Opinión
La tolerancia en una sociedad rota

Con cierta sorna, muchas gentes de izquierdas en redes sociales suplican vivir en el país que se imagina la derecha.

En España vivimos en una dictadura. Concretamente, en una social-comunista, con vínculos con los etarras y contacto estrecho con los regímenes bolivarianos. Así se expresa nuestra derecha nacional, para quienes el día a día debe ser un martirio, pues no es fácil vivir con temor a que tus derechos sean violados y tu libertad coartada; a que tus casas sean okupadas y tus hijos adoctrinados; o a que la heterosexualidad sea perseguida y el gobierno obligue a tus mayores a aceptar una eutanasia forzosa.

En una época en la que las democracias se ven arrastradas por la inestabilidad, existen dos “reglas no escritas” que los politólogos Daniel Ziblatt y Steven Levitsky en su libro ¿Cómo mueren las democracias? (2018) consideran indispensables para la supervivencia de las mismas: la tolerancia mutua y la contención institucional. A la luz de ambas normas podríamos acabar concluyendo que la derecha española tiene una práctica política marcadamente no democrática, pero no quiero adelantarme.

La tolerancia mutua se refiere al hecho de acordar unas reglas comunes en las que se desarrolle la competición política, y al hacerlo aceptar que puede haber otros actores diferentes a ti que busquen el poder de manera legítima. Esas reglas comunes es lo que se suele llamar “democracia”. La tolerancia mutua requiere que no se vea al otro como un enemigo sino como un adversario. No puede ser un enemigo pues comparte contigo las normas básicas que regulan el enfrentamiento “en buena lid”.

Si un actor político percibe que sus intereses más básicos están siendo atacados por el gobierno, será complicado que entienda que este gobierno es su adversario, y pasará a entenderlo como un enemigo

Como argumentaré más adelante, la tolerancia mutua es imposible en una sociedad como la nuestra, marcada por enormes desigualdades económicas, sociales… Pero por el momento, cabe señalar que la derecha española no respeta ni siquiera que pueda existir un gobierno que no sea el suyo, y como tal lo tratan al tildarlo de “ilegítimo” o incluso “ilegal”. En otro alarde de intolerancia de un sector de la sociedad tradicionalmente derechista el ejército, últimamente estamos asistiendo a una serie de filtraciones de conversaciones de militares en activo o retirados que llaman a fusilar a los que no piensan como ellos, así como fiestas militares en las cuáles se cantan himnos de procedencia fascista.

El otro concepto clave es de la contención o moderación institucional. Supongamos que hay una sociedad con dos partidos mayoritarios, A y B. Supongamos también que el partido A está en el gobierno. Si el partido A intenta por todas las vías destruir física o políticamente al partido B, será muy complicado que el partido B no vea al partido A como un enemigo en lugar de como un adversario. En consecuencia, cuando un partido está en el gobierno debe evitar ser muy radical en el sentido de incapacitar al otro para volver a enfrentarse en un proceso democrático limpio y justo. Si el partido A en el gobierno persigue a los miembros del partido B, estos intentarán buscar otros medio de llegar al poder, en la creencia de que el juego democrático se ha roto. Este análisis puede ir un poco más allá: si un actor político percibe que sus intereses más básicos están siendo atacados por el gobierno, será complicado que entienda que este gobierno es su adversario, y pasará a entenderlo como un enemigo.

Ya sabemos que las percepciones varían con el tiempo y, en política, también con las correlaciones de fuerzas. Lo que hace cuarenta años la derecha percibía como un nivel de impuestos aceptable, hoy lo concibe como digno de la mismísima Venezuela. ¿Por qué? Porque vivimos en una época en la que la tasa de ganancia del capital cada vez es menor, y por lo tanto el capital tiene menos beneficios con los que repartir migajas. Políticamente, esto se traslada no de manera automática en que la derecha es menos flexible a la hora de negociar sus intereses. Lejos queda esa fantasía socialdemócrata de los años cincuenta europeos en los que capital y trabajo pactaron para que el primero diera continuas mejoras en la calidad de vida de los trabajadores a cambio de paz social.

