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Violencia machista
Victoria Rosell: “La denuncia sigue siendo una puerta muy estrecha para muchas mujeres”
Victoria Rosell tomaba posesión de su cargo como Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género en enero de 2020 y dos meses después enfrentaba un reto insólito: adaptar los recursos para las mujeres en situación de violencia al estado de alarma declarado el 14 de marzo. Este no es el único reto que enfrenta la Delegación.
Una mujer de 84 años presuntamente asesinada por su cónyuge de 86 años el 8 de noviembre eleva el número de víctimas mortales de la violencia de género en relaciones de pareja a 41 en lo que va de año. Son 1.074 desde 2003 — año en el que se empezaron a recopilar datos—, cuando se termina de escribir este texto, pero Victoria Rosell, Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, evita en esta entrevista aludir a esta cifra: sabe que, cuando se publique en unos días, pueden ser más.
La última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, hecha pública hace unas semanas, da la dimensión de una violencia que no cesa. De este estudio se desprende que 1 de cada 2 mujeres ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida. La comparación de los datos con los de 2015 refleja que en el período 2015-2019 se ha producido un ligero descenso de la violencia en la pareja, y, en cuanto a la violencia de género fuera de la pareja, el descenso es “mínimo o inexistente”, según el estudio.
Otra de las evidencias del estudio es que la mayoría de las que sufre violencia de género en pareja, el tipo de violencia machista más abordada desde las políticas públicas desde que la Ley Integral 1/2004 la puso en el foco, no denuncia ni acude a los recursos formales que existen a su disposición. “La denuncia sigue siendo una puerta muy estrecha para muchas mujeres”, reconoce Rosell.
Jueza en excedencia, Rosell ha desarrollado su carrera judicial en Canarias y desde 2016 ha sido diputada de Podemos en el Congreso. En enero de 2020 tomaba posesión de su cargo como Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género y dos meses después esta Delegación enfrentaba un reto insólito: adaptar los recursos para las mujeres en situación de violencia al estado de alarma declarado el 14 de marzo. Pero la violencia machista no es el único reto que enfrenta la Delegación, inscrita en un Ministerio de Igualdad que se ha comprometido a sacar adelante varios proyectos de calado en medio de un agrio debate entre los feminismos que tensa también a las dos fuerzas del Gobierno de coalición.
En la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019 que habéis hecho pública recientemente hay muchos datos demoledores, pero hay uno especialmente desesperanzador: en términos globales, no hay cambios significativos. ¿Nada cambia pese a llevar 15 años de trabajo en Igualdad?
Creo que esa ligera disminución precisamente en el campo de la violencia de género —que es el campo estrecho de la Ley Orgánica 1/2004, que fue un referente, pero que sabemos que se refiere solo a la pareja o expareja— sí indica que cuando incides con políticas públicas de sensibilización, de prevención, algún efecto tiene.
También hay que aclarar que en esta macroencuesta se ha seguido un procedimiento mixto entre hacer un trabajo previo de formación de las encuestadoras —para que no dieran consejos y demás—, pero también para que utilizaran la autoencuesta asistida. Está estudiado que esto favorece la verbalización e incluso algunas de las 9.600 encuestadas lo han verbalizado por primera vez en ese momento. De manera que pienso que hay una mezcla entre cierto efecto positivo de las políticas públicas, solo de las que ha habido porque no ha habido políticas públicas sobre violencias sexuales y otras violencias machistas, pero también más verbalización.
Y esto es un efecto positivo, porque es el primer paso para reconocer que existen y para combatirlas y empezar las políticas públicas de prevención, protección y reparación. De hecho, hay una prevalencia mayor en las mujeres jóvenes, que frente a las mayores no parece lógico admitir que estén sufriendo más violencias clásicas —sí más violencia digital y acoso—, por lo que parece que es más un efecto positivo de la educación y las políticas públicas de concienciación .
