Opinión
25 de Abril, todavía

Una evocación de la Revolución de los Claveles desde su vigencia presente, desde la vecindad extremeña, desde la frontera, la radicalidad y la ruptura.
Manifestante 25 abril
Manifestante en recuerdo de la Revolución de Abril en Lisboa, 2017. Fotografía: Pedro Ribeiro Simões
25 abr 2021 11:00

“Em cada esquina, um amigo
Em cada rosto, igualdade
Grândola, Vila Morena
Terra da fraternidade”

Es difícil conmemorar una revolución sin caer en la costumbre de la nostalgia, del tiempo pasado siempre mejor, del pudo ser y no fue. Yo no nací en Extremadura ni tampoco soy portugués, pero transito las dos geografías y memorias, ya, como si fueran la propia, saltando al modo partisano sobre la maldición de las soberanías. Miro desde aquí más al oeste, al país abrazado entre el Atlántico y nuestra desgastada e hispánica sonata imperial, como se mira al hermano olvidado y reencontrado tras un doble exilio de siglos, exilio de cada uno con su verdad y exilio de la posibilidad de lo compartido en común. Contemplo dos pueblos que serían uno si atendiéramos a las historias escritas desde abajo, desde las heridas del dominio, de la explotación, de la migración. No nos une ningún vigoroso pasado imperial (esas vacas son siempre ajenas), ninguna gesta que no sea la de la mera supervivencia cotidiana, donde el pan era el tesoro, la isla de la abundancia, la auténtica tierra prometida. Nos unen las maletas, las despedidas, la desposesión última de la partida.

Me gustan las calles pacíficas de las poblaciones del Alentejo, su pulcritud proletaria de abuelos sonrientes con gorra, de cafés calmados, de canciones cantadas en común. Creo intuir que los países de canciones compartidas están hechos a la medida de revoluciones, de desafíos, de espíritus libres y de construcciones de comunidad más allá del establecimiento pétreo del Estado, del gobierno y de las profecías autocumplidas; esas que aquí se apoyan, paradójicamente, en la desaparecida gloria de un pasado del que, sin duda, se hicieron dueños los de siempre, como lo eran de bueyes, de yuntas, de yunteros, de barcos y de la plata circulando, volátil, entre manos con pocos callos.

Una revolución, se hizo una Revolución aquel 25 de abril de 1974 aquí cerca, a tiro de cañón colonial. Se tumbó a un tirano con su tiranía, mientras el nuestro, apenas un año después, murió en la cama

Soy extremeño por decisión. Lo hago sin dejar de ser nada de lo que fui y de lo que nací, una forma de crear patria (si éstas existieran más allá del propósito) que no se condiciona por la casualidad de un alumbramiento y que escapa de la normativa de la esencialidad teñida por la sangre (la propia, heredada, y la derramada). He elegido por vecino a Portugal y resulta todo lo suyo tan próximo que hasta aquí me llega el olor a quemado de sus malditos incendios de verano, las palabras de sus paisanos de visita, sus duelos, sus hijos e hijas; en mi boca retengo su gusto por el cilantro y cada primavera, en esta fecha, canto su Revolución y la intento proyectar a futuro para que no se acabe nunca, para que sea una verdad sostenida en el tiempo y la materia.

No sé si habito tierra de conquistadores, pero sí que a mi lado vive un pueblo que un día dejó de ser conquistado.

Hace un mes fue 25 de Marzo, aniversario de nuestro levantamiento jornalero silenciado, y hoy, siempre, es 25 de Abril. Una fecha que hizo historia al otro lado de esa línea sobre el mapa que no veo en la dehesa, que a veces es río y a veces es raya difusa, espacio de fuga, punto de encuentro, de contrabando de mercancías y afectos, creando un país mestizo e irreverente cuyos límites son los estados que le quedan a los dos lados. Un país referenciado no frente al otro, sino desde la necesidad común, desde el territorio del contacto, desde el idioma que no se sabe donde acaba porque no es necesario saber donde comienza.

Deberíamos mirarnos en el espejo de lo necesario, no de lo posible, hacer del eco de aquella sublevación nuestra propia canción roja, negra, blanca y verde, labrar una terra de fraternidade, donde  o povo é quem mais ordena dentro de ti, ó, cidade...

Escribir de lo que hizo la gente aquí al lado es hablar de cuestionar la historia, de obviar los límites de la política como delegación, de hacer efectivo ese poder que no se tiene, sino que,  como acertadamente afirma el Comité Invisible, se ejerce. Una revolución, se hizo una Revolución aquel 25 de abril de 1974 aquí cerca, a tiro de cañón colonial. Se tumbó a un tirano con su tiranía, mientras el nuestro, apenas un año después, murió en la cama y, desde esa misma cama, se empezó a tejer una transición tan larga, tan larga, tan larga, que no parece terminar nunca.

