Yo no. Yo siento que solo puedo cantar mis canciones. Por supuesto, puedo cantar muchas otras canciones, pero la voz la tengo como una herramienta más que como un instrumento bello, capaz de generar belleza, aunque también la crea. Me siento muy cantora porque se me ha dado esta herramienta y creo que tengo que usarla y estoy bastante lejos de ser cantante como es una persona que utiliza su voz para cantar cualquier cosa.
Una herramienta, ¿para qué?
Para transmitir mensajes. Cuando empecé a cantar y a componer, de repente me di cuenta de que lo que yo escribía y componía para sanarme, que salía de una manera tan natural y tan inevitable, le hacía bien a otra gente. Entonces, me di cuenta que podía sanar cosas en gente sin esfuerzo, y empatizar con personas y compartir historias. Y de repente comienzan a pasar cosas que te hacen darte cuenta de que quizás es tu deber, como decía Mercedes Sosa, mantenerte ahí haciendo canciones y cantándolas.
Tu último disco, Mi raíz, tiene mucho de tu raíz, de Cádiz. Más que en ninguno de tus discos, yo diría. Pero también tiene ritmos de otros lados. A ratos suena a Cuba, a ratos suena a México… ¿Tu raíz está muy fusionada, ¿no?
Sí. A mí desde hace mucho tiempo me gustan mucho las músicas del mundo, los folclores, músicas que se alejan de lo comercial. Siempre he estado investigando. Yo cuando me pongo a hablar con gente de la música que escucho, la mayor parte no conocen la mitad de los grupos que digo. Me gusta mucho adentrarme e investigar por grupos que están experimentando también al otro lado del charco o en otros lugares. Y al final, cuando escuchas mucho una música y tú creas música, eso aparece en lo que tú creas. Por eso se da toda esta mezcla de estilos.
¿Qué folclore escuchas?
Pues ahora mismo estoy en un punto que estoy disfrutando mucho y acercándome mucho al folclore de aquí, de la Península Ibérica. Ritmos tradicionales, que para mí estaban muy encasillados y que han sido muy ajenos a mí, como la jota, por ejemplo. Estoy redescubriendo la jota y encontrando ritmos que no conocía, como el charro, la seguidilla, el maragato… Me parecen impresionantes, sobre todo a nivel percusivo y de arreglos vocales. Y luego me gustan mucho los folclores de América Latina. Desde el folclore de Argentina, la chacarera, la zamba… el son jarocho de México… Al final me doy cuenta de que la música que más me llama es en la que conviven la cultura de América Latina, África y España, fruto de la colonización. Esa triple raíz me gusta mucho, por eso me gustan los cantes de ida y vuelta del flamenco.
Se puede decir que a veces haces una labor de recuperación cultural, ¿no?
Sí. Creo que he empezado a hacerla y mi idea es seguir haciéndola bastante más profundamente en un futuro; de aquí en adelante.
Y, a veces, le das la vuelta a la historia, como pasa en “Al pasar la barca”, donde le das un vuelco a las canciones machistas que escuchábamos de pequeñas. Y usas para ello un charro, una música popular de Zamora y Salamanca. ¿Cómo surge la idea?
Por un lado, yo descubrí el charro y me pareció un ritmo espectacular. Tenía ya el run run de hacer un charro en algún momento. Y por otro lado, tenía la idea de, en algún momento de mi vida, coger todas estas letras y cambiarlas. La primera que se me ocurre fue el estribillo “Al pasar la barca no me digas más na”. Lo siguiente que hice fue recopilar todas las canciones que se me ocurrieran y seleccioné algunas. En realidad no son todas machistas. A algunas simplemente les cambié la letra para utilizarlas como recurso. Por ejemplo, “El cochecito leré” no es una canción machista. Simplemente era aludir un poco a ese soniquete infantil tanto de las machistas como de las no machistas para crear una letra nueva y un mensaje nuevo.
En este disco no tengo ningún tema político en concreto, pero creo que todo al final tiene un matiz político. Porque en la simple manera de entender la vida y las relaciones ya hay una base política que rompe un poco el sistema imperante
Echo en falta ritmos africanos, que te acompañaban en tu anterior trabajo. ¿Ya no te inspiran o no han fluido en esta ocasión?