La información que habéis ido haciendo pública en estos meses apuntaba a un aumento de las consultas al 016 mientras descendían los asuntos judiciales. ¿Cómo hay que interpretar esto y cuánto tiempo tiene que pasar para que sepamos qué pasó con la violencia de género en pareja durante los meses del confinamiento?
Durante el estado de alarma se ha producido sobre todo violencia de control y violencia psicológica. Ese agresor que está encerrado 24 horas al día y tiene a su disposición, perdón por la expresión pero es así, a la mujer y a sus hijas e hijos ha ejercido una violencia de control que no se desencadena en violencia física y en violencia máxima en el el asesinato mientras ella no se rebela.
Creo que las mujeres han sufrido muchas violencia de contención emocional y muchísima carga adicional con sus hijos e hijas, sobre todo jóvenes y adolescentes, con la carga adicional de la educación online con los centros de ocio y los colegios cerrados. Pero con ese escenario, la violencia —que no es violencia doméstica, sino que domestica— frente a alguien que no se rebela, no explota.
No sé si llegaremos a tener los datos ciertos de qué ha pasado tras esas cuatro paredes en el confinamiento total, porque la violencia de control, la psicológica, es la que menos accede a los juzgados
Sin embargo, con la desescalada hubo un pequeño repunte y sí ha habido más partes de lesiones y sí ha habido más asesinatos machistas que durante el propio estado de alarma. No sé si llegaremos a tener los datos ciertos de qué ha pasado tras esas cuatro paredes en el confinamiento total, porque precisamente la violencia de control, la psicológica, es la que menos accede a los juzgados. Es la más difícil de denunciar, la menos flagrante y menos evidente, y la denuncia sigue siendo una puerta muy estrecha para muchas mujeres, y sigue siendo un momento de riesgo. Y es una puerta prácticamente cerrada para las más vulnerables: pensemos en las mujeres inmigrantes en situación administrativa irregular… No es una puerta por la que ellas pasen sin un acto de heroicidad, jugándose todo el resto de su vida.
Tras el confinamiento, ¿hay nuevos mecanismos para denunciar esa violencia? ¿Está este ministerio mejor preparado si nos vuelven a confinar?
Sí, hemos aprendido de la propia experiencia. El estado de alarma entró en vigor el 14 de marzo de 2020 y el 17 de marzo el Consejo de Ministros aprobaba no todavía el Real Decreto pero sí el plan de contingencia del Ministerio de Igualdad y la Delegación del Gobierno contra la violencia de género. Fue incrementándose con las fechas, porque al principio pensábamos que iban a ser 15 días y después fue ampliándose. Finalmente, se amplió a las víctimas de trata de seres humanos y de explotación sexual, y mujeres en situación de prostitución y especialmente vulnerables.
Aprendimos en 48 horas que había que modificar los contratos precisamente de quienes prestaban esos servicios de asistencia y asesoramiento en el 016: nadie había pensado en casi 15 años en el teletrabajo cuando es un trabajo de ordenador, de operadora, en turnos de 8 horas. Son muchísimas operadoras juntas, podrían haber corrido riesgo en un servicio que se ha demostrado tan esencial y con un incremento de consultas tan exponencial.
También hicimos un contrato de emergencia que tuvo que ceñirse al estado de alarma, porque era su fundamentación jurídica, para proveer contención emocional y apoyo psicológico en un servicio de WhatsApp y quisimos hacer una especie de recurso subsidiario. Lo que más subió exponencialmente fue el 016 online y este WhatsApp —que no se puede comparar porque no había existido nunca—, en ambos casos medios silenciosos. Esto nos indica una mujer que ni siquiera puede realizar una llamada de teléfono desde su casa. A veces pensamos que se pueden hacer consultas de asistencia primaria o de pediatría por teléfono e ir cribando... Pues a lo mejor precisamente en violencia de género no se puede responder por teléfono cuando tienes el agresor al lado.
