We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Oriente Próximo
Elecciones en Israel: incertidumbre ante 70 años de adelantos electorales
El próximo martes nueve de abril se celebran elecciones legislativas en Israel. La complejidad de la composición de la Knesset , con representación de diez formaciones políticas distintas, y la creciente derechización que vive el Estado, dibujan un escenario incierto.
David Yabo y Ariel Kanievsky se conocieron en un chat de Internet. Entre los canales con los que contaba este, existía uno concebido para la comunidad judía hispanohablante. Allí comenzó una amistad virtual que no se desvirtualizó hasta que se encontraron en la ciudad de Ashdod, tras haber inmigrado a Israel [en lo que desde el sionismo se define como Aliyá, el principio de retorno del pueblo judío]. Después de un tiempo viviendo allí, David decidió volver a España junto a su marido y se desplazó hacia Barcelona, desde donde analiza en su web la realidad sociopolítica que se vive en Israel.
Si bien ambos comparten lazos emocionales con el que consideran su país, les separa la concepción que de este tienen con respecto a los principales temas: mientras David se define en su cuenta de Twitter como un “judío conservador e israelí liberal LGTB viviendo temporalmente con su marido en Barcelona”, Ariel, progresista y votante de izquierdas israelí destaca en la suya que es “guía”, “profesor de historia judía”, “guardiolista” o frases como “els carrers seran sempre nostres” (impronta de su vida pasada en Barcelona). Hoy, más allá de la legitimidad o la no legitimidad del Estado de Israel, este viaje de Sión y Jerusalén de la mano de dos guías de lujo —en el caso de Ariel, en sentido literal— apunta a facilitar la comprensión de las pulsiones de los israelíes, la arena de batalla electoral y el fragmentado sistema político israelí, sin dejar de lado las implicaciones geopolíticas que tienen estas elecciones que se celebrarán el próximo nueve de abril, tanto para Europa como para el devenir del conflicto palestino-israelí.No es posible abordar estos comicios, y en general el panorama político y partidario del Estado de Israel, sin apuntar al conflicto y la ocupación. Esta situación marca en gran medida las demandas políticas de la población. Así, el conflicto determina la vida política: una de las mayores crisis que ha vivido el Gobierno de Netanyahu se ha producido a raíz de que las Fuerzas Armadas israelíes acusaran a Hamás de usar condones con material explosivo para incendiar territorio israelí.Paradójicamente, mientras se ha aprobado la ley “Israel: Estado-nación del pueblo judío” que excluye el árabe de ser una lengua cooficial o afirma el “derecho exclusivo de autodeterminación del pueblo judío”, Israel cuenta con una de las leyes electorales más proporcionales del mundoAlgo que es difícil ver desde el exterior del país es que, paradójicamente, mientras se han aprobado leyes muy polémicas como la ley con rango constitucional “Israel: Estado-nación del pueblo judío” —al igual que el Reino Unido, Israel no tiene Constitución— que, entre otras cosas, excluye el árabe de ser una lengua cooficial junto al hebreo, promueve la consolidación de los asentamientos que Israel tiene, entre otros lugares, en las zonas de Judea y Samaria —disposición que tanto David como Ariel critican— o afirma el “derecho exclusivo de autodeterminación del pueblo judío”, Israel cuenta con una de las leyes electorales más proporcionales del mundo acercándose al mantra de “una persona, un voto”. A pesar de que el Primer Ministro Netanyahu la ha reformado en un sentido regresivo, actualmente la Ley Electoral del hemiciclo israelí tiene una barrera de entrada al Parlamento (Knesset) del 3.25%, lo que favorece la entrada de una diversidad de partidos en un sistema pluripartidista. Además, todas las formaciones políticas cuentan con el mismo tiempo de publicidad electoral en medios, existe una Cámara única (no hay una Cámara Baja que dificulte que se desarrollen los cambios) y explicita que “todo ciudadano israelí, independientemente de su credo, es libre de crear asociaciones o partidos políticos para ser elegidos o representados en la Knesset”. Como el 20,9% de la población que son, numerosos son los árabes israelíes que han tenido su escaño en la Knesset.Esta tradición que da espacio para una pluralidad de partidos favorece que, en los 70 años de historia del país, nunca se haya acabado una legislatura sin adelanto electoral. De este modo, los israelíes han votado un total de veinte veces en setenta años, con una media de una elección cada 3,5 años, y están llamados a las urnas por vez vigesimoprimera el próximo nueve de abril. Actualmente, el país cuenta con una hegemonía clara de la derecha, que se ha ido consolidando paulatinamente gobiernos con predominio del Likud o de Kadima —el partido fundado por Ariel Sharón como una escisión del Likud, de carácter menos derechista—.
