Política
Cumplir las promesas

En las condiciones actuales de la acción política institucional es un clásico en la izquierda decir que, por desgracia, lo que se quiere y lo que se puede hacer no coinciden siempre.
parlamento vasco
Oficinas administrativas del Parlamento Vasco en 2002. Fuente: Mikel Arrazola para Irekia.
10 abr 2022 06:50

Prometer es uno de los verbos performativos que J. L. Austin y su alumno J. Searle estudiaron y analizaron con detalle. En su libro Actos de habla, en el apartado “Cómo prometer: un camino complicado”, Searle abordó las dificultades del acto de prometer (cuando la promesa es sincera, a las promesas insinceras les dedicó otro apartado). Prometer encierra en sus tres sílabas la magia de las palabras que hacen lo que dicen. Porque decir “fumo” no es fumar, pero decir “prometo” es prometer.

Entre pandemias y tal, no sé en qué quedó aquello, pero hace un par de años oí en la radio al filósofo Daniel Innenarity referirse a la rendición de cuentas que el gobierno español iba a llevar a cabo en aquellos días de forma inédita. Él formaba parte del grupo de expertos independientes que avalaban la iniciativa. El periodista, en sus preguntas, y el filósofo, al contestarlas, aludieron varias veces a la necesidad de medir el “grado de cumplimiento” de las promesas hechas y los acuerdos adoptados un año antes. Se referían a los acuerdos que pactaron los dos partidos que forman el gobierno de coalición en España.

“Todavía no”

Entender el cumplimiento de promesas y acuerdos como una cuestión de grado es reconocer que dicho cumplimiento no es algo absoluto, blanco o negro, sino que hay grises de por medio. Eso significaría que se acuerdan o se prometen cosas que se sabe de antemano que no se cumplirán, por lo menos no en un plazo determinado. Así que, cuando decimos cosas como “te prometo que iré” o cuando lleguemos a un acuerdo (para repartir unas tareas, unos táperes o un patrimonio) no se nos puede reprochar que no hemos cumplido la promesa y contestaremos que simplemente todavía no hemos cumplido, aunque lo haremos en el futuro.

“Prometer encierra en sus tres sílabas la magia de las palabras que hacen lo que dicen”

Por eso, más vale que las promesas y los acuerdos estén sometidos a un plazo (“te prometo que iré esta semana”, “me encargo de la limpieza este mes”) o contar con cláusulas de alivio (tipo “te prometo que haré todo lo posible por ir esta semana”, “te prometo que intentaré hacer la limpieza este mes”). De lo contrario, corren el riesgo de disolverse en una escala de grados que degradan (valga la redundancia) el propio concepto de promesa o de acuerdo.

Pero prometer que intentaremos o procuraremos hacer algo ¿no devalúa un poco la calidad de la promesa? Puede ser difícil demostrar que lo intenté. Aunque siempre podría decirme alguien que no lo suficiente… Terreno resbaladizo. En el ámbito privado, donde la confianza personal está fundamentada, seguramente la cosa no tiene mayor recorrido, y si alguien nos dice que lo intentó, lo damos por bueno y ya está. Querer no es poder.

Sin embrago, tengo la impresión de que promesas y acuerdos no deben ser vistos como cuestiones de grado, sino que han de entenderse como absolutos: o se cumplen o no se cumplen. No decimos “cumplió su promesa un poco”. Claro que depende de la cantidad de contenido que tenga la promesa o lo acordado. Si la promesa incluye muchas cosas puede ocurrir, es verdad, que algunas se cumplan y otras no (sí decimos “cumplió su promesa hasta donde pudo”). Pero, en ese caso, lo que hacemos es desmenuzar lo prometido en sus promesas constitutivas y tratarlas cada una de ellas por separado como absolutas (que se cumplen o no se cumplen).

Puedo prometer y prometo

Tal vez parezca esto una divagación sin mayor interés, pero lo tiene, vista la tendencia de gobernantes y políticos a prometer cosas que no pueden cumplir o que no van a cumplir (dejando al margen ahora si al hacer la promesa son conscientes de que no la cumplirán; aquí sí pueden darse diversos grados de consciencia).