Y todo eso son propuestas que luego han sido reconocidas como buenas prácticas por ONU Mujeres y por la OMS. De verdad que sin pretender presumir creo que fue pronta y que estuvo a la altura y, sobre todo, fue crucial que se declarara servicio esencial la lucha contra la violencia de género.
La estrategia contra las violencias machistas que está en elaboración incluye una línea de trabajo específica sobre masculinidades. ¿Por qué se abre este frente y qué otras claves definirán la estrategia?
La Estrategia Nacional para la Erradicación de las Violencias Machistas 2021-2025 pretende por un lado recabar la evaluación y la experiencia del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, pero también tratar de que tenga más estructura y más vinculación normativa. El Pacto de Estado no dejaba de ser algunos informes y algunas subcomisiones del Congreso y del Senado. Realmente, salvo algún decreto ley como el 3 de agosto de 2018, no tenía una vinculación normativa estructurada. Eran medidas que tenían que tomar las administraciones.
La última estrategia nacional que hubo fue en el 2013-2016. De este pacto hemos aprendido cosas: hay que evaluarlo y establecer una nueva estrategia, pero no la va a establecer ni la Delegación del Gobierno ni el Gobierno, sino que queremos que sea participada con todos los ministerios con competencias en violencia de género, que son todos bajo mi punto de vista: Educación, Derechos Sociales, Interior... todos. Y también debe ser participada con todos los departamentos ministeriales, las comunidades autónomas, las entidades locales, las entidades feministas y las de derechos humanos en general para que sea una estrategia que a nadie le venga impuesta y se sienta implicación.
Es importante el eje de hombres en la nueva estrategia contra la violencia machista igual que lo es el de violencia digital, porque estos dos aspectos quedaron fuera del Pacto de Estado
Entonces sí es importante el eje de hombres, igual que debería haber uno, en mi opinión, de violencia digital, porque estos dos aspectos quedaron fuera del Pacto de Estado: no hay ni una sola medida del Pacto de Estado dirigida a los hombres y niños. La sociedad y el propio feminismo exigen que se trabaje con hombres y que no recaiga sobre las mujeres ni todo el peso de la concienciación, ni todo el peso de la protección.
El último estudio que presentamos sobre violencia de género en adolescentes decía algo de lo que se habla poco: los adolescentes machistas son menos felices porque hay una carga brutal de obedecer 24 horas al día las exigencias del patriarcado. Con esta línea de masculinidades y de adolescentes, serían más iguales entre sí y no repetirían tanto estereotipo de género si no lo heredaran y si no lo vieran todos los días en las redes. Los ataques que hay en las redes todos los días contra el feminismo, eso hay que trabajarlo también porque la lucha contra la violencia de género es de toda la sociedad no es una cuestión de las mujeres.
La Ley de Libertad Sexual ha incorporado cambios significativos recientemente. Uno de ellos es la introducción de la tercería locativa. ¿Por qué este cambio? ¿No correspondería una medida así a una ley contra la trata, recogida en vuestro programa de Gobierno?
La Ley Integral Contra la Trata es un compromiso del Gobierno de coalición, pero no ha comenzado su andadura. Estamos precisamente mirando perfiles de personas expertas y entidades que nos tienen que ayudar en ese camino, porque la trata es un mundo tan opaco que hay que respetar que quienes saben, quienes están a diario con ellas, tienen mucho que decir. No es una ley que se pueda elaborar en una comisión de codificación o en una cátedra universitaria, sin perjuicio de la necesaria conversación.
Es una ley que además ha de mirar hacia afuera, a los países de origen, donde también hay equipos trabajando sobre el terreno que no son solo europeos, porque aquí parece que llamamos expertas solo a las europeas o de los países del norte. Probablemente haya que hacer un estudio muy riguroso previo que no es una macroencuesta de sacar iPads y micros por la calle a preguntar por las víctimas: de entrada, no están ahí. Incluso el estudio previo de prevalencia, situación rutas criminales, requiere afrontarlo con un rigor que no es inmediato.
