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Cinco detenidos en las cargas policiales en la contramanifestación a Vox en Bilbao
La Ertzaintza carga en una concentración de más de 500 personas contra Vox en Bilbao, donde Santiago Abascal daba un mitin frente a unas 600 personas. Las cargas desplazaron a los manifestantes hacia Gran Vía y las calles aledañas, invadiendo el centro de la ciudad de furgonetas, disparos, porras, detenciones y pedradas.

Cinco personas fueron detenidas en Bilbao en la concentración convocada a las 17 horas del sábado 13 de abril frente al Palacio Euskalduna contra un mitin de Vox. Además, una joven de 19 años resultó herida con una fractura en la mandíbula tras recibir el impacto de las nuevas pelotas de la Ertzaintza, teóricamente menos lesivas que las que mataron a Iñigo Cabacas. Santiago Abascal se reunía en una sala llena del Euskalduna con aforo para unas 600 personas mientras las furgonetas de la policía rodeaban el edificio. Frente a ellos, unos 500 manifestantes esperaban la salida de Abascal, increpando a los agentes por “defender a fascistas”.
La convocatoria, que se definía como feminista y antifascista, se había difundido por redes, al parecer de forma espontánea y sin ninguna organización política o social reconocida como convocante. La Ertzaintza desplegó una veintena de furgones y varias personas resultaron heridas. La herida de mayor gravedad seguía ingresada el domingo en el Hospital de Basurto a la espera de una operación debido a la fractura de dos puntos en la mandíbula derecha. Otra herida, una de las mujeres detenidas, tuvo que recibir asistencia médica en dos ocasiones a lo largo de la noche por riesgo de trombosis en la zona donde recibió el impacto de un proyectil.
A los pocos minutos de empezar la concentración, y según algunos testigos, la Ertzaintza comenzó a cargar para intentar disolverla, disparando incluso los cartuchos de goma aprobados como material antidisturbios tras la muerte de Iñigo Cabacas, unas pelotas más pequeñas que las balas de goma.
Ante los disparos y un dispositivo de 20 furgonetas, los manifestantes retrocedieron hacia el parque de Doña Casilda, en frente del Palacio, defendiéndose de los disparos con piedras de una obra y refugiándose entre los árboles, lo que provocó que los agentes se organizaran para adentrarse en bloque por el parque también, en un tira y afloja entre pedradas y disparos. Las furgonetas rodearon el parque hasta desplazar a los disturbios hacia la calle Gran Vía y aledañas. Allí, invadieron las calles del centro con furgonetas acelerando, el tráfico parado y agentes corriendo en grupo armados ante el miedo y el enfado de los viandantes. Los contenedores y las furgonetas cortaban la Gran Vía. Los manifestantes, algunos con la cara tapada y otros al descubierto, rehacían las barricadas que la Ertzaintza desmontaba a su paso.
Durante una de las detenciones, la Ertzaintza agredió e intimidó a dos fotógrafos de Hordago, que habían avisado, con las manos levantadas, de que estaban trabajando. Cinco agentes empujaron a uno de ellos con los escudos contra una papelera. Mientras tanto, apuntaban al otro con una escopeta de cartuchos de goma. Antes de eso, les habían advertido de que no podían hacer fotos y amenazado con quitarles la cámara.
La persona que estaba siendo detenida, un adolescente con la cara descubierta, estaba reclamando el número de placa a un agente, que no era visible en ese momento. Ante el reclamo, el agente le pidió que se acercara, lo cual hizo el manifestante, momento que una decena de agentes aprovecharon para cargar contra él y otra chica que le compañaba. La manifestante se cayó al suelo en un tropiezo, momento que los agentes aprovecharon para propinarle varias patadas.
Otra de las detenciones fue en Gran Vía, donde un par de adolescentes que caminaban por la calle, al ver a las furgonetas entrar acelerando, se refugiaron en un portal. Ahí estaban quietos en el momento en que tres agentes corrieron hacia uno de ellos, aplastándolo contra el suelo mientras otros dos armados tapaban la escena frente a las quejas de la gente que se encontraba paseando y asistía a la agresión con estupor.
Respecto a las pedradas como forma de contestación a las cargas policiales, algunas feministas de Bilbao se posicionaron en contra, indicando que, “como tantas otras veces, la testosterona se impone”, como ha dicho públicamente la periodista Andrea Momoitio, abriendo un debate al respecto.
Casi cuatro horas más tarde del comienzo de la concentración, cuando el mitin de Vox ya había terminado y su dirigente no se encontraba ya en el Palacio Euskalduna, las cargas seguían por el centro de la ciudad. Los disturbios terminaron sobre las 21.00 horas, cuando los agentes comenzaron a recoger los contenedores, mientras una procesión de Semana Santa pasaba por Doctor Areilza, una de las calles tomadas por furgones al lado de la Gran Vía.
El líder de Vox, por su parte, entró y salió del edificio por el aparcamiento del Palacio de congresos y la mayoría de los asistentes al mitin tampoco salió por la puerta del Euskalduna.
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