Pobreza
Te necesitan lejos para poder despreciarte

Si te tuviesen cerca podrían quizás odiarte, tenerte miedo, escucharte, rebatirte, hasta entenderte. Pero nunca están cerca, no pueden: te necesitan lejos para poder despreciarte.

Mujeres Sin Hogar 2
Patricia evitó la calle: puede pagar una habitación con la renta de inserción que percibe. Olmo Calvo
Sarah Babiker
7 feb 2018 09:19

Te desprecian: nunca los verás de cerca. Han de parecer inalcanzables porque, cara a cara, es más difícil ejercer el desprecio. En cambio el desprecio se practica con soltura desde la sala de reuniones de un edificio hermético, entre muebles decimonónicos y códigos de protocolo y etiqueta. Otros prefieren ejercitarlo sentados en el mullido asiento de un escaño, brindando en la intimidad de un avión privado, o en los reservados de un exclusivo prostíbulo. Para accionar competentemente el desprecio hay que sentirse a salvo, protegido por una nutrida fila de policías, o una legión de asesores, o un ejército de abogados, solemne tras una pantalla de plasma. Si te tuviesen cerca podrían quizás odiarte, tenerte miedo, escucharte, rebatirte, hasta entenderte. Pero nunca están cerca, no pueden: te necesitan lejos para poder despreciarte.

Te desprecian cuando hablan de recuperación económica desde un atril, cuando ensucian los micrófonos y pervierten el idioma: “Estamos en la senda de la recuperación” declaran. “Lo peor quedó atrás,” se felicitan. Nada dicen del 62% de la población que tiene problemas para llegar a fin de mes. De quienes entran y salen de empleos temporales y oficinas del INEM decenas de veces al año. Ni de esos 2,4 millones de personas que ni aun trabajando le escaparán a la pobreza. Sus gestos son neutros y estudiados, su tono seguro. No les agita que tras sus reformas laborales los trabajadores con derechos hayan sido sustituidos por multitudes precarias, no les afecta el éxodo de quienes no pudieron aguantarlo y se tuvieron que marchar del país. No les conmueve el exilio interior de quienes no tienen dónde ir, y ya ni el paro perciben. No dicen nada, no les tiembla nada, no les duele nada, porque te desprecian.

Te desprecian cuando aprueban leyes que supeditan tu necesidad de un techo a la avaricia del caprichoso capital
Te desprecian cuando aprueban leyes que supeditan tu necesidad de un techo a la avaricia del caprichoso capital. Y vetan cada intento de que la vivienda sea efectivamente el derecho que constitucionalmente es. En una página del periódico escupen: “Nos preocupa que la gente no tenga casa”. En la sección de negocios celebran: “El sector inmobiliario se está recuperando”. Después en el Congreso braman: “Es irresponsable hacer demagogia con la vivienda”. Y mientras, viejos y niñas, jóvenes y enfermas, se van a la calle, o huelen ya la calle que les acecha. A todos ellos, a todas nosotras nos desprecian cómodamente desde sus amplios y bien calefaccionados salones.

Es solo porque te desprecian que transitan sin culpa ni vergüenza las puertas giratorias, legalizan negociados que luego explotan, inventan negociados que después rescatan. Te desprecian cada vez que hablan de democracia y de ley y de separación de poderes, mientras te alejan de las decisiones que realmente importan, mientras moldean la ley a la medida de sus intereses y se la saltan cuando sus intereses lo requieren, mientras activan a jueces a golpe de teléfono y desactivan causas a golpe de favores.
Desprecian a tus hijas cuando la educación infantil no es universal ni gratuita, cuando mercantilizan el servicio de los comedores escolares, y racanean con las becas

Tanto te desprecian, que se atreven a sumarse a nuestras grandes batallas desde sus cuentas de Twitter y sus solemnes declaraciones a la prensa, al tiempo que legislan contra nosotras, que hacen políticas que matan de cáncer y de HIV, presupuestos que vacían los recursos contra las violencias machistas, mientras protegen a quienes atenazan de frío a las ancianas y de escasez a las familias con hijos. Por eso su desprecio no es un desprecio cualquiera, es un desprecio que nos enferma y a veces hasta nos mata.

