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Patrimonio
Cutanda lucha por su lugar en la historia
La decisión del Ministerio de Hacienda de vallar los restos del castillo de un pequeño pueblo turolense ha indignado a sus vecinos, que recogen firmas para que este Bien de Interés Cultural vuelva a estar conectado con la vida de la pedanía de Cutanda.
La historia de la pedanía de Cutanda en Teruel se remonta al periodo celtibérico, pero fue durante las dos primeras décadas del siglo XII, con Alfonso I en el trono aragonés, cuando desempeñó un pequeño pero importante papel en la historia. En esa época, los cristianos comenzaron la toma de Zaragoza y avanzaron hacia el sur de Aragón, ante lo cual los almorávides reaccionaron para recuperar la zona perdida. Esto desencadenó la batalla de Cutanda en el año 1120.
Las crónicas hablan de doce mil jinetes e innumerables infantes en el bando cristiano, frente a cinco mil jinetes y diez mil infantes almorávides. A pesar de que las cifras que aparecen en esos relatos puedan ser desorbitadas, dicha batalla tuvo gran repercusión, tanto por la cantidad de muertos como por la importancia de la victoria cristiana para la continuidad de la conquista de Aragón.
Tras la batalla, el castillo de origen musulmán y edificado sobre los restos celtíberos, quedó en manos del arzobispo de Zaragoza y se empleó para recaudar, el almacenaje y otros usos eclesiásticos, hasta que volvió a ser usado como fortaleza en el siglo XV, cuando pasó a desempeñar importantes funciones en la guerra contra Castilla.
Posteriormente, en la primera mitad del siglo XIX, fue un importante enclave de los liberales durante la Primera Guerra Carlista. Pero cuando aquellos consolidaron su poder, el castillo fue abandonado. La necesidad de materiales de construcción por parte de los vecinos de la época dejaron en pie únicamente uno de los laterales, que es lo que permanece en pie.
Hoy, Cutanda es un pueblo de Teruel aquejado, como otros de la provincia, por los problemas de despoblación, la falta de recursos y de atención por parte de la administración. Entre 1940 y 1970, la localidad perdió más de la mitad de la población debido a las migraciones hacia ciudades más grandes (Zaragoza, Barcelona y Valencia, principalmente). Solo entre 1960 y 1966 doscientas personas abandonaron el pueblo. En 1971 pasó a ser pedanía de Calamocha. En la actualidad residen en el pueblo una veintena de vecinos, pero en verano la población puede superar el medio millar, una cifra que representa mejor la cantidad de personas ligadas al pueblo.
El castillo de Cutanda es todo un símbolo para el municipio y sus vecinos: en él aparece el escudo, la bandera y hasta una parte del retablo de su iglesia. Actualmente tiene tanto significado para el pueblo que su silueta se usa para la impresión de ropa, pegatinas, mecheros o vasos. La silueta del castillo, no obstante, ha cambiado a raíz de una valla colocada por el Ministerio de Hacienda, propietaria del castillo. La decisión ha indignado a la población vinculada con el pueblo, que se ha levantado para defender su patrimonio. Exigen la retirada de la valla del lienzo del castillo, el único Bien de Interés Cultural de Aragón que se encuentra vallado, y para ello han obtenido 1.162 firmas en una página de Change.org en la que pretenden llegar a 1.500.
“Solo queremos conservarlo”
En junio de 2015 se constituyó la Asociación Batalla de Cutanda para fomentar “el patrimonio cultural en el desarrollo rural de la localidad”. La Asociación llevó a cabo varias actividades, entre las que se encuentran las recreaciones anuales, la localización y estudio arqueológico de los campos donde se produjo la batalla o “las acciones destinadas a la conservación de la fortificación”. Además, se impulsó un proyecto subvencionado por la Diputación General de Aragón en el que se va a construir, con motivo del 900 aniversario de la batalla, en el año 2020, un centro de intervención abierto al público.Como parte de dichas acciones, la Asociación Batalla de Cutanda envió una carta al Ministerio de Hacienda, en la que se pedía la “conservación, consolidación y restauración de los restos”. Carta a la que el Ministerio respondió procediendo al vallado del perímetro y a la colocación de una red de seguridad para posibles desprendimientos hacia la carretera.
Tamara López, joven cutandina que reside en el pueblo, explica cómo ha vivido el suceso: “Te despiertas un día cualquiera y escuchas un ruido que no has oído jamás. Estaban agujereando y poniendo rejas a nuestro pasado, al futuro por el que estamos luchando. Han enjaulado al anciano del pueblo, que ha vivido más de novecientos años viéndonos crecer y que es parte fundamental del proyecto de futuro que intentamos construir. No podemos soportar que algo tan nuestro sea tratado de esta forma, no queremos perderlo, solo conservarlo y cuidarlo porque no te puedes llegar a imaginar lo que significa para nosotros. Es nuestra seña de identidad, son nuestras raíces”.
Según explica Mercedes Pérez, cutandina estudiante de Conservacion y Restauracion de Bienes Culturales y Patrimonio en la UPV: “El problema radica en éste punto: estamos hablando de un Bien de Interés Cultural (BIC), perteneciente al Patrimonio Histórico Español, y como tal, amparado por la Ley de Patrimonio Histórico Español (LPHE) de 1985, en la cual se establece que todo aquel BIC, ya sea en manos públicas o privadas, debe recibir los cuidados y medidas necesarias para que siga conservando su legibilidad histórica y artística”. La población cutandina denuncia que, en lugar de eso, el Ministerio ha optado por aislar los restos históricos, algo que, denuncian, reducirá aún más las posibilidades de la pedanía de salir adelante y no convertirse en otro de los pueblos abandonados de la “España vaciada”.
Para evitarlo van a emprender acciones, como la mencionada recogida de firmas o la difusión en medios de comunicación y redes sociales. El objetivo es que el Estado reconsidere su postura. Algunas de las vecinas explican que tampoco descartan “otras formas de acción directa” en el futuro si el Ministerio sigue sin cumplir con su responsabilidad en el cuidado del Patrimonio Histórico.