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Jesús Fernández nació en 1934 en Naves (Asturias). Ejerció de sacerdote en pequeños pueblos montañosos, fue condenado en los años 60 por favorecer a obreros y abandonó el sacerdocio. Posteriormente se trasladó a Argentina, donde también terminó en peligro y regresó a Europa huyendo de la dictadura. Se mudó a Gasteiz en 1975, no mucho antes de iniciarse el sonado movimiento de huelga, que vivió desde dentro como representante del comité de su centro de trabajo en Mercedes. Fue uno de los rostros más conocidos de aquel movimiento y fue encarcelado tras la matanza del 3 de marzo. También militó en las largas protestas de 1987 en Mercedes. Asimismo, el vitoriano fue uno de los fundadores en los 90 del Grupo antimilitarista de Gasteiz, donde militó hasta que el Alzheimer se lo permitió. Durante todos esos años su presencia fue habitual en numerosas movilizaciones e iniciativas ciudadanas.
El Alzheimer empezó a imposibilitar a Jesús hace muchos años. En este largo periodo de tiempo ha necesitado cada vez de más cuidados y le han acompañado amigos, compañeros de militancia, familia e hijos. Entre todos ellos destaca su pareja, amiga y compañera de vida. Con la generosidad y dedicación que tantas mujeres pero tan pocos hombres pueden imaginar, Carmen ha estado cuidando de Jesús durante todos estos años.
“Jesús es uno de los principales referentes del 3 de marzo, sufrió la represión entonces, pero también después. Mantuvo una vida dedicada a la lucha obrera y a otras luchas, siempre desde la asamblea y desde la horizontalidad. Este legado está presente en Gasteiz”, ha señalado a Argia Andoni Txasko, del colectivo Martxoak 3. “Desde la asociación queremos agradecer su lucha y expresar el compromiso de darle continuidad”, han añadido. Los miembros del Grupo antimilitarista de Gasteiz lo recuerdan como “un amigo, compañero, cómplice y maestro sin lecciones”, recordando lo aprendido de él: la obligatoriedad de la asamblea, el pensamiento radical dispuesto a innovar continuamente, la pasión, la reflexión, el sentido del humor, la autocrítica y la aceptación de los errores. Aseguran que también han aprendido a través del Alzheimer de Jesús, entre ellas “la importancia de cuidar a las personas que están cuidando”.
Imanol Olabarria ha relacionado el nombre de su amigo con dos palabras: “asamblea e igualdad”. Apagado el fuego de entonces, lo que vivieron y compartieron asambleas en el Gasteiz de 1976 se reencontraron en Chiapas en el año 2000 en un viaje conjunto: “Nadie por encima de nadie; ni ordenando, ni obedeciendo”. Y ha recordado otra vieja lucha: “El esfuerzo de vivir en común, de compartir proyectos, amores, parentalidades o niños más allá de la familia biológica”.
Los amigos de Jesús han decidido abrir un blog para que las personas que quieran expresarse puedan compartirlo públicamente. Para recoger textos, imágenes o lo que consideren enviar, han abierto una dirección de email: jesus.f.naves@gmail.com.
Jesús podía haberse acomodado en sus triunfos durante sus militancias y en su prestigio, o en lo que sentía como el fracaso de la lucha obrera de su generación y abandonarla —“nuestra lucha ya ha tenido lugar, ahora os toca a los jóvenes crear nuevos caminos”, me dijo hace más de 20 años—. Pero no hizo ni lo uno ni lo otro. Se renovó y supo seguir luchando, escuchando también a nuevas voces que no le eran cómodas. Como la del feminismo, que le advirtió azuzándole la conciencia de que quizá lo que había conseguido en el espacio público se lo debía a la generosidad de ciertas personas en el espacio privado.
Hace tiempo leí a Mario Benedetti escribir que los viejos militantes se asemejan a los trozos de madera nobles que salen a la superficie del agua después del naufragio. Que nos recuerdan las luchas del pasado y a la belleza de sus sueños. No solo eso. Estos trozos de madera son también materia prima indispensable para la construcción de nuevos barcos.
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el alma de la esperanza anticapi que hablaba desde la profundidad, su legado. No hubo nadie mas que llegara a los demas, como el lo hizo. Gracias por romper barreras, pero el mundo no para por nadie, asi es.
Preciosas palabras de Zigor, poco que añadir, abrazos cómplices. Seguimos, seguiremos.