Música
Lapili: “Prefiero seguir siendo ‘underground’ que convertirme en algo que ya existe”

Le dijeron tantas veces que no se podía dedicar a la música que acabó por creérselo pero el tiempo —y un tema viral— pusieron las cosas en su sitio. Lapili acaba de sacar el tercer adelanto del álbum que verá la luz en 2023.
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María del Pilar Robles, Lapili (1994), es cantante, estilista, diseñadora, bailarina y coreógrafa. David F. Sabadell

Le dijeron tantas veces que no se podía dedicar a la música que acabó por creérselo, pero el tiempo —y un tema viral— pusieron las cosas en su sitio. Dice que ha preferido el camino de la autogestión al del sometimiento a las normas de una discográfica y ahora controla todos los aspectos de su carrera musical, los que le gustan y los que no.

En febrero verá la luz su álbum Piligrossa, del que hace una semanas sacaba un tercer adelanto titulado La manadauna canción de amor de amigas. Artista multidisciplinar, profesional del arte textil y mujer de Ciudad Real enamorada del dancehall, Lapili publicará en 2023 un álbum que es un disco y un cuento ilustrado.

Te conocemos por hits como Muslona o Dirty diabla. En La manada hay un cambio de argumento y de estilo. ¿Qué tiene que ver este tema con lo que has hecho hasta ahora?
Realmente no es un cambio radical porque el beat de “La manada” es un afrohouse, lo que pasa es que más fusionado con otras cositas, pero ya en la primera mixtape que hice, Peligro de extinción, había un afrohouse que se llama “Mami mamuta” e incluso antes está la canción de “Ocupada”, que también es un afrohouse, que es un género de Sudáfrica que me interesa mucho. Creo que lo que hay es el desconocimiento de géneros en España, de géneros que son de fuera y entonces parece que es algo diferente, pero es algo que ya venía explorando. Lo que sí creo es que la forma en la que tengo de cantar en esta canción es otro tono, que quizás no hemos escuchado tanto de mí. Para mí, es como la canción de amor más bonita que he hecho en mi vida y está dedicada a mis amigas. 

Es el tercer adelanto de un álbum que se va a llamar Piligrossa. ¿Que es Piligrossa?
Es un juego de palabras, que es algo que siempre me interesa mucho, con mi nombre y con la palabra grosa. Por un lado, grosa puede ser tanto la parte más como de grasa como lo obsceno y todas esas cosas que siempre han puesto en mí por el hecho de cómo es mi físico, pero también luego una relación con el término “grossa” en Argentina, que significa como que eres una jefa, no tiene ninguna connotación negativa. Y luego el tema de piligrosa-peligrosa, que hace referencia de una forma irónica a cómo nos quieren hacer ver que esas cosas son peligrosas.


Más allá del título, ¿que hay dentro del álbum?
Hay una fusión de estilos afro y caribeño y, sobre todo, con unas letras que tienen que ver mucho conmigo. Es más, el álbum no es solo un álbum musical, sino también es un cuento. Lleva una serie de interludios entre medias de cada canción que hemos grabado, con intención de orquesta de foso, del teatro. Cuando escuchas el álbum de principio a fin es una historia y vendrá también ilustrado por Nana Daso de Ghana [Art Soul Kojo]. Es una historia dedicada a mi niña interior.

Haces las letras y los estilismos. ¿Lo eliges todo tú?
Sí, abarco muchísimas cosas. Para mí es importante, porque al final soy artista multidisciplinar y me interesa abarcar todas las partes. Hay una parte que tiene que ver con eso y hay otra que tiene que ver con el hecho de ser artista independiente y autogestionada. Eso requiere que tengas que abarcar muchas cosas, incluso las que no me interesan como, por ejemplo, el trabajo de oficina u otro tipo de cosas que me gustaría delegar en otra persona, pero al final forma parte también de mi trabajo y de mi carrera. 

