We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Contigo empezó todo
Un refugiado judío en Las Ramblas
Repaso a la vida de Isak Aufseher, secretario del Comité Internacional de Emigrados Antifascistas.
Es primavera en Barcelona. En 1934, la capital de la izquierda revolucionaria de Europa occidental. A este rasgo contribuye en fechas recientes la acogida de miles de refugiados políticos venidos de aquellos países que ya han sido pisoteados por la bota fascista, principalmente Alemania e Italia.
Entre todos ellos, nos fijamos en un joven moreno, repeinado y que, como para reforzar los estereotipos raciales, hace gala de una prominente nariz. Es judío, socialista y ha tenido que huir de Hitler. Cada día abre, junto a su compañera Margot Tiertz, un kiosko de libros en las Ramblas dedicado fundamentalmente a la difusión de material subversivo y antifascista.
Nuestro librero se llama Isak Aufseher. Nació en 1905 en Kuty, entonces ciudad del Imperio Austrohúngaro, hoy Ucrania. Educado en una familia religiosa, iba para rabino, pero el joven Isak tenía otros planes y sus vínculos con el Partido Comunista de Polonia le hicieron poner pies en polvorosa ya con 23 años, rumbo a Berlín. Afiliado al mismo partido de Alemania, fue catalogado como disidente y expulsado. Entonces formó parte del Leninbund, una escisión antiestalinista. En 1933, Hitler toma el poder. Las perspectivas para un izquierdista son difíciles. Para un judío, aún peores. Y no digamos para Aufseher, que aúna las dos cosas en una representación andante de lo que debe de ser un demonio a ojos de los nazis. Él lo sabe y, de nuevo, hace las maletas antes de que sea demasiado tarde. Pasa por París y, junto a Tiertz, llega a España.
De la Modelo a líder de los refugiados
Aufseher ha evitado de momento el destino de muchos de sus compañeros: el campo de concentración. Pero la vida en Barcelona no es de color de rosa, y menos teniendo en cuenta que los tentáculos nazis son largos. En 1935, el cónsul alemán pide su cabeza, y las autoridades republicanas les cierran el kiosko y les expulsan del país. A principios de 1936 regresa a la ciudad, lo que supone el quebrantamiento de la Ley de Vagos y Maleantes, así que Aufseher da con sus huesos en la prisión Modelo.El verano de 1936 es un momento clave para España, y también lo es para el librero judío. Por un lado, fallece su amada. Por otro, es liberado pocos días antes del golpe de Estado. A partir de ahí, Aufseher deja de ser un “vago y maleante” para convertirse en una figura entre los refugiados internacionales. Se une al Grupo Deutsche Anarcho-Syndikalisten (Anarcosindicalistas Alemanes, DAS), del cual forma parte un refugiado alemán con otra vida de película, Rudolf Michaelis. Los 20 miembros del DAS desarrollaron una importante actividad en los primeros días de combate. Asaltaron el Club Alemán, un bastión nazi, haciéndose con un tesoro: armamento y listas de nazis residentes en España. El DAS requisaría entre 60 y 70 propiedades vinculadas a los nazis, incluyendo un chalet de la orden de las Teresianas.
El grupo designó a Aufseher, que había formado parte de un comité prorrefugiados anterior a la guerra, como uno de sus representantes en el Comité Internacional de Emigrados Antifascistas (CIDEA). El verano de 1936 es uno de esos raros momentos de la historia en los que la riqueza largamente acumulada pasa de los menos a los más. De esta forma, el CIDEA se funda tras disolver la organización Ezra. Dirigida por el industrial judío de origen holandés Jules Gerzon, esta entidad de beneficencia para los refugiados judíos recibía fuertes críticas por negarse a ayudar a personas de izquierda.
Entre otras cosas por su excelente manejo del castellano, Aufseher sería el secretario de este comité, en el que también participaban delegados del Partido Comunista Alemán y del Partido Obrero de Unificación Marxista. En él, se dedica a recaudar fondos en medios judíos para apoyar económicamente a los refugiados que querían llegar a Palestina. Es necesario señalar que Palestina era vista por muchos judíos europeos como un oasis donde escapar de la persecución que sufrían, sin que necesariamente compartieran las ideas sionistas ni las políticas de un Estado como Israel, que ni siquiera existía en ese momento. Así mismo, el comité realizaba otras gestiones, como conseguir la nacionalidad española para aquellos que quisieran quedarse. En el terreno personal, Aufseher tiene ahora una relación con la periodista Emmy Wiechelt, que estaba casada con un preso político alemán conocido de Aufseher que, a diferencia de este, no había logrado escapar de Alemania en 1933 y moriría ejecutado en 1940.
El protagonista de esta historia no tardaría en volver al bando de los perseguidos. En mayo de 1937, el PCE da un golpe a la revolución en Barcelona y el ocaso de la experiencia socialista será también el de Aufseher, que en sus tareas en el CIDEA ha peleado sin cesar contra las maniobras estalinistas. Otra vez en la Modelo, en julio consigue salir y abandona Catalunya con Wiechelt. Siempre perseguido, pero siempre escapando por los pelos, si el joven judío se hubiera quedado en París unos meses más allá de marzo de 1939, seguramente aquí hubiera acabado esta breve semblanza. Pero mostrando de nuevo un instinto de supervivencia de judío errante, Aufseher llegó a Suiza.
Mientras que durante 40 años España aguantaba la dictadura que trató de evitar, en Basilea funcionó una librería de segunda mano dirigida por un hombre que siguió editando revistas libertarias y participando en movimientos populares como el de las cooperativas de vivienda suizas. Un judío que era en parte austrohúngaro y ucraniano, en parte alemán, francés y suizo, en parte español y catalán. Seguramente apátrida, pero a pesar de ello, o precisamente a causa de ello, 100% antifascista.