Opinión
“Me quito el velo” o la lógica neoliberal de los discursos del sufrimiento

La decisión de una rapera famosa respecto al velo invita a reflexionar sobre qué implican este tipo de confesiones públicas, tanto en los debates feministas como en los antirracistas.
31 jul 2022 07:13

“Esto no es un debate, solo es un comunicado (…). He decidido quitarme el velo”. Así empieza el último vídeo de la rapera e influencer Imane Raissali, conocida como Miss Raisa, que cuenta con cerca de 700.000 vistas en TikTok. Efectivamente, el hecho de que una mujer decida cubrirse o no, no debería ser motivo de debate. Sin embargo, más allá de la decisión personal, el análisis del discurso utilizado puede ayudarnos a reflexionar sobre lo que está en juego con este tipo de confesiones públicas, tanto en los debates feministas como en los antirracistas.

El comunicado se presenta bajo un prisma emocional: “el vídeo más importante (…) y el más impactante para vosotros”, “es de lo más difícil que he hecho en mi vida”; y desde un punto de vista individual: “mi ser”, “mi persona”, “mis verdaderas virtudes”. Todo ello sirve como introducción para anunciar que ha decidido quitarse el velo debido a la presión de la comunidad musulmana, que aparece retratada como mayoritariamente violenta, intransigente y dogmática: “muchos esperan un pequeño fallo para atacarte”, “estos últimos años de mi vida he sentido una persecución masiva por parte de algunos musulmanes”, “aquellos mismos de los que recibí y recibo amenazas e insultos”; e hipócrita: “al mismo tiempo existe una cantidad de hipocresía increíble”, confirmando, así, la visión dominante (negativa) del islam.

Otra de las causas evocadas es el peso que supone la exigencia constante de ejemplaridad por parte de esa misma comunidad: “señalándome que yo no era digna de usar un velo”. Así, se opone la libertad individual para decidir quitarse el velo: “por primera vez en mi vida solo me importa lo que pienso y siento yo”, frente a una imposición colectiva de unos estándares conservadores y machistas: “siempre se me ha reducido a un trozo de tela, como si fuera lo más valioso de mi persona”, “llevo toda la vida siendo servicial, siendo obediente, haciendo lo que se espera de mí”. Al mismo tiempo, afirma que no es una prenda que la represente y no siente que la identifique.

Medios de comunicación, instituciones, extrema derecha, ciertos sectores de la izquierda y del feminismo ilustrado defienden las tesis culturalistas, esto es, que las culturas de las personas migrantes son esencialmente patriarcales

En otras palabras, evoca una dimensión sociológica y política del velo, como “símbolo de identidad”, vaciado de cualquier dimensión espiritual, “que te coloca en unas responsabilidades que no eliges, como representar a una comunidad”. Paradójicamente, denuncia que el velo (y por extensión la comunidad musulmana) reduce a las mujeres musulmanas a su dimensión religiosa, cuya supuesta consecuencia es la marginación del resto de la sociedad: “solo quiero ser reconocida como un buen ser humano, con buenos valores”. Se trata de la visión dominante, vehiculada por los medios de comunicación, utilizada por las propias instituciones e instrumentalizada por la extrema derecha, por ciertos sectores de la izquierda y del feminismo ilustrado, que defienden las tesis culturalistas, esto es, que las culturas de las personas migrantes son esencialmente patriarcales y misóginas debido al islam, como una prolongación de las lógicas coloniales. Es decir, son las propias mujeres musulmanas con velo las que se marginan al aceptar una religión que las oprime. Quienes sufren discriminación pasan a ser, entonces, responsables de su propia discriminación.

