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Elecciones
Teresa Jordà (ERC): “Si hemos aprobado el 89% del trabajo legislativo del gobierno ha sido negociando”
Teresa Jordà (Ripoll, 1972) hace tándem con Gabriel Rufián en las elecciones generales del 23 de julio. En junio de este año dejó la cartera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, de la que ha sido consejera desde 2021 con el gobierno de Pere Aragonés en Catalunya. Allí, cuenta a El Salto, ha estado tan inmiscuida que no ha sido consciente del trabajo que su partido hacía en el Congreso de los Diputados, donde ella misma ocupó un escaño entres 2011 y 2018.
En la trayectoria política de número dos en las listas de ERC a Madrid es crucial también la experiencia municipal. Ha sido regidora en Ripoll, y también alcaldesa entre 2003 y 2011. Este municipio tiene tras los resultados electorales del 28 de mayo un gobierno de la marca catalana de extrema derecha Alianca Catalana. Algo que hay que poner en relación, dice la política independentista, con la ausencia de políticas valientes en el municipio, especialmente desde 2017, un año que golpeó a los vecinos y vecinas de Ripoll. Jordà intenta en varias ocasiones ser autocrítica en esta entrevista, aunque le cuesta.
El contexto de la campaña es poco amable y dado a promover el abstencionismo. Por un lado, se han convocado elecciones cuando mucha gente está de vacaciones, o deseando cogerlas. Por otro, venimos de unas municipales en las que ERC ha perdido 300.000 votos. ¿Cómo se hace una campaña en este contexto en este contexto?
La verdad es que desde Esquerra Republicana de Catalunya hace mucho tiempo que estamos, se puede decir, en campaña permanente. Cuando se convocaron las elecciones el 23 de julio, nos cogió a todos de sorpresa, porque estábamos analizando los resultados de las elecciones municipales. Las elecciones municipales tienen que leerse según cada municipio, cada ciudad, cada territorio, pero a pesar de esto es verdad que hubo un una abstención muy importante y que tocó de manera flagrante al independentismo catalán.
Por otra parte, los resultados que teníamos en 2019 eran unos resultados muy buenos, por eso también se entiende que fuéramos probablemente el partido que padeció más abstención de todos los partidos independentistas. Pero no fue bien a ninguno de los partidos independentistas.
Creo que hay que hacer un análisis profundo de por qué. Y es cierto que el independentismo, los y las independentistas en Catalunya, están no sé si molestos, no sé si intranquilos, no sé si decepcionados… Después del 1 de octubre del 2017, después de una sentencia extremadamente injusta y absolutamente dura, después de trabajar muchísimo para poder sacar a los presos políticos de la cárcel y ponerlos en libertad, no hemos sido capaces de tejer o de recoser el propio independentismo y tener una estrategia común. Estamos padeciendo también una represión brutal y no hemos sido capaces. Cada partido tendría que hacer su autocrítica, Esquerra Republicana la ha hecho.
La estrategia de Esquerra Republicana posiblemente no es la estrategia que provoque más entusiasmo en el mundo independentista, pero es la única estrategia que está encima de la mesaUna de las cosas que sí que hemos aprendido es que teníamos que haber explicado mucho mejor todo el trabajo que se ha hecho durante estos cuatro años en Madrid, que ha sido muchísimo, desde muchos puntos de vista. Las campañas electorales te dan esta oportunidad. Y permíteme también poner encima de la mesa la estrategia que la estrategia de Esquerra Republicana posiblemente no es la estrategia que provoque más entusiasmo en el mundo independentista, pero es la única estrategia que está encima de la mesa. Nosotros siempre estamos abiertos a dialogar, pero en cualquier caso la estrategia pasa por un referéndum de autodeterminación y también por la amnistía. Una parte del trabajo hecho en la mesa de negociación, y para nosotros extremadamente importante, es haber obligado al PSOE a sentarse, aunque tuvimos que cogerlo casi por la solapa para obligarlo. No solo conseguimos esto, sino que conseguimos un marco cultural y mental muy importante, que es que por primera vez los dos gobiernos se sentaran y en aquella mesa quedara muy claro que había un conflicto político entre el Estado español y Catalunya. Creo que esto es un mérito que no hemos sido capaces de explicar suficiente, Más allá de aquí, pues lo que queda es seguir batallando y resituar la hoja de ruta del independentismo.