El país cuenta con una hegemonía clara de la derecha, que se ha ido consolidando paulatinamente gobiernos con predominio del Likud o de KadimaDesde los últimos años el Likud y su líder Netanyahu —a quienes los israelíes conocen como Bibi— han dominado la política en Israel, desplazando el eje de las demandas ciudadanas hacia la derecha. Firme partidario de la alianza con los Estados Unidos, Netanyahu aboga por un capitalismo salvaje y tiene cierta “alma” anglosajona. No obstante, Ha’Avodá (el Partido Laborista de Israel) fue la fuerza hegemónica israelí desde el 1948 hasta 1977 ininterrumpidamente, consolidando un sistema social muy potente y haciendo de Israel uno de los países socialdemócratas más punteros, con líderes como David Ben-Gurión (quien proclamó la independencia del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, día de la Nakba para el pueblo palestino) o la carismática Golda Meir (tercera mujer en convertirse en Primera Ministra en el mundo, conocida, también, por negar la existencia del pueblo palestino). “Israel antes era de izquierdas y la izquierda mundial nos respetaba. Entiendo que ahora mismo nos odie por la ocupación de territorios, pero muchas veces hacen boicot y lo acaba pagando el pueblo, que nada debe”, opina Ariel, crítico con el movimiento BDS (Boicot, desinversiones y sanciones)El Parlamento cuenta, de manera poco habitual, con diez fuerzas políticas, todas de ámbito estatal. En el marco de la política israelí estos partidos se pueden clasificar como centristas, árabes, fuerzas de derecha, extrema derecha y la cada vez más desaparecida izquierda parlamentaria. Es preciso explicar que existen dos bloques claramente diferenciados: en Israel están acostumbrados a la convergencia de fuerzas muy diferentes entre sí.Así, el Gobierno está formado por el Likud (capitalismo salvaje, laico y tradicionalista de centro-derecha), Kulanu (una escisión del Likud socioliberal y más moderada que se ubica a su izquierda), La Casa Judía (extrema derecha nacionalista, religiosa y marcadamente militarista), Yisrael Beitenu (un partido formado por judíos provenientes de antiguas repúblicas soviéticas de carácter laico pero fuertemente militarista y con tendencias autoritarias) y Shas y United Torah Judaism (judíos ultraortodoxos que creen en un Estado de marcado carácter teocrático). Para entender este bloque es necesario hablar de los judíos ultraortodoxos, que ocupan 13 de los 120 escaños de la Knesset. Y es necesario porque no existen formaciones similares en las democracias occidentales, que antepongan la religión a la democracia, defiendan a ultranza el día sagrado de los judíos (shabbat) y los valores tradicionales. Son partidarios de una educación basada en la Torá por encima de las ciencias y, en mayor o menor medida, favorables a que se les mantenga el privilegio de la no obligatoriedad del servicio militar por su condición de ultraortodoxos. A pesar de la particularidad ultraortodoxa, Ariel no tiene miedo, pues “su tope está fijado al número de ortodoxos. Según él mismo nos cuenta, “como se vio en los 90 pueden gobernar con la izquierda, ya que tienen medidas sociales de izquierda”. Quienes le aterran son “las fuerzas ultraderechistas, cada vez más votadas por jóvenes de derechas, que ven a personas estéticamente modernas”.
A Ariel le aterran “las fuerzas ultraderechistas, cada vez más votadas por jóvenes de derechas, que ven a personas estéticamente modernasPrueba de ello son spots como el de la candidata de la escisión de La Casa Judía Nueva Derecha y actual Ministra de Justicia, quien en este vídeo ironizaba sobre el fascismo y la democracia. En cambio, para David la presencia ultraortodoxa a través de SHAS y U.Torah Judaism dificulta enormemente los pactos de Gobierno. A modo de ejemplo, David relata cómo un familiar llegó a despreciar un libro de oraciones regalado por su madre porque ella no era religiosa. “No entra en su casa porque todavía no se ha casado con su pareja, no bebe té en su casa porque no es Kosher y se muestra contrario a cualquier medio de protección sexual aunque no tenga dinero para mantener a sus hijos”, cuenta. Aquí un spot electoral de la ultraortodoxa SHAS con la consigna “protegemos las tradiciones judías (...) SHAS, Estado con alma”.Con respecto a la oposición, se encuentra actualmente liderada por la Unión Sionista (que encarna al Partido Laborista, a los socioliberales de Hatnuah y a un partido verde), seguida de la Lista Conjunta (una coalición de partidos árabes, contrario a la idea de un Estado judío, partidarios de la paz con Palestina y que abarca desde el laicismo e islamismo hasta el comunismo, que han realizado conquistas como una televisión pública y una radio en árabe que emiten en todo el territorio israelí) o Meretz (la nueva izquierda de Israel, ecologista, LGTB y partidaria de la solución de dos Estados).Por último, viene un actor que hemos dejado para el final: Yesh Atid. Yesh-Atid es una formación de centro o centro-derecha. Su relevancia está en que pretende poner por encima los asuntos civiles al margen de la