Precariedad laboral
Trabajadores de una cafetería de la Universidad Politécnica de Madrid llevan tres meses sin cobrar

Más de tres decenas de estudiantes acudieron a una concentración en solidaridad con la plantilla, una acción que, según denuncian, terminó con “agresiones” por parte de un responsable de una escuela técnica.
Estudiantes de la UPM cafeteria
Estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid se manifiestan en solidaridad con los trabajadores de la cafetería .

De contrata en contrata y las nóminas sin pagar. Así están los ocho trabajadores de la cafetería de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), una situación que comenzó en septiembre del año pasado y que, desde entonces, solo ha empeorado. Por el momento, la plantilla se encuentra en un limbo hasta que la Universidad contrate una nueva empresa, a la que deberían ser subrogados con las mismas condiciones. Les deben 6.000 euros. “Pero ninguna quiere cumplir con nuestros derechos porque llevamos aquí desde 1992 y quieren pagar 1.000 euros por jornadas de 12 horas, que es lo que se paga ahora en hostelería”, dice uno de los afectados.

El colectivo Frente de Estudiantes, además, ha organizado estos días una cafetería solidaria en la que todos los ingresos se han destinado a los empleados. El pasado 20 de septiembre quisieron hacer una concentración a las puertas de la Escuela para dar a conocer el conflicto laboral. Poco antes, el subdirector de Patrimonio e Infraestructuras de la ETSIAAB, Sergio Zubelzu, se enfrentó a ellos. El encontronazo se saldó con empujones y agarrones por su parte, además de lesiones en uno de los estudiantes.

En realidad, se trata de un negocio que funciona muy bien por la afluencia asegurada de clientes, tanto estudiantes como trabajadores de la universidad

Según el trabajador afectado, la UPM no pide avales a las empresas a las que subcontrata para el servicio de cafetería. “Ya pasó con la anterior, en septiembre del año pasado, que no nos pagaron”, añade. El caso ya está en los tribunales. Por eso, la actual empresa, Gastronomía Gemep, entró en la Escuela en octubre de 2022: “Desde el principio vimos que no tenía ni proveedores. El jefe iba a comprar las cosas a Makro y nos las traía, así que cuando no faltaba de una cosa, faltaba de la otra”. En realidad, se trata de un negocio que funciona muy bien por la afluencia asegurada de clientes, tanto estudiantes como trabajadores de la universidad. Todo se torció cuando empezaron a faltar las provisiones.

Cuando llegó julio, la cafetería estaba sin provisiones y las nóminas se dejaron de abonar. “La empresa habló con la dirección de la Escuela y el jefe dijo que todo recaía en él y estaba muy enfermo pero que ya se pondría al día, y le creyeron”, enuncia el trabajador. La situación se volvió a dar, esta vez de cara a la plantilla, a primeros de septiembre. Les repitió que todo agosto había estado enfermo y no se había podido hacer cargo de los materiales ni el pago de las nóminas.

“Hemos tenido que estar tres meses viniendo a nuestros puestos de trabajo sin poder hacer nada. Si alguien venía y pedía una infusión, quizá era de lo único que nos quedaba”

Sin saber con quién y cuándo volverán a trabajar

Nunca le creyeron. Daba igual, ya se había agotado el tiempo. Desde el 4 de agosto hasta el día 28, la plantilla había disfrutado de su periodo vacacional. “La empresa nos dijo por correo electrónico que viniéramos el día 1 de septiembre y que se presentaría alguien para hablar de nuestra situación, pero aquí no vino nadie”, relata el empleado. El 11 de septiembre, la propia gerencia de la ETSIAAB rescindió el contrato de esta empresa, que ha finalizado este 22 de septiembre. “Hemos tenido que estar tres meses viniendo a nuestros puestos de trabajo sin poder hacer nada. Si alguien venía y pedía una infusión, quizá era de lo único que nos quedaba”, agrega el camarero que prefiere mantenerse en el anonimato.

“Lo que quieren es hacer que nos vayamos por nuestro pie y meter aquí a chavales para pagarles 1.000 euros mensuales por jornadas de 12 horas”

Desde la Escuela les han asegurado que en los próximos días empezarán a prestar el servicio con otra empresa, aunque la plantilla todavía no ha firmado nada. El problema radica en que son trabajadores con una gran antigüedad y sus sueldos rondan los 1.500 euros al mes. Les deben subrogar con las mismas condiciones y derechos. “Y por eso las empresas se lo piensan, porque lo que quieren es hacer que nos vayamos por nuestro pie y meter aquí a chavales para pagarles 1.000 euros mensuales por jornadas de 12 horas, que es lo que ahora se paga en hostelería”, remata.

A pesar de que siempre han trabajado contratadas por una empresa externa a la propia UPM, todo cambió desde que la institución universitaria dejó de pedir avales a las compañías, a ojos de este afectado: “Lo hicieron porque ninguna empresa quería entrar, y así pasa lo que pasa. Al final, nosotros trabajamos pero no cobramos”, resume el afectado.