Dices que vuestra estrategia no provoca entusiasmo. En unas declaraciones de esta semana, decías que se percibe “pereza” entre el independentismo. ¿Por qué?
La independencia, la libertad nacional de un país, cuando tienes enfrente un Estado que no te reconoce el derecho a decidir, cuando tienes un estado en contra, cuando tienes una izquierda, una supuesta izquierda española, no suficientemente valiente y tienes una derecha que está absolutamente en contra y encima tenemos el neofranquismo resurgiendo en el estado español…
La hoja de ruta para la independencia pasa por un referéndum acordado porque así lo decidimos, porque esto es lo que crea consenso en Catalunya, donde decidimos que este proceso tenía que ser cívico, tenía que ser inclusivo, tenía que sumar, tenía que abrazar y tenía que ser dialogado.
Recuerdo perfectamente un 2018, cuando salieron ya las sentencias, que lo que pedíamos y lo que reclamábamos al Estado español era diálogo. Y este diálogo el lo pedía todo el mundo independentista. Cuando hemos sido capaces Esquerra Republicana con solo 13 diputados en el Congreso de Diputados de hacer sentarse en una mesa al PSOE, ningún partido independentista nos ha acompañado ni nos ha dado el soporte esto requería.
¿Por qué digo que no suscita entusiasmo? Pues porque esto no es de hoy para mañana. Por eso necesitamos ser más, ser más fuertes para ser capaces de confrontar, siempre confrontar democráticamente. Somos los que lo hemos puesto encima de la mesa y esperando que el resto, se sume y mejore la estrategia. Pero esto es lo que le falta al mundo independentismo. No les gusta para nada que los partidos independentistas se acaben tirando los platos unos encima de los otros, cuando hay mucho para construir y mucho para salvar.
Dices que no habéis sido capaces de explicar el papel de ERC en el Congreso. En esta legislatura tú no has sido diputada, pero ¿cómo valoras ese y en qué crees que hay que hacer autocrítica?
Yo he estado inmiscuida en un departamento inmenso, lleno de contradicciones, en el Govern de Catalunya que requería prácticamente de toda la atención. Era consciente del trabajo de los compañeros en Madrid, faltaría más. Pero la verdad es que estos días y estas semanas que hemos podido analizar su trabajo, he quedado maravillada.
Hemos hecho en Madrid lo que dijimos que haríamos las últimas elecciones: conseguir la libertad de los presos y de las presas políticas, hacer sentarse el Estado español a negociar sobre la autodeterminación, pero también a nivel social hemos hecho mucho más progresistas y más valientes todas las leyes a nivel social.
Me viene a la cabeza la ley de ‘habitatge’, que frena el aumento abusivo de los precios de alquiler y hemos suspendido los desahucios sin fecha y sin hora predeterminada. Hemos negociado para mejorar las pensiones subiendolas según el IPC y asegurando más derechos, en este caso a los pensionistas. Hemos negociado para defender la igualdad y para proteger los derechos de las personas trans. Hemos asegurado el acceso a técnicas de reproducción asistida o prohibido terapias de conversión. Hemos negociado para proteger el catalán, nuestra lengua, que para nosotros es una estructura de estado inviolable. La ley de la ciencia, la ley de la infancia, la ley de universidades… se ha hecho un trabajo muy importante con solo 13 diputados. Y si me permites, pues muy solos, con el independentismo vasco también pujando, pero muy solos. Y con más fuerza hubiéramos podido arrastrar a ese PSOE que que para nosotros, y no nos gusta decirlo, cada día se parece más al PP, y el PP cada día se parece más al neofranquismo, a Vox.
Rufián pone datos al apoyo de ERC a las políticas del Gobierno de coalición. ERC ha apoyado al Gobierno, después de negociar —subraya, y es importante— un 89% de las veces. ¿Esto es algo de lo que presumir o algo sobre lo que reflexionar de una forma autocrítica?
La autocrítica siempre es buena. Tenemos la fuerza que tenemos: 13 votos de 350 diputados. Si hemos aprobado el 89% del trabajo legislativo de un gobierno supuestamente progresista de PSOE y Unidas Podemos ha sido negociando, ha sido trabajando, ha sido bajando al fango, mientras seguramente era más fácil mirarlo desde la tribuna comiendo pipas y criticando cuando le has pegado al palo, cuando no ha entrado a portería o cuando echas el balón fuera.