cuestión territorial, la ocupación, o el ámbito de la religión, como se aprecia en este vídeo de su campaña electoral. ¿Por qué tiene tanta importancia este actor? Sencillo. Esta formación constituyó recientemente una alianza llamada Kajol-Labán con Josen LeIsrael de Benny Gantz, exjefe del Estado Mayor de Israel entre 2011 y 2015, una figura muy carismática y aclamada en Israel. Prácticamente adoptando el programa reformista e intervencionista de Yesh Atid, Kajol Labán se sitúa empatado en las encuestas con el Likud, gracias a la unión de lo que se presenta como una agenda reformista que apela a la ilusión de la nueva política, con el carisma de Benny Gantz, homologable a los partidos autodenominados centristas que gobiernan en Francia o en Argentina de la mano de Macron o Macri. Así, con estos resultados David plantea (en un análisis acompañado de gráficas) que pueden formarse tres posibles gobiernos: La reedición del Gobierno del Likud junto con ultraortodoxos y el centrista Kulanu, que no sumaría sin alejar a los partidos más extremistas. Una posible coalición encabezada por el macronismo israelí junto a las fuerzas de izquierda, que, de no buscar aliados en el liberalismo de centro-derecha no sumaría los escaños suficientes. O por último, un pacto nacional entre Kajol-Labán y el Likud para alejar al extremismo en auge en Israel (sacarían unos 15 escaños) del poder.Tanto Ariel como David, simpatizantes del izquierdista Meretz y de Kajol-Labán, respectivamente, ven un gobierno de unidad entre las dos fuerzas mayoritarias como el mal menor que alejaría a opciones más extremistas del poder que ahora ostenta. No obstante, a Ariel le resultan preocupantes las alianzas tejidas por Netanyahu con Trump o Bolsonaro. Lo que está por ver es si “el Likud ha estado secuestrado por extremistas, pero en sí mismo no es un partido tan peligroso” o si esa vieja tónica ha pasado a formar parte del pasado. Por otro lado, no se debe subestimar a Netanyahu, quien ha asumido a la nueva corriente de populistas reaccionarios como sus aliados. De esta forma, posa en algunas fachadas de Israel y Jerusalén junto a Donald Trump y acompañado de la frase “Netanyahu, en otra liga”. Por otro lado, el Primer Ministro ha normalizado sus relaciones con Bolsonaro, quien le prometió trasladar la embajada brasileña a Jerusalén de la misma manera que lo hizo Donald Trump. Lo que el futuro dirá es si esta alianza beneficiará a un Netanyahu que quiere dejar atrás sus pactos con los extremistas en Israel: “puede ser una trampa esta alianza con extremistas internacionales”, afirma David Yabo. “Sería peligroso que estas alianzas consoliden el continuismo de las tendencias autoritarias del Gobierno”.
Por último, lo que subyace para Ariel en estas elecciones es la decadencia de la izquierda israelí. Pese a que se reconoce “militante de Meretz y votante de izquierdas desde siempre” y se muestra contrario a los asentamientos judíos, piensa que la izquierda occidental yerra odiando todo lo que suene a israelí. “Algunos sectores de la izquierda me intentan boicotear en España. Si no me quieres escuchar a mí, que en Cataluña votaría a las CUP, qué te queda para encontrar un consenso”, afirma. Asimismo, cree que la derecha internacional es hipócrita apoyando un Estado israelí y no uno palestino: “algunas opciones integristas como VOX nos apoyan porque creen que somos un muro de contención contra el Islam, al que odian. Pero no. No soy vuestro escudo humano”.A photo captured by Middle East Monitor of an election billboard in Tel Aviv, showing a handshake with US' Donald Trump, with the Hebrew caption: "Netanyahu. In another league". pic.twitter.com/JKmz2G1EaQ
— Women For Palestine (@WomenForPal) 4 de febrero de 2019
Asimismo, asume que la izquierda occidental tiene mucho que criticar, pero le pide que la única manera de solucionar el problema territorial pasa por aceptar como interlocutora a la izquierda de Israel: “hay sitio para todos, siempre defenderé el derecho de autodeterminación de Palestina, pero lo que no puede ser es que solo se sea crítico con Israel y no se entienda que aquí hay fuerzas progresistas que necesitan apoyo y que están siendo cada vez más sepultadas por el odio de Netanyahu al izquierdista. Si Netanyahu es el único que tiene apoyos aquí no podemos cambiar las cosas y vivir en paz”.
Relacionadas
Análisis
Análisis Turismo de genocidio: La industria turística israelí y la normalización de la violencia en Palestina
Genocidio
Genocidio La inacción internacional ante el drama humanitario en Oriente Medio
Opinión
Opinión Del silencio, la apatía y la complicidad del ‘homo obediens’
Ni una sola mención a los dos partidos israelíes palestinos que concurren a las elecciones; ni una sola fuente palestina, ya sea israelí o de los Territorios Ocupados. Solo aparecen declaraciones de israelíes judíos. Un artículo bastante tendencioso, tratando de reivindicar un partido, Meretz, que hace tiempo que asumió las tesis más racistas del sionismo para no desaparecer del mapa político. Que dejó, en definitiva, de ser de izquierdas.