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Opinión
Desarmar el poder
El poder la RAE lo define como: “Tener expedita la facultad o potencia de hacer algo”. Kant mantenía: “Quien ostenta una vez el poder en las manos, no se dejará imponer leyes por el pueblo”
Si no desmantelamos el modelo imperialista que justifica la toma de decisiones por el ejercicio del poder, por la imposición de una visión, valor o creencias, a pesar de la oposición de la mayoría de la ciudadanía, los gobiernos, las multinacionales, los entes que manejan los poderes en cada uno de los imperios enfrentados desde hace décadas, continuarán ejerciendo ese poder para autojustificarse, para expandirse, para de establecer campos de batalla armamentísticos, económicos o sociales. De forma violenta, cambiando las posiciones éticas y morales, señalando a través de los medios de comunicación afines las justificaciones que argumentan sus decisiones, enmascarando los orígenes de los conflictos o los intereses propios.
Se debería des-empoderar los estados, desmontar los mecanismos que protegen la auto-conservación del modelo imperialista y su expansión.
Que las guerras y la crisis climática están ligadas al modelo de vida imperial y al acomodamiento de una parte de la sociedad es una evidencia tácita, los conflictos en los países más desfavorecidos, las emigraciones, el hambre, los 64 conflictos militares que hay en el planeta actualmente, los 40 millones de desplazados y 3 millones de muertos por las guerras de Ucrania y las del arco entre Libia y Afganistán desde el 11 de septiembre 2001 todo ello provocado por el imperialismo de uno u otro bando justificados por las visiones los valores o las creencias ampliamente propagadas por los medios de comunicación afines a los estados y al sistema intentando convertirlas en referencias universales para imponer una hegemonía cultural.
Tanta comparación entre lo malo y lo peor, que es lo que representan estos imperios, acaba dejando en segundo plano el gran reto del siglo XXI, la supervivencia de la especie humana
Tanta comparación entre lo malo y lo peor, que es lo que representan estos imperios, acaba alimentando el germen que provocó la última gran guerra, el nacionalismo, dejando en segundo plano el gran reto del siglo XXI, la supervivencia de la especie humana de forma mayoritaria, no solo para unos escogidos.
Desde luego, el modelo actual occidental de democracia parlamentaria para 4 años no garantiza en absoluto nada cuando el poder una vez asumido decide por encima de la moral y la ética racional. Gestionar desde el poder para producir o construir servicios o bienestar y no ejercer el poder para destruir dentro o fuera de los límites o en contra del sentido común.
La solución no pasa solo por desarmar los ejércitos si antes no lo hacemos con la capacidad de ese poder destructivo a quienes puedan tener esa facultad.