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Lapili en un momento de la entrevista con El Salto. David F. Sabadell

Ser una artista independiente, o autogestionada, como te acabas de definir tú, ¿es una elección o es una imposición de las circunstancias?
Por un lado es una elección en el sentido de que para mí es muy importante tener el control y la capacidad de decisión de todo lo que hago. En el momento que empiezas a trabajar con una major o con empresas más grandes, te van poniendo una serie de límites. Pero, por otro lado, no he recibido apoyo de la industria musical de España en general.

No ha habido acercamiento de ninguna compañía que quisiera producirte bajo sus condiciones...
Sí, han llegado algunas ofertas, pero en todo momento han querido como cambiar mi físico, eso ha ocurrido varias veces.

¿De forma explícita?
Te dicen mira, creemos que tu proyecto podría funcionar súperbien, pero sabes cómo son las exigencias con las mujeres dentro del mundo de la música, tienes este sueño, creemos que lo puedes cumplir, deberíamos empezar primero con una nutricionista, con un entrenador personal, cosas así. Para mí eso no tiene sentido, porque mi forma de hacer música tiene que ver mucho con la comunicación. Entonces, si tú estás cambiando lo que yo soy, por lo que yo me comunico, para mí no tiene sentido. Prefiero seguir siendo underground y seguir haciendo esto que convertirme en una cosa mucho más comercial y que ya existe. 

¿De verdad se atreven a día de hoy a decirte que te pongas un nutricionista?
Claro que se atreven, hay muchísima gordofobia en este mundo. Tuve una experiencia en la que fui a un casting como bailarina —cuando yo era bailarina— y me dijeron que había sido la que mejor se había aprendido la coreografía, que mi parte técnica estaba impoluta, y el equipo del casting me quería coger sí o sí. Pero cuando llegó un cliente dijo que no, porque era para un formato televisivo y dijo que yo no tenía el físico para encajar en ese formato. Esto fue hace unos diez años. Cuando he contado esto, la mayoría de mensajes son de gente que no me cree, que piensa que me estoy inventando esta historia. Te acusan de ser victimista. Y no: creo que es de ser muy valiente tener la capacidad de contar una experiencia traumática como es esa, que hablemos entre nosotras, porque al final a esa gente lo que le interesa es que tú te calles y que eso se quede ahí.

Dices que has preferido un entorno más underground, pero lo que haces parece bastante masivo...
Al final, lo más viral que tengo es “Muslona”, porque tuvo una aparición televisiva y entonces llegó a una masa muy televisiva. Pero creo que el resto de músicas que he ido haciendo no han alcanzado esos números y se debe justo a eso, a no tener esa presencia televisiva. Considero que ahora yo estoy en un terreno que no es súpermegacomercial, aunque veo como que mi proyecto tiene mucha capacidad para ser un proyecto internacional y funcionar de esa forma. Pero no creo que esté todavía en el mainstream.

Eres de Ciudad Real y desde pequeña empiezas a acercarte al dancehall y a los ritmos afro. ¿Cómo haces esa conexión?
De pequeña lo que más escuchaba era reggae y hip hop americano. Y a partir de ahí empecé a escuchar afrobeat, que realmente es Fela Kuti, porque esto del afrobeat de ahora es como una cosa nueva. El acercamiento fue a través de mi tío. Me llevo con él doce años, él es muy joven. Siempre me ha regalado música y estaba muy metido en la cultura hip hop. Dentro de esas canciones que él escuchaba con sus amigos, había alguna colaboración con Sizzla o con algún cantante de reggae más potente, y yo me quedé como mesmerized, asombrada. Mi tío me vio así y empezó a investigar y me grababa casetes, walkmans con música de Sizzla, Capleton, Tanya Stephen, Lady Patra y Sista Charmaine y yo iba investigando.