Pero las conquistas son todas ellas increíbles y nos sentimos orgullosos. Sobre todo también de que nueve personas del movimiento independentista, más allá de los partidos que representen, duerman con sus familias. Y también el haber podido sacar del Código Penal el delito de sedición, un delito antiguo y caduco que nos permite también estar en unas mejores condiciones a la hora de poder volver a votar el futuro político de nuestros ciudadanos.
Pongámonos en un escenario posterior al 23J donde fuese posible, hipotéticamente, una coalición entre PSOE y Sumar. Para los partidos independentistas, ¿sería una coalición más amable o menos amable de la que ha existido en esta legislatura?
Este escenario cada vez me parece un poco más lejos. Lo digo no solo por las encuestas, sino también viendo el cara a cara de este lunes entre un presidente de un gobierno y un presidenciable. Me parece que se habló mucho más de pasado que de futuro. Me pareció que Pedro Sánchez no fue capaz de responder una pregunta muy clara que hizo Núñez Feijóo, que no es una persona que se explique demasiado bien, pero en este casi la pregunta fue muy diáfana,: “Si yo gano las elecciones, ¿usted qué va a hacer”. Estoy convencida que es nacionalismo español siempre es capaz de ponerse de acuerdo. El PSOE se abstuvo para que fuera presidente Rajoy, para evitar unas nuevas elecciones, pues ya de veníamos de otras. No es la primera vez que el PSOE avala un 155 porque no tiene proyecto para Cataluñnya y para los catalanes y las catalanas. Es decir, que a nadie le pase por la cabeza que no puede volver a pasar.
Si esa coalición fuese posible, nosotros creo que aquí tenemos que hacer pagar un precio alto, como ya hicimos en 2019, para defender Catalunya. Y defender Catalunya quiere decir defender su lengua, su escuela, los derechos civiles, defender todo aquello que se ha conseguido en derechos individuales y colectivos. Y la libertad, evidentemente, también la libertad. Esto es un escenario que ojalá se dé y que seguro que vamos a llegar a un acuerdo para para que esto sea posible en beneficio, evidentemente, de la defensa de los intereses de los de los catalanes.
No es que le niegue el progresismo a Sumar, pero es que me lo ponen muy difícil; creo que a Sumar le falta valentía
A Sumar te has referido como “supuesta izquierda española”.
Esto me duele cada vez que lo digo, porque tengo en Catalunya a compañeros de En Comú Podem, y con la propia ministra Yolanda Díaz tuve la oportunidad de compartir en el Congreso, porque estábamos una delante de la otra en aquella legislatura con el Partido Popular. No es que le niegue el progresismo a Sumar en ese sentido. Pero es que me lo ponen muy difícil. Este martes [Yolanda Díaz] hizo un comentario sobre el feminismo, por ejemplo, que yo niego la mayor. No puede ser que Yolanda Díaz, que Sumar, diga que como el feminismo puede incomodar tenemos que hacerlo de otra manera. El feminismo, si no incomoda, ya no es feminismo. Creo que a Sumar le falta valentía. Esto es lo mismo que si el día que interpelaron a Rosa Parks ella se hubiera levantado y se hubiera cambiado asiento en el autobús. Y negar, por ejemplo, el referéndum en Catalunya porque quieren conseguir más votos, sobre todo en el resto del Estado… No me parece valiente y no me parece progresista. Defender el derecho a los pueblos a elegir democráticamente es ser progresista, ser demócrata.
Yolanda Díaz ha dicho en un día que “el referéndum no está encima de la mesa” pero sí se compromete a impulsar un acuerdo que pueda ser votado.
Todo lo que sea llegar a acuerdos y que beneficien al territorio que yo represento me parece bien. Es decir, esta afirmación yo la puedo compartir más o menos, se tiene que bajar mucho más al suelo, se tiene que explicar mucho mejor porque parece un canto de sirena, pero esto nos suena como haber renunciado al referéndum. Esquerra Republicana siempre estará en la mesa. Y ellos, sobre todo, Sumar y los compañeros de Catalunya tienen que estar en el lado de la mesa que les corresponde, no en el sitio equivocado.
Dices que Sumar “supuesta” izquierda. De Junts no se puede decir que sean supuestamente conservadores, ya que lo son sin supuestos. ¿Estamos de acuerdo en esto?
