We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
La trama electoral en Venezuela es una de las más arrebatadoras historias del momento, en capítulos recientes decenas de voceros de gobiernos y organizaciones internacionales exigieron el adelanto de elecciones presidenciales en el país con la más grande reserva petrolera del mundo.
El Secretario General de la OEA Luis Almagro y presidentes en funciones como el argentino Mauricio Macri se han convertido en actores principales, haciendo caso omiso al principio de no intervención en los asuntos internos de las naciones, clamaron por la “necesidad” de una apresurada elección presidencial.
A ese coro bien adiestrado se unieron publicitados expresidentes y casi todos los líderes opositores venezolanos, Julio Borges, Freddy Guevara, Henrique Capriles, entre otros.
Fue tanto el frenesí, que en 2017 la trama se tornó violenta, estos dirigentes compartieron las calles con marchantes inocentes y encapuchados bien dotados de máscaras antigases, bombas incendiarias, cámaras portátiles y el apoyo incondicional de la gran prensa internacional.
“El dictador Maduro” ha hecho del sistema electoral un traje a su medida, con una hegemonía tal que perdió en las Parlamentarias de 2015 más del 60% de los diputados
Con ese aliento, el sector opuesto al gobierno quemó todo lo que encontró a su paso, incluyendo a dos docenas de personas “por parecer chavistas” y coincidieron en el mismo lema, “queremos adelanto de elecciones”.
Las presidenciales se convocaron para el 22 de abril y luego de un acuerdo político con un sector de la oposición se postergaron para el 20 de mayo. Como si fuera obra de la magia garciamarqueana, ahora ni los más furibundos proponentes desean participar en el aclamado proceso electoral.
La negación opositora era impensable, porque los cabecillas antigubernamentales vociferan ser mayoría y sostienen que son capaces de ganar cualquier acto eleccionario.
Justo aquí, se alista lo más abominable del relato conocido a través de la llamada “prensa libre”, “el dictador Maduro” ha hecho del sistema electoral un traje a su medida, con una hegemonía tal que perdió en las Parlamentarias de 2015 más del 60% de los diputados.
Más adelante, el chavismo salió derrotado en cuatro gobernaciones de las más importantes en el país (octubre de 2017), y más de 20 alcaldías quedaron en manos de sus detractores en diciembre de 2017.
Todos los diputados, alcaldes y gobernadores de la oposición que obtuvieron sus victorias electorales, ejercen hoy funciones de gobierno, se les asigna recursos y hacen sus gestiones sin obstáculos.
Ni los voceros internacionales que le dedican gran parte de sus tareas a Venezuela, ni los dirigentes opositores que promueven la teoría del fraude, ponen en duda los resultados que fueron favorables a estos políticos antichavistas, esa es la parte del relato que suele ser censurado.
Así las cosas, 14 de los 18 partidos legalmente inscritos ante el máximo ente electoral postularon candidatos a la presidencia de la república, entre ellos Henry Falcón quien viene de ser gobernador en el estado Lara por la principal coalición opositora autodenominada Mesa de Unidad Democrática.
Todos los diputados, alcaldes y gobernadores de la oposición que obtuvieron sus victorias electorales, ejercen hoy funciones de gobierno, se les asigna recursos y hacen sus gestiones sin obstáculos
Las 4 organizaciones más activas en los hechos violentos del año pasado no participarán; Acción Democrática, Primero Justicia; Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular; más allá de las presiones ejercidas por EEUU, las verdaderas razones por las cuales no formarán parte de la fiesta electoral, es por el bochornoso desmadre de credibilidad que han tenido en los últimos dos años.
Estos factores deberían explicar al mundo por qué una porción significativa de sus militantes no sienten ninguna motivación para salir a votar por ellos, como no lo harán, dedicaremos un próximo capítulo para develar lo que los “medios libres” ocultan sobre la oposición venezolana, hechos incontrovertibles de esta novela que tendrá argumento mientras en Venezuela haya petróleo.
Relacionadas
América Latina
Memoria histórica “A ver si se anima”: la presidenta de México reta a España a que pida perdón por la conquista
Análisis
Análisis Venezuela, la crisis que nadie quiso evitar
Análisis
Análisis Mirar Venezuela desde el realismo político
He leído de cabo a rabo el comentario de "Anónima " de las 12:30. Me gusta. Lo comparto.