De pequeña me preguntaban qué música me gustaba y yo no tenía ni idea de diferenciar dancehall de reggae de afrobeat y decía que escuchaba música negra y era la única persona que escuchaba esto

Sería algo muy diferente a lo que escuchaban las amigas de tu edad, ¿no?
Empecé a escuchar esta música súper pequeña, a lo mejor tendría tres, cuatro o cinco años y recuerdo que me preguntaban qué música me gustaba y yo no tenía ni idea de diferenciar dancehall de reggae de afrobeat y decía que escuchaba música negra y era la única persona que escuchaba esto.

Tienes experiencia en una crew de hip hop. Suena a un lugar muy masculinizado...
Pues no, porque tenía que ver con la danza. Ahora en España estamos empezando a ver cada vez más hombres que bailan, pero en ese momento realmente toda la crew era de componentes femeninos, excepto el entrenador. El entrenador era un hombre y se dieron muchísimas situaciones de abuso de poder por su parte, pero no era un entorno realmente hostil, como puede ser una batalla de gallos de RedBull porque estaba enfocado al baile y la mayor parte de todas las integrantes, no solo en mi grupo, sino a nivel nacional, eran grupos femeninos.

¿Abusos?
Como estar saliendo con menores de edad dentro del grupo o enfocar valorarte según el tipo de relación que tuvieses con el entrenador: dependiendo de eso ibas a estar en los primeros puestos en la coreografía o no...

En tus letras digamos que hay como un evidente discurso antigordofobia, pero no es solo eso, sino también por la diversidad corporal.
Totalmente.

Desde que soy muy pequeña me han cuestionado un montón de cosas, me han dicho un montón de cosas que yo no puedo hacer por mi físico, como si estuviese paralizada en una cama y no me pudiese mover

¿Tus letras van de cuerpos?
Claro, porque al final es un tema que tiene que ver con mi vida. Desde que soy muy pequeña me han cuestionado un montón de cosas, me han dicho un montón de cosas que yo no puedo hacer por mi físico, como si estuviese paralizada en una cama y no me pudiese mover. Mis letras hablan de todo esto. A la vez, yo he hecho mi proceso de trabajo con mi terapeuta y con mi aprendizaje sobre tener mi conciencia sobre mi cuerpo, sobre amar mi cuerpo y demás, pues he ido visibilizando también otra serie de problemas que a lo mejor no tienen que ver con un cuerpo gordo, sino con un cuerpo delgado o con otra cosa dentro de los cuerpos. Cuando me puse a trabajar lo mío, al final por empatía es muy normal que te plantees otra serie de cosas que viven otras personas con sus cuerpos, que son muy diversos. Hay que romper con este límite que nos ha dicho que que hay cuerpos que son para unas cosas y cuerpos que son para otras cosas.


Tus estudios oficiales son en moda...
No en moda sino en Arte Textil, que tiene que ver con conocer todas las técnicas textiles tradicionales y modernas y cómo aplicar esas técnicas para hacer arte —pintura, escultura, para hacer lo que tú quieras—. Eso es lo que estudié y luego de forma autodidacta hice patronaje y costura.

Habías iniciado el camino textil. ¿La música es un desvío?
Siempre he querido hacer música. Desde pequeña, me preguntaban qué quería hacer y yo decía que quería estar en los escenarios bailando y cantando y hacer mi propia ropa, pero desde siempre todo el mundo se ha ocupado de decirme: “No, tú no puedes hacer música, tú eres buena para eso, tú no puedes estar en los escenarios porque no tienes el físico... tú no, tú no, tú no”. Me convencieron, son muchos años convenciéntote de eso, de que yo no iba a estar en nada de eso. Entonces busqué otra rama artística y estuve trabajando de estilista, con artistas de la música. Tenía mucho contacto con productores, iba a estudios y tengo mucha cultura musical desde muy pequeña. Por ejemplo, yo he trabajado mucho con raperos y dentro del mundo del rap se utilizan muchos samples de dancehall o de reagge y yo los reconocía y a lo mejor ni el mismo productor sabía el origen, y flipaba. Me decían: “Oye, ¿no te has planteado nunca hacer música?”. Y decía que no porque le tenía muchísimo miedo pero al final ocurrió. Y entonces a partir de “Muslona” me planteé el hacer música a nivel profesional.

