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Crisis climática
Miles de millones en fondos europeos no logran salvar a los mariscadores de la crisis climática
Es una cálida mañana de septiembre en el sur de Italia y el mejillonero Giovanni Nicandro sale del puerto de Tarento en su pequeño barco. Temiendo lo peor, inspecciona sus mejillones —un año entero de trabajo— solo para descubrir que todos están muertos, una escena que casi lo hace llorar. “Tenemos muchos problemas. Los problemas empiezan cuando abrimos los ojos por la mañana”. La pérdida es total, no solo para Nicandro, sino también para los otros 400 criadores de mejillones de Tarento.
En Galicia, mariscadoras de a pie como Rebeca Martínez Romero también están sufriendo el destrozo que deja el calor. No pudo trabajar durante diez meses después de que temperaturas marinas inusualmente altas y lluvias intensas mataron a casi el 95% de los berberechos y el 75% de las almejas en diciembre de 2023.
Las olas de calor, que pueden ser fatales para los bivalvos sensibles, se han vuelto cada vez más frecuentes y está previsto que se tripliquen para el año 2040, lo que podría llegar a amenazar tradiciones centenarias de acuicultura y pesca artesanal en el sur de Europa. “El marisqueo es un trabajo realmente maravilloso. No quiero que se acabe, pero no vemos mucho apoyo”, dice Martínez.
Pero hay dinero disponible. La Unión Europea ha destinado más de 12.000 millones de euros a los estados miembros a través del Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura (FEMPA), activo desde 2021 hasta 2027, y su predecesor, el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP), que operó de 2014 a 2020.
Entre 2014 y 2021, solo el 20% de los fondos FEMP apoyaron a la pesca de pequeña escala, mientras que el 80% fue destinado a flotas grandes, según ClientEarth
Los fondos tienen como objetivo apoyar la pesca sostenible, fortalecer a las comunidades costeras y proteger la biodiversidad marina. Sin embargo, esta investigación publicada conjuntamente por The Guardian y El Salto descubrió que sólo una pequeña parte del dinero está llegando a pequeños productores como Nicandro y Martínez, y que sus necesidades muchas veces son ignoradas a favor de los interés de actores industriales más poderosos.
Entre 2014 y 2021, solo el 20% de los fondos FEMP apoyaron a la pesca de pequeña escala, mientras que el 80% fue destinado a flotas grandes, según la organización de derecho ambiental ClientEarth. “En los últimos 20 años, hemos visto que los Estados miembro de la UE favorecen a la industria a gran escala; no han hecho nada para facilitar el acceso de los pescadores pequeños”, señala Flaminia Tacconi, abogada de la organización sin ánimo de lucro Bloom.
Sin embargo, la Comisión Europea pone la responsabilidad en los Gobiernos nacionales. “La Comisión es consciente de que los pescadores a pequeña escala a menudo tienen una capacidad limitada y continuamente insta a los Estados miembro a ofrecer apoyo centrado en el desarrollo de capacidades, simplificar los procesos de solicitud y reducir los requisitos administrativos,” dijo un portavoz de la Comisión.
España es el mayor receptor de los fondos FEMPA, con 1.120 millones de euros, de los cuales Galicia fue la comunidad autónoma que recibió la mayor parte, casi el 32% del dinero recibido por España de la iteración anterior del fondo. Italia recibió 518 millones de euros, con aproximadamente 90 millones del FEMP asignados a la región de Puglia, dónde se sitúa Tarento.
“Tienen que identificar el problema y averiguar qué está pasando con el mar y el marisco, ¿por qué se muere, por qué no está creciendo?”, se pregunta Inmaculada Rodríguez
A pesar del claro mandato de mejorar la resiliencia de los pescadores a pequeña escala, ninguno de los productores gallegos o italianos entrevistados por El Salto pudo acceder a los fondos del FEMP o del FEMPA para mantenerse a flote después de eventos climáticos como olas de calor.
“Hay un claro interés en cambiar el modelo pesquero en Galicia, moviéndose hacia la explotación por parte de empresas privadas… y una falta de medidas sociales adecuadas para proteger a las personas involucradas en la pesca tradicional,” apunta Sandra Amézaga, portavoz de Mulleres Salgadas, una asociación de mujeres pesqueras y marisqueras en Galicia.
La poderosa industria pesquera de la región ha recibido millones del FEMP y FEMPA para expandir la capacidad de procesamiento y la producción. Conservas Cerqueira, uno de los productores más grandes de conservas de Galicia, recibió más de 8,4 millones de euros para la construcción de una nueva fábrica, según los datos de beneficiarios publicados por el Ministerio de Agricultura. Cuando se les preguntó cómo este tipo de proyecto apoya a los objetivos del fondo en torno a la sostenibilidad y la resiliencia, el Ministerio de Agricultura no proporcionó ningún comentario.
Otra empresa gallega del sector pesquero, Hermanos Fernández Ibáñez Consignatarios de Pesca, con ingresos anuales de más de 107 millones de euros, recibió 3,8 millones para construir una nueva planta de procesamiento y de almacenamiento en frío. Las inversiones en el procesamiento de productos pesqueros son consideradas “subvenciones dañinas” por varias organizaciones medioambientales, ya que incentivan la sobrecapacidad y la sobrepesca, reduciendo artificialmente los costes y aumentando los ingresos de la industría.
