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Guerra en Ucrania
Trump fuerza a Zelensky a hipotecar la explotación de minerales críticos a cambio de su apoyo
La invasión rusa de Ucrania cumple esta semana su tercer aniversario. La contienda se ha saldado, hasta la fecha, con más de 12.000 civiles asesinados, 10,6 millones de ucranianos desplazados de sus hogares y cerca de dos millones de vivienda destruidas. La llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos el pasado 20 de enero ha dado una vuelta de tuerca en el curso de las negociaciones de paz y está resultando crucial en un cambio sustancial en el conflicto.
El presidente de EE UU ha llevado a cabo en las últimas semanas un acercamiento táctico con Moscú mientras que ha expresado su voluntad de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, quede fuera de juego en estas conversaciones. Tampoco permite que la Unión Europea tenga voz ni voto en todo este asunto. Zelensky es consciente de que, hoy por hoy, su adversario político y bélico lleva la delantera en la guerra y sabe que un posible apoyo militar estadounidense a Rusia le llevaría a la derrota inmediata. Por ello, este último mes no ha dudado en utilizar todas sus cartas para lograr a la desesperada la ayuda trumpista.
En ese trueque figuran los codiciados recursos naturales de Ucrania que incluyen, entre otros minerales estratégicos y críticos, entre ellos las llamadas tierras raras, titanio, litio además de los combustibles fósiles: petróleo y gas natural. Estos componentes esenciales para industrias como la energética, militar, tecnológica o automovilística son actualmente la moneda de cambio con la que Trump está condicionando su apoyo financiero a Zelensky. Actualmente, están prácticamente sin explotar en el país.
Según la Agencia Internacional de Energía, alrededor del 98% de las tierras raras utilizadas en la UE en 2021 se importaron de China
El pasado 12 de febrero, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, se reunió con el presidente ucraniano para presentarle un posible acuerdo de extracción de los minerales estratégicos por parte de empresas estadounidenses. Según este, los EE UU deberán obtener el 50% de todos los beneficios de las nuevas explotaciones minerales de Ucrania. Se trataba de 500 mil millones de dólares en ganancias que forman parte del borrador de acuerdo que la administración Trump, a través de Bessent, presenta como un win-win. El asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, aumentó la presión con unas declaraciones: “Hemos presentado a los ucranianos una oportunidad realmente increíble e histórica” y una sugerencia, según CNN, de que cedan el control de una mina de uranio.
Los últimos reportes, del 25 de febrero, indican que, a pesar de las resistencias mostradas por Kiev, el acuerdo está muy cerca de ser firmado por el Gobierno de Volodimir Zelensky. Se trataría de la creación de un fondo controlado por Estados Unidos que tomaría ingresos de los recursos naturales de Ucrania, sin que EE UU aporte garantías de seguridad añadidas. El presidente estadounidense lo ha confirmado y ha comentado que el ucraniano estará en Washington el próximo viernes 28 para rubricar el acuerdo.
De efectuarse el acuerdo entre ambas potencias, Estados Unidos ahondaría en su estrategia extractivista internacional beneficiándose de una enorme cantidad de recursos clave y podría competir con el gran exportador mundial de algunos de estos materiales: China. Según la Agencia Internacional de Energía, alrededor del 98% de las tierras raras utilizadas en la UE en 2021 se importaron de este país. Zelensky, por su parte, ha apelado en más de una ocasión al miedo a que ciertos recursos estratégicos caigan en manos rusas, con las consecuencias que esto podría acarrear: “Estos materiales son fundamentales para el armamento moderno: misiles, drones y otras tecnologías militares. Si no actuamos ahora, estos recursos no solo se utilizarán contra Ucrania, sino que podrían llegar a utilizarse contra Estados Unidos y Europa”, alertaba recientemente el presidente ucraniano a través de su cuenta de X.