Ahora, sobre el Anteproyecto de Ley de Garantías de la Libertad Sexual, efectivamente hay una apuesta clara por luchar contra la industria del proxenetismo y la tercería locativa, de quienes se enriquecen conociendo que su dinero obedece a la explotación de la prostitución ajena, de ahí la tercería: no es la mujer prostituida ni el cliente sino la persona que se enriquece, ese tercero que se enriquece de la prostitución ajena no debe quedar impune.
¿Por qué está ahora en el Anteproyecto de Ley de Libertad Sexual? Porque mientras se realiza la ley integral de trata con todos estos requisitos rigurosos técnicos, hay que dar una solución. Creo que el “mientras tanto” es importante, porque mientras tanto hay vidas detrás. Hay mujeres que están sufriendo una explotación brutal, mujeres que están devastadas: no solo es la esclavitud del siglo XXI, es el delito más cruel y que más secuelas deja en la vida de las personas.
Esto obedece a haber repensado esos escenarios porque realmente no tenía justificación tener una ley de libertad sexual y no amparar a esas mujeres porque tienes otro proyecto en mente. Quizá ese proyecto tenga que derogar incluso algunos artículos de este, pero mientras han de tener este paraguas.
Otro cambio interesante es el referido a la violencia sexual contra la infancia, es como si se tratara de enmendar la Ley de Infancia desde el Ministerio de Igualdad… ¿es este el objetivo?
A veces las cosas son más sencillas de lo que parecen y es cuestión de trabajo. Cuando comenzamos a hacer la Ley de Libertad Sexual en el Ministerio de Igualdad, que fue en febrero de este año, estaba más avanzada la ley de protección de la infancia y adolescencia, pero sí tenían un contenido común. Repetían contenido que eran los delitos contra la libertad sexual de los niños y niñas. Es verdad que hubo un momento en el que digamos que cedimos, desapareció de la nuestra y continuó en la Ley de Infancia, y se nos dijo que faltaba la infancia como víctima de violencias sexuales, y es verdad que era un tratamiento más específico.
Estaba ese debate que puede darse en todo proceso de elaboración de una ley con tranquilidad y sin enmendarse unos a otros, sino complementándose. Estaba el debate de qué pesa más que sea una ley integral de toda la protección de infancia y adolescencia o que sean también sujetos de la ley de libertad sexual. Finalmente decidimos lo segundo: están como sujetos de esta ley porque tiene un marco y una ruta específica de protección a la infancia, y además bajo los parámetros de los sistemas más avanzados, como las casas de niños o barnahus de los países escandinavos.
Es verdad que al principio hubo ciertos pasos hacia adelante y atrás, pero desde mi punto de vista como jurista teníamos una deuda histórica con los niños y niñas que habían quedado fuera de la ley 1/2004, que fue un referente, que fue muy avanzada, pero los niños y niñas no fueron víctimas directas de violencia de género hasta hace un par de años. Esa deuda histórica merecía que tuvieran un amparo específico contra la violencias sexual que sufren de una manera muy estructurada y muy silenciada.
Que la violencia sexual se haya introducido en el debate público es un hecho que apunta a un cambio importante en la percepción de las violencias machistas. ¿Os preocupa que ese debate vaya acompañado de un discurso punitivista? Feminismo y punitivismo no concuerdan bien pero parece que con este debate se ha colado la idea de que castigar más es mejor...
El feminismo no tiene nada que ver con el punitivismo. De hecho, quienes defienden la prisión permanente revisable y cada vez penas mayores contra los violadores dicen protegernos desde una posición absolutamente paternalista y patriarcal, pero no es solo que no nos estén defendiendo, es que nos están poniendo en riesgo. Me explico: las penas desproporcionadas finalmente no se aplican, están en el BOE pero no se aplican, y eso ha pasado en este país incluso con las violaciones castigadas con 15 años máximos, no con delitos de prisión permanente revisable.
