Migración
La ‘paguita’ de Faluya

Fátima huyó de Iraq para alejarse de la violencia y afianzar una vida independiente. Ya en España tuvo que lidiar con los límites y obstáculos que persisten en la aplicación de la protección internacional.
Fatima Iraq 1
Fátima posa en el restaurante donde trabaja Ricardo Fernández
25 jul 2021 06:06

—No jodas, Fátima, es una temeridad.
—Temeridad es no intentarlo.
—Escúchame bien; la playa de Izmir es una jungla —apuntó su compañero de trabajo, con cariño paternalista—Mujer, joven y sola: en cuanto te vean van a ir a por ti. Primero a sacarte todo el dinero, y después a ver en qué barco te meten. Están vendiendo chalecos que ni siquiera flotan, y aunque sobrevivas hasta Lesvos, allí te espera una trampa. Pueden pasar años hasta que llegues a Centroeuropa...
—Antes que seguir aquí, prefiero morir intentándolo —sentenció Fátima, con los ojos clavados en un futuro lejos de Iraq.

Era invierno, 2016, y a pocos kilómetros de sus palabras el Estado Islámico seguía lanzando infieles por las azoteas de Mosul. El califato estaba on fire, ignorando que Bagdad, Washington y Ankara ya tenían decidido hacerles la pinza cruzando los puentes de Hamdaniya y Tel Afar para liberar la ciudad. Fátima tampoco tenía ni idea. Nacida en Faluya, el principal bastión de la resistencia suní durante la invasión estadounidense de 2003, había llorado en sus propias carnes la guerra contra Saddam y la posterior venganza del instaurado gobierno chií y sus milicias de Hashd al Shaabi. Venganzas al por mayor. Violar primero, y asesinar después, se convirtió en rutina.

Fátima enterró a su madre y a su hermano, recogió sus lágrimas y huyó a la ciudad kurda de Dohuk, al norte del país, donde fue acogida por un tío lejano y una sociedad recelosa de los árabes. Bajo un hijab negro, más de triste que de feligresa, Fátima barrió escaleras, fregó baños y cocinó tabulé durante esos años de guerra civil (2005-2014) en los que derrotados se convertían en yihadistas sin que Occidente quisiera enterarse de que Daesh nunca ha estado formado por barbaros alienígenas venidos de otro planeta, sino por militares, peluqueros y limpiabotas que, humillados por la masacre de Bush y sus aliados, buscan en el paraíso un futuro menos jodido que el terrenal.

Daba igual que Fátima cumpliera todos los criterios, que escapase de bombas, de imanes o de violadores; hoy por hoy, no importa el peligro que corras en tu lugar de origen, sino los peligros que estés dispuesto a asumir durante la huida

Cuando todo explotó ya era demasiado tarde, ISIS dominaba Mosul, Faluya y Hawija, la espina dorsal del desierto iraquí, mientras generaba tres millones de dólares al día vendiendo petróleo, traficaba con órganos como si fueran cromos, y destruía la existencia de miles de esclavas sexuales yazidies, en una pesadilla que hoy solo dan por acabada quienes ya no viven ni en Siria ni en Iraq.

En ese 2016, cuando el tío de Fátima decidió que era el momento de volver a Faluya, ella se negó, olvidando que esa opción no era posible, pues nadie alquilaría una casa a una treintañera árabe sin marido ni avales familiares en el Kurdistán iraquí. Entonces ella decidió emigrar y buscar asilo en un lugar seguro, olvidando esta vez que, aunque todas las personas tengan derecho a solicitar protección internacional, en realidad muy pocas logran solicitarlo, puesto que es necesario llegar, al menos, hasta un puesto fronterizo del país donde se busca refugio.

Daba igual que Fátima cumpliera todos los criterios, que escapase de bombas, de imanes o de violadores; hoy por hoy, no importa el peligro que corras en tu lugar de origen, sino los peligros que estés dispuesto a asumir durante la huida. Fátima corría varios peligros; el principal: vivir con miedo. Y el miedo, o te bloquea o te espabila, y a ella la espabiló. Junto a su compañero de trabajo, un cooperante español de cuyo nombre no quiero acordarme, buscó alternativas más seguras. Hubo llamadas, emails y portazos en embajadas, agencias, y abogados, hasta que finalmente surgió una idea que, con suerte, podría funcionar.

I love Spain —eso es lo primero que dijo Fátima al salir por la puerta de llegadas de la Terminal 1 del aeropuerto de Barajas el 15 de febrero de 2017. Se quitó el velo, soltó al aire su melena azabache, y abrazó a la mujer que, aparte de venir a recogerla, había sido capaz de entender que este sistema de asilo es una estafa, y que solo a través de una invitación ficticia, por la cual la anfitriona se juega la cara y los cuartos, sería posible lograr un visado de turista para que Fátima pisara suelo español y pidiera una protección internacional que hasta el más näive de los magistrados le debería conceder.