Nuestra izquierda institucional (PSOE y UP, entre otros) cree realmente que esta “democracia” constituye un terreno de juego justo

Esto se acentúa en el caso español debido a la concepción parasitaria que la derecha tiene acerca del gobierno. Como resultado, cualquier medida que se salga del neoliberalismo salvaje que ellos aplicarían va a ser recibida con beligerancia y enemistad. ¿Ingreso Mínimo Vital? Sueldo Nescafé. ¿Tibia subida de los impuestos a las rentas más altas? Malo para España. ¿Madrid Central para rebajar levemente los niveles de contaminación? Medida comunista. Pese a que el gobierno no se mueve de lo que en palabras de Guillem Martínez es un “ultraliberalismo amable”, la derecha lo representa como una terrible amenaza al interés general, imagen que no se adecúa a la realidad. Con cierta sorna, muchas gentes de izquierdas en redes sociales suplican vivir en el país que se imagina la derecha.

Darse cuenta de esto es una obligación para la izquierda. La pregunta que muchos nos hacemos es: si la derecha te va a tratar como un intruso en su propiedad el gobierno y cualquier cambio que propongas va a ser percibido como radical, ¿por qué no proponer medidas realmente ambiciosas que estén dirigidas a reforzar el poder de las clases trabajadores mientras se lo arrebatas a la derechas y sus aliados económicos? Los Presupuestos Generales del Estado no han ido en esta línea.

Una hipótesis para explicar esto es que nuestra izquierda institucional (PSOE y UP, entre otros) cree realmente que esta “democracia” constituye un terreno de juego justo. En consecuencia, ellos actúan moderadamente en el gobierno y con lealtad en la oposición, esperando que la derecha haga lo mismo. A esta hipótesis se la puede llamar la “hipótesis Merkel”, pues es claramente reconocible en aquellos que lamentan no tener una derecha más civilizada como la alemana. También se puede observar cuando la izquierda aplaude las intervenciones del PNV en el Congreso y piensan “ojalá tener una derecha así en todo el Estado”.

Sin embargo, esta idea es falsa. Nuestras “democracias” se basan en el concepto jurídico de que todos somos iguales ante la ley, heredado de los códigos napoleónicos. Dicho concepto se fundamenta en la ficción jurídica (fictio iuris) de que todo el mundo es un propietario, en la correcta creencia de que una sociedad libre debe asegurar a todos los ciudadanos la propiedad suficiente para que no tengan que pedir permiso a nadie para sobrevivir.

Pero, ¿Es cierto que todo el mundo es propietario de algo? Está claro que aquel que tiene empresas, tierras, inmuebles o cualquier otro activo lo es, pero las clases trabajadoras lo único que tienen es que son dueñas de sí mismas, al menos sobre el papel. Sin embargo, en la práctica los trabajadores deben vender su única propiedad su fuerza de trabajo en términos marxistas─ para sobrevivir. Por lo tanto, por mucho que todo el mundo sea igual ante la ley, hay algunas personas que, a través de sus propiedades, pueden asegurarse una existencia digna, mientras que los demás tienen que solicitar a los primeros los medios para vivir.

De lo anterior, y retornando de nuevo al ejemplo español, extraemos que la “democracia” bajo un sistema capitalista jamás puede ser ese terreno justo ideal del que hablan Ziblatt y Levitsky, debido a que los ciudadanos que participan en ella no parten de la misma situación. Es decir, no puede existir la tolerancia mutual real en una sociedad de clases. Y, para nuestra izquierda más europeísta, este análisis vale incluso si nuestra derecha se asemejara más a la alemana.

Por lo tanto, la izquierda jamás debería contemplar a la derecha como un adversario, sino como un enemigo, pues cualquier entendimiento con ellos pasa por respetar uno de sus principios clave: la exclusión de gran parte de la sociedad de la vida civil y política. Por el contrario, la emancipación de las clases más desfavorecidas es precisamente una de las ideas centrales del pensamiento izquierdista. En este sentido, cualquier forma de tolerancia mutua entre estos dos bandos pasa por la práctica de los partidos socialdemócratas en los últimos sesenta años: renunciar a una sociedad más justa, siendo muy moderados en el gobierno cuando la derecha nunca lo va a ser, y asemejándose cada vez más a esta a la hora de gobernar, pues han aceptado su marco.

