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Agroindustria
Sobreexplotación, contaminación y sequía: casi la mitad de los acuíferos de España está en mal estado
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
La radiografía de las masas de agua subterráneas españolas ofrece un duro panorama. “Con los datos en la mano, la situación es mucho más preocupante de lo que esperábamos”, denuncia la directora ejecutiva de Greenpeace España, Eva Saldaña, quien añade el sintagma “emergencia nacional” para alertar del problema. La organización ecologista acaba de publicar, junto a Datadista, un extenso informe fruto de seis meses de análisis de los acuíferos existentes en el territorio estatal del que se desprenden varias cifras para hacer recapacitar a administraciones e industria agropecuaria, empezando por el hecho de que nada menos que el 44% de las reservas subterráneas de agua del Estado se encuentra en mal estado.
Titulado SOS Acuíferos, el trabajo abarca los 804 existentes a lo largo del territorio estatal, “nuestras reservas estratégicas de agua, lo que tenemos para beber cuando hay problemas de desabastecimiento”, ha remarcado Ana Tudela, directora de proyectos de Datadista. En total las masas de agua subterránea afectadas son 353, con una extensión en superficie de más de 140.000 km2, lo que supondría que las zonas afectadas abarcarían el 40% de la superficie total que ocupan todas las masas de agua subterránea en España.
“El regadío es la principal causa detrás de los acuíferos en mal estado, tanto de los que lo están por parte cuantitativa como cualitativa”, remarca Ana Tudela
Más de un cuarto de los acuíferos estudiados —el 27%— se encuentra en mal estado por sobreexplotación, lo que supone que en ellos el ciclo natural del agua no consigue reponer lo extraído por el ser humano. Esto afecta a más de la mitad de las masas en las cuencas del Segura, Guadiana y las internas de Catalunya, así como a un tercio en cuencas del tamaño del Guadalquivir, Segura, Duero, Ebro y Júcar.
Buen estado Mal estado Mal estado con prórroga más allá de 2027IMPACTOS | DESCRIPCIÓN DEL RIESGO DE NO ALCANZAR EL OBJETIVO MEDIOAMBIENTAL |
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N | Contaminación por nutrientes, sobre todo nitratos de abonos y excrementos de animales, por encima del límite legal (50 mg/l) o cerca del límite y con evolución ascendente. |
L | Descenso del nivel freático (profundidad del acuífero, volumen de agua) debido a extracciones. |
C | Contaminación química distinta a nutrientes (sobre todo plaguicidas pero también metales, hidrocarburos…) por encima del límite legal o cerca y con evolución ascendente. |
E | Afección a ecosistemas terrestres dependientes del agua subterránea. |
M | Contaminación microbiológica. |
O | Contaminación orgánica. |
Q | Disminución de la calidad del agua superficial asociada por impacto químico o cuantitativo. |
I | Alteraciones de la dirección del flujo de agua por intrusión salina. |
S | Intrusión o contaminación salina. |
T | Otro tipo de impacto significativo. |
Además, el 30% se encuentra en mal estado químico y tienen niveles de contaminantes superiores a los permitidos para la salud humana. La principal afección es el exceso de nitratos, llegados mayoritariamente de la agricultura intensiva que necesita cantidades ingentes de fertilizantes no orgánicos, aunque en los últimos años la proliferación de macrogranjas ha hecho que los purines —la mezcla de orines, excrementos y aguas de lavado— de la industria ganadera haya aumentado el problema. Este último caso se da especialmente en cuencas como la del Ebro, por la saturación de granjas intensivas en amplias zonas de Catalunya y Aragón, y en el Segura, dada la concentración de este tipo de instalaciones industriales en la Región de Murcia.
“El 22% de todas las masas ni siquiera tienen ningún tipo de control ni dispone de ningún sensor, con lo que los datos podrían ser peores”, denuncia Julio Barea
Los biocidas —pesticidas, plaguicidas, herbicidas y demás agrotóxicos— usados en la agricultura intensiva afectan al 11% de las masas de agua, especialmente en Catalunya y las cuencas del Júcar, Segura, Guadalquivir y Duero.
Por último, no hay que olvidar que el 13% de las masas de agua se encuentran afectadas por intrusión y/o contaminación salina, provocada habitualmente por una sobreexplotación de acuíferos que produce la intrusión de agua salada. Como explica Tudela, aunque es una situación habitual en los acuíferos costeros los continentales no están exentos de ello, como ocurre en zonas salinas de la cuenca del Duero.
La peor parte se lleva el 14% de los casos las masas de agua se encuentran en mal estado tanto por sobreexplotación como químico: son 110 acuíferos que se encuentran en una situación crítica. Como recuerda la especialista de Datadista, en un acuífero sobreexplotado con poca cantidad de agua la concentración de contaminantes es mayor.