http://insurgente.org/venezuela-los-crimenes-de-trump-contra-la-patria-de-bolivar-deberian-ser-juzgados-ante-la-corte-penal-internacional/
Venezuela: Contra la pereza política
x Reinaldo Iturriza López
En tiempos en que se enfrentan dos modelos antagónicos de sociedad, la tibieza política se paga caro
1
La idea de que es necesario separar ideología y gestión de gobierno no solo es de impronta conservadora, sino de indiscutible filiación antichavista. Oponer socialismo y resolución de problemas concretos de la población implica plantearse un peligroso falso dilema. Descartado el horizonte anticapitalista, ¿cómo se supone que acometeremos la resolución de los problemas fundamentales de nuestra sociedad? ¿Nos limitaremos a gestionar lo existente, es decir, a administrar el estado de cosas, renunciando a transformarlo? No es una opción, como pudiera pensarse ingenuamente, enfocarnos en lo concreto para luego, cuando tengamos oportunidad, distraernos con cuestiones abstractas. Lo que tenemos que descubrir es cómo gobernar socialistamente. Caso contrario, seguiremos siendo presa fácil del pragmatismo.
2
En tiempos en que se enfrentan dos modelos antagónicos de sociedad, la tibieza política se paga caro. Es falso que el antagonismo político conduzca inevitablemente a la lucha fratricida, como ha planteado siempre el antichavismo. Es falso que en lugar del antagonismo entre dos modelos de sociedad, seamos apenas testigos del enfrentamiento entre viejos y nuevos ricos, que los hay. El cinismo en política siempre favorece a las élites, viejas y nuevas, y justamente por eso no podemos permitirnos caer en su trampa. La idea de que hay que “despolarizar” la política, dado que ésta ha terminado reducida a la disputa entre élites por poder y privilegios, es otra trampa, tanto como la conseja de que hay que bajar el tono, porque la gente está harta de la política. En el caso específico de la base social del chavismo, no hay tal hartazgo de la política, sino de los políticos chavistas que no actúan como tales, y es cuando nos vemos obligados a lidiar con mediocres, mentirosos, autoritarios, tramposos, etc. En tal caso, el chavismo no aspira a un político de discurso moderado, sino a un político que actúe de manera honesta, democrática, y contra mediocres, tramposos, etc., sean del signo político que sean. El chavismo reivindica el antagonismo cual si fuera una cuestión de principios, porque sin él solo nos queda el simulacro de la política.
3
La gente no está harta de la política, sino de la política boba. Corresponde trabajar en esta distinción con un mínimo de rigor y, por qué no, por una cuestión de honor: para hacerle justicia a la política que lleva haciendo el pueblo venezolano desde hace más de veinte años. La política boba alude a esa propensión a evitar a toda costa cualquier relación de interlocución con el ciudadano común y sus problemas, mucho menos con el pueblo organizado y sus cuestionamientos, demandas y propuestas, favoreciendo la interlocución con lo más impresentable de la clase política antichavista. Chávez lo planteaba en los siguientes términos el 20 de octubre de 2012, poniendo como ejemplo la línea editorial de los medios oficiales: “Ya pasó un momento, ¿no? Pero seguimos aferrados a aquello. Incluso dándole vocería a quienes casi no tienen nada que decirle al país. Poniendo videos: que esta persona dijo tal cosa. Yo digo: ¿será eso lo más importante en este momento? (…) ¿Y la gestión de gobierno? ¿Por qué no hacer programas con los trabajadores, donde salga la autocrítica? No le tengamos miedo a la crítica, ni a la autocrítica. Eso nos alimenta, nos hace falta”.
4
Este hartazgo de la política boba no puede traducirse, bajo ninguna circunstancia, como odio a la política. Tal vez allí donde vemos puro odio no hay más que impotencia de no saber utilizar una de las materias primas de la política revolucionaria: el mismo hartazgo.
5
Después de Chávez esto, después de Chávez aquello, ya nada es igual después de Chávez…Dejen a Chávez en paz. Chávez está vivo y ninguna derrota será decretada en su nombre.
6
“Si las variables no las controlamos nosotros, la solución del problema no la tenemos nosotros”, dicen, y es como bajar las santamarías de la historia. El oficialismo ha llegado a un punto en que no tiene arrestos ni siquiera para plantearse problemas, mucho menos soluciones. Los problemas nos vienen dados. Es ciertamente una suerte de punto de no retorno. Como decretar la muerte de la política. Pero no hay tal muerte, ya lo sabemos, sino uno más de los problemas cuya resolución tenemos pendiente: producir otra clase política.
7
Producir: otra política, otra clase política, otro pensamiento. Supone un esfuerzo extraordinario, sí, el esfuerzo de una toda una vida. Y cabe no hacerlo, por supuesto. Pero en ese caso, llame las cosas por su nombre. Llámelo pereza. Porque imposible no es.
SupuestoNegado.com
Texto completo en: https://www.lahaine.org/venezuela-contra-la-pereza-politica