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Política
Yolanda Díaz suma a cinco mil personas en Madrid y promete un “nuevo contrato social democrático” para la próxima década
A las 20.10 de la tarde, la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha salido al escenario desde el que durante dos horas ha presentado su proyecto político. Media hora después tomaba la palabra para dar las gracias por la fiesta del Orgullo. “Este país es diverso, alegre, un país que pensando diferente y haciendo diferente nos hace mejores”. A las 21.01 han comenzado a sonar los primeros gritos, algo tímidos, de “Presidenta”, que Díaz ha respondido con un “yo también os quiero”. Ha sido uno de los pocos arranques de entusiasmo en un acto marcado por el calor sobre el cemento de Matadero, en Madrid, y por cierta cautela del público tras unos cuantos años de decepciones ante la política de partidos. La mejor noticia para Díaz y su equipo es que en el público había gente de todas las edades.
Entre un momento y otro, un llamamiento a la alegría, el cariño y la esperanza y una advertencia. Según Díaz “nos jugamos la próxima década”, en un momento de cuestionamiento de derechos y de crisis climática. “No queremos distopías, queremos ser felices”, ha reclamado Díaz. Por eso ha hecho una presentación de Sumar como un proceso “para el pensamiento” con el objetivo de crear un nuevo contrato social democrático en el que los híperricos no se puedan “independizar” del resto de la sociedad. El proceso implica que Díaz coja el petate para conversar con toda la ciudadanía en actos de escucha generales y sectoriales. Aunque no ha habido referencias explícitas a los procesos electorales de 2023, la posibilidad de su candidatura estaba presente cuando la ministra de Trabajo ha defendido que en un año podrá terminar su proceso de escucha y lanzar ese proyecto a una década vista.
Trabajo, diálogo, escucha
El acto estaba pensado para vincular el proceso Sumar a movimientos de la sociedad civil. Han mandado mensajes el actor Antonio de la Torre, la actriz María Márquez, los escritores Bernardo Atxaga y Manuel Rivas, el músico Kiko Veneno, la tiktoker Carla Galeote, sobre el escenario, trabajadores y trabajadoras, militantes y sindicalistas. En las primeras filas, escritoras —Marta Sanz, Belén Gopegui, Gioconda Belli, Lis Duval— el pianista James Rhodes y algunas caras políticas desde la del fundador de Podemos Juan Carlos Monedero hasta la de Gaspar Llamazares, exsecretario general de Izquierda Unida.
Estaba anunciado que Díaz iba a apelar a la alegría, el cariño y la esperanza. La parte mollar del discurso, no obstante, ha incluido la denuncia de que la democracia no ha alcanzado a la economía y una importante dosis de impugnación a los partidos. Díaz no ha hecho distingos pero tampoco ha citado a nadie aunque en las redes sociales se producía el saludo a la iniciativa por parte de Izquierda Unida y el silencio por parte de Podemos.
Los mayores aplausos a su discurso han llegado en ese punto, cuando Díaz ha exigido mayor igualdad en el reparto de la riqueza
“Me dan igual lo que digan los estudios demoscópicos”, ha declarado Díaz, antes de reconocer el momento de incertidumbre hacia la política, “sé que pensáis que la política no sirve porque la política os ha dejado atrás”. Su proyecto no obstante, tiene una receta: “escuchar, escuchar y escuchar, y con mucha calma. Dialogar, dialogar y dialogar” para “llegar a acuerdos para cambiar la vida de la gente”.
Los mayores aplausos a su discurso han llegado cuando Díaz ha exigido mayor igualdad en el reparto de la riqueza —“no es comprensible que un autónomo pague más impuestos que una gran tecnológica; no es justo que las eléctricas se forren”— y ha recordado que el 80% del impuesto de la renta lo sustentan las clases trabajadoras.
La ministra de Trabajo ha querido que su discurso se extrapole a toda la Unión Europea, que debe cambiar, según Díaz, para la búsqueda de la igualdad económica —nunca más la austeridad, ha exigido—, de la paz y del respeto a los derechos humanos. En cambio, no ha habido referencias a la plurinacionalidad pero sí una defensa de la pluralidad de lenguas y culturas.
La narrativa de la noche ha estado presente desde el comienzo del acto: “Aquí no hay cabezas de partido”, “no hay politiqueo”, ha introducido Nerera Pérez de Las Heras, que ha definido Sumar como un proyecto “realista”. Ella ha sido la encargada de arrancar el acto con un discurso en el que ha tocado temas, como el envío de armas, el cambio climático o la muerte de migrantes en el Mediterráneo. Estamos aquí, ha dicho de las Heras, porque “la fe de la izquierda en el cambio político” es más resistente “que las cucarachas nucleares”.
En la acto ha querido subrayar las condiciones del mercado laboral. Entre quienes han tomado la palabra, dos trabajadores de nuevas plataformas (Glovo y Amazon) y una autónoma, Valeria Castro, presidenta de la Asociación Española de Videojuegos, que ha defendido que “necesitamos ayudar a que los jóvenes tengan trabajo y generen empleo”. Tras ella, Fernando García, sindicalista y rider, ha pedido “que las empresas sean disruptoras en el mercado, no en las vidas de la gente”.
La abogada Carolina Elías, defensora de las trabajadoras del Hogar ha arrancado los primeros aplausos unánimes de la tarde, con un alegato a favor de los derechos de las personas migrantes y racializadas: “Hemos visto avances pero perdónenme por no conformarme con las migajas: queremos justicia social”, ha concluido Elías. Han completado el panel Irene Rubiera, jurista y militante ecologista y dos representantes de los servicios públicos: Belén González, psiquiatra en un centro de salud mental, y la profesora y activista por la educación Carmen Rodríguez.
El acto, que estaba rodeado de expectación desde que en mayo se filtrase la creación de la marca Sumar, ha servido para lanzar lo que, si se cumplen las promesas de Díaz esta tarde, llevará a la ministra de Trabajo a toda España para escuchar, dialogar y presentar en último lugar un plan que, en un primer momento derrote al desencanto y, después, permita un aterrizaje suave de España, en clave ecologista y de derechos sociales y económicos, para la próxima década. Unos minutos después, mientras se apagaban los aplausos y comenzaba la fiesta, casi como epílogo, por la megafonía del acto sonaba una canción de C. Tangana y Nathy Peluso: “Yo era ateo pero ahora creo”.
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dana La riada de cinismo y fango en el relato de Mazón
Me mola hubiera gente tan variada, también entre los q hablaron. Rider, d globo, d Amazon, d trabajadoras del hogar... Además, Belén Gopegui, enorme, y Marta Sanz...
Parece un comienzo ilusionante y esperanzador pero como a Sánchez se le dé por cambiar el paso y anticipar elecciones ... bueno, no pensemos en más distopías.