El famoso “puedo prometer y prometo” que pronunció hace ya muchos años el entonces candidato a la presidencia del gobierno español, Adolfo Suárez, en una campaña electoral (terreno por excelencia de las promesas en política, hasta existe la expresión “promesa electoral”, con su entrada en Wikipedia) ponía de manifiesto con su sola enunciación que muchas veces se hacen promesas cuando no pueden hacerse o, peor, aunque no deben hacerse.

“El famoso “puedo prometer y prometo” que pronunció Adolfo Suárez ponía de manifiesto con su sola enunciación que muchas veces se hacen promesas cuando no pueden hacerse o, peor, aunque no deben hacerse”

Los acuerdos entre partidos políticos son un ámbito en el que no es inusual la acusación mutua de incumplimiento de lo acordado. Plantear el cumplimiento de un acuerdo como una cuestión de grado contribuye a diluirlo. Así los acuerdos y las promesas se convierten en combustible para la demagogia. Se pueden prometer o acordar muchas cosas a bulto y ya se hará luego recuento para ver cuáles se cumplieron y cuáles no. No me puedes echar en cara que no cumplí: cumplí hasta donde pude, punto.

Si el cumplimiento de promesas y acuerdos se puede medir, pesar, si es una magnitud contable es necesario disponer de herramientas (metro, peso) que permitan decir cuánto o hasta dónde se ha cumplido. Es aquí, en la utilización de esos instrumentos sin trampas, donde puede tener sentido la supervisión de expertos independientes. Pero si la medición de resultados es (así lo creo), producto de la influencia nefasta de una mentalidad cuantificadora y medidora, propia de la economía de mercado capitalista, deberíamos estar alerta y sospechar de qué pueda querer ocultarse tras el afán contador. Porque las promesas, si se hacen, es para cumplirlas; si no, no se hacen. Y si se hacen y no se cumplen son promesas rotas. Mal.

“Los acuerdos y las promesas se convierten en combustible para la demagogia”

En las condiciones actuales de la acción política institucional es un clásico en la izquierda decir que, por desgracia, lo que se quiere y lo que se puede hacer no coinciden siempre. Luego, quienes están al mando, se arrebujan calentitos en los límites más estrechos de lo posible, despreciando el resto como deseable pero imposible, se siente. ¿Por qué prometen, entonces, el oro y el moro? (¿Y de qué sirve votarles?).

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Literatura
Literatura y Filosofía. Nuria Sánchez Madrid y la escucha del pensamiento
'La música callada', la última obra de Nuria Sánchez Madrid, recrea otro estilo de hacer filosofía, abriendo nuevos espacios más allá de lo establecido en el ámbito académico.
Culturas
El Salto Radio Bienvenidos al MUNDO BRO. En el laboratorio de las nuevas masculinidades reaccionarias
Nos sumergimos en el mundo de los coachers de productividad, boyante subsector de la autoayuda para chicos y laboratorio puntero de las nuevas maculinidades reaccionarias.
Educación pública
Iglesia Semana Santa: negocios, procesiones en colegios, inmatriculaciones y fervor
Más allá de la expresión cultural, la Semana Santa tiene una esfera económica que genera millones de euros y otra social que le sirve a la Iglesia Católica para legitimar sus privilegios dentro del Estado español.
Urbanismo
Urbanismo La nueva Ley del Suelo va al Congreso bajo la acusación de fomentar pelotazos urbanísticos
Sumar y Podemos no garantizan el apoyo a la ley, que limita las posibilidades de declarar nulos los planes urbanísticos, así como la acción ciudadana contra las irregularidades urbanísticas.
Memoria histórica
Marc Solanes “Mi bisabuela luchó en el frente y fue considerada una mala madre, pero lo hizo por sus hijas”
En ‘Las niñas de Elna’ (Pollen, 2024) el periodista reconstruye la historia de las mujeres de su familia resolviendo enigmas para resignificar la imagen de la mujer en la historia.
Palestina
Palestina Viaje al fondo del horror
El fotoperiodista Javier Bauluz cubrió la primera Intifada, la primera gran rebelión del pueblo palestino desde la creación del estado israelí.
Poesía
Poesía La generación beat sigue latiendo
La generación beat es la del ritmo, del golpe, la de superar, la del latido en el papel y fuera de él. La del sentimiento desgarrador que sale del individuo, pero llega a la sociedad.
Literatura
Literatura ‘La santita’ de Mafe Moscoso: para escribir sobre el fin del mundo
‘La santita’, libro de relatos de Mafe Moscoso, es el método pero también es el fin: pone a convivir lo precolonial con las formas de nuestro presente ultracapitalista, ultramuerte, sin exclusiones ni jerarquías.
Maternidad
Maternidades Reaprender la espera
El tiempo de gestación es largo y va a un ritmo distinto al que acostumbras: el ritmo natural al que desarrolla una playa, un monte, un océano. Y no estamos ya habituados a darle la mano a la pausa.