Deberíamos, en homenaje al 25 de abril, en vez de entonar sonsonetes de lamentación, hacer nuestro propio encuentro de voluntades en cada pueblo, en cada ciudad, libres de lugares comunes, de santos y de inocentes, de tópicos; deberíamos mirarnos en el espejo de lo necesario, no de lo posible, hacer del eco de aquella sublevación nuestra propia canción roja, negra, blanca y verde, labrar una terra de fraternidade, donde  o povo é quem mais ordena dentro de ti, ó, cidade...

Y hacerlo pronto.

Porque ha habido décadas, desde el día mágico de los claveles, para que pasaran muchas cosas. Como casi siempre, la mayoría de éstas dibujando una línea sinuosa en dirección a una normalidad de poco compromiso con los cambios necesariamente radicales, escribiendo un libro donde, en sus márgenes, van quedando disueltas, borrosas, las demandas populares, los nombres y apellidos de quienes de verdad conforman el latido de lo cotidiano. En Portugal todo tomó el camino lento pero inexorable de la pulcra vida parlamentaria, diluyendo suavemente la enérgica materialidad de las primeras demandas populares y sus construcciones iniciales. En Extremadura, enterrado el dictador, unos mandarines sucedieron a otros, sencillamente adquiriendo las costumbres de sus predecesores, haciéndose un hueco a su lado y preservando todas y cada una de sus prerrogativas.

No tuvimos, no tenemos, capitanes ni capitanas de abril; tenemos buscavidas, mercachifles, usureros, empresarios a la busca de botín, de metales raros y caros, de electricidad y un espacio que ven vacío, de plusvalía

No tuvimos, no tenemos, capitanes ni capitanas de abril; tenemos buscavidas, mercachifles, usureros, empresarios a la busca de botín, de metales raros y caros, de electricidad y un espacio que ven vacío, de plusvalía. Tenemos un lenguaje circular e impostado de progreso, tenemos lo que no (no) nos merecemos, tenemos remolques llenos de falsas promesas. Por faltar, nos falta hasta nuestra melodía, nuestra Grândola vila morena, pero bajar los brazos no puede ser una opción, como no lo es el ejercicio constante de la autoflagelación, el recurso cansino y permanente a una invisible docilidad cargada como se carga un fardo de siglo en siglo, de oportunidad en oportunidad. Ver el pasado, aprender de sus enseñanzas y proyectarlo a futuro, ese es el encargo que deja cada pueblo sublevado. Nos falta creernos y empezar.

Miremos con optimismo al 25 de abril, busquémonos entre las fotografías felices de sus multitudes. Siempre se puede, siempre se debe, siempre se está a tiempo de cambiar preguntas y enunciados, de buscar respuestas en lógicas fuera de aquellas que vienen impuestas por las leyes del mercado, de la delegación, de la clientela, de la subordinación, de la colonia. En esta época confusa, sí, todo lo sólido, se desvanece en el aire, nunca dejó de hacerlo. Y mientras determinamos los cambios inaplazables, pasan las cigüeñas; en el suroeste de todo, periferia de periferias, todo el año tenemos cigüeñas.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Opinión
Opinión Libertad para las Seis de la Suiza
Cuando el sindicalismo entra en prisión, lo que está encerrado es mucho más que una protesta. Es el eco de todas las veces que dijimos “basta”.
Opinión
Opinión Del malismo al imbecilismo
Los patanes en traje con poder que infestan nuestro ecosistema como moscas plastas, son el reflejo de un régimen que busca la imbecilidad masiva.
Euskal Herria
La industria militar vasca a debate (IV) La conversión transformadora de la industria armamentística
Hay que abolir la producción para el desperdicio y la guerra, garantizando los puestos de trabajo y dando respuestas a necesidades sociales que el mercado actual niega.
#88186
26/4/2021 10:27

Brillante, sin más.

1
0
#88130
25/4/2021 11:58

Gracias por este artículo. Somos muchas las personas que hemos hecho de Extremadura nuestra patria y que miramos con emoción, y cierta dosis de envidia de lo bueno, a nuestras vecinas y vecinos del oeste.
¡Qué belleza de revolución! ¡Feliz 25 de abril!

5
0
#88128
25/4/2021 11:11

En Extremadura también podemos decir: de Espanha ni bom vento ni bom casamento.

3
1
CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
CRTVG A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
Altri A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
Altri A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
Altri
Altri Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

O Teleclube
O Teleclube 'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
A Catapulta O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria

Recomendadas

Medio rural
Medio rural A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Feminismo Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Ourense
Ourense Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.