Pues me encantan. Y de hecho tengo también el run run de estos ritmos para futuras canciones. Me gustan mucho para el directo.
Creo que ha sido simplemente que cuando te pones delante de un disco, tienes un puñado de canciones y hay que seleccionar. Diego Galán, el productor, siempre dice que tienes que tener 25 canciones para quedarte con diez. Yo no tenía 25, en ese momento tenía bastante menos. Pero bueno, tenía unas cuantas y se han quedado bastantes fuera. Y , de repente, eran las que eran, eran esos ritmos. Este disco es más tranquilo que el disco anterior y que el EP. Es más sólido de sonido, pero bastante más tranquilo. Igual que está muy lejos del reggae o el ska que yo hacía al principio, que eso por ejemplo ya no me inspira tanto, no me identifico tanto.
Pero todo lo que tenga raíz africana y esos sonidos plagados de acordes mayores tan alegres, a mí me encantan y, bueno, si no han entrado en este disco es que no había ninguna canción compuesta así entre las seleccionadas. Pero volverán.
La visibilidad lésbica es uno de tus leitmotiv. ¿Qué más compromete a La Mare? ¿Por qué más causas te mueves?
Me mueve el feminismo, pero es que lo LGTBI y lo feminista van de la mano. Y me mueven también maneras de amar más sanas que las que imperan en este sistema de amor romántico que nos rodea. También me mueve el construir un mundo un poco más amable, un mundo más vivible.
En este disco no tengo ningún tema político en concreto, pero creo que todo al final tiene un matiz político. Porque en la simple manera de entender la vida y las relaciones ya hay una base política que rompe un poco el sistema imperante que tenemos de relaciones de poder y abusivas en muchos caso. Las diferentes maneras de relacionarnos y de vivir el amor es un mensaje que está ahí en la base de mi música siempre.
“Nosotras vivimos rodeadas de videoclips heterosexuales y a nadie le sorprende. ¿Por qué hay tanta sorpresa cuando en un vídeo hay más parejas de chicas que parejas hetero?
“Que duela”, una de las canciones de tu segundo disco, se ha convertido en un himno por el amor y la libertad sexual. Dices en el estribillo que “y si tiene que doler, que duela”. ¿Por qué tiene que doler?
Es que se puede confundir. Hay un eslogan muy bien hecho que dice “si duele no es amor”. Pero esta canción no tiene nada que ver con la violencia. Esta canción es más como cuando te enfrentas a una historia nueva y te da miedo meterte porque ya te han dado muchos palos o ya vienes de muchas historias que no han salido y no quieres que te hagan daño otra vez. Pero, si está ahí, te está haciendo bien y te apetece tirarte a la piscina, tírate y si tiene que doler, pues que duela. Algo más llevado a un proceso natural de separación de pareja, no a que te hagan daño deliberadamente.
Por cierto, el videoclip de este tema recibió una serie de comentarios muy poco procedentes. Hay gente que se sigue extrañando por ver a dos mujeres dándose un beso. ¿Te lo esperabas?
Sí, realmente sí. Igual que cuando canto en algunos conciertos canciones como “Ay, corazón”, que está en el disco nuevo. Depende de qué tipo de público siempre veo alguna carilla de asombro o cara de no entender bien lo que estás diciendo. Bueno, tiene que haber de todo en el mundo, pero lo que no vamos a hacer es que nos frene.
En redes me dijeron “Hay que ver el videoclip de bolleras que te has marcado” cuando realmente yo quería hacer un videoclip del amor. Pero es que nosotras vivimos rodeadas de videoclips heterosexuales y a nadie le sorprende. ¿Por qué hay tanta sorpresa cuando en un vídeo hay más parejas de chicas que parejas hetero?
Te iba a preguntar precisamente que la sucesora de “Que duela” en este disco es “Hay corazón”. ¿Esperas también reacciones en redes sociales?
Pues mira, yo realmente creo que no. Es una historia de dos chicas, la clásica historia de dos chicas que pasa constantemente: una que está fuera del armario y otra que está dentro y se muere de miedo. Si viene algún mensaje de odio yo automáticamente lo borraré. No pierdo el tiempo en pelearme con nadie. Yo no tengo que convencer a nadie de que el amor es amor y de que el amor no tiene género. Yo rechazo, bloqueo y ya está. No permito que entren estos comentarios porque no hay nada que debatir ahí.