Bueno, Junts tiene dos almas. En Congreso de los Diputados, en muy pocos años ha habido diferentes nombres, supuestamente todos de la órbita de la antigua Convergència i Unió, diferentes representantes y muchas almas. ¿Representa lo mismo Xavier Trias que Frances Homs en su día, que Laura Borrás en su día, que Miriam Nogueras en su día? Pues no lo sé. Pero en cualquier caso sí representan la misma formación política. Trias dijo en una ocasión que para evitar Vox, quiero pensar yo, pues sí, podría pactar con el PP. Bueno, es una opinión, no le he oído esto a Miriam Nogueras.
Lo que trataba de introducir es la postura de ERC cuando ha mantenido conversaciones con Junts de cara a elegir la alcaldía en Barcelona.
Aquí entramos ya en un terreno muy concreto que es la gobernabilidad de una ciudad. Hay que pensar que nadie conoce mejor una ciudad que aquellos hombres y mujeres que ganan unas listas electorales y se presentan como regidores y regidoras. En Barcelona, Esquerra Republicana no sacó el resultado esperado, evidentemente. La campaña se polarizó muchísimo entre Junts y Ada Colau. Creo que Junts quiso representar, y le salió bien, el anti colauismo que se se había instalado en la ciudad de Barcelona. Y allí Esquerra Republicana, ante unos resultados que dieron vencedor indiscutible al señor Trías, ya con el programa electoral en mano, forjó un proyecto para la ciudad que, según nos dicen los compañeros de Barcelona de Esquerra Republicana, era un muy buen proyecto para la ciudad.
Hace cuatro años, cuando el alcalde que ganó las elecciones fue Ernest Maragall, el partido de Ada Colau, abrazó los votos de aquel artefacto político que estaba en Barcelona para destruir y laminar el independentismo. Este pacto que ha habido después de este 28 de mayo también es un pacto antisoberanismo en Catalunya.
Hablemos de ciudades. Has sido alcaldesa de Ripoll, donde se ha hecho con la alcaldía una candidata de un partido de extrema derecha. ¿Cómo se explica este giro?
Han pasado varias cosas. La primera es que el equipo de gobierno no ha hecho bien su trabajo. La herencia de Junts en Ripoll no es la herencia que después de cualquier mandato un equipo de gobierno tiene que dejar a la ciudad. No se han hecho políticas valientes, no se han hecho políticas de habitatje, no se han hecho políticas de cohesión social, no se han hecho buenas políticas de una seguridad de proximidad, que es lo que demandaba la gente. Segundo: cuando hubo los atentados del 17 de agosto del 2017, la célula yihadista salió de Ripoll. Eso provocó un golpe increíble. Eran vecinos, personas supuestamente integradas, que trabajaban y vivían en el pueblo. Y esto quedó tapado porque inmediatamente después vino el 11 de septiembre e inmediatamente vino el referéndum del 1 de octubre. El Procès tapó de alguna manera aquel dolor, pero el dolor se mantenía.
Ripoll es en este momento un laboratorio, lo que me sabe muy mal, y tenemos que ser capaces de tejer una alternativa extremadamente valiente
En aquel momento, en las elecciones del 19, salió Aliança Catalana, que en aquel momento se presentaba como Front Nacional, y Silvia Oriol sacó un regidor. Ella entró en el Ayuntamiento y en aquel momento Junts, que tuvo la alcaldía en minoría y ha gobernado en minoría estos últimos cuatro años, pero siempre también abrazados por el PSC, se dedicaron a hacer un cordón democrático, lo llamaban, a esta señora. Esta señora tiene un discurso de odio permanente. Así no se construye nada. Pero sí que es verdad que, viniendo de donde veníamos, había cositas que se tenían que haber hecho y no se hicieron. Y ahí también hay una autocrítica o una pseudo responsabilidad al resto de partidos de la oposición. Sí quiero decir que Esquerra Republicana, la CUP y el PSC, después de las elecciones del 28 de mayo, han estado a la altura, porque después de la renuncia de la candidata de Junts a liderar ningún proyecto salió de la ecuación, pero dijo que daría soporte a cualquier alternativa. Y allí empezamos a tejer. Se empezó a tejer una alternativa con cuatro o cinco puntos. Se hizo de forma rápida, con mucha confianza, con las tres fuerzas que te acabo de decir, y el último día Junts, horas antes de la investidura, salió por peteneras, diciendo que ella quería ser alaldesa, y quería que la votáramos. Bueno, esto es no entender nada.
