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En el último mes, Trump y las elecciones de Alemania han sido los protagonistas de la política internacional, mientras que en España las negociaciones PSOE-Junts con el Real Decreto-ley ómnibus y los Presupuestos en el horizonte han marcado la situación política en nuestro país. En este sentido, la tendencia a la hipérbole que llega desde los EE UU no parece funcionar en España igual que al otro lado del Atlántico. Esto es lo que muestran los datos del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado esta semana. Obviamente, hay que ir más allá de la sobredimensión del PSOE por parte de Tezanos, que —según su modelo— ya no sólo está en cabeza, sino que se situaría más de cinco puntos por delante de los populares. Algo que no resulta realista, a tenor de lo que una cocina ‘alternativa’ de los datos nos muestra.

La llegada de Trump a la Casa Blanca, un evento del que aún no han pasado ni cien días, motivó, en el anterior barómetro, una subida de Vox hasta situarse por encima del 15% de los votos. Una cifra en la que hacía tiempo que no se encontraba el partido de Santiago Abascal y que coincidía con una caída del PP de Feijóo a raíz de su negativa al Real Decreto-ley ómnibus del Gobierno que contenía una multitud de medidas de carácter social.
Sin embargo, a partir de ese momento hemos podido ver cómo los populares han podido rectificar su decisión —a pesar de haberlo hecho a regañadientes—, mientras que Vox ha continuado con su tendencia a la hipérbole al calor de su situación en las encuestas, en sintonía con lo que llega de EE UU, con Trump y Musk como máximos exponentes.
Esto ha provocado una reacción que les ha llevado del 15,1% al 12,6% en un sólo mes. Una caída de 2,5 puntos que les sitúa de nuevo en los valores en los que se movían habitualmente, entre el 12% y el 13%. Es decir, en el entorno de los tres millones de votos, su resultado del 23J. Esto, en pocas palabras, es una prueba más de que la política en nuestro país—tanto para Vox, como para Podemos, el PSOE o cualquier otra fuerza— no se juega sólo a través de los golpes de efecto. Para ganar hay que convencer, y para ello hay que tener una estrategia que vaya más allá de los titulares, los tuits o el ‘as en la manga’ de turno.
Pedro Sánchez ha acabado con Casado, Feijóo, pero no con Isabel Díaz Ayuso
Desde que llegó al Gobierno, Pedro Sánchez ha acabado con todos los rivales políticos a los que ha hecho frente. A su izquierda, con Pablo Iglesias y, ahora, con Yolanda Díaz; en el centro, con Albert Rivera —aunque parezca que han pasado décadas desde entonces—; y a su derecha, con Pablo Casado y, después del 23J, con Alberto Núñez Feijóo.
Este último, más allá de que el PP se encuentre en primera posición, cuenta con un liderazgo acabado. La victoria pírrica del 23J, que devolvió a su partido a la primera posición, pero sin llegar al Gobierno, hizo que la ilusión de su partido tras la victoria en las autonómicas del 28M se esfumase. Y, con ello, la ilusión por Feijóo como alternativa a Sánchez.
Todos los indicadores muestran que, en España, no hay un líder que pueda plantearse como alternativa a Sánchez
Este problema se ha ido agravando un poco más cada mes. Es por ello que, un año y medio después, con un Sánchez que pretende aferrarse al Gobierno hasta, por lo menos, el 2027 —logre aprobar o no los Presupuestos—, hasta el PP tiene claro que la espera se le hará larga. Esto evoca una incógnita sobre el futuro de Feijóo, pero lo que no es una incógnita es el hecho de que este ya no supone una alternativa al liderazgo de Sánchez.
Todos los indicadores muestran que, en España, no hay un líder que pueda plantearse como alternativa. Sánchez es el líder político preferido para un 66,7% de sus propios votantes; dos de cada tres. Asimismo, los que no eligen a Sánchez se decantan por la desafección política del «Ninguno/a de ellos/as» o la indecisión, no por sus rivales.
Mientras tanto, Feijóo sólo entusiasma a un 41,5% de sus votantes, Abascal a un 53,2% y Yolanda Díaz a un 23,7%. Además, Feijóo cuenta con el problema de Ayuso, Abascal con el de Alvise —y, también, Ayuso— y Yolanda Díaz con el de Sánchez. Es decir, que Sánchez no tiene rivales, mientras que el resto sí —siendo él mismo uno de ellos.
Esto señala el camino para Sánchez: habiendo hecho frente a los liderazgos de Casado y Feijóo, sólo queda el de Ayuso. Ahora bien, para que Sánchez pueda hacer frente a Ayuso, esta tiene que salir de la Comunidad de Madrid. Mientras tanto, seguirá siendo el ‘elefante en la habitación’ del Partido Popular, haciéndole la vida difícil a Feijóo. Y, hasta entonces, Feijóo seguirá teniendo una única bala: las siguientes elecciones.
La importancia de Vox a la hora de decidir de qué lado cae el Gobierno
Más allá de lo inmediato de la caída de Vox, con un electorado que, previsiblemente, ha castigado su cercanía a Trump, a Elon Musk o, en definitiva, su MEGA ‘Make Europe Great Again’, lo relevante de esta caída es el efecto que tiene sobre el resto de partidos políticos.
Antes del 23J se habló mucho de la importancia de la tercera posición en la disputa entre Sumar y Vox. Más de un año después, con Sumar y Podemos por separado, esa discusión ya no está sobre la mesa. Sin embargo, la caída de dos puntos de Vox muestra cómo la izquierda podría seguir teniendo una oportunidad.
