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Asturias
Lula, de homenajeado a olvidado por la Fundación Princesa de Asturias
Diputados de Podemos piden a la Fundación un gesto en favor de quien fue en 2003 Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. La entidad, muy vinculada a los intereses del Banco Santander, una de las principales entidades financieras de Brasil, guarda silencio.
Entre finales de la década de los 90 y comienzos de los años 2000 el Banco Santander tomaba posiciones en el patronato de la Fundación Príncipe de Asturias al mismo tiempo que consolidaba, a través de distintas fusiones y absorciones, un lugar privilegiado en el mercado financiero brasileño, llegando a convertirse en la quinta entidad bancaria más importante. Dos hechos aparentemente desconectados entre sí, pero que, puestos en relación, pueden explicar la querencia de los Premios Príncipe de Asturias de esos años por recaer en destacadas personalidades brasileñas: el fotógrafo Sebastiao Salgado (1998), el economista y presidente Fernando Henrique Cardoso (2000) y su sucesor Luiz Inácio Lula da Silva (2003). Los premios se convertirían en una magnífica plataforma para estrechar relaciones con un país que terminaría convirtiéndose en estratégico para los negocios del Banco Santander.
Precedido por una heroica trayectoria de lucha política y sindical en el Partido de los Trabajadores, Lula había fracasado en sus intentos por llegar a la presidencia en 1989, 1994 y 1998. En 2003, sin embargo, el flamante presidente de Brasil ofrecía una imagen mucho más moderada, una suerte de socialdemocracia a la brasileña que recibiría los elogios públicos del banquero Emilio Botin. En Asturies, Lula sería recibido con alfombra roja y honores de jefe de Estado, y tanto la derecha como la izquierda, incluyendo a los restos de la antigua izquierda radical, celebrarían la presencia en Uviéu del líder político para recoger el Premio Príncipe de Asturias de la Cooperación Internacional. Un galardón insólito para un mandatario que ni siquiera llevaba un año en el poder.
El olvido de Da Silva por parte de los Premios Príncipe de Asturias podría guardar relación con una política expresa del Palacio de La Zarzuela o con los intereses que tiene en el mercado brasileño el Banco Santander
Hoy sin embargo, 16 años más tarde, pareciera que ha pasado una eternidad desde que el Teatro Campoamor ovacionara al antiguo obrero metalúrgico, hoy encarcelado después de un proceso judicial por corrupción, cuestionado por la Asociación Americana de Juristas, Amnistía Internacional, sindicatos, ONG y entidades ciudadanas de todo el mundo. El homenaje que el expresidente brasileño recibió en 2003 contrasta con el silencio u olvido de la misma Fundación Princesa, que hasta la fecha no ha expresado ningún mensaje de solidaridad con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación. Una actitud que contrasta con la costumbre de la Fundación de enviar mensajes de pésame cada vez que fallece un premiado, y que podría guardar relación con una política expresa del Palacio de La Zarzuela o con los intereses que tiene en el mercado brasileño el Banco Santander, que hoy representa el 35% de su beneficios, así como la preferencia del sector financiero por el actual mandatario brasileño, Janir Bolsonaro.
En el marco de esa campaña internacional por la libertad de Lula, diputados autonómicos de Podemos han solicitado esta mañana un gesto por parte de la Fundación Princesa en un acto institucional dentro de la semana de los premios princesa. Daniel Ripa, secretario general de Podemos Asturies, vestido con una camiseta que pedía la libertad de Lula, ha entregado una carta personal a representantes de la Fundación afeando a la entidad que no haya tenido “alguna palabra de aliento, algún recuerdo para el líder obrero cuya “trayectoria política y personal en defensa de los trabajadores y en la lucha contra la pobreza” reconoció, sin ahorrar epítetos, la Fundación Príncipe de Asturias”, y solicitando un gesto en defensa del premiado, pues “si recibir un Premio Príncipe no significa más que pasar a formar parte de un álbum de fotos destinados a mejorar la imagen de la monarquía en un festín de propaganda financiado por el dinero de todos y de todas, flaco favor se le estará haciendo a las causas de los galardonados”.