Opinión
Frente a la apología de la fuerza, más democracia

El manifiesto de 500 académicos y académicas pidiendo el uso de la fuerza para resolver el conflicto en Catalunya apuesta por "una estática idea de nación como sujeto único e indivisible de soberanía".

Varios autores y autoras
Fernando Mendiola Gonzalo, Pedro Oliver Olmo y Fernando Hernández Holgado. De la Universidad Pública de Navarra, Universidad de Castilla-LaMancha y Universidad Complutense de Madrid.
24 sep 2017 06:00

El reciente manifiesto de profesores y profesoras sobre la situación en Cataluña no nos puede dejar indiferentes. Ni como ciudadanos ni como historiadores. Menos aún cuando, entre quienes firman, encontramos a colegas, maestros y maestras y algunos amigos con los que hemos compartido muchos espacios y encuentros académicos, y de cuyas investigaciones esperamos seguir aprendiendo. En este caso, sin embargo, su escrito nos ha provocado inquietud y también desacuerdo con las dos ideas básicas que lo justifican. En su estilo lapidario sobresale la contundencia y se echa en falta algún matiz ineludible, matices que podrían ser los puentes del diálogo ahora roto.

En primer lugar, la idea de que “los nacionalismos del siglo XX llevaron al mundo a dos guerras apocalípticas y hundieron a Europa en la barbarie” pasa por alto que la propia formulación de la democracia europea contemporánea, desarrollada con las revoluciones liberales, está estrechamente unida al nacionalismo. La idea de “soberanía nacional”, en la que se basan las nuevas constituciones que nacen desde la revolución francesa, se opone a la “soberanía divina” y se enfrenta al reto inmediato de definir la nación. Además de la exclusión en ciertos momentos de varios colectivos de la propia noción de ciudadanía (mujeres, clases populares, esclavos y esclavas, población colonial, migrantes…), el otro reto permanente, y no resuelto todavía, es la propia definición de la nación.

Décadas de investigación, también protagonizada por una parte de los que firman ese manifiesto, nos ha dejado claro que la definición de las naciones es un proceso histórico que no responde a características objetivas de esos grupos (factores lingüísticos, geográficos... que pueden tener su peso, pero nunca de manera determinante), sino a procesos complejos en los que se han ido construyendo identidades, a veces impulsadas o impuestas desde el Estado, a veces formuladas por colectividades que no se veían identificadas con los discursos estatales dominantes. Esa definición de la nación es lo que ha sido, y sigue siendo, el principal problema del nacionalismo. Sin embargo, la deriva de ese problema y de los conflictos que genera en espirales de violencia ha tenido que ver con las estrategias políticas utilizadas en ellos. Y esas estrategias políticas, de las que podemos entresacar un amplio repertorio, han estado a su vez atravesadas por otro tipo de intereses e identidades, como las de clase social o las de género.

La desobediencia civil ha sido una de las claves que explican los procesos históricos que han posibilitado un desarrollo más participativo e integrador del concepto de democracia 

La clave, por lo tanto, es el proceso de construcción y reconstrucción de las naciones y la manera de afrontar los problemas que se crean en torno a ella. Simplificando mucho se podría decir que los conflictos se han dirimido a veces desde la imposición y en ocasiones abriendo paso a la voluntad de la población, muchas veces desde el diálogo y la negociación. De la elección de unas u otras estrategias se han derivado múltiples consecuencias, algunas catastróficas y otras que han servido para profundizar en las prácticas democráticas. Y sobre eso, la investigación histórica (siempre plural y en construcción) nos dice que las estrategias y las soluciones que han primado el uso de la fuerza sobre la voluntad popular no solamente han ahogado los derechos de muchas personas y colectividades, sino que han terminado degenerando en una espiral autoritaria e incluso en prácticas militaristas que ahogan la democracia y generan culturas de odio y exclusión. 

Así pues, lo que se dirime en el conflicto actual no es si Cataluña debe o no ser independiente, sino la definición de las bases sobre las que se construyen y evolucionan las naciones, ya sea la catalana o la española. Por eso, defender el principio de la unidad de España por encima de la voluntad de una colectividad que quiere poder decidir sobre su pertenencia a ella es claramente apostar por un nacionalismo basado en la imposición, una idea estática de nación como sujeto único e indivisible de soberanía. Supone también, claro está, dejar de lado otras formas de resolver estas cuestiones (como la recientemente planteada, sin demasiados problemas, en Escocia), renunciar, en una situación de clara aceleración del tiempo histórico, a pensar más allá de una idea hobbesiana de la democracia y asumir cual religión civil una idea dogmática de la legitimidad de la violencia del Estado, sin reparar en los múltiples ejemplos históricos de las barbaridades cometidas en su nombre (no sólo hemos leído a Weber, también hemos leído a Tilly y recordamos los postulados perniciosos que heredamos del siglo XIX, la violencia del Estado no merece la fe de un historiador).

Por otro lado, el segundo supuesto en el que se basa el manifiesto es que “no hay democracia sin sujeción a la ley”, ignorando que precisamente la desobediencia civil ha sido una de las claves que explican los procesos históricos que han posibilitado un desarrollo más participativo e integrador del concepto de democracia. La estrategia del movimiento sufragista, las campañas por los derechos civiles o el recurso a la huelga no son más que algunos de los ejemplos más significativos de las virtudes democratizadoras de la desobediencia y de su utilidad para conquistar nuevos derechos. Algunos de los firmantes, no está de más recordarlo, nos mostraron su apoyo y solidaridad cuando fuimos encarcelados por tomar parte en una campaña de desobediencia civil noviolenta, la insumisión.