Desprecian a tus hijas cuando la educación infantil no es universal ni gratuita, cuando mercantilizan el servicio de los comedores escolares, y racanean con las becas. Desprecian a tus padres cuando saquean el dinero que ganaron trabajando toda su vida, a nuestras madres, cuando les roban el derecho a una vejez tranquila con sus pensiones de mierda. Desprecian a los padres de tus padres cuando se ríen de la memoria histórica, de los derechos conseguidos en las luchas obreras, las libertades conquistadas por las luchas feministas. Y desprecian a las hijas de tus hijas cuando venden al mejor postor la tierra y sus recursos, y en medio de su discurso de austeridad les dejan como única herencia su ilegítima deuda.

Desprecian tus derechos cuando ponen los medios del Estado a vigilar tuits y letras de raperos, mientras la riqueza del país escapa a raudales hacia paraísos fiscales. Te desprecian cuando condenan la cultura a la miseria mientras llenan las televisiones públicas de basura, y convierten el sistema educativo en una máquina de reproducir desigualdad. Cuando alimentan el periodismo mercenario, y condenan al periodismo independiente a ser un activismo practicado por eternas precarias, también ahí, nos desprecian.

Desprecian tus derechos cuando ponen los medios del Estado a vigilar tuits y letras de raperos, mientras la riqueza del país escapa a raudales hacia paraísos fiscales
Nos desprecian. Cuán insoportablemente nos desprecian cuando nos quieren hacer pasar sus urgencias por las nuestras, sus agendas por las nuestras, sus banderas por las nuestras. Cuando dicen: “Lo que el país necesita”. “Lo que la economía precisa”. “Lo que queremos los españoles”. Cada vez que dicen eso, un tsunami de desprecio, como una nube fétida, se esparce desde los televisores, desde la tinta de la prensa del sistema, desde la oratoria monótona de sus voceros, invadiéndolo todo: volviendo nuestra existencia irrespirable.

Es su desprecio lo que alimenta este sistema, lo que les autoriza cada día a ocupar el poder y usarlo para acumular más poder. Es el que les deja dormir sin pesadillas mientras a nosotras nos dentellea el insomnio. Esta depredación de nuestras vidas que necesita gente muerta en las fronteras, muertos vivientes en los lugares de trabajo, zombis mirando la tele y consumiendo, se sustenta en el desprecio.

No lo olvides ni por un minuto, ni la ley de la oferta y la demanda, ni la crisis, ni los límites de los recursos, ni la necesidad de crecimiento, lo que vertebra este sistema, lo que permite que una élite de directivos perciban 71 años de nuestro indigno salario mínimo en solo doce meses de su parasitaria existencia, lo que naturaliza que el 10% más rico concentre más de la mitad de la riqueza mientras nos dicen que la renta básica universal es una utopía inalcanzable, lo que avala que emerjan 20 millonarios nuevos al día mientras que una de cada cinco personas —y casi una de cada tres niñas— se pudra en la pobreza, es ese desprecio que nos profesan a salvo, a cada rato, desde lejos.
Arquivado en: Desigualdad Pobreza
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Juegos olímpicos
París 2024 La cara B de una fiesta olímpica “inclusiva” y “popular”
Más allá de una ceremonia inaugural con valores multiculturales y del fervor deportivo, los Juegos de París han comportado una “limpieza social” de las calles de la capital y una criminalización de los militantes ecologistas.
Personas sin hogar
Ola de calor Hasta 55 grados en el centro de acogida de personas sin hogar Puerta Abierta
Por tercer años consecutivo este centro vuelve a registrar temperaturas más altas que en el exterior y en sus habitaciones se han registrado hasta 55 grados. El personal ha solicitado una inspección de trabajo.
Bangladesh
Asia Los estudiantes de Bangladesh ponen contra las cuerdas al Gobierno de Sheikh Hasina
Estudiantes universitarios combaten en las calles contra una ley que reserva al entorno del gobierno la mayoría de los puestos públicos, en una revuelta que apunta contra la pobreza extrema que afrontan cientos de miles de jóvenes.
#8051
8/2/2018 12:01