Cada vez hay más crispación en las redes. Yo no sé si lo estás viviendo en tus cuentas. Eres una persona muy activa, ¿te has enfrentado a los ejércitos de machitroles que campan a sus anchas?
Por suerte, poco. Me ha llegado algún comentario pero yo borro porque no entro, yo intento que los discursos de odio no tengan cabida. Si viene alguien preguntándome alguna duda, puedo entrar. Pero ataques, no, no entro. Soy activa y sí que estoy muy posicionada, pero creo que hay gente que lo está mucho más que yo diariamente y que sí que han sufrido ataques muy grandes.
“En algunos contextos, siento miedo a mostrar mi amor en público. Por la noche, por ejemplo, en el metro. Por supuesto que lo hago, pero me da miedo que me pueda pasar algo”
En cuanto a tu condición sexual, ¿no has recibido algún ataque?
En mi vida profesional no, en mi vida personal por supuesto que me han pasado cosas.
En tu vida personal, ¿has visto un retroceso en los últimos tiempos con el auge de discursos de extrema derecha?
En algunos contextos, siento miedo a mostrar mi amor en público. Por la noche, por ejemplo, en el metro. Por supuesto que lo hago, pero me da miedo, me da miedo que me pueda pasar algo. Y en Madrid, a lo mejor en Cádiz no me pasaría. Pero en Madrid, y más con el clima político que tenemos, están resurgiendo cosas que estaban bastante dormidas y están teniendo apoyo institucional además.
Volvamos a la música y al movimiento. Te mueven también los proyectos colectivos y de intervención social. ¿Qué es Arte Muhé?
Es un colectivo de mujeres artistas de diferentes disciplinas que nos juntamos hace ahora cinco años. Un grupito pequeño de tres cantautores, María Ruiz, Eva Sierra y yo, teníamos ganas de hacer algo en lo que participáramos muchas artista de varias disciplinas. Teníamos contacto con Noelia Morgana, que es actriz y cantautora, La Otra, que es otra cantautora. Yo tenía otra amiga en Granada que hace circo y teatro, una amiga que pintaba... Hicimos un comando y nos estrenamos alrededor del 8 de marzo de hace cinco años con el primer show.
Nuestra primera actuación fue en 2017 en la cárcel, donde María Ruíz y yo impartíamos un taller en el módulo de mujeres. Y, al día siguiente, en una sala muy pequeña que se llamaba la Monkey. Sacamos las entradas por probar y de repente se vendió todo. De ahí crecimos hasta la sala Caracol. Luego fuimos a Valencia, a Sevilla, a Barcelona… Durante todo este tiempo que llevamos en el colectivo hemos sufrido bajas por diferentes cuestiones. No estamos todas las que éramos al principio, pero las que estamos, estamos a tope con el proyecto.
Lo que pasa es que en un momento empezamos a hacer muchas cosas. Y luego nos dimos cuenta de que era totalmente incompatible un nivel tan alto de trabajo con las carreras de cada una, porque todas somos autónomas. Entonces, hemos tomado otro camino un poco más tranquilo en el que nos juntamos para hacer dos-tres shows al año.
Lo que pretendemos en visibilizar el arte hecho por mujeres, no solo para mujeres, sino para públicos mixtos. Y disfrutamos mucho cuando nos juntamos y crecemos. Cada una de nosotras nos hace más grande.
¿Qué tal la experiencia en el módulo de mujeres?
Espectacular y muy dura también por cómo funciona el sistema de prisiones y por cosas que te hacen llegar las mujeres desde dentro, porque te gustaría cogerlas a todas y llevártelas de gira por la península.
Allí los siete días de la semana son exactamente iguales unos con otros y todo lo que venga de fuera, por pequeñito que sea, ya es algo que cambia la rutina. El vínculo que creamos con ellas es precioso. Trabajamos con diferentes herramientas artísticas. Cada una jugaba con el arte, sacaba lo que llevaba dentro y creaba. Creamos un show y lo expusieron el último día de taller, vinieron de diferentes módulos de hombres a verlo. En mitad de esto, fuimos una vez con Arte Muhé a actuar y aquello fue espectacular.