No en vano, el 15M apuntaba con acierto a que las políticas del PP y PSOE eran las mismas, y a que sobre esa base de respeto a los poderes económicos se construyó la tolerancia mutua desde la recuperación de la democracia en España. Sin embargo, ese es un camino equivocado para la izquierda. La derecha tiene claro que la izquierda es su enemiga, y la misma perspectiva tendría que adoptar la izquierda, pero resaltando una cuestión clave: el único proyecto universal es el socialista, al ser el único que no acarrea desigualdades estructurales. Y en eso radica nuestra diferencia, en que como dice Juanjo Álvarez, “sólo los intereses de las clases populares son compatibles con los de la sociedad en su conjunto”, mientras que los intereses del 1% solo benefician al bienestar del 1%.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Opinión
Opinión Cuando la mierda nos come
El panorama mediático se ha convertido en una amalgama de espacios a cada cual más insano. Basura fabricada por gabinetes ultras, aceptada por jueces afines y amplificada por pseudomedios de propaganda regados con dinero público. Hay que pararlo.
Portugal
Juicio a 11 activistas climáticos La revolución portuguesa está vieja, ¿verdad hijo?
En vísperas del cincuentenario de la Revolución de los Claveles, 11 activistas de Climáximo estarán en los tribunales por haberse levantado para detener la guerra contra la sociedad que es la crisis climática.
Opinión
Opinión ¿Sirve de algo la condena internacional del genocidio?
Somos nosotros, países testigos de cuanto ocurre, los que somos juzgados con cada vida humana a la que negamos la justicia.
#79818
14/1/2021 8:37

Hablando del PNV,Arzallus tuvo una frase clarividente:Unos varean el olivo para otros podamos recoger las aceitunas.
Desgraciadamente hoy no hay nadie dispuesto a sacrificar su vida vareando el olivo(lease ,los que perdieron suldos,empleos e incluso la vida en los abundantes conflictos que hubo en la transicion democratica )para que las aceitunas las disfruten otros
(aquellos paniaguados que pillaron una limosna del PODER FACTICO ,que ahora deben entregar),como contaba el mejicano,gobierne quien gobierne la gallina nunca es mia.

4
0
#79770
13/1/2021 21:29

Las eléctricas deberían ser nacionalizadas

2
0
#79730
13/1/2021 16:39

Las izquierdas (esto es: todas las que quieren acabar con la forma-Estado capitalista) deben de cerrar filas con toda fracción del "izquierdismo" europeista institucional (desde PSOE, pasando por UP o MásPaís, etc). En redes y en la calle. ¡Nos va la vida en ello!

3
0
#79629
12/1/2021 17:21

La derecha sigue creyéndose que España les pertenece por la gracia de Dios ,como en los tiempos de aquel general del Ferrol que media medio metro.

9
1
#79620
12/1/2021 15:28

Entendido. Alto y claro.

4
1
#79607
12/1/2021 13:08

Estoy totalmente de acuerdo con el artículo. Con tibieza no se puede hacer política contra la derecha.

9
1
#79597
12/1/2021 12:00

Excelente reflexión. Sobre "el naufragio de la izquierda" mi texto preferido es el de González-Faus. Y en términos más científicos el libro de Maravall: "Las promesas políticas".

2
1
#79576
12/1/2021 9:29

Menuda estupidez de articulo, por esto no pagais nada, es en plan por rellenar supongo