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¿Tu formación en música es autodidacta?
Sí. Claro, esa era mi primera canción y yo no sabía nada de música. No ocurre que tú hagas tu primera canción y que se haga viral. Ahora escucho esa canción y hay muchas cosas técnicas o de producción que ocurren que ahora mismo no permitiría que ocurriesen.

El camino textil que habías iniciado iba bien...
Sí y continúo con todo eso. Pero la parte que me interesa de esto tiene que ver más con la moda sostenible, con cambiar el sistema de consumo. Me preocupa mucho el medio ambiente y la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. Estoy ahora mismo colaborando con diversos proyectos que están creando marcas que tienen que ver más con el sentido de lo que hago. 

Los temas que tratas y cómo te pronuncias sobre ellos... ¿es algo que te genere hate en redes?
Cuando tú estás visibilizando cosas te acusan de victimista o de llorica o cosas así. Pero es que da igual. A todo el mundo nos van a criticar, pero por ser mujer todavía más y te van a cuestionar todo el rato si lo que dices es verdad o mentira y todo el rato va a haber este tipo de cosas. Para mí, lo más importante es ser fiel a mí misma, honesta y fiel a mi proyecto.

¿Crees que en el entorno musical hay conciencia de esto? ¿Hay apoyo entre músicas?
Denise Rosenthal, que es de Chile; Queralt Lahoz, aquí de España; de Li Saumet, de Bomba Estéreo, que justo acabo de abrir su show en España. Y también de de artistas de África como Sister Deborah, de Ghana —de la zona de west África— y Busiswa —de Sudáfrica—. Y la verdad que sí, eso es una maravilla y que podamos compartir nuestras visiones y nuestras vivencias dentro de todo esto.

En la industria de la música hay mucha competición y dentro de las mujeres hay más, pero no es verdad  que haya que pelear por un trozo sino que tenemos muchos ingredientes para crear todas las tartas que nos dé la gana

¿De esa sororidad va La manada?
No solo en la música, no es una cosa, habla de la sororidad y de cómo se crean unas redes por las cuales una está más floja o está teniendo un problema y el apoyo de todas hace que suba y estemos unidas. Es verdad que en la industria de la música hay mucha competición y dentro de las mujeres hay más competición porque se considera que hay menos puestos, como ocurre en todos los lados. Hay esta idea de que hay una tarta y nos tenemos que pegar y matar por un trozo. Hay una parte de la canción que habla de eso, de que no hay que pelear por un trozo, que tenemos muchos ingredientes para crear todas las tartas que nos dé la gana y que no tenemos por qué creernos esa visión y ese sistema, que podemos crear otra serie de cosas. 

Llevas un equipo más o menos numeroso (siete bailarinas) en un proyecto autosugestionado. ¿Es Lapili sostenible económicamente?
Es muy difícil, ahora mismo estamos en un proceso de inversión, por así decirlo, pero sí creo que no le queda nada para ser muy sostenible. De momento es sostenible, pero no todo lo sostenible que a mi me gustaría que fuese. 

¿Tenéis que invertir a día de hoy en el proyecto?
Los salarios que recibimos o cuando nos bookean en equis bolos no son los que merecemos para el show que estamos llevando, eso está clarísimo. Estamos en ello y también por eso el interés de ir hacia Latinoamérica, porque recibo mucho apoyo de allí, mucho más del que recibo en España, y mucho más entendimiento.

¿Dirías que eres precaria como artista?
No, no soy precaria tampoco. No me puedo quejar en eso, pero sí me considero como infravalorada. Llevo un proyecto con una calidad y unas cualidades que deberían estarse vendiendose por muchísimo más dinero. Es así.

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