Julio Barea, no obstante, alerta de que estos datos, basados en la información oficial de Gobierno, comunidades autónomas y confederaciones hidrográficas, están incompletos: “El 22% de todas las masas ni siquiera tienen ningún tipo de control ni dispone de ningún sensor, con lo que los datos podrían ser peores”.
Conflictos del agua
Como ha destacado Eva Saldaña, “el agua va a ser uno de los principales problemas de este país en las próximas décadas, de hecho lo está siendo ya”. Con el año hidrológico recién terminado (se mide del 1 de octubre al 30 de septiembre) y 478 litros por metro cuadrado, el 2021-22 ha sido “el tercero más seco de la serie histórica, que arrancó en 1961”, señalaba este martes la Agencia Estatal de Meteorología. Es una situación que, ya sin atisbo de duda, irá a más, tal como lleva alertando años el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC): “En los próximos años habrá mayores temperaturas y más evapotranspiración, menores precipitaciones y más conflictos por el agua”, remarca el experto en hidrogeología y responsable de Agua de Greenpeace España, Julio Barea.
Las causas de este desastre hay que buscarlas en la industria agrícola y ganadera, con especial mención al regadío intensivo, que se bebe más del 80% del agua total que se consume en el país. “Es la principal causa detrás de los acuíferos en mal estado, tanto de los que lo están por parte cuantitativa como cualitativa”, remarca Tudela.
A pesar de que la ley española establece que el abastecimiento humano es la principal prioridad ante las concesiones de agua, las administraciones no han protegido este derecho. Al contrario, han promovido, según los responsables del informe, este desastre: “Las apuestas económicas de cada región tienen mucho que ver con cómo ha evolucionado y van a evolucionar sus aguas”, explica Tudela. Como ejemplo, señala la apuesta andaluza por el olivar de regadío superintensivo, algo que ha proliferado en la última década, lo que ha provocado que en la cuenca del Guadalquivir el 52% de los acuíferos esté en mal estado.
“Hay que superar la política que llevamos haciendo hasta ahora, basada en obras, embalses, desaladoras… Ahí no está la solución”, sentencia Barea
En el Guadiana, la situación es aún peor: “El mal estado cuantitativo del 55% de las masas de la cuenca del Guadiana encierra el daño de décadas de extracciones para regadío, potenciadas tras la reconversión del viñedo en las masas del Alto Guadiana, cuya consecuencia a ras de suelo son Las Tablas de Daimiel secas, la desaparición de los Ojos del Guadiana o la afección a las Lagunas de Ruidera”, apunta el informe. No siendo eso suficiente, el 80% de las masas de agua de la cuenca del Guadiana muestra un mal estado químico, lo que para los firmantes del informe “muestra que no se ha priorizado el abastecimiento humano y sí el uso de fertilizantes y la proliferación de la cabaña ganadera en zonas sobre aguas que servían en gran medida para beber y a las que hace tiempo se busca sustituto”.
El auge de las macrogranjas es uno de los últimos elementos en sumarse a este cóctel de sobreexplotación y químicos. “La industria cárnica ha pasado a ser la cuarta en importancia”, denuncia Julio Barea, quien remarca que son las explotaciones industriales e intensivas, y no las familiares, las que generan toneladas de purines que después se filtran a los acuíferos aumentando la contaminación por nitratos.
Futuro con agua
Para salvar los 29.400 hectómetros cúbicos de agua de los que dispone España Greenpeace propone una batería de medidas, comenzando por cambiar el tipo y enfoque de políticas llevadas a cabo hasta ahora. “Hay que superar la política que llevamos haciendo hasta ahora, basada en obras, embalses, desaladoras… Ahí no está la solución”, sentencia Barea. En su opinión, el enfoque debería centrarse en conseguir una verdadera transición hidrológica justa que responda al actual contexto climático lo que supone todo un abanico de iniciativas.
La reducción del consumo, principalmente en ese regadío industrial que se bebe mas del 80% del agua, es clave, así como orientar las políticas agrícolas y ganaderas hacia la sostenibilidad, reduciendo la cabaña ganadera de intensivo en un 50% para el año 2030 y potenciando la transición a la agricultura ecológica, señalan desde Greenpeace.
Macrogranjas
Ganadería intensiva Nación macrogranja
En todo este proceso de gestión de los recursos hídricos es vital que se integre a la ciudadanía, apuntan desde la organización, desde la que también apuestan por adaptar las políticas forestales a las necesidades del país más árido de Europa. Para ello habría que aumentar el presupuesto destinado a gestión forestal para adaptar los bosques mediterráneos al nuevo contexto climático.
Por último, la organización ecologista recuerda que España tiene que aprobar nuevos planes de planificación hidrológica antes de final de año, los llamados planes de tercer ciclo, y estos deben cumplirse. Greenpeace lamenta que muchas de las medidas del segundo ciclo ni siquiera se han iniciado.