Fatima Iraq 2
Fátima junto a una compañera en el restaurante en el que trabaja. Ricardo Fernández

—No quiero ayudas; me hacen sentir inútil —no habían pasado dos meses en el Centro de Acogida de la Cruz Roja en Torrelavega y Fátima ya se sentía un parásito —Yo lo que quiero es trabajar, ganar mi pan, y vivir sola —. Eso sí, para ella lo importante era, y es, vivir sola. Tras robos, intentos de violación, y falsas promesas, a Fátima le ha dado por coger cierto miedo a cierta gente. Rarezas. Sin embargo, hoy por hoy, una persona extracomunitaria y sin contrato laboral en el estado español, solo tiene tres opciones: pedir asilo y vivir en un centro para extranjeros sin posibilidad de trabajar ni de dormir fuera y fichando en cada comida; irse de vuelta a su país; o ser declarada ilegal y vivir escondida durante unos años hasta solicitar un permiso de residencia por arraigo. Fátima eligió la primera, y ella, tan curranta, tan honesta y tan necesitada de soledad, acabó en el hospital con ansiolíticos para la ansiedad y odiando la paguita más que un político xenófobo en Ceuta.

—Me decían que no podía trabajar, pero cada vez que iba al súper, veía un montón de papeles en el corcho buscando chicas para limpiar y para cuidar niños o ancianos —dice ahora, riéndose, mientras se seca las manos en el delantal tras volcar una palangana llena de patatas sobre la encimera metálica de la cocina. —En vez de trabajar tenía que ir a clases de español, y ahí, una chica como yo, árabe y sin estudios, poco va a aprender aparte de los números y los colores —revela ella, que ahora es pinche de cocina en un restaurante marinero de Suances donde tiran la paella como los ángeles.

“Quiero volver, visitar a mis primos, comprar una tierra por si en un futuro las cosas mejoran, pero no puedo; si voy, no puedo volver a España”, pero el cepo del asilo no le permite mantener el estatus de refugiada si retorna a Iraq, aunque sea por unos días

—El sistema es cruel. No está hecho para proteger a las personas, sino para controlarlas —Fátima gotea lacrimal cuando habla de su familia —Quiero volver, visitar a mis primos, comprar una tierra por si en un futuro las cosas mejoran, pero no puedo; si voy, no puedo volver a España —explica, asumiendo el cepo del asilo, que no le permite mantener el estatus de refugiada si retorna a Iraq, aunque sea por unos días.

Mientras tanto, en la televisión iraquí, echan un programa, a modo de reality, donde presos ex-militantes de ISIS, son trasladados a lugares donde cometieron atentados y narran en detalle la atrocidad cometida. Los terroristas, vistiendo monos naranjas guantanameros, lloran arrepentidos frente a la cámara, para regocijo de una audiencia encantada de creerse sana y salva. Los escrúpulos siguen en búsqueda y captura.

—Las leyes siempre están hechas por quienes no las necesitan —añade Fátima, que se desloma de lunes a domingo cortando cebollas sin parar de llorar, de pasar mil bayetas al día y oler a tripas de pescado hasta que se acuesta; contenta, eso sí, de no haber muerto en el mar, de poder lucir canas sin tener que buscar marido, y sobre todo, de vivir, a ratitos, sin miedo.

Arquivado en: Iraq Migración
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Palestina
Masacre en Gaza Indiferente a la presión internacional, Israel sigue matando palestinos sin pausa con el apoyo estadounidense
Israel asesina a más de 150 personas en Gaza en 24 horas, mientras Estados Unidos ataca Yemen, incluyendo su aeropuerto internacional, y la sociedad civil denuncia la asimétrica cobertura del juicio contra Israel por parte de los medios occidentales.
Iraq
Panarabismo Las caras de Sadam
Dictador sanguinario o custodio de la llave de la liberación de Palestina. 20 años después de su caída, el expresidente de Iraq permanece en la memoria de Jordania, hogar de más de dos millones de refugiados palestinos.
La internacional Sonora
Iraq Iraq 2023: 20 años de ocupación ilegal de EE UU
Entrevistamos a Amjed Rasheed sobre la situación del país a día de hoy y sobre el papel que ejercen los EE UU y otras potencias como Irán o Siria
Poesía
Poesía e activismo Luz Fandiño, a poeta rebelde que loitaba cantando
Patricia González e Alejandro Balbuena, músicas e amigas de Luz Fandiño, foron as últimas persoas que a poeta recoñeceu antes un do seu desnacemento. Na mesma cociña na que estiveron con ela tantas veces, lembrámola.
Catalunya
Catalunya Pere Aragonès, de presidente a segundo plato de Illa o Puigdemont
Las encuestas y el tirón de Pedro Sánchez acompañan a Salvador Illa, quien probablemente volverá a ganar las elecciones catalanas, como ya ocurrió en 2021. Esta vez, tiene más probabilidades de gobernar.
Migración
Migración Maternidades migrantes: criar entre la precariedad laboral y la ley de extranjería
Sin redes familiares en las que sostenerse y en un contexto laboral enfrentado con la conciliación, las madres migrantes se ven especialmente expuestas a la precariedad.
República Democrática del Congo
República Democrática del Congo Chikuru quiere para la República Democrática del Congo esa paz que nunca ha conocido
La vida de Chikuru ha transcurrido en una República Democrática del Congo siempre en guerra, desde su organización FoBeWorld, aspira a ayudar a la infancia y juventud a construir un futuro mejor, frente al expolio que devora su presente.
O prelo
O prelo Collige, Kylie Jenner, rosas
A editora Catro Ventos trae á lingua galega Na sala dos espellos, de Liv Strömquist.
Fútbol
Fútbol Vicente del Bosque como respuesta a las presiones de FIFA y UEFA
El nombramiento del exseleccionador como presidente de la Comisión de Normalización, Representación y Supervisión busca alejar los fantasmas de una intervención política de la RFEF.
Colombia
Colombia Sostener la vida en un ETCR
En la vereda colombiana La Plancha, la convivencia entre excombatientes y población civil es una realidad marcada por necesidades comunes.