También ahora, responder a la desobediencia con una apelación al uso de la fuerza no sólo supone minar las bases de la democracia, sino que tiene el peligro de abrir las puertas a una deriva de enfrentamiento y vulneración masiva de derechos humanos. Supone también despreciar la posibilidad de explorar vías de diálogo y resolución noviolenta de conflictos. Es esa apuesta por la fuerza la que puede conducir a la barbarie, y no la desobediencia civil pacífica.

Por todo esto, nos duele que algunos de los investigadores e investigadoras que han estudiado esos procesos estén ahora precisamente apostando por la vía más peligrosa. Nos parece, sinceramente, un ejercicio de irresponsabilidad histórica, sabiendo que sus consecuencias son claramente impredecibles. Podemos saber cómo empieza una respuesta represiva, pero es imposible saber cómo puede terminar.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.
Opinión
Laicismo Cementerios públicos, enterramientos y ritos religiosos
Que el Estado español se define constitucionalmente como aconfesional parece, más que una realidad, un objetivo que se antoja a muy largo plazo.
Opinión
Opinión Sindicalismo que gana: la clave no es la unidad, sino organizar a las mayorías
Mientras el anarcosindicalismo debate estructuras, las plantillas siguen desmovilizadas. La verdadera batalla es organizar a las mayorías. Sin victorias concretas, incluso el modelo más puro es papel mojado.
#395
28/9/2017 22:38

¡¡ Conducir siendo mujer en Arabia Saudi ES ILEGAL TAMBIEN !! Estas en contra o a favor de saltarte las leyes cuando son injustas ?
El hecho de ser profesor universitario no exime que pueda ser un auténtico imbecil de academia.

1
2
#311
25/9/2017 0:29

La represión de los "indepes" catalans puede terminar en heridos y muertos a la mayor gloria de la sagrada unidad de "españa", unidad de destino en lo universal. Pero entonces la democracia a la española se acercaría mucho al modelo turco

5
2
#400
29/9/2017 3:09

Pues eso es lo que buscan los separatistas más extremos, para abundar en su sistemático victivismo histórico, retroalimentado continuamente, si es necesario con manipulaciones históricas o directamente mentiras.

0
2
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.
Grecia
Grecia Frontex pone de nuevo la mirada en Grecia
En enero de 2025 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos acusó a las autoridades griegas de llevar a cabo devoluciones forzadas de manera sistemática.
O Teleclube
O Teleclube 'Sorda' o debut persoal de Eva Libertad chega a 'O Teleclube'
A directora murciana estrea a súa ópera prima ao carón da súa irmá e protagonista, Mariam Garlo.
Crisis climática
Balance climático El Mediterráneo se consolida como zona especialmente vulnerable al cambio climático
Las víctimas de la dana suponen dos tercios de las muertes por fenómenos extremos en Europa en 2024, según un informe conjunto de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial que hace un balance climático del continente el pasado año.
Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.
Comunidad de Madrid
Memoria histórica Contra la basura y el olvido: tras la pista de los cuerpos y de la memoria de los brigadistas internacionales
El Salto acompaña a un contingente internacional de políticos, políticas y activistas en una ruta en memoria de los brigadistas internacionales que acudieron a luchar a España contra el fascismo, en un ejercicio inspirador para el presente.

Últimas

Barcelona
Barcelona Activistas de los derechos humanos piden la retención de un barco dispuesto para armar a Israel
La naviera Maersk está transportando estos días componentes para los cazas F-35. El Estatuto de Roma sobre genocidio contempla acciones legales contra las empresas que favorecen las masacres.
Partidos políticos
CIS de abril La ultraderecha recorta votos al PP arrastrada por el efecto Trump
El barómetro de abril vuelve a situar al PSOE como fuerza más votada. La izquierda española sigue su contienda por todo lo bajo.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Comunidad de Madrid
Educación El Gobierno de Ayuso deberá pagar 1.000 euros a una profesora por el exceso de horas lectivas
Según CCOO, hasta 6.500 profesoras y profesoras se podrán acoger a esta sentencia que supone una penalización a la Comunidad de Madrid por el exceso de horas extras que realiza el profesorado.

Recomendadas

Poesía
Culturas Joan Brossa, el mago que jugó con la poesía para reinventar el poder de la palabra
Casi inabarcable, la producción creativa de Joan Brossa se expandió a lo largo —durante medio siglo XX— y a lo ancho —de sonetos a piezas teatrales, pasando por carteles o poemas objeto— para tender puentes entre el arte, la política y el humor.
República del Sudán
Sudán Cara a. Un Sudán en guerra
Se cumplen dos años de una guerra que ya deja más de 13 millones de personas desplazadas y más de ocho millones de sudaneses al borde de la inanición.
Galicia
Galicia La TVG se gasta 839.772 euros en un programa de Miguel Lago y deja de emitir nuevas entregas tras hundirse en audiencia
El programa ‘O novo rei da comedia’ apenas llegó a los 36.000 espectadores de media en su estreno y cayó en picado en su hasta ahora última emisión al 3,4% de cuota de pantalla en una cadena que tuvo de cuota media en marzo un 8,1%.
Globalización
Crisis del multilateralismo El terremoto Trump sacude las instituciones del orden mundial y la “globalización feliz”
Muchas de las instituciones que marcaron la vida internacional desde la caída del Muro han entrado en crisis. ¿Todas? No, especialmente aquellas que intentan regular los derechos humanos, de los pueblos y de la naturaleza.