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Francia
Steve Caniço y la violencia policial en Francia
La muerte de Steve Maia Caniço durante una intervención policial contra una fiesta en Nantes desata una oleada de indignación contra las fuerzas del orden en Francia
La noche del 21 al 22 de junio, Steve Maia Caniço, un chaval de 24 años de edad, acudió a la Fiesta de la Música de Nantes – una ciudad al oeste de Francia – con un grupo de amigos a disfrutar de la música electrónica que tanto le apasionaba. Situada en el Muelle del Presidente Wilson de la Isla de Nantes, la fiesta se encontraba peligrosamente cerca de las aguas del majestuoso río Loira. Un evento disruptor que pudiera desatar el caos, como una carga policial por ejemplo, podría acabar en desastre. Esto era sabido por la Dirección de la Policía ya que, en el año 2017, mientras desalojaban esa misma fiesta, varios jóvenes cayeron al agua. Ante este hecho, los agentes optaron entonces por retirarse y dejar que la fiesta terminara por agotamiento natural.
Sin embargo, algo cambió en el año 2019, pese a que no había habido un relevo en la dirección de la prefactura de Nantes. Quizás por el hecho de que desde octubre de 2018 la policía se lleva enfrentando con habitualidad a los Gilets Jaunes (o Chalecos Amarillos), han perdido el sentido de la proporcionalidad. Por ello, esta vez no se contuvieron. A las 4:30 de la mañana comenzaron las cargas y, lo que es peor, el lanzamiento de gases lacrimógenos, granadas de dispersión y balas de goma contra las más de 2.000 personas que se encontraban de fiesta. Según desvelan varios vídeos, el lanzamiento de granadas lacrimógenas se prolongó durante 21 largos minutos.
Según numerosos testigos presenciales, la intervención no fue en absoluto justificada y estaba dirigida a disolver a la multitud, mientras que la Inspección General de la Policía Nacional (o IGPN, el órgano encargado de supervisar a sus funcionarios) la defendió argumentando que algunas asistentes a la fiesta habían agredido a los agentes. Es más, según un portavoz, su intención no era desalojar la fiesta, sino detener a quienes les estaban lanzando objetos, lo cual no explicaría el sentido de la utilización de gases y otros materiales antidisturbios.
Una investigación de Libération, basada principalmente en el visionado de todos los vídeos disponibles, concluyó que la versión de la policía es falsa: “El avance de los agentes, en línea, a partir de las 4:31, con cascos y armados, no deja lugar a la duda: contrariamente a lo que luego fue afirmado por las autoridades – dijeron que era una réplica al lanzamiento de proyectiles – se trata de una carga preparada, con el fin de dispersar la reunión festiva”.
Sea como fuere, lo que es indudable es que la violencia policial se incrementó considerablemente entre el 2017 y el 2019. En declaraciones a Le Monde, un miembro de L'Assemblée des blessé.e.s (La Asamblea de Heridos por Balas de Goma) afirmó que el nivel de agresividad se ha recrudecido en Francia, y especialmente en Nantes, en los últimos años.
Volviendo a la noche de los hechos, durante el transcurso de la intervención policial varios asistentes cayeron al río, como había sucedido dos años antes. Catorce personas fueron rescatadas, pero Steve – que no sabía nadar – no aparecía por ninguna parte. Sus amigos le llamaron insistentemente al móvil, pero estaba apagado. Al día siguiente no se presentaría a trabajar. Estaba, a todos los efectos, desaparecido.
En los siguientes días las calles de Nantes se llenaron de un mensaje: “Où est Steve?” (¿dónde está Steve?). Pintadas, carteles y hasta un impresionante mural le dedicaron a Steve Maia Caniço. Las estatuas de la fuente de la Place Royale se llenaron de carteles con su nombre y con el lema “Où est la Justice?” (¿dónde está la Justicia?).