Y esta es la situación. Esta señora gana las elecciones y es alcaldesa. Pues por demérito, lo digo claro, por la incongruencia de Junts y por las diferentes almas de Junts, porque es verdad que hubo muchas interferencias. Ripoll es en este momento un laboratorio, lo que me sabe muy mal, y tenemos que ser capaces de tejer una alternativa extremadamente valiente y poner la confianza siempre en positivo.
Como alcaldesa de Ripoll durante muchos años, ¿sientes una responsabilidad personal en lo que ha pasado?
Me sentí muy triste. Después del 28 de mayo, mira que habían pasado cosas en Catalunya, mira que habían pasado cosas en el resto del Estado, tenía mil motivos para analizar, pero en dos semanas no me saqué de la cabeza lo que había pasado en Ripoll. Que subiera este partido era esperable, pero en cualquier caso no era esperable lo que ha pasado. Fue un golpe muy, muy, duro. ¿Responsable? Bueno, sí, pero como cualquier otra ciudadana. Yo fui alcaldesa de 2003 a 2011 y el pueblo que dejé cuando dejé de ser alcaldesa era un pueblo vivo, con una rehabilitación en el centro del casco antiguo, intentando que hubiera acceso al habitaje para la gente joven, acabábamos de inaugurar un museo y una biblioteca. Yo creo que el pueblo estaba más cohesionado que nunca. Pero claro, esto era en un lejano 2011. Desde 2017, lo que ha hecho el equipo de gobierno es no hacer nada y no hacer política siempre tiene consecuencias.
En vuestro orden de prioridades, tal y como las recoge vuestro programa, la autodeterminación es lo primero y frenar a la extrema derecha está en tercer lugar. Pregunta tendenciosa: si hay que elegir entre conseguir la autodeterminación o frenar la extrema derecha, ¿dónde está ERC?
Si la extrema derecha no se frena, el problema, ya no será conseguir la autodeterminación sino salvar la lengua, salvar la escuela catalana, salvar a la clase trabajadora y salvar aquellos derechos que ha costado Dios y ayuda conseguir. Con un auge de la extrema derecha no hay derechos.
¿Que el feminismo tiene que ser incómodo? Claro que tiene que ser incómodo, y muchísimo más de lo que es, porque si no ya no es feminismo
Me parece como un oxímoron la pregunta, en el sentido de que no se trata de renunciar a nada. Un proyecto aspira a todo, lo quiere todo. Parece muy naíf, pero al final la política va de hacer más felices a tus conciudadanos y esto va de derechos y de democracia, va de libertades y va de que la gente, sobre todo la gente trabajadora, pueda vivir mejor. Nos ha faltado valentía en general a las izquierdas. Es siempre importantísimo plantarle cara a la extrema derecha, y a la vez nosotros no dejaremos de reivindicar la autodeterminación.
Entiendo por lo que has dicho antes que el feminismo que le interesa a ERC es un feminismo que sí incomoda a los amigos de Pedro Sánchez.
El feminismo que le interesa a Esquerra Republicana es evidentemente el avanzar. Estamos en una situación horrorosa y no puede ser que compremos discursos de la derecha. Yo creo que el mismo Pedro Sánchez lo hecho, pero que no lo haga Sumar, porque ¿qué nos vamos a quedar defendiendo? ¿Que el feminismo tiene que ser incómodo? Claro que tiene que ser incómodo, y muchísimo más de lo que es, porque si no ya no es feminismo. No es que Esquerra quiera un feminismo concreto, Esquerra quiere conseguir la igualdad entre hombres y mujeres, pero estamos en una sociedad extremadamente patriarcal. Estamos en un momento donde estamos viendo cosas extremadamente raras en diferentes territorios del Estado: antiabortistas, negacionistas del cambio climático y personas que niegan la violencia de género. Por lo tanto, ¿qué feminismo defiende Esquerra Republicana? Los derechos, la igualdad y las libertades para las mujeres, faltaría más, en una sociedad extremadamente patriarcal.
Hemos terminado la entrevista y no ha salido un concepto clave de estas elecciones: “voto útil”.
Me da rabia, pero a veces también se tiene que hacer servir el voto útil. Y, en este contexto, es clave el voto independentista y el voto independentista de izquierdas.