Por ello, exigen a la Universidad que contraten a una empresa solvente que asegure el correcto funcionamiento de la cafetería de la ETSIAAB. “Ahora iremos a los tribunales, pero mientras tanto, ¿qué? ¿Quién se hace cargo de nosotros? Queremos que venga una empresa seria que nos respete los derechos adquiridos como marca la ley, pero parece que ninguna quiere hacer eso”, apunta el trabajador.

El Frente de Estudiantes ha organizado una cafetería solidaria en la que vendían café y bollería para así poder destinar las humildes ganancias a los trabajadores afectados

Un profesor reprime a estudiantes

Mientras tanto, el estudiantado no se ha quedado parado. El Frente de Estudiantes ha organizado una cafetería solidaria en la que vendían café y bollería para así poder destinar las humildes ganancias a los trabajadores afectados. El pasado 20 de septiembre, convocaron una concentración en apoyo a la plantilla y su idea era comenzarla en la misma puerta de la cafetería y luego marchar hacia la salida. Y así lo hicieron las 35 personas que asistieron, aproximadamente, a la movilización.

Después dieron una vuelta por los jardines de la Universidad para hacerse escuchar en los tres edificios que la componen y volver a la puerta del edificio principal. Todo eso pasó después de un incidente con un responsable de la Escuela. “Desde la cafetería hasta la salida nos separa un pasillo de 20 metros. Fue ahí donde el subdirector de Patrimonio e Infraestructuras, Sergio Zubelzu, agredió a varios compañeros”, denuncia Javier de Miguel, secretario madrileño del Frente de Estudiantes.

Según unas imágenes difundidas por el propio colectivo, Zubelzu se encaró con varios de los estudiantes e intentó arrebatar el megáfono que portaba uno de los jóvenes, lo que desembocó en agarrones y empujones. Aunque no aparece en el vídeo, De Miguel asegura que el subdirector de la Escuela ya les había dicho “en tono chulesco”, que no se iba a iniciar la concentración dentro del edificio porque había clases. Finalmente, uno de los jóvenes terminó con un parte de lesiones que objetivaba “dolor hipocondríaco izquierda más manifiesto a la altura de las costillas flotantes de dicho lado”.

El trabajador de la cafetería también comenta otra perspectiva de lo sucedido: “Después de la concentración, la Escuela nos dijo que este tipo de cosas empeoran la posibilidad de poder encontrar una nueva empresa que nos contrate”. Además, opina que Zubelzu “se puso muy nervioso por unos chavales que dice que le rodearon”. “Si llevara tres meses y medio sin cobrar habría prendido a la Escuela, entonces”, ironiza el empleado.

Por todo ello, el Frente de Estudiantes ha exigido a la UPM el cese inmediato de Zubelzu, así como que garantice el pago de todas las nóminas a los trabajadores, según un comunicado. “Defendemos el fin de la externalización de los servicios universitarios, prestándose los mismos por las propias facultades convirtiendo a los trabajadores en PAS. Solo de esta manera se puede garantizar el cumplimiento de las condiciones laborales de los trabajadores y el mejor y más barato servicio para los estudiantes”, añadieron.

La UPM habla de “forcejeo”

En cambio, las explicaciones ofrecidas desde la Escuela distan mucho de estas. La primera comunicación que recibió el estudiantado de la ETSIAAB sobre los incidentes llegó al día siguiente por parte de la Secretaría del Director. Todos los matriculados en el centro educativo pudieron leer en su email un mensaje en el que rezaba que “los manifestantes rodearon a un profesor en actitud amenazante”.

Tal y como declaran fuentes internas de la ETSIAAB a El Salto, ante el impago de las nóminas tan solo pueden abrir un expediente a la empresa, esperar al plazo de subsanación de las incidencias y, en caso de no realizarse, rescindir el contrato. “Estamos en el punto de finalizar el citado plazo de subsanación”, han indicado.

También se pronuncian sobre lo sucedido el pasado miércoles, a lo que se refieren como “incidente” y no mencionan a Zubelzu a pesar de tener el cargo de subdirector de Patrimonio e Infraestructuras en la Escuela. “Alrededor de las 13 horas, algunos estudiantes (no tenemos constancia que sean de la UPM) estuvieron dando mensajes con un megáfono y estaban alterando el desarrollo normal de la actividad docente del centro (llegando a interrumpirse algunas clases)”, dicen al respecto.

“Por este motivo, la estudiante (delegada de alumnos) y un subdirector del centro les pidieron cesar en la actividad. Al negarse, el subdirector les solicitó que abandonaran el edificio de la Escuela. Este hecho provocó un forcejeo ante el que se decidió llamar a la Policía para evitar males mayores. Sobre las 14 horas se volvió a la normalidad”, recalca la Escuela. Un extremo, el de la Policía, confirmado por el activista estudiantil De Miguel: “Identificaron a un compañero que pensaron que era el responsable de la concentración y a otras dos personas por grabar la acción”, finaliza.

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