La resistencia de Ucrania
No obstante, parece claro que el líder ucraniano está perfectamente al tanto de lo que acarrearía pagar ese precio por la ayuda estadounidense. “No voy a firmar algo que pagarán diez generaciones de ucranianos”, ha declarado Zelensky. Fuentes de su Gobierno explicaron a AFP que “en el acuerdo no hay obligaciones estadounidenses en cuanto a garantías o inversiones, todo es muy vago y quieren sacarnos 500.000 millones de dólares”. Zelensky, por su parte, aseguró en una conferencia de prensa que el acuerdo se está redefiniendo y que la cifra de 500.000 millones ha sido retirada de la mesa. En Washington, Walz ha declarado que el Gobierno Trump no cederá: “Miren, este es el resultado final: el presidente Zelensky va a firmar ese acuerdo, y verán que en el muy corto plazo... eso es bueno para Ucrania”.
El acuerdo y la voluntad mostrada hasta ahora de impedir que Ucrania se siente a la mesa con EE UU y Rusia es el motivo de un desencuentro que, la pasada semana, escaló con la declaración de Trump calificando como dictador a Zelensky, al que acusó también de haber iniciado la guerra. El dinero está detrás de esas desavenencias. Desde Kiev se añade a las agencias internacionales que el acuerdo "es una oferta extraña intentar quitarle a un país que es víctima de la guerra más de lo que costó pagar por su defensa”.
Qué son las tierras raras
Ahora bien, ¿de qué clase de recursos estamos hablando cuando nos referimos a las tierras raras ucranianas? Ester Boixereu i Vila, geóloga del Instituto Geológico y Minero, explica a El Salto que se trata de una serie de elementos químicos presentes en la corteza terrestre. “Fueron descubiertos en el siglo XVIII y hasta 1948, después de la Segunda Guerra Mundial, no se avanzó en sus aplicaciones”, indica. Anteriormente, la mayoría de estos minerales se obtenían de yacimientos ubicados en la India y Brasil. Hoy, China controla la mayor parte, concentrando entre el 85 y el 90% del procesado de tierras raras.
“No hay muchos yacimientos en los que se encuentren minerales de tierras raras en el mundo. De hecho, son contados los yacimientos explotables, y más del 30% de estos están en China”, esgrime Teresa Llorens
Cuando mencionamos las tierras raras nos referimos a 17 elementos químicos de la tabla periódica, 15 de los cuales pertenecen al grupo de los lantánidos. Un informe del Ministerio de Medio Ambiente ucraniano recogido por EFE apunta, por ejemplo, a que el escandio, que se utiliza en la industria aeroespacial, es especialmente codiciado. Por otra parte, el litio, un mineral crítico —pero no una tierrarara— y elemento clave para la fabricación de las baterías de teléfonos móviles, vehículos eléctricos o los acumuladores de energía, es otro mineral con elevada demanda muy presente en Ucrania. Su Gobierno estima las reservas del país sin explotar en 450.000 toneladas.
Así, en los últimos cinco años, el comercio de tierras raras y otros minerales críticos casi se ha duplicado, alcanzando un valor total de 219.000 millones de dólares. De obtener el poder efectivo sobre buena parte de estos recursos, Trump lograría consolidar su hegemonía militar y tecnológica, siguiendo la misma estrategia imperialista que también amenaza territorios como Groenlandia o Panamá.
“No hay muchos yacimientos en los que se encuentren minerales de tierras raras en el mundo. De hecho, son contados los yacimientos explotables, y más del 30% de estos están en China. Este país controla actualmente el mercado de REE [tierras raras, por sus siglas en inglés], de ahí el interés de Trump en controlar los posibles recursos de estos minerales”, esgrime a este medio Teresa Llorens González, científica titular del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC).
Minerales imprescindibles para la transición energética verde
Aunque las tierras raras son muy valiosas por su importancia para múltiples aplicaciones, especialmente aquellas enfocadas al desarrollo tecnológico, los minerales que están formados mayoritariamente por éstas son muy escasos y no siempre es rentable explotarlos debido a que las cantidades que se pueden obtener de tierras raras son mínimas.