Pero es que además la violencia machista es estructural, hunde sus raíces dentro de la estructura machista de nuestra sociedad patriarcal. Si dices que la solución es penal, individualizas al agresor y dices “te meto en prisión y tiro la llave”, individualizas a la víctima y dices “toma tu pequeña indemnización, de él ya nos hemos encargado”… Entonces obvias todo lo estructural, no trabajas sobre ello, no tienes que hacer nada teóricamente sobre trabajo, estudios, vivienda, ingresos, formación, estereotipos, educación para la igualdad. Es una supuesta solución que encierra una trampa criminal que en realidad es cómplice del silencio y cómplice de la estructura de la violencia de género.
La cifra asignada en los Presupuestos Generales del Estado al Ministerio de Igualdad es de 451 millones. ¿Qué dicen estos presupuestos?
Pues algo parecido a lo que decíamos las feministas en las calles: menos lacitos y más dineritos. Para llevar a cabo políticas públicas de igualdad hace falta una inversión que además compense la deuda histórica con la igualdad, 200 millones para corresponsabilidad no son directamente lucha contra la violencia de género pero cualquier medida por la igualdad es una medida contra la violencia de género.
Además, el presupuesto de la delegación se tenía que poner al día con respecto al Pacto de Estado, porque no se había cumplido con respecto a los presupuestos prorrogados, ese 15% anual de incremento y, además, hay más partidas contra la violencia de género y la igualdad distribuidas en otros ministerios. Aumentar en 600 millones el presupuesto de dependencia evidentemente tiene un impacto directo sobre la igualdad de las mujeres que son las cuidadoras mayoritariamente. Los 2.000 millones del ingreso mínimo vital, esperamos que repercutan en esa salida económica y en esa autonomía económica de las mujeres que muchas veces necesitan para dar el paso de salir de la violencia, y también la Renta Activa de Inserción. La lucha contra la violencia, este Gobierno la toma como una política transversal que ha de atravesar todas las políticas del Gobierno y todos los presupuestos.
La cuestión de los Derechos Humanos que es el feminismo y la inclusión de las personas más vulnerables no debe ser objeto nunca de confrontación
Buena parte de las críticas al Ministerio de Igualdad no están viniendo de la derecha negacionista de la violencia de género, sino de entornos feministas. ¿Cómo se trabaja en un Ministerio de Igualdad que no gusta a una parte del feminismo? ¿Y cómo se mantiene la postura que estáis manteniendo sobre la autodeterminación de género, que es el origen de buena parte de esas críticas?
En el feminismo siempre ha habido debate, eso de hecho es parte de su riqueza. Pero es verdad que esto ocurre, con gran regocijo de esa extrema derecha retrógrada que quiere una vuelta de este país al autoritarismo y una recesión de Derechos Humanos. La cuestión de los Derechos Humanos que es el feminismo y la inclusión de las personas más vulnerables no debe ser objeto nunca de confrontación.
La violencia de género siempre va a ser violencia contra las mujeres, pero cumplir los estándares internacionales del libre desarrollo de la personalidad, de las mujeres trans, cumplir los principios de Yogyakarta, no puede ser objeto de confrontación y menos de esa confrontación de brocha gorda de que si otros adquieren Derechos Humanos a mí me quitan Derechos Humanos o me borran.
El feminismo dibuja derechos, no borra. También es verdad que se está dejando arrastrar el debate, sobre todo el de la brocha gorda de las redes sociales, por miedo a un proyecto cuyo texto no existe y está en fase de audiencia previa a su escritura. Creo que este alarmismo favorece más a la extrema derecha y al patriarcado que al feminismo, hace falta mucho debate. Es verdad que vamos todas con poco tiempo para un debate sosegado, pero hace falta —aunque no desde el ataque personal y desde esa brocha gorda tan poco propia del feminismo y más propia del patriarcado— y lo vamos a conseguir.
