We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Black Lives Matter
Las protestas contra el racismo se extienden por Alemania
En solidaridad con el movimiento en los Estados Unidos pero también contra el racismo en el interior de Alemania, los más jóvenes han sorprendido este fin de semana.
En decenas de ciudades alemanas se celebraron el sábado manifestaciones y concentraciones en el marco de la solidaridad que en todo el mundo se ha mostrado para con las protestas en los Estados Unidos después de que el afroamericano George Floyd falleciera durante una brutal detención en Minneapolis hace dos semanas. En toda Alemania se manifestaron unas 100.000 personas.
En Berlín, según datos oficiales, se manifestaron el sábado unas 15.000 personas en torno a la plaza de Alexander, pero los asistentes aseguran que fueron muchos más. En Hamburgo fueron 14.000 personas según la policía, que antes del comienzo de la protesta se mostró favorable a la protesta: “El racismo no puede tener espacio en nuestra sociedad” y “Estamos de vuestro lado”, escribía la cuenta oficial del cuerpo en la ciudad hanseática. En Múnich fueron incluso 20.000 personas. Frankfurt, Colonia, Stuttgart, Bremen, Düsseldorf, Mainz, Freiburgo... En las “protestas silenciosas” celebradas en decenas de ciudades alemanas los manifestantes iban vestidos en su gran mayoría de negro y eran muy jóvenes.
Para el periodista Marvin Oppong, que desde hace años, y como él dice, de forma involuntaria, se ocupa del racismo por ser negro y periodista, el movimiento no tiene precedentes en Alemania. “Aquí, al igual que en los Estados Unidos, también hay racismo y aunque la intensidad sea diferente todo acto de racismo es siempre uno de más”, explica a El Salto. Oppong escribió en 2019 un libro con el título “Eternamente diferente” (Ewig anders), en el que contaba sus experiencias personales como persona racializada en Alemania que además es periodista. Para él, las protestas actuales “podrían llevar a cambios profundos también en Alemania” y cree que no serán flor de un día. En ello influye el componente de clase: “Si yo como persona negra no consigo un trabajo ello se refleja en mi situación social”.
El melón del debate se ha abierto y en muchos medios alemanes se habla del tema. Una de las cuestiones más criticadas son los controles racistas, que las organizaciones no gubernamentales y algunos partidos como Die Linke critican desde hace décadas. Estos controles basados en el mero aspecto físico son incluso legales en lugares como aeropuestos o trenes que crucen una frontera con la excusa de defenderla. En otros casos, sin embargo, son ilegales, pero la sociedad civil a menudo lo desconoce y se llevan a cabo con total impunidad, denuncian organizaciones de defensa de los derechos de los refugiados como los consejos de refugiados (Flüchtlingsrat).
Alemanes negros y de otros orígenes étnicos aseguran ser víctimas de estos controles de forma regular solo por su aspecto físico. La violencia racista también ha aumentado en Alemania en las últimas décadas. Los últimos casos como el del terrorista de Hanau son los casos más extremos y dichas agresiones comienzan con insultos, degradaciones y agresiones menores. El clima de odio ha aumentado y un partido de racistas y xenófobos como la Alternativa por Alemania ha pasado a ser la tercera fuerza en el parlamento alemán.
La policía decidió disolver las protestas en Berlín y en Hamburgo de forma violenta y un reducido número de manifestantes respondieron lanzando objetos
Otra de las cuestiones que comienzan a cobrar relevancia es el pasado colonial alemán en África, que hasta ahora es un capítulo en el que no se han producido reparaciones ni una política institucional de disculpa. El caso más flagrante es el de los Nama y los Herero en Namibia, que tratan de reclamar justicia ante un tribunal norteamericano por los crímenes alemanes cometidos en el país. En 2011 una delegación oficial de este país vino a Alemania a recoger los huesos de antepasados, robados por científicos alemanes para estudiar anatomía y que estaban en el sótano del hospital Charité. Ni siquiera fueron recibidos por una comitiva oficial alemana.
El motivo de las manifestaciones es compartido por amplias capas de la sociedad alemana. Sin embargo, también se criticó el no respetar las reglas de seguridad contra el coronavirus. El ministro alemán de sanidad Jens Spahn, de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CSU), se mostraba preocupado en Twitter: “La lucha contra el racismo necesita de todos nuestros esfuerzos. Todos los días”, escribía. “Pero masas de personas muy juntas me preocupan en medio de una pandemia”. Recordó que sigue siendo necesario mantener las distancias, llevar mascarilla “y cuidar los unos de los otros”. Desde la semana pasada en la capital alemana está permitido manifestarse a un número indeterminado de personas, siempre que éstas respeten las medidas de contención del coronavirus, que son las que el Ministro mencionaba en su Tweet.
La policía decidió disolver las protestas en Berlín y en Hamburgo de forma violenta y un reducido número de manifestantes respondieron lanzando objetos. En la capital fueron detenidas unas 93 personas. También en Hamburgo emplearon incluso un cañón de agua para disolver a la gente. Un fotógrafo de prensa resultó herido en la cabeza y tuvo que ser trasladado al hospital. En las redes sociales varios asistentes hablaban de “violencia policial” y el domingo se celebraba otra manifestación en Bielefeld por lo que los convocantes aseguraban se trató de un caso de violencia policial contra una persona de color la noche anterior. La policía asegura que se han abierto investigaciones para esclarecer los hechos.