La Consejería del Mar de Galicia recibió más de 5,4 millones de euros para asistir y poner estands en varias ferias internacionales y nacionales en 2024 y 2025, incluidas citas en Cabo Verde, Singapur y Boston. Aunque el fondo clasifica la asistencia a conferencias como una actividad que promueve la competitividad del sector pesqueros, “el Gobierno local debería, ante todo, asegurarse de que haya productos para promocionar en primer lugar”, argumenta Amézaga. La Xunta de Galícia no aportó ningún comentario cuando se le preguntó sobre esta cuestión.
“Sería esencial que los auditores de la UE realicen al menos algún control sobre el gasto… no podemos permitirnos desperdiciar fondos públicos”, afirma Tacconi
Según ClientEarth, la subvención de motores más potentes y la adquisición de barcos más grandes pueden contribuir a la sobrepesca y a prácticas destructivas. Sin embargo, en Italia, algunos beneficiarios recibieron hasta 10.000 euros para mejoras de motores y hasta 20.000 euros para comprar nuevos barcos bajo el FEMP. Aunque lo primero está permitido en casos especiales, la compra de embarcaciones se considera un gasto inelegible, según las regulaciones de la UE. Al respecto, el Ministerio de Agricultura de Italia no proporcionó ningún comentario cuando fue cuestionado sobre el asunto.
También se destinaron 90.000 euros a la empresa de servicios de congresos Fiera del Levante Srl, dinero que fue utilizado para promocionar eventos que dan una plataforma a empresas pesqueras industriales. Cuando se le cuestionó sobre el desequilibrio de ayudas entre pequeños pescadores y operadores industriales, el Ministerio de Políticas Agrícolas de Italia declaró que las subvenciones responden al objetivo de “transformar a los pescadores en empresarios”.
Un control más estricto por parte de la UE es necesario para garantizar que el dinero recibido realmente contribuye a los objetivos del FEMPA, señala por su parte Tacconi. “Sería esencial que los auditores de la UE realicen al menos algún control sobre el gasto… no podemos permitirnos desperdiciar fondos públicos”, afirma. Por otro lado, un portavoz de la Comisión Europea subraya que las condiciones son claras: “El apoyo bajo el FEMP y el FEMPA fue cuidadosamente diseñado con condiciones estrictas… Esto incluye una lista de operaciones que son explícitamente inelegibles. Las operaciones que aumentan la capacidad pesquera de una embarcación no son elegibles para el apoyo.”
Los mariscadores que pudieron acceder a fondos para mejoras de barcos y maquinaria suelen formar parte de asociaciones más grandes, como las influyentes cofradías que tienen un poder significativo en Galicia y que ayudan a sus miembros con la administración y aplicación de solicitudes. Sin embargo, las mariscadoras independientes y los criadores de mejillones entrevistados por El Salto en Galicia y Tarento indicaron que el proceso de solicitud de fondos es demasiado complejo y poco claro.
Cuando no había marisco que recolectar, un representante de la Consejería del Mar le dijo a la mariscadora Martínez que tenía que renunciar a tres meses de paro para ser elegible para el apoyo del FEMPA. Pero después de aplicar a los fondos, le informaron que solo iba a recibir la mitad de la compensación prometida al principio —se quedaría en unos 770 euros mensuales— y su solicitud, presentada en agosto, aún está “en proceso”.
Hace 10 años había 900 mariscadoras gallegas en Isla de Arousa; hoy solo quedan 180
Con el rostro marcado por una red de arrugas creadas por el exceso de sol y una larga lucha por mantenerse a flote, Adriano Lippo, un criador de mejillones de Tarento, descarta el fondo. “Los proyectos del FEMP requieren planificación, pero no ofrecen ayuda real. Es como pedirle a alguien que construya una casa en medio de un campo de minas. ¿Quién asumiría ese riesgo?”
Para los criadores de mejillones que ya luchan por sobrevivir, los obstáculos burocráticos hacen que los fondos sean inalcanzables. Las subvenciones “deberían adaptarse a las necesidades de los pescadores pequeños que muchas veces no tienen capital inicial y experiencia técnica”, dijo Laurène Provost, quien lidera la sección de competencia justa en ClientEarth.
A pesar de las crecientes necesidades, los Gobiernos locales han tenido dificultades para distribuir todos los fondos disponibles. Casi el 30% del presupuesto del FEMP de España quedó sin gastarse a finales de 2023.
Hace 10 años había 900 mariscadoras gallegas en Isla de Arousa; hoy solo quedan 180. Una de ellas es Inmaculada Rodríguez, de 55 años, que pide a la Xunta de Galicia que financie un estudio profundo sobre cómo el cambio climático y otros factores como la contaminación están impactando al marisco. “Tienen que identificar el problema y averiguar qué está pasando con el mar y el marisco, ¿por qué se muere, por qué no está creciendo?”, se pregunta.
Mientras tanto, los impactos de la crisis climática ya están destruyendo los medios de vida de criadores de mejillones como Lippo. “Vivimos en un estado de calamidad, y estamos pidiendo que se reconozca este problema”, dice. “Ya estamos soportando la humillación de apenas conseguir unas monedas para poner una pequeña comida en la mesa de nuestros hijos”.