6
25
Tribunal Constitucional
Lei do Litoral O Constitucional avala a lei galega coa que a Xunta fixo súas as competencias na costa
O tribunal rexeitou por unanimidade o recurso do Goberno español contra 69 preceptos do texto, pero anula o que permite que os sistemas de vertedura de augas residuais poidan ocupar o dominio público marítimo-terrestre.
Sanidad pública
Ribera Salud Hospital del Vinalopó: el último rehén de la privatización del PP valenciano
La vuelta del PP al gobierno valenciano ha supuesto un balón de oxígeno para la principal beneficiaria de la privatización sanitaria, que mantendrá la concesión de Elx-Crevillent a pesar del malestar social.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda Vivir y resistir en Andalucía, la comunidad con más desahucios del Estado español
En Andalucía, la comunidad con mayor número de desahucios, se producen 11 al día. En todo el territorio surgen experiencias que luchan por la vivienda digna en un lugar donde tener un techo “se ha vuelto una utopía”.
Cine
Estíbaliz Urresola “El cine no debe quedar impasible ante las atrocidades que suceden”
La directora de ‘20.000 especies de abejas’ sigue recibiendo reconocimientos por su película, pero pide que se transformen en aplicación de mejoras concretas para el colectivo trans.
Ley de Memoria Histórica
Niños y niñas de la polio Víctimas de la polio y postpolio, desesperadas ante la nula respuesta de las administraciones a sus demandas
Claman por un apoyo inmediato o “van a acabar extinguiéndonos después de años de sufrimiento y abandono”, afirman desde la Plataforma niños y niñas de la polio que este viernes se concentran frente a Sanidad.
Lawfare
Guerra judicial Las izquierdas brindan el apoyo unánime a Sánchez que él les negó durante la era del ‘lawfare’
Todos los partidos con representación en el Parlamento y ubicados a la izquierda del PSOE, también los soberanismos, han mostrado sus posiciones públicas en solidaridad con el acoso mediático y judicial contra el presidente del Gobierno.

Últimas

Racismo
Delitos de odio La fiscalía pide tres años de cárcel para el excomisario que vinculó migración y delincuencia
Ricardo Ferris, en un acto organizado por Vox en el Ateneo de València en 2022, incitó a los “españoles a dejar de ser pacíficos" después de haber equiparado la inmigración con la delincuencia.
Opinión
Opinión Cuando la mierda nos come
El panorama mediático se ha convertido en una amalgama de espacios a cada cual más insano. Basura fabricada por gabinetes ultras, aceptada por jueces afines y amplificada por pseudomedios de propaganda regados con dinero público. Hay que pararlo.
Migración
Migración València suprime el Consejo municipal donde se abordaban las problemáticas migrantes
La supresión de este órgano consultivo pone en riesgo las iniciativas realizadas para facilitar la relación de la administración con el 22% de la población local.
Portugal
Portugal Cuando los campesinos portugueses tomaron la tierra… y la contrarrevolución se la despojó a tiros
Tras el 25 de abril de 1974 una ola de ocupaciones agrícolas impulsó en Portugal una profunda reforma agraria que los gobiernos socialistas y conservadores tardarían más de una década en desmontar.
Medios de comunicación
Opinión ¿Y qué esperabas, Pedro?
Los gobiernos de derechas llevan años alimentando con dinero público a sus medios afines que esparcen bulos y manipulan sin que el Gobierno haya hecho nada para evitarlo.
Crisis climática
Crisis climática ¿Cómo sería una transición ecosocial en la industria española?
El sector industrial es el segundo consumidor de energía, solo por detrás del de transporte. La transición ecosocial debe pasar obligatoriamente por la transformación de este sector de la economía.
Derechos Humanos
Libertades y derechos Amnistía Internacional acusa al Estado de no investigar casos graves de violación de los derechos humanos
El informe anual de esta organización de derechos humanos denuncia “la persistente falta de rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado español”.

Recomendadas

Política
Lawfare ¿Qué decisiones puede tomar Pedro Sánchez tras amagar con dimitir?
Tras el anuncio del presidente, se abren varias posibilidades que no se resolverán hasta el lunes: ¿Una moción de confianza? ¿La convocatoria de elecciones? ¿Un cambio de marco? ¿Dimitir y dar el salto a la presidencia del Consejo Europeo?
Derechos reproductivos
Luciana Peker y Cristina Fallarás “El aborto se ha apartado del relato feminista porque genera consenso”
Las periodistas Cristina Fallarás y Luciana Peker forman parte del grupo motor de una campaña europea que quiere blindar el derecho al aborto mediante una iniciativa ciudadana que necesita un millón de firmas para llegar a ser debatida.
Pensamiento
Kristen Ghodsee “Necesitamos soluciones que podamos llevar a cabo sin la ayuda del Estado”
Esta escritora y etnógrafa estadounidense explora experiencias utópicas del pasado y del presente en su último libro ‘Utopías cotidianas’ (Capitán Swing, 2024).