Últimas

O Teleclube
O teleclube 'O Teleclube' reflexiona sobre a procura de aquilo que desexamos coa película 'La Chimera'
A arqueoloxía, a reflexión sobre a propiedade, o amor, a morte e a maxia son algunhas das cousas sobre as que xira este filme italiano dirixido por Alice Rohrwacher que bebe da comunidade que rodea á directora.
Poesía
Galiza Morre aos 92 anos a poeta, activista e revolucionaria Luz Fandiño
O falecemento foi anunciado publicamente pola súa amiga e alcaldesa de Santiago de Compostela, Goretti Sanmartín.
La vida y ya
La vida y ya Futuros laborales
Lo que está claro es que para mí pensar en mi futuro laboral tiene que ir acompañado de pensar qué puedo hacer para que el mundo sea un poco diferente.
Literatura
Literatura Mallorca, el refugi de Vicent Andrés Estellés
El poeta trobà a l’illa la serenitat necessària per enfrontar-se a l’entorn sempre tens de València, a la vegada que publicà diversos volums i travà sòlides amistats.
Memoria histórica
Memoria Olvidadas por la historia: las mujeres del Patronato
Durante más de cuarenta años, la libertad de miles de mujeres fue arrebatada por el Patronato de Protección a la Mujer. Siguen invisibilizadas por una Ley de Memoria Democrática
Más noticias
Religión
Opinión Semana Santa y Ramadán
En el Sindicato de Vivienda de la Red de Apoyo Mutuo se celebró un desayuno con motivo del Ramadán, lo cual generó un debate interno interesante por ser una organización laica
Valencià
Literatura Mallorca, el refugio de Vicent Andrés Estellés
El poeta encontró en la isla la serenidad necesaria para enfrentarse al entorno siempre tenso de València, a la vez que publicó allí varios volúmenes y trabó sólidas amistades.
Memoria histórica
Memoria histórica Relatores de la ONU piden a España que actúe contra las leyes antimemoria de tres autonomías
Los relatores internacionales denuncian las posibles vulneraciones de derechos de dos normas en proceso y una aprobada por los Gobiernos de coalición de Partido Popular y Vox en tres comunidades autónomas.
Periodismo
Periodismo Desinforma, que algo queda
En la fecha que se conmemora el Día de la Libertad de Prensa, hay que analizar sus dimensiones, la opacidad en el reparto de la publicidad institucional, la necesidad de la alfabetización mediática y qué medidas concretas pueden llevarse a cabo.
Cine
Cine 'Civil War', estética geopolítica en tierra de nadie
La sensación es que Civil War se queda en algunas ocasiones en una peligrosa tierra de nadie, tanto en sus cambios de estilo como en su contenido.

Recomendadas

Política
Política Redes clientelares, falta de autogoberno e consensos neoliberais: as claves do novo Goberno galego sen Feijóo
Políticas e analistas debullan a folla de ruta da primeira lexislatura galega da era post-Feijóo: reforzamento dos fíos de poder locais, falta de vocación autonómica, complexo de inferioridade e a axenda marcada polos grandes consensos neoliberais.
Rap
Rap Viaje a los orígenes del hip hop en España: “Nadie esperaba ganar dinero con el rap”
El historiador Nicolás Buckley y el periodista Jaime Valero, exredactor jefe de HipHop Life, publican Maestro de ceremonias, un libro sobre la historia de la cultura hip hop en España.
En el margen
Francisco Godoy Vega “El ojo del blanco es como el ojo de Dios: es abstracto, es superior y puede verlo todo”
Doctor en Historia del Arte, Francisco Godoy Vega forma parte del colectivo de arte colaborativo Ayllu. Este activista antirracista aborda las consecuencias del supremacismo blanco. En 2023 publicó el libro ‘Usos y costumbres de los blancos’.