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Energía nuclear
Bill Gates se equivoca
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
En una entrevista para el Washington Post Magazine con motivo de la gira de su libro, la supuesta autoridad climática Bill Gates ha declarado: “Me alegraría mucho si TerraPower fuese una pérdida de dinero”. TerraPower es una compañía nuclear de su propiedad que apuesta por los reactores ‘avanzados’. Su libro se titula Cómo evitar un desastre climático.
Bill, tenemos buenas noticias para ti. Puedes celebrarlo: TerraPower es, sin duda, un agujero negro para tu bolsillo. Y es una pérdida del tiempo de mucha gente. Además, la idea de que la energía nuclear pueda “sacar a miles de millones de la pobreza”, como dice la página web de TerraPower, es una teoría descocada, o conspiranoica, más de tantas que recibimos hoy en día.
Ahora en serio, ¿de verdad planea Gates gastar mil millones de dólares de su propio dinero, junto con la misma cantidad por parte de inversores y, probablemente, algo de financiación pública, y ni inmutarse cuando se demuestre un fracaso? ¿De verdad ayuda eso al clima?
No hace falta hacer las cuentas para comprender lo que más de dos mil millones podrían hacer en el terreno de las renovables, y como esto llegaría mucho antes a los lugares más empobrecidos, a los que Gates supuestamente protege.
La empresa financiera Lazard calculó en 2019 las diferentes maneras de producir megavatios hora de electricidad, sea con nuclear, con renovables, o con otras fuentes de energía. Como dice Amory Lovins en su artículo para Forbes: “La nueva energía nuclear costaría entre 118 y 192 dólares por megavatios hora (de los cuales 29 corresponden a los costes de operación), mientras que la solar podría costar entre 32 y 42 dólares, y la eólica entre 28 y 54”.
Como insiste Lovins: “para proteger el clima, debemos ahorrar carbono al precio más bajo y lo antes posibles. Hay tres variables: carbono, costes y tiempo”. Y, “las opciones más caras ahorran menos carbono por dólar que las más baratas. Las opciones lentas ahorran menos carbono por año que las más rápidas. Incluso las opciones bajas en carbono, o con cero emisiones, pero caras, son demasiado caras y lentas, tanto que reducirían y retrasarían la protección climática”.
Ahora mismo, los reactores TerraPower son solo un resplandor en los ojos de Gates. Como las fantasías sobre la vida en Marte, sus reactores de juguete no se materializarán en ningún lugar ni remotamente pronto como para aliviar la agonía de la crisis climática. E, incluso si apareciera, y cumpliera todos los requisitos de seguridad, se demostraria como un triunfo de la física, pero en absoluto económico o práctico.
Ahora mismo, los reactores TerraPower son solo un resplandor en los ojos de Gates. Como las fantasías sobre la vida en Marte, sus reactores de juguete no se materializarán en ningún lugar ni remotamente pronto como para aliviar la agonía de la crisis climática. E, incluso si apareciera, y cumpliera todos los requisitos de seguridad, se demostraria como un triunfo de la física, pero en absoluto económico o práctico.
Como ha evidenciado la falta de avance de los reactores modulares pequeños, no hay un mercado viable para reactores nuevos, ‘avanzados’ o no. Incluso la manufactura de cientos de reactores pequeños es imposible, dados los costes que solo se compensarían de haber cientos, quizás miles, de pedidos.
Para mostrar lo alejado de la realidad nuclear que está Bill Gates, dice que va a tirar la toalla si lo que triunfa es la fusión. La fusión, dice él, es junto con la fisión y un “milagro por llegar”, las “únicas” maneras de “producir electricidad de manera barata y confiable”.
Si, esta es la misma fusión de la que nos quedan tres décadas desde hace mucho, mucho tiempo. Y lo que nos espera. Esta es la misma fusión que necesita más energía de la que produce. La que succiona miles de millones en investigación que podrían destinarse a las renovables.
La opción nuclear, tan ‘barata’ ella, es que ha visto los costes de dos nuevos reactores en Georgia, sin terminar, alcanzar los 21 mil millones en 2021, más del doble del coste original. Y lo que nos espera. Y es la misma fuente ‘confiable’ la que ha acabado con miles de personas en Texas a oscuras durante una helada, no la eólica.
Hay una razón por la que no buscamos oro. No necesitamos dedicar años de nuestra vida en busca de gramos hasta conseguir una fortuna. La fiebre del oro se ha acabado. Y también, si acaso existió, la fiebre nuclear.
Gates quiere salvar vidas erradicando la malaria. Pero está feliz de exponer a la gente a la radiación y dejar atrás un legado de residuos tóxicos sin solución alguna.
Miremos a nuestro alrededor. Además del desastre de Georgia, un proyecto muy similar en Carolina del Sur ha acabado sin finalizar y pasando la factura a los contribuyentes. En Reino Unido, Hitachi ha abandonado sus planes de construir centrales. Antes de eso, el plan de una con tres reactores en Cumbria, Inglaterra, vivió el mismo éxodo corporativo. El nuevo reactor de Bradwell está “en pausa” ahora mismo.
Mientras tanto, los costes nucleares, en parte debido a sus enormes riesgos, siguen subiendo. Y los de las renovables, bajando. La energía solar y la eólica son las fuentes de producción energética más baratas y rápidas. La nuclear es la más cara y lenta. Así que si eliges gastar dos mil millones en engañadas nucleares, no estarás ayudando contra el desastre climático. Lo estás provocando.
Traducción de Raul Sanchez Saura.