Como hemos visto, se trata de un discurso centrado en el ‘yo’, en la experiencia personal, que se utiliza como fuente de verdad por ser una voz “auténtica”, invisibilizando, así, la complejidad y diversidad de experiencias, que son subjetivas por definición. Tal y como señala la socióloga Chi-Chi Shi, “el uso del sufrimiento individual responde a la lógica del neoliberalismo y la individualización, que ha surgido de este, ha sustituido las ideas de emancipación por una exigencia de visibilidad y de deconstrucción de estereotipos de las personas oprimidas”(1). En ese sentido, las reacciones negativas que ha provocado el comunicado ponen de relieve una pugna desigual por el control de la representación. La falta de referentes positivos, que dignifiquen al colectivo musulmán, oprimido y precarizado, y que contrarresten los prejuicios contra el islam, puede explicar, en parte, la exigencia de ejemplaridad hacia las influencers (en definitiva, hacia individualidades). Esta tiene que ver con la necesidad de suplir la falta de organización colectiva, de proyectos políticos autónomos de emancipación.

Quienes insultan, amenazan, anatematizan a una mujer concreta por quitarse el velo, acusándola de buscar únicamente un interés personal o de aprobación social, en realidad, han comprado el marco ideológico de la extrema derecha

Por otro lado, quienes insultan, amenazan, anatematizan a una mujer concreta por quitarse el velo, acusándola de buscar únicamente un interés personal o de aprobación social, en realidad, han comprado el marco ideológico de la extrema derecha. Reproducen sus lógicas al denigrar a las personas que defienden el feminismo, los derechos civiles, el multiculturalismo y los derechos LGTB, a las que acusan de ser Social Justice Warrior. Ahora bien, como afirma la periodista Louisa Yousfi, debemos ser conscientes de que el mercado instrumentaliza la figura de la musulmana “moderna”, “emancipada”, “empoderada”, que pasa a ser un objeto de consumo: “¿Cómo es posible no darse cuenta de la manera en la que nos presentan como mujeres con glamur, que nos propulsan como embajadoras de la ‘cultura urbana’ en la industria del entretenimiento, ofreciendo al público, en general, soportes de identificación más abiertos y más atractivos? Y eso, a costa, incluso, de nuestra autenticidad. Una no vende su cultura impunemente. No se trata, en este caso, de apropiación cultural sino de explotación cultural: invertimos una energía impresionante en construir una parte de visibilidad, en fundirnos en lo universal. Lo universal se empacha y nos escupe inmediatamente después”(2).

En conclusión, debemos tener cuidado con el efecto paralizante que puede provocar la expresión del sufrimiento personal, si está desvinculado de las luchas colectivas, ya que nos encierra en una identidad de víctima, como si nuestras opresiones nos definieran, lo que nos acaba despolitizando, al impedir que imaginemos un futuro diferente. La denuncia del sufrimiento personal no debe hacernos perder de vista que las opresiones responden a lógicas de dominación sistémicas y que no se trata de simples prejuicios que desaparecerán mediante la inflación de imágenes positivas (una rapera con velo que denuncia el racismo que sufre, una estudiante que saca las mejores notas de selectividad o un atleta que nos trae una medalla). Debemos apelar a la responsabilidad de los colectivos discriminados para que se organicen políticamente y trabajen en pos de una autonomía colectiva, intelectual y material.

Titulo...
(1) Chi-Chi, S. (2018) Defining my Own Oppression : Neoliberalism and the Demands on Victimhood in Historical Materialism, 26 (2) : 271-295 
(2) Yousfi, L. (2022) Rester barbare, Paris, La Fabrique éditions.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Entrevista La Poderío
Andalucía Virginia Piña: “Con la Guerra Civil y su posguerra intentaron aniquilar nuestra conciencia”
Quien tiene el poder, tiene los recursos, y quien tiene los recursos también tiene la palabra. Virginia Piña (Jaén, 1988) la lleva tomando en los últimos seis años, dándole forma para hablar de figuras clave en la historia de las mujeres en Andalucía
Sorteo
Sorteo Teatro contra el antigitanismo machista
Participa en nuestro sorteo para socias de El Salto hasta el 23 de julio y llévate una de las cinco entradas dobles que sorteamos para la función del miércoles 30 en el Teatro del Barrio.
CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
CRTVG A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
Altri A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
Altri A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
Altri
Altri Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

O Teleclube
O Teleclube 'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
A Catapulta O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria

Recomendadas

Medio rural
Medio rural A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Feminismo Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Ourense
Ourense Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.