Últimas

Industria
Transición industrial Mecaner, un cierre injusto o cuatro alternativas con mirada ecosocial para mantener la fábrica de Urduliz
ESK y LAB han presentado el ‘Plan de Transición Ecosocial’ que ha elaborado la cooperativa Garúa como una herramienta para la búsqueda de soluciones al ERE propuesto por la multinacional Stellantis.
Sidecar
Sidecar Crisis intratable en la República Democrática del Congo
Una y otra vez los actores externos han fracasado a la hora de contener la escalada de violencia en la República Democrática del Congo.
Más noticias
América Latina
Caribe Haití: el fracaso neocolonial y el “eterno castigo de su dignidad”
La crisis de gobernabilidad que vive Haití después del alzamiento paramilitar que liberó a más de 3.600 presos y expulsó al primer ministro es un capítulo más de una historia colonialismo y dependencia.
El Salto Twitch
El Salto TV Economía y titulares de guerra
En el programa en directo de Economía Cabreada del 26 de marzo se hizo un análisis de la deriva bélica de la Unión Europea, sus gobiernos y de los grandes medios con Tica Font y Miquel Ramos.
Sidecar
Sidecar Soluciones bonapartistas
Las turbulencias en el seno de los dos partidos estadounidenses dominantes refleja el problema más amplio de un sistema capitalista cada vez menos capaz de proporcionar ganancias materiales a la clase trabajadora.
Memoria histórica
Memoria histórica Las nuevas leyes de memoria histórica recuperan la “concordia” franquista
La ofensiva legislativa de gobiernos autonómicos como el de Castilla y León y el País Valencià, adoptan un enfoque revisionista que amenaza los avances en el reconocimiento memorialista.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda La PAH València clama por el derecho a una vivienda digna: “¿Duermen tranquilos?”
Centenares de personas protestan frente al palacio de la Generalitat para exigir que se haga efectivo el derecho a la vivienda ante la insoportable alza de los precios.

Recomendadas

Investigación
Investigación O Goberno galego repartiu 4.000 millóns de euros en contratos a dedo en só seis anos
Desde 2018, a Xunta asinou 1.034.964 contratos sen sacalos a concurso: algo máis do 30% do diñeiro do que dispón para o exercicio de 2024. Ademais, 35.362 deses contratos teñen un importe entre 14.000 e 14.999 euros, o límite legal.
Ríos
Radiografía fluvial de España La tierra que no amaba sus ríos
Los ríos ibéricos agonizan. Casi la mitad de las masas de agua está en mal estado. Presas, sobreexplotación, contaminación y crisis climática son sus principales amenazas, con la agroindustria como mayor agresora.
Cine
María Alché y Benjamín Naishtat “El cine puede proponer imágenes y reflexionar, y por eso Milei necesita destruirlo”
María Alché y Benjamín Naishtat dirigen ‘Puan’, una película optimista y amarga, entre la comedia y el cine social, que ofrece nuevas lecturas tras los primeros cien días de gobierno de Milei en Argentina.