Eres cantautora pero no desprendes la imagen de soledad que desprenden muchos cantautores. Casi siempre te gusta estar en compañía. Sin embargo, a veces te toca salir sola con una guitarra al escenario ¿Cómo llevas esa dualidad?
Pues me encantan todos los formatos. De hecho, cuando llevo mucho tiempo con banda echo mucho de menos tocar sola. Ahora voy a hacer algunos conciertos a dúo y a dúo me gusta mucho también. A veces con banda está todo más cuadrado. Los arreglos, los cambios de las canciones… Tú sola con la guitarra puedes hacer lo que quieras, ponerte a hablar de un tema, ponerte a jugar con el público...
Hablemos del 8M. Tu nombre, como el de otras cantantes como La Otra, Alicia Ramos o María Ruiz, está muy unido a esa fecha. ¿Dónde queda hoy el 8M de 2018, la primera huelga feminista?
Uff… el covid ha diluido todo tanto… Hace mucho tiempo que no veo movimientos colectivos tan fuertes. Ese año en concreto que tú nombras fue un año muy importante dentro de la historia del feminismo, porque fue la primera huelga y costó mucho que se entendiera también esta idea de la huelga feminista. Pero yo creo que sembramos una semilla, que aunque se ha visto un poco afectada en cuanto a la manera de tomar las calles o de parar el mundo por el covid, creo que la semilla está ahí y no hemos dejado de regarla, así que florecerá cuando el mundo vuelva a ser un lugar accesible.
¿Cómo percibes la división del movimiento feminista?
A ver, el feminismo está partido por la mitad, eso lo sabemos por desgracia, porque nos hace más débiles, cuando tenemos un mismo objetivo final. Hay bastante desunión y mucho enfado de una posición contra otra. Y eso es una pena que se dé.
¿Te posicionas en esta polémica?
Sí, y tengo mis matices. Para mí el feminismo abarca todo lo que está afectado por el patriarcado. Yo no creo que el feminismo sea solo de las mujeres, abarca muchos más frentes y todos deben ser tratados con el mismo amor. Tengo una visión transfeminista.
Creo que las personas que se oponen a la ley trans están tan lejos de la realidad trans que si quisieran acercarse y dialogar, cambiarían el discurso
¿Entiendes que haya un sector del feminismo que se oponga a la ley trans?
No lo entiendo. Y con argumentaciones muy básicas como que nos pueden violar en los baños. Creo que la identidad de género es algo tan profundo que no creo que nadie vaya a jugar con una ley. Nadie la va a utilizar a su favor para cambiar de sexo. Creo que las personas que se oponen están tan lejos de la realidad trans que si estuvieran cerca cambiarían y si quisieran acercarse y dialogar, cambiarían el discurso.
Y, por último, vamos a llenar este último párrafo con recomendaciones de artistas mujeres. Cuéntanos a qué mujeres escucha La Mare y a quién debemos prestar atención.
A ver, pues mira, yo hace poquito descubrí a una cantora colombiana que se llama La Muchacha. Esta mañana estaba escuchando a Silvana Estrada, una mexicana impresionante. Hace poquito descubrí a Valeria Castro, canaria.
Escucho mucha música de América Latina. Sofía Viola para mí fue todo un referente, una cantautora y cantora argentina. También Pascuala Ilabaca, de Chile. Me encantan también las bandas lideradas por mujeres, como la argentina Dura Tierra. Y me encanta el folclore más antiguo de Mercedes Sosa o Violeta Parra.
Viniendo aquí a España y a mi generación, escucho a mi María Ruiz y a Eva Sierra, aunque sean mis hermanas y una de ellas, mi pareja, es que básicamente amo su música y a veces me pasa que me cantan una canción nueva y a mí me sale otra. El nivel de inspiración que nos transmitimos entre nosotras es muy grande. No hay nada que hayan hecho que no me encante, no sé si el amor tiene que ver.
Y luego Rozalén, Roa Ramos. Bandas como Té Canela que es mixta pero la cantante, Ari, tiene mucha presencia. Y claro, las Tanxungueiras que se están haciendo muy famosas ahora por Eurovisión pero yo ya las conocía de antes. Tienen un disco de ellas solas con las panderetas que es espectacular. La música gallega me gusta mucho, Mercedes Peón… ¿Sigo o ya es suficiente?