Crees que este debate, o flujo de ideas, o estas peleas de Twitter, van a manchar el 25N, como ya vivimos en el último 8M? ¿Qué ambiente ves de cara a este 25N?
Espero que no, porque la lucha internacional contra la violencia contra las mujeres es esencial y también salva vidas de muchas mujeres que o están en riesgo de ser asesinadas o no pueden llamar vida a lo que están viviendo, una rueda de maltrato psicológico, físico, sexual que también afecta a sus hijas e hijos.
El 25N tiene que reinventarse como todo este año desde marzo. Nosotras hemos propuesto un minuto de silencio simultáneo, a ver si somos capaces de parar el país pero no en el ayuntamiento donde ha habido la última asesinada sino de parar las administraciones, los centros de trabajo, las universidades, las instituciones públicas para visibilizar con un minuto de respeto, repulsa, silencio, ojalá también en los medios, en las televisiones y radios que puedan apuntarse porque tiene que sustituir a las concentraciones que no podemos mantener.
En la Delegación se hará un acto que lamentablemente tiene que ser online por las circunstancias, pero también de reconocimiento a la tarea que año tras año llevan haciendo instituciones, proyectos, entidades, personas concretas y esperemos que no lo empañen porque eso sería un fracaso de la tarea colectiva que nos espera al feminismo que siempre es el avance. Sin duda tratarán de oscurecerlo con todos los debates posibles y con la mayor brocha gorda que puedan empuñar, pero es responsabilidad nuestra no caer en esto y hacer un llamamiento a todas las sensibilidades feministas para una lucha que nos es muy común.
La violencia contra las mujeres trans es violencia contra las mujeres y ahora mismo es evidente que no están lo suficientemente protegidas
La violencia contra las mujeres trans… ¿es violencia machista? Y si lo es, ¿existen recursos para hacerle frente?
La violencia contra las mujeres trans es violencia contra las mujeres, entonces sí es violencia machista. Ahora mismo es evidente que no están lo suficientemente protegidas en toda su atención especializada, incluso hemos visto los comentarios hirientes ante una mujer trans asesinada en Oviedo, cuyo DNI era de mujer, cuya vida era de mujer, y que incluso tuvo el valor de ser mujer teniendo más de 60 años, de hacer esa transición. Pero quienes no quieran asumir esa transición con un proceso patologizante tienen que tener el amparo de la ley española en los mismos términos en los que se planteó por el ministerio de justicia en 2017 por el proyecto de ley del PSOE.
No tenemos texto, pero está claro que el compromiso del Gobierno de coalición era el avance en Derechos Humanos de inclusión de estas mujeres trans. Esas trampas que se están inventando de que si un hombre dice que se siente mujer se va a librar de un delito de violencia de género... No, los derechos u obligaciones los mantiene, no son retroactivos, así que si cometió algún hecho delictivo siendo hombre declararse mujer no le va a librar de un proceso de violencia de género. Pero, sobre todo, cuidado con el discurso que hay detrás, que es criminalizador de las mujeres trans que históricamente han sido víctimas, han sido violadas y atacadas en los baños, no han sido violadoras ni atacantes en los baños. Cuidado con esos prejuicios porque es un colectivo especialmente vulnerable y estamos promoviendo a veces casi su señalamiento y su persecución. A mí a veces me parece injusto y estoy segura de que vamos a llegar a un consenso.
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Opinión
Me too Kina, yo sí te creo
Interesante y esclarecedora entrevista. Gracias a la presión del movimiento feminista y a personas como Victoria Rosell y el Ministerio de Igualdad que convierten en ley las reivindicaciones de aquél, la revolución feminista se va abriendo paso. Mucho por hacer aún.