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Consumo
Electrónica sí, pero con derechos
Las empresas del sector de la electrónica hace unas décadas trasladaron su producción a países del Sud Global, en concreto a China y otros países en el Sud-este asiático. La razón principal fue poder reducir los costes de producción, gracias a una mano barata, y unos regímenes políticos con regulaciones laxas en cuanto a protección de derechos laborales y derechos humanos.
El resultado han sido graves violaciones de derechos humanos, tanto en las fábricas de electrónica, como en la fase previa, la extracción de materias primeras en las minas. Por ello, la sensibilización de la ciudadanía sobre cómo practicar un consumo más responsable es muy necesario.
Algunas claves para este consumo más crítico son, primero, alargar al máximo la vida de nuestros dispositivos, cuidándolos, y reparándolos cuando se estropeen. También es posible consultar los índices de reparabilidad, para ver qué modelos y qué marcas son más fáciles de reparar a la hora de comprar nuevos dispositivos, u optar por la compra de segunda mano. También podemos escoger marcas que trabajan con criterios de sostenibilidad y buenas prácticas laborales, como es el caso de Fairphone.
A la hora de deshacernos de estos dispositivos, hemos de informarnos bien sobre dónde llevarlos, para evitar no solo que no se reciclen y recuperen sus piezas o materiales, sino un reciclaje prematuro. Siempre es mejor priorizar la reutilización antes que el reciclaje, ya que durante el proceso de reciclaje se pierden energía, materiales y recursos. Finalmente, como ciudadanas, podemos sumarnos a movimientos y organizaciones que hacen incidencia para conseguir tirar abajo los obstáculos que ponen las grandes empresas a la reparación, como el movimiento Righ to Repair Europe; o para proteger los derechos humanos y ambientales de las personas y exigir responsabilidades a las empresas a lo largo de las cadenas de suministro, no solo de la electrónica, sino también en otros sectores.
Encuentro para un consumo crítico tecnológico
Como consumidoras, tenemos el derecho a comprar electrónica libre de vulneraciones de derechos humanos y ambientales. Así todo, hoy no podemos garantizar que los materiales usados para fabricar nuestros dispositivos estén libres de conflictos o vulneraciones. Para debatir sobre todo ello tuvo lugar el Mobile Social Congress (MSC), que se celebró del 2 al 4 de marzo en Barcelona, y cuya octava edición pone de manifiesto que sigue siendo un encuentro imprescindible para dar a conocer los impactos de la industria electrónica.
Los espacios como el MSC son muy importantes para visibilizar vulneraciones de derechos humanos y ambientales que, si no, quedarían silenciados. Así como cada vez más consciencia sobre la realidad que hay detrás de la moda rápida, no hay todavía la misma consciencia o conocimiento sobre qué hay detrás de nuestros móviles, a pesar de ser una herramienta que usamos todos los días, y casi para todo.
Por ello, el pistoletazo de salida del MSC fue una performance de denuncia que realizamos el lunes 27 de febrero a las puertas del Mobile World Congress. Se trató de una acción conjunta de activistas de SETEM Catalunya y Scientist Rebellion, con la que representamos las duras condiciones laborales en las minas vinculadas al sector tecnológico.
Después, el 2 de marzo dimos paso a una jornada que contó con tres mesas de debate. En las dos primeras, expertos internacionales hablaron sobre los impactos de la industria tecnológica en Filipinas o la persecución de sindicalistas en Tailandia o Malasia, pero también de los avances que se han logrado en algunos de estos países gracias a la organización de trabajadores y activistas. En la última, vimos los impactos ambientales y sociales de la minería.
Por otro lado, organizamos un primer encuentro de entidades de diferentes partes de España, entre las que se incluyen SETEM Catalunya, eReuse.org, CECU, Solidanza, Restarters, Dónalo, Amigos de la Tierra, Fundación Esplai y Aeress. Queremos crear una plataforma por el derecho de reparar aparatos electrónicos, así como combatir la obsolescencia programada a escala estatal, para cuestionar el modelo de consumo actual derrochador de recursos. De esta manera, podríamos ofrecer una alternativa a las consumidoras para evitar ser cómplices de los conflictos ambientales generados por la extracción de recursos para la producción de electrónica; promover una cultura de la reparación para recuperar la soberanía tecnológica; y conseguir reducir el coste de la reparación hasta que sea la opción preferente frente a la compra de nuevos dispositivos.
Por último, el viernes 3 celebramos un cinefórum, en el que se proyectó el documental “E- life”, que trata sobre los residuos electrónicos. Posteriormente, hubo un debate y comentario a cargo de Robin Ingenthron, CEO de la organización Good Point Recycling de Middlebury. Robin resaltó que la reparación y venta de artículos electrónicos de segunda mano es imprescindible para hacer frente al actual contexto de crisis climática y escasez tanto de recursos minerales como de tierras raras. Ahora bien, alertó de que marcas como Apple ponen trabas a las pequeñas empresas reparadoras, que consideran que son exportadoras de residuos electrónicos.
El MSC, más allá de ser un espacio de reflexión, también es un espacio para remarcar la necesidad de poner fin a la impunidad corporativa, y la responsabilidad del Norte Global a la hora de crear marcos reguladores que permitan sancionar a las empresas que no garanticen unas buenas condiciones de trabajo y/o no respeten los derechos humanos; así como la importancia de la compra pública socialmente responsable. El Mobile Social Congress se engloba dentro de la campaña de electrónica justa de SETEM Catalunya, Animamos a la gente a seguir el hilo de la campaña durante todo el año, para continuar trabajando juntas por una tecnología más justa y sostenible.