Opinión
El servicio de urgencias sociales de Bilbao SMUS no responde

El Ayuntamiento de Bilbao no atiende a una población migrante condenada a vivir en la calle al negársele el derecho al trabajo legal y la vivienda digna.
Gran Vía de Bilbao
Más de 600 personas duermen en la calle en Bilbao, casi 2000 en Bizkaia, según Eustat. Ekaitz Cancela

SOS Racismo Bizkaia

AZET Etxebizitza Sindikatua

Ongi Etorri Errefuxiatuak

Atxuri Harrera

31 mar 2025 05:01

Si alguna persona en Bilbao se preguntase hoy: “¿Qué pasaría si acabase de llegar a nuestro botxo desde otro país, buscando otro futuro? ¿Cómo sería la acogida que se me daría?”. Es probable que pensara que las instituciones garantizarían sus necesidades básicas. Sin embargo, la realidad es bien distinta.

El SMUS (Servicio Municipal de Urgencias Sociales) se presenta como la solución para atender situaciones de extrema vulnerabilidad. Según la web del Ayuntamiento de Bilbao, este servicio “atiende de manera inmediata a las personas afectadas por situaciones de urgencia o emergencia individual, familiar o colectiva”. Pero la realidad dista mucho de esta descripción. La mayoría de las personas que necesitan recurrir al SMUS son migrantes en situación irregular. No se les atiende de forma adecuada, y esto es una manifestación directa de racismo institucional. Un ejemplo claro de esta discriminación se da ya en el acceso al servicio: personas migrantes han reportado que los vigilantes deciden, en función de su apariencia física o color de piel, si pueden entrar o no.

Iritzia
Migranteak Pobreek molestatu egiten digute
Zer egin orain kalean lotan daudenekin? Nola aurre egin klase begirada politiko eraldatzaile batetik?

Hace más de un año, para poder acceder al SMUS era habitual ver largas colas frente a Uribitarte 11. Algunas personas pasaban la noche en la puerta con la esperanza de ser atendidas al día siguiente. Esto, para un servicio que se describe como de “atención inmediata”, resulta inaceptable. Tras diversas protestas, el sistema cambió: ahora es necesario obtener cita previa mediante una aplicación web. Sin embargo, este nuevo modelo sigue siendo un obstáculo más. En muchos casos, la página muestra un mensaje de “No hay días disponibles” u ofrece citas con meses de demora. Para personas que no tienen dónde dormir o qué comer, esta demora significa quedarse fuera del sistema, quedarse en la calle y sin ninguna opción.

El sistema actual refleja un problema estructural que afecta principalmente a las personas migrantes. La Ley de Extranjería limita sus posibilidades: sin documentación, muchas personas solo acceden a trabajos altamente precarizados que rozan la esclavitud laboral. Sin un contrato de trabajo, tampoco pueden acceder a una vivienda digna, y cuando finalmente encuentran una, se enfrentan a prácticas abusivas como cobros extra o la negación del padrón, lo que las deja en una situación de mayor vulnerabilidad.

El Ararteko señala a los responsables técnicos de las administraciones municipales por la falta de inversión en servicios sociales al no verla rentable electoralmente

El Ayuntamiento de Bilbao no asume su responsabilidad en esta crisis. Las excusas son constantes: que si otros municipios no hacen nada, que si las prioridades son otras... Pero la realidad es que los derechos básicos de muchas personas no están garantizados, pese a que están respaldados por la Ley 12/2008 de Servicios Sociales, que establece que estas prestaciones son un derecho subjetivo y universal. Además, según el informe del Ararteko “La situación de los servicios sociales municipales en Euskadi”, la falta de inversión en servicios sociales responde a una lógica política: no se consideran rentables electoralmente. Este informe señala que los grandes responsables técnicos de las administraciones municipales no ven los servicios sociales como una prioridad.

Mientras no se garantice un modelo digno de atención social, no dejaremos de exigir cambios. Seguiremos luchando contra un sistema que perpetúa la exclusión y el racismo institucional. Nadie en Bilbao debería verse privado de sus derechos básicos.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Opinión
Opinión Ser palestino es difícil. Pequeño ensayo contra la indiferencia
La resiliencia, sin embargo, no es un cumplido: es el elogio de quien ha decidido no intervenir. Hay una comodidad cobarde en llamar resiliente a quien en realidad resiste.
Opinión
Análisis Un dios menor
Musk parece uno de los empresarios hiperactivos y obsesionados consigo mismo que conspira para apoderarse del universo que imaginó el autor Philip K. Dick.
Xunta de Galicia
Política A Xunta recibe ao embaixador de Israel en funcións mentres Gaza agoniza ao bordo da fame
O Goberno de Alfonso Rueda escenifica a súa boa sintonía coa Administración de Benjamín Netanyahu apenas unhas horas despois de que Israel bombardease unha escola que servía de refuxio e ordenase unha evacuación masiva en Gaza.
O Salto medra contigo
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.

Últimas

Alemania
Litigio climático Un tribunal alemán abre la puerta a que grandes emisores puedan ser responsabilizados de daños climáticos
El jurado descarta la demanda del agricultor peruano Saúl Luciano Lliuya por entender que el riesgo a su propiedad es demasiado bajo, pero esta misma argumentación podría llevar a condenas en otros casos.
Madrid
Derecho a la vivienda Victoria contra la Sareb: 16 familias consiguen firmar contratos después de años de lucha
Un bloque en lucha de Casarrubuelos (Comunidad de Madrid) consigue formalizar contratos con el banco malo, al que acusan de actuar “como un fondo buitre”. En Catalunya, diez ayuntamientos apoyan los reclamos de 62 hogares en huelga contra La Caixa.

Recomendadas

Culturas
Erika Lust y Sara Torres “El deseo tiene una potencia inagotable para transformar la realidad si lo liberamos de las normas”
Sexo, deseo o ética del placer son algunos de los temas que hilan la escritora Sara Torres y la productora de cine porno Erika Lust en ‘La abundancia del deseo’.