El desprecio a las necesidades humanas frente a la defensa de los deseos y la opulencia

1
0
O Salto medra contigo
O Salto medra contigo Eles por diñeiro, nós por un futuro mellor: subscríbete ao Salto
Sempre que unha multinacional ou un goberno intentaron cometer un atentado medioambiental no noso territorio estivemos alí para contalo. Puidemos facelo porque a nós sostennos a nosa comunidade, pero queremos chegar máis lonxe e por iso precisámoste.
Ence
Redes clientelares Rueda coloca como Directora de Calidade Ambiental á muller dun alto cargo de Ence en Galiza
Grupos ecoloxistas e veciñais denuncian “un conflito de intereses e unha trama familiar” entre María José Echevarría Moreno e o seu marido Antonio Casal Lago, Director Territorial da empresa produtora de celulosa.

Últimas

Francia
Francia Macron nombra primer ministro a Michel Barnier en un guiño al partido de Le Pen
La Francia Insumisa llama a la movilización y la izquierda al completo censura el nombramiento del exministro de Asuntos Exteriores de Chirac. La extrema derecha apoya tácitamente la operación.
Entrevista La Poderío
Entrevista La Poderío “Con el duelo migratorio te enfrentas a muchos duelos diferentes al mismo tiempo”
Carmen Gollonet Bautista lleva 14 años en Holanda. Su historia es, como todas las de migración, a la vez única y representativa. Con ella hablamos de duelo migratorio, del “torbellino de emociones” que supone alejarte para siempre de tu tierra.
Laboral
Laboral El Ayuntamiento de Bilbao contrata a Quirón para hostigar a los trabajadores de baja del Funicular de Artxanda
Tres meses después de la huelga que realizaron los trabajadores del Funicular de Arxanda, el Ayuntamiento de Bilbao advirtió en marzo de que iba a contratar una “auditoría externa” para reducir el número de trabajadores de baja y de permiso.
Más noticias
Opinión
Opinión El colapso ya está aquí: transitando la vuelta a casa
El colapso ha llegado. Las máscaras caen a mansalva. Las montañas se incendian o son incendiadas y ya no cabe más denuncia que la acción y la pasión.
Opinión
Opinión ¿Qué ha hecho la comunidad internacional por detener el genocidio de Israel?
Con las nuevas adhesiones de España, Irlanda y Noruega a la causa de la soberanía Palestina son ya 146 países, de los 193 que constituyen la ONU, es decir, la mayoría de las naciones del mundo.
Cárceles
Literatura Explicar a tu hijo que su padre está en prisión: el cuento que da luz a este gran tabú
Un cuento dirigido al público infantil desmitifica la cárcel, explica cómo es la vida dentro de ella y aporta herramientas a las personas cuidadoras de niños y niñas que tienen a su padre en prisión.
Justicia
Justicia Vidas cruzadas de la presidenta del CGPJ y el fiscal general del Estado en la apertura del curso judicial
Isabel Perelló ha llegado inesperadamente al cargo más importante en la justicia española, Álvaro García Ortiz espera una inminente decisión sobre su imputación.

Recomendadas

Greenwashing
Greenwashing O ‘biomanual’ de Ence para lavar a súa imaxe en Galiza
Charlas sobre medio ambiente en colexios, escolas de xornalismo, barcos para confrarías, proxectos con universidades e publicidade para os medios. O xigante da celulosa empeza o curso financiando un imaxinario ficticio sobre a súa sustentabilidade.
Migración
Migración ¿Quién teme a la migración? El curso político comienza con la mirada en las fronteras
El marco de la crisis migratoria se ha asentado durante el verano en el debate político y los medios de comunicación, mientras el nuevo Pacto Europeo de Migraciones y Asilo habilita un endurecimiento de las políticas migratorias.
México
México Más allá del reconocimiento legal: la lucha del pueblo afromexicano por su representación
Tras obtener la legitimación de su identidad en la Constitución en 2019, el pueblo afromexicano sigue luchando por la implementación de medidas concretas que garanticen su visibilidad y equidad.