Habiendo pasado del del 15,1% al 12,6% —una caída de 2,5 puntos—, Vox ha perdido diez escaños. En cambio, el PP no ha ganado diez escaños, sino que ha ganado siete, con el PSOE habiendo ganado seis —que también provienen de sus rivales—. Esto, en último término, significaría que una caída de Vox no siempre tendrá lugar en beneficio del PP. Mientras que el PSOE esté fuerte, podría aprovecharse de un mal resultado de Vox.
En estos momentos, la suma de PP, Vox y SALF se encontraría en los 178 escaños. Muy cerca de perder la mayoría absoluta, cuando hace unos meses se encontraban cómodamente por encima de los 180 escaños. Podría no parecer demasiado, pero es suficiente teniendo en cuenta que esta mayoría absoluta, al igual que ocurrió el 23J, se jugará en un número muy reducido de escaños; que se lo digan a Junts. En definitiva, si Vox cae y el PSOE está fuerte, la derecha podría perder la mayoría absoluta.
Sumar ya no es Yolanda Díaz, pero ¿qué es?
Desde las elecciones al Parlamento Europeo, donde Sumar tuvo un resultado muy por debajo de sus expectativas que provocó la dimisión —orgánica, eso sí— de Yolanda Díaz, su liderazgo ha ido esfumándose poco a poco. Esta coalición, que se creó en torno a su figura como elemento unificador de las fuerzas a la izquierda del PSOE, ha perdido a su líder, pero no a su razón de ser.
Desde el 23J, Yolanda Díaz ha pasado de ser la preferida para dos de cada tres votantes de Sumar a caer hasta el 23,7%. En estos momentos, Yolanda Díaz ni siquiera sería la líder preferida de los votantes de la coalición; lo sería Sánchez, con un 34,3%. Ni Irene Montero, ni Ione Belarra, ni Pablo Iglesias —que vuelve a aparecer en este barómetro— serían su contraparte, sino que lo sería Sánchez y, después, la desafección política.
Es por ello que, en estos momentos, la unidad entre Sumar, Podemos, Izquierda Unida y el resto de fuerzas no sólo es algo que esté volviéndose a poner sobre la mesa, con Andalucía y Castilla-La Mancha en el horizonte, sino que sería más necesaria que nunca.
No se trata de proclamar la unidad sin motivos; la unidad por la unidad. Esta tiene un motivo: revalidar el Gobierno de coalición o, al menos, impedir un Gobierno del PP y Vox, aunque eso implique salir del Ejecutivo, pero no dejar que este caiga en manos reaccionarias. Esto sería hoy, para muchos, tildado de ‘malmenorismo’, pero a la vista de lo que ha ocurrido en EE UU el malmenorismo siempre será mejor opción que sucumbir ante la ola reaccionaria que asola nuestro tiempo.
Es por ello que, en línea con lo señalado anteriormente, si Vox cae, el PSOE está fuerte y la izquierda vuelve a unirse, la derecha reaccionaria no alcanzará la mayoría absoluta. Y esto es algo por lo que sí que vale la pena luchar.
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Bro, tu sabes al igual que otros colegas del gremio que para hacer una estrategia política no basta con apostar por el mal menorismo, se trata de buscar generar ambivalencia en el PSOE - esto lo saben los "electoralistas" "elitistas" de la carlos, temas como la vivienda, corrupción y la guerra- generando crispación como lo hace Podemos para después superar al PSOE (habría que aprender de la izquierda alemana aqui). Esto lo hace bien la dirección del partido morado mientras sumar se queda callado, debilitado como socio menor del gobierno (estos son los costes que asumio el partido) y al borde de su desaparación en pleno proceso de implosión interna manifestada por las declaraciones de Maillo (ya no solo te hablo de un problema grave de liderazgo, hay debilidad en su estrategia, discurso -caeis en la hegemonia de podemos- y en temas que podrian pasarle factura a futuro en las que el partido - o movimiento- no quiere discrepar solo para acercarse al "centro"). Sumar ya no tiene cuadros ni capital político, solo le queda unirse a Podemos para no desaparecer.
Este politólogo Solís nos recuerda esa parte del "bipartidismo" que alumbra la tesis del P$0E. . . .¡Todos neutralizados, para hacer él con el PP lo que le venga en gana!
Se olvida el "politólogo" de "otras" fuerzas que apoyan al gobierno actual, como: ERC, EH Bildu, BNG, PNV, que sin ELLOS. . .¿Dónde estarían el P$0E y el engendro de Sumar?
Se pide un poco más de respeto al personal que leemos este medio, sabemos que tiene una línea editorial demasiado escorada hacia cierta "conglomeración cuqui 2.0". ¿Porqué?. . .¡Por la trayectoria los conoceréis!
Sumar puja per la pujada de Compromís arrel de la seua oposició ferma a Mazón. Si desagreguem les dades de Compromís segur que la cosa es veu ben diferent.
Unirse, pero como? A ultima hora, sin primarias y con vetos? Para que se mantenga el PSOE incumpliendo sus promesas y siendo solo un soporte a sus politicas sin capacidad de accion? Como está siendo hasta ahora NO GRACIAS
Había algo que funcionaba y conseguía políticas de izquierda y marcar la agenda, y forzar al PSOE a cumplir los acuerdos, se llamaba UNIDAS PODEMOS, cualquier cosa que no se le parezca no servirá de nada.