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Música
Os Resentidos, Galicia caníbal
Que la música gallega está pasando por una edad de oro está más que ratificado gracias a propuestas tan originales como las llevadas a cabo por Malandrómeda, Mercedes Peón, LaMontagne & PicoAmperio, Chicharrón, CRNDS o Emilio José. Todas estas manifestaciones del rabioso cromatismo que desprende la liturgia pop atlántica de nuestros días responde al efecto telaraña generado por un grupo que hace cuarenta años cambió las reglas del juego para siempre. Su nombre obedece al de Os Resentidos y su revolución (una de tantas) fue la de utilizar la lengua de Rosalía de Castro para forjar sus benditas elucubraciones postpunk del absurdo galaico. Unas rebozadas en una redefinición alucinada de la típica retranca gallega.
Procedente del Vigo industrial de los años 80, el grupo liderado por Antón Reixa fue el único de entre todos los integrantes de la llamada movida viguesa que amplió horizontes de conquista cantando en gallego. Ni Siniestro Total ni Golpes Bajos expresaron una ostentación tan estruendosa de su tierra, lo cual en pleno 1986 podía llevar al desconcierto cuando el público fuera de Galicia se encontraba a un grupo con gaitas sintetizadas, llevando el surrealismo gallego a cotas de lisergia difícil de asimilar para la gran mayoría. Sobre esto mismo, Reixa explicaba lo siguiente en aquel año: “Cuando empezamos la gira este verano yo estaba un poco acojonado. De repente aparecimos tocando en Cádiz. Además, era el primer concierto de la gira, y a mí se me hacía, y todavía se me hace, muy duro tocar fuera de Galicia. En castellano se me nota el acento y tal… Por eso hago como los ingleses, qué carallo. Canto en mi lengua y ya está. Aquella vez nos presentaron como el grupo más gallego de todos los gallegos y no hubo ningún problema. La gente sabe aceptarlo. Al menos, la mayoría. Los gallegos somos de un país pobre, de currantes. En todo el verano no he tenido ningún problema por hablar en gallego. Notas mayor o menor distancia, pero la diferencia no es tanto por el idioma, sino por las connotaciones de lo que decimos, que a veces se pierden. Si yo en una canción te hablo de Castromil, aunque te lo tradujera al castellano tampoco te enterarías. ¿Qué cojones sabes tú, aunque te lo diga en castellano, que Castromil es la compañía de autobuses que recorre toda Galicia?”.
Fue precisamente en 1986 cuando Os Resentidos alcanzaron el momento más exitoso de su carrera por medio del single “Galicia Caníbal”, perteneciente a Fai un sol de carallo, su segundo LP, publicado aquel mismo año. De ese mismo tema publicaron un videoclip que, ante todo, refleja la idiosincrasia de un grupo que exhalaba modernidad por los cuatro costados, siendo capaces de hacer que las imágenes se movieran como si Iván Zulueta se hubiera obsesionado con pensar en cómo José Val del Omar habría podido reflejar un objetivo: los tópicos que refuerzan la idea de una metáfora central en todo el ideario de aquella primera versión de Os Resentidos, la de una Galicia pobre, representada por la metáfora de esa Etiopia que ten fame (“tiene hambre”).
La cadena conformada por Galicia, Portugal y África fue el triángulo de las Bermudas geográfico mental sobre el que Os Resentidos aplicaron sus cepos intelectuales, capaces de ser plasmados tanto en desfiguraciones delirantes de canciones de Pino Donaggio, tal que en “En Kampuchea”, como en “Abdul”, donde suenan como si los primeros Pere Ubu hubieran nacido en la costa de Vigo.
Sus diferentes conexiones con la rama arty del postpunk norteamericano de finales de los 70 y principios de los 80 llegan hasta el mismo nombre del grupo, inspirado por el de los inclasificables The Residents.
Y es que en aquellos años 80, Reixa, Alberto Torrado, Rubén Losada y Xavier Debesa tendieron puentes con las formaciones mentadas y también con otras como Devo. No en vano, la canción favorita de Reixa es la increíble versión que los de Athens hicieron del “Satisfacion” de The Rolling Stones.
Retomando el impacto generado, hasta el día de hoy, por “Galicia Caníbal”, en el año de su publicación, Reixa explicaba cómo llegó la inspiración para el mismo, en un acto que define a la perfección las coordenadas aleatorias de un estado de retranca permanente: “Pues la frase esa viene de un día que estábamos celebrando algo en un pub y eran las tres de la mañana y nos echaron porque no les gustaba nuestro comportamiento, y según nos echaban el regente del local con las gafas de sol puestas, pues nos iba echando, y coño, que eran las tres de la mañana y nosotros le decíamos ‘fai un sol de carallo, eh’, ¡a las tres de la mañana con esas gafas! Y así lo de ‘fai un sol de carallo’ empezó a ser una expresión que usábamos para cualquier cosa, un arma arrojadiza para cualquier situación. Y de ahí salió esa canción. Y parece que la frase ha prendido bien, eh”.
Os Resentidos hicieron de la contradicción su ‘modus operandi’. Su mordacidad llegó a ser todavía más agresiva, y festiva, desde el vientre de una Galicia de mandato fraguista
Os Resentidos hicieron de la contradicción su modus operandi. Su mordacidad llegó a ser todavía más agresiva, y festiva, desde el vientre de una Galicia de mandato fraguista. Su impacto y expansión fuera de Galicia abrió camino de forma total y absoluta, aunque en su momento nadie más lo aprovechó. Al fin y al cabo, Reixa y los suyos eran contemplados como una bendita aberración que, entre otros hitos, llegaron a hacer de Jei (1990) el álbum mejor considerado de ese año en las famosas listas de Rockdelux, que los auparon a un más que merecido número uno.
Así como en su momento Andrés do Barro hizo de “O tren” un número uno de ventas de singles en España cantando en gallego, Os Resentidos llevaron su particular revolución por medio de un LP en el que adoptaron las teorías funk belicosas de Public Enemy, aunque dentro de un disfraz de Entroido gallego. Lo suyo fue una forma de ver el mundo con perspectiva visionaria, aunque fuera de toda intención o halo de pretenciosidad en su no mensaje. No en vano, así como reconocía Reixa en 2022 al Diario de Pontevedra: “Mira, yo vivo en una contradicción permanente: soy un cabezón recalcitrante que siempre va contracorriente. Pero, al mismo tiempo, me siento muy cómodo con el trabajo artístico que vengo haciendo. Fui muy feliz con ‘Galicia caníbal’ porque esa canción me cambió la vida. Si no hubiera compuesto ‘Galicia caníbal’ o no hubiera realizado Mareas Vivas para la Televisión de Galicia, no sería ni la mitad de lo que soy ahora. Pero, además, nuestro repertorio no ha perdido actualidad. A veces hasta te sientes como un profeta fatal, porque hay temas de hace treinta o cuarenta años como ‘Sector naval’ o ‘Economía sumerxida’ que preferiría que hubieran pasado de moda, pero que encajan perfectamente con lo que está pasando hoy en día”.