En los últimos 20 años, el comercio anual de minerales críticos relacionados con la energía limpia ha pasado de 53.000 millones de dólares a 378.000 millones, según la Organización Mundial del Comercio (WTC). La Unión Europea es un gran comprador de tierras raras en todo el mundo, ya que las necesita para poder desarrollar tecnologías imprescindibles para la transición ecológica. Una demanda creciente en línea con los compromisos asumidos en la Conferencia sobre el Cambio Climático COP29 de 2024 y la necesidad de cumplir con el Acuerdo de París. Este pacto establece que los firmantes deberán situarse dentro de un límite de aumento de la temperatura mundial de 1,5 grados centígrados.
Desde el citado panel de la ONU se destacó que la transición energética de fuentes fósiles a tecnologías limpias triplicará las necesidades de cobre, litio, níquel, cobalto y otros materiales para 2030
En el Panel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre Minerales Críticos para la Transición Energética se recordó que estos recursos son necesarios para construir, producir, distribuir y almacenar energía renovable. Por ejemplo, son imprescindibles para la producción de vehículos eléctricos. Boixereu alega a este respecto que “Ucrania tiene grandes yacimientos de estos minerales que hacen falta a Europa para su transición energética, como ocurre con las baterías de litio para que podamos tener baterías ligeras en el caso del vehículo eléctrico”.
“Necesitamos poder fabricar estos dispositivos que van a permitir que no emitamos CO2, por lo que tenemos que cambiar nuestra tecnología”, añade la geóloga. Como revela el informe Global Supply Chains of EV Batteries (Cadenas de suministro globales de baterías de vehículos eléctricos), de la Agencia Internacional de Energía, la presión sobre el suministro de materiales críticos seguirá aumentando con la creciente electrificación del transporte terrestre para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas y la obtención de energía verde. En este sentido, desde el citado panel de las Naciones Unidas se destacó que la transición energética de fuentes fósiles a tecnologías limpias triplicará las necesidades de cobre, litio, níquel, cobalto y otros materiales para 2030.
Estos elementos críticos y estratégicos son igualmente interesantes para la fabricación de equipos médicos, ordenadores y smartphones. El neodimio, puntualiza Boixereu, es una tierra rara muy utilizada ya que produce imanes muy potentes para multitud de aplicaciones electrónicas. También se emplea en los aerogeneradores, dado que poseen propiedades físicas, químicas y magnéticas únicas, así como en la industria del vidrio como colorante para cristales, esmaltes y porcelanas.
Industria
Francia Duralex, un modelo de resistencia
Recursos geológicos críticos en territorio ruso
Ahora bien, su obtención presenta elevados costes extractivos. Llorens incide en que los procesos de extracción de las tierras raras son enormemente complejos: “Comprenden una etapa de concentración de minerales de las REE, abundantes cantidades de ácidos y generan residuos difíciles de controlar. La permisividad de China en este ámbito le ha conferido una sólida ventaja en la explotación de este recurso minero”. Algunas tierras raras, además, están contenidas en rocas cristalinas duras, lo que requiere tecnologías especiales para producción.
Desde Naciones Unidas han incidido en varias ocasiones en que, sin una gestión adecuada, la creciente demanda de minerales críticos corre el riesgo de perpetuar la dependencia de las materias primas y exacerbar las tensiones geopolíticas. Esto podría socavar, sostienen los expertos, los esfuerzos desarrollados en materia de avance hacia la transición energética. Para dificultarlo más, las afirmaciones de Ucrania sobre sus riquezas minerales, en concreto sobre tierras raras, se basan en exploraciones de la era soviética, como señala el articulista de Mother Jones —y especialista en minerales y extractivismo— Vince Beiser.
“Muchos de estos elementos se encuentran en el sur del Escudo Cristalino Ucraniano, principalmente en la región de Azov. La mayoría de estos territorios están actualmente invadidos por Rusia”, argumenta Hanna Liventseva
En cualquier caso, tal y como avanza la guerra, no parece que Zelensky tenga la capacidad de comerciar con unos recursos ubicados en gran parte en territorios que ya están bajo mando militar ruso. “Muchos de estos elementos se encuentran en el sur del Escudo Cristalino Ucraniano, principalmente en la región de Azov. La mayoría de estos territorios están actualmente invadidos por Rusia”, argumenta Hanna Liventseva, geóloga en el Instituto de Geociencias de Barcelona. Los depósitos de circonio, por ejemplo, se encuentran en territorio no controlado por Ucrania en el este del Mar de Azov. Otros lugares donde sobre el papel existen reservas de tierras raras son las regiones de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, Donetsk, en el este y Lugansk. No obstante, los depósitos situados en el centro y el oeste de Ucrania sí están actualmente en manos del Gobierno de Kiev.
Pérdida de biodiversidad y emisión de gases tóxicos
La cuestión sobre los potenciales impactos medioambientales que traería consigo la explotación minera de todos estos recursos merece un capítulo aparte. Un informe de la ONU mantiene que el proceso de producción de materias primas críticas tiene varios inconvenientes: “Consume mucha energía y deja una importante huella de carbono. Además, se genera una enorme cantidad de residuos que requieren medidas activas de almacenamiento y gestión”, señala el documento. Son residuos que se producirían para obtener cantidades ridículamente pequeñas de muchos de estos minerales, ya que separar las tierras raras y purificarlas es medioambientalmente muy agresivo y costoso. De este modo, sostienen desde Naciones Unidas, el aumento de la demanda mineral puede ejercer una presión adicional sobre la biodiversidad, el agua, la geodiversidad y los ecosistemas.
“Aproximadamente la producción de minerales y metales pesados contribuyeron el 10% a las emisiones de efecto invernadero relacionadas con el sector energético”, afirma Ismael Morales
Ismael Morales, responsable de Políticas Climáticas en la Fundación Renovables, una entidad centrada en la sensibilización sobre cómo llevar a cabo un cambio de modelo energético responsable, señala que parte del problema del impacto ambiental que entraña la extracción de ciertos minerales tiene que ver con la emisión de gases de efecto invernadero: “Esto tiene que ver con el alto consumo energético que tienen los vehículos y las estructuras asociadas de purificación de los minerales. Estamos hablando de que aproximadamente la producción de minerales y metales pesados contribuyeron el 10% a las emisiones de efecto invernadero relacionadas con el sector energético”, afirma.
También pone el acento en la generación de polvo, ruido, olores y contaminantes atmosféricos que resultarían de las operaciones extractivistas, así como la fragmentación de los ecosistemas. “Incluso ocurre que el suelo acaba perdiendo su función inicial, puede ser función de bosque, función agrícola o antropizada”, alega el experto. Según alerta, esto podría implicar la pérdida de especies autóctonas, que se verían obligadas a migrar, haciendo el desplazamiento masivo de comunidades biológicas y la merma significativa de la biodiversidad debido a la alteración de sus hábitats, inevitables. “Si hay una actividad minera y no tienes el Estado como garante, el área protegida acaba escaldada por las extracciones”, subraya Morales.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania La UE importa más petróleo y gas ruso que lo que destina a ayudar a Ucrania
Los expertos coinciden en que las políticas de Donald Trump sobre los recursos minerales de Ucrania replicarían las dinámicas geopolíticas existentes durante las denominadas “guerras del petróleo” en los años 70 en EE UU. De hecho, muchos ya hablan de los minerales estratégicos como “el petróleo del siglo XXI”. “En este caso no va a haber una inversión financiera como tal, sino que bajo la fuerza y la coacción, obligará a tener un porcentaje de esas tierras para que Ucrania pueda lograr la paz. Eso no lo puede imponer con amenazas a un país con el que no tiene ninguna tensión bélica, porque no van a acceder”, argumenta Morales, quien tilda de “coloniales” los apetitos imperialistas del magnate republicano.
De momento, el único borrador presentado hasta ahora recoge que EE UU debe obtener la mitad de todos los beneficios de las nuevas explotaciones de minerales de Ucrania, además de proponer el envío de tropas estadounidenses para proteger los yacimientos mineros para la posterior exportación. Todo ello a pesar de que, al pertenecer el subsuelo al Estado ucraniano, el grueso de esos recursos debería quedarse, a priori, dentro del territorio, “aunque otro ponga la tecnología para extraerlo”, concluye Boixereu.