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Redes sociales
La dulce esclavitud de la tecnología
A menudo se me ocurre, y quiero pensar que a otros también, querer conocer los límites y el significado lo que llaman “esclavitud tecnológica”, cuánto dice en sí mismo este título y cuánto esconde conceptualmente, realmente hasta qué punto nos utiliza la tecnología y nos dejamos “usar” por y para ella mientras genera grandes plusvalías a personas anónimas escondidas tras poderosas entidades de fondos de inversión o personajes públicos que han ganado su protagonismo gracias a los altos rendimientos de unas innovadoras ideas o sus habilidades para generar riqueza económica o tras grandes corporaciones internacionales o lobbies financieros de productos de primera necesidad.
Una de las cualidades de la esclavitud tecnológica es que, sin quererlo ni saberlo, enriqueces básicamente de una manera u otra siempre a los “mismos”, a los que no ves nunca ni sabes donde están exactamente. No consuela el comentario popular de que actúa como si fuera una adicción que acaba diciendo que estás ligado a ella porque quieres o porque has apretado tal o cual botón.
De qué manera podemos controlar el consumo y la estrecha vigilancia que la tecnología nos tiene sometidos adulándonos, si hace falta, para que le demos al enter. Podemos vivir sin apretar un like, bajar una información compartir una imagen o un momento o una alegría o una tristeza, publicándolo, enviando un correo a una posible cuenta hackeada o un WhatsApp o un Messenger o un…
Cuánta información estamos dando a todas esas ansiosas entidades que intentan arrancarte una pulsación positiva o provocarte una necesidad que les genere beneficios
Tenemos una estrecha convivencia con la cómoda tecnología que nos ayuda en tantas cosas que actualmente a la mayoría nos parecería difícil, por ejemplo, iniciar un viaje un poco, solo un poco, complicado sin utilizar los medios técnicos y la tecnología digital de búsqueda en la red. Cuánta información estamos dando a todas esas ansiosas entidades que intentan arrancarte una pulsación positiva o provocarte una necesidad que les genere beneficios. Hasta donde llega aquí nuestra libertad, nuestra intimidad… Tras ese bombardeo de “mil proposiciones”.
A quien no le ha ocurrido el recibir la oferta de un artículo de consumo después de haber hablado en privado del mismo durante un rato, y en empezar a pensar ¿Quién hay en el otro lado ese espejo que reproduce e intenta colmar mis deseos está en el móvil, la tableta, el ordenador o la televisión o el decodificador o el rúter o alexia…?
Así que tendríamos que renunciar a las comodidades de la Tecnología que, por un lado, nos permite acceder a conocimientos, información productos mucho mas asequibles mientras por otro socialmente su implementación nos obliga gestionar muchas necesidades y derechos dentro de unos protocolos muy restrictivos donde el factor humano muchas veces se ha diluido o por un tercero además ejerce como guardián publicitario y vigilante de nuestras necesidades, sueños, actos y si nos descuidamos pensamientos.
Ahora corre la idea de abandonar o congelar la aplicación X, por la ideología de su propietario y evitar que se beneficie de nuestras interacciones, correcto de acuerdo, pero no deja de ser un postureo, ya que nadie renuncia ni intenta investigar lo que hay detrás de cada producto que consume, nadie piensa en los anónimos inversores de los fondos de inversión que están detrás de por ejemplo las especulaciones de la vivienda y a la vez detrás de las cadenas alimentarias. Aplicamos una ética que exigimos detrás de unos productos y no en todos.
Por ejemplo, Zuckerberg, fundador de Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp y Threads), es de esos personajes reconocidos por su facilidad con los negocios de la red, él siempre se alinea con el poder, cuando mandaba Biden suspendió la cuenta en Facebook de Trump tras el asalto al capitolio, hoy se ha convertido en trumpista, vamos a abandonarlas todas aplicaciones que nos confortan ayudan y permiten relacionarnos?
Claro que están manipuladas las redes sociales, pero no por ello tienen que estarlo siempre
Si hay algo para lo que sirven veces las redes sociales es para informar e informarse, denunciar, avisar, intercambiar, en definitiva comunicarse acercar en muchas ocasiones cultura de una manera mas global, incidiendo en mas personas que quieran recibir un cierto modelo de información, renunciar a ellas a pesar del espionaje o control o vigilancia es a fecha de hoy hacer el juego al poder. Claro que están manipuladas las redes sociales, pero no por ello tienen que estarlo siempre.
De alguna manera tenemos que buscar el equilibrio entre tecnología, calidad de vida y libertad. Y por supuesto que toda esta parrafada puede interesar a los ciudadanos que vivimos en el norte económico y nuestras preocupaciones no dejan de ser las de unos privilegiados acomodados no son como las de la mayoría de personas del resto del mundo o de las realidades sociales fuera del acceso o la posibilidad de tenerlas.
Pero desde esa posición privilegiada no creo que podamos renunciar a comunicarnos, a gritar, a exclamar a oírnos a actuar con libertad de expresión escuchando, sobre todo escuchando, en ese gesto reside la libertad de todos para equilibrar en sentido